Escribe Claudio Funes

Desde la campaña electoral hasta el presente, Macri agita una muletilla: “Debemos volver al mundo”. Por eso hace los deberes que el imperialismo le pide. Intenta hacer de la Argentina un territorio en el que reine el libre comercio. Apenas asumió como presidente viajó al Foro Económico de Davos, un evento donde se reúnen los capitalistas más grandes del mundo. Luego, con la visita del vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence firmó un acuerdo comercial en el que su país accedía a comprarnos limones, exigiendo a cambio poder vendernos carne de cerdo de animales enfermos, pero se mantenía cerrado a la compra de biodiésel. Un acuerdo totalmente desventajoso para nuestro país.

Ahora Macri impulsa un acuerdo de comercio preferencial del Mercosur con la Unión Europea. Junto con el repudiado presidente de Brasil Michel Temer intentan cerrarlo en la XI Cumbre Ministerial de la Organización Mundial de Comercio que se realiza en Buenos Aires. Desde ya afirmamos que, de concretarse este acuerdo, los trabajadores de la región seríamos los primeros castigados. Es que el acuerdo impactará negativamente sobre el empleo industrial ya que la UE mejorará sus exportaciones de bienes manufacturados con alto valor agregado, como maquinarias y automóviles. Mientras, los países del Mercosur, principalmente agroexportadores, no aumentarán sus ventas.

Por ejemplo, la Unión Europea propone de manera persistente bajas en las cuotas de carnes que se les permitiría exportar a los países del Mercosur. Pero no solo eso, la UE protege su sector agrícola con aranceles, cuotas, medidas sanitarias, fitosanitarias, etcétera. En síntesis, la Unión Europea promueve la apertura en los rubros en que ya es competitiva y se cierra a aquellos en los que nuestros países se especializan. Ningún negocio. Sólo un paso adelante en la entrega al imperialismo.