Apr 28, 2024 Last Updated 1:19 AM, Apr 28, 2024


Escribe Pili Barbas, dirigenta de la Juventud de Izquierda Socialista

La semana pasada estuvo atravesada por la agresión del presidente Javier Milei a Lali Esposito en una entrevista que le hicieron en LN+. Luego del Cosquín Rock, festival de música donde tanto Dillom haciendo una reversión del “Sr Cobranza”, como Lali con su canción “¿Quienes Son?” expresaron libremente sus posicionamientos políticos ante miles de personas.

En primer lugar, es importante reivindicar que artistas tan reconocides a nivel nacional e internacional, que tienen tanta inserción en la juventud, se expresen ideológicamente contra este gobierno ultraderechista, siendo la cultura una de las principales variables de ajuste de Milei. Donde no solo es parte de los sectores que pretende desfinanciar (más de lo que ya está desfinanciado) sino que también impulsa una campaña para demonizar artistas haciéndolos responsables de las decisiones políticas de los gobiernos.

El gobierno ataca a artistas para responsabilizar del ajuste y justificar que sigue recortando la existencia de festivales gratuitos que muchas veces son la única oportunidad que tienen miles de personas de ver a sus artistas preferidos. Claramente la situación de miseria y pobreza en Argentina no es por la realización de estos eventos, es por la decisión del anterior gobierno de Alberto y Cristina y ahora el de Milei y Villaruel de seguir pagándole al FMI, en vez de destinar plata a educación, salud y cultura.

Que en una semana donde la crisis económica y política se agudizaba, con suba del transporte, de tarifas y una inflación que escala sin parar, el foco del presidente sea agredir a Lali es una muestra cabal de las prioridades de este gobierno. El ataque a Lali no es casual, y tampoco surgió ahora. Lo viene impulsando desde agosto, cuando Lali fue una de las primeras artistas que hablo ante el resultado de las PASO.  Y claro que está fomentado por el posicionamiento machista y retrogrado de Milei que eligió como enemigo a una artista popular que tiene claro las banderas feministas que representa. En ese sentido fue muy importante el apoyo masivo que recibió Lali de artistas consagrados de todos los ámbitos culturales y de la sociedad. Este camino que abrió Lali, así como otros artistas como Peteco, Dillom, Maria Becerra, son fundamentales para las peleas que se vienen. Por eso repudiamos enérgicamente el ataque de Milei a Lali y llamamos a defender una cultura independiente.


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

Cristina Kirchner publicó un documento de 33 páginas titulado “Argentina en su tercera crisis de deuda”. Miguel Pichetto, el dirigente peronista que gobernó con Macri y ahora formó un bloque parlamentario “amigable” con Milei, lo elogió. Dijo “es un puente hacia el gobierno, a la búsqueda de acuerdos y a la modernidad”. Mientras, sigue el debate sobre la “estrategia” del peronismo de no poner palos en la rueda a Milei.

Muchos opinaron sobre el documento de Cristina. Desde nuestro partido dimos una primera impresión al respecto (ver "Cristina y su documento sobre la deuda externa/¿El peronismo no tuvo nada que ver?"). Es importante seguir sacando conclusiones. Si Pichetto lo reivindica, tiene que llamar la atención a quienes puedan seguir creyendo que el peronismo kirchnerista es una alternativa favorable para el pueblo trabajador y la juventud.

El peronismo pagó la deuda y pactó con el FMI

Cristina señala en su documento que el gran problema de los últimos 40 años es la deuda externa. Estamos de acuerdo. Siempre dijimos que la estafa de la deuda externa que se originó en la última dictadura militar mediante un genocidio es ilegal, ilegítima y fraudulenta. Que esa plata fue para hacer grandes negociados capitalistas y con el FMI. Que es un mecanismo de explotación y dependencia feroz con el imperialismo. Por eso hay que desconocerla y no pagarla. Pero todos los gobiernos hicieron lo opuesto, incluido el peronismo. Cristina lo intenta ocultar.

Cristina solo responsabiliza a la dictadura militar y al macrismo, y salva a Alfonsín diciendo “no supo o no pudo” resolver el tema, cuando fue quien la reconoció sin que hubiera registros contables. Pero desde 1983 la deuda se pagó, incluso en los 28 años en que gobernó el peronismo con Menem, Duhalde, Néstor, Cristina y Alberto Fernández. El kirchnerismo en particular, en lugar de aprovechar la rebelión popular del Argentinazo que impuso el no pago, en sus 12 años de gobierno (2003-2015) pagó de contado al FMI y dejó un endeudamiento de más de 200.000 millones de dólares. Luego, el peronismo de Alberto y Cristina (2019-2023) reconoció el endeudamiento de 45.000 millones dolares de Caputo y Macri y pactó con el FMI.

Cristina le hace guiños a una reforma laboral

Muchos creerán que esto no es cierto. Pero está escrito: “Resulta ineludible discutir seriamente un plan de actualización laboral […] las formas de contratación laboral deben ser revisadas mediante la actualización de los convenios colectivos de trabajo”, señala el documento. Es más, Cristina llama a corregir lo que denomina “privilegios” de dichos convenios, los que se lograron con enormes luchas obreras. Un guiño para las grandes patronales y el gobierno de Milei que intenta avanzar con la flexibilización laboral.

También Cristina llama a debatir sobre “la escuela pública” y las razones por las que “sectores medios y medios bajos hacen un esfuerzo para enviar a sus hijos a escuelas de gestión privada para que tengan clases todos los días”. De esta manera, vuelve a culpar a los paros docentes por la pérdida de clases, cuando los paros son en defensa del salario y contra la destrucción de la escuela pública y las clases se pierden por la falta de infraestructura e inversión de los distintos gobiernos. Recordemos que Cristina viene criticando a la docencia por trabajar solo “cuatro horas” y tener tres meses de vacaciones.

Por otro lado, mientras miles gritan en las marchas “la patria no se vende”, Cristina llama a una “integración de las empresas del Estado bajo una asociación pública y privada virtuosa”, es decir, donde el Estado se hace cargo de las pérdidas y los privados se la llevan en pala. También escribió a favor de un “un régimen de incentivo a las grandes inversiones”, es decir más beneficios y premios para las multinacionales, mineras y petroleras.

¿Reconstruir el peronismo o al Frente de Izquierda?

Un relato periodístico de estos días describe la actuación de la dirigencia peronista de Unión por la Patria, Cristina y Máximo. “Siguen creyendo que no es momento de confrontar de lleno con Milei porque corren el riesgo de que los acusen de poner palos en la rueda”; “Está convencida [Cristina] de que no debe atacarlo porque cree que son los sectores afectados los que deberían ir expresando su descontento. Su hijo, el diputado Máximo Kirchner, piensa de manera similar” (Página12, 12/2). Otros pasajes dan cuenta de que la política de la cúpula peronista es apostar al desgaste de Milei e ir preparando la “estrategia” electoral, viendo quiénes serían las figuras para un recambio en 2027, entre Kicillof, Quintela u otras, entre las cuales se postula también Grabois.

Quieren dar la idea de que hay dos modelos, el de Milei (de ajuste y represión) y el modelo peronista denominado del “campo popular”, como dice en sus columnas semanales Carlos Heller, diputado de Unión por la Patria. Un supuesto modelo de “distribución de la riqueza, inclusión social, Estado presente”, como lo venden, tratando de tapar el desastre del gobierno anterior que generó el caldo de cultivo para la asunción del utraderechista Milei.

El periodista Eduardo Aliverti se pregunta sobre el documento de Cristina: “¿Se diría que Cristina giró a la derecha? ¿En serio? ¿Qué parte nos perdimos de todas las veces que subrayó la construcción de un capitalismo con raigambre industrial y tecnológica?” (Página 12, 19/2).

En resumen: el peronismo pagó la deuda externa, quiere la reforma laboral, le hace guiños a Milei y deja correr su brutal ajuste mientras millones ya hicieron un paro general obligando a que cayera la Ley Ómnibus. Defiende un “capitalismo” supuestamente bueno y eficiente como dice Cristina. Esas son las coordenadas de un peronismo al que llaman a reconstruir, pero todo esto muestra que el peronismo no va más. Por eso hay que superar al peronismo por izquierda fortaleciendo al Frente de Izquierda Unidad, como postulamos desde Izquierda Socialista, para luchar verdaderamente por los cambios de fondo que necesita el pueblo trabajador.


Escribe Noelia Agüero, legisladora Izquierda Socialista/FIT Unidad

Desde que asumió Milei, el gobernador peronista de Córdoba, Martín Llaryora, viene siendo noticia nacional. De entrada, representó al sector dialoguista, que con un discurso de dar gobernabilidad se prestó a votar la ley ómnibus. El tremendo ajuste de Milei y el impacto no solo en la clase trabajadora sino en algunos sectores medios productivos hizo que, luego de votar la ley en general, se aprestara a rechazar algunos artículos. El gobierno nacional terminó retirando la ley, a pesar de que Llaryora planteó que “fue un error gravísimo bajar la ley, podríamos haber continuado con el tratamiento” (Clarin, 18/2).

En este marco se produce un quiebre entre Llaryora y Milei, con este último endilgandole una “traición” al gobernador cordobés y avanzando con un feroz ajuste que incluyó el recorte de todo tipo de fondos y subsidios, como el FONID (Fondo Nacional de Incentivo Docente), el transporte, entre otros. Mientras, las y los cordobeses somos quienes sufrimos las consecuencias.

Tanto Llaryora como los grandes medios hablan del “modelo cordobés” como algo opuesto al gobierno actual e incluso al del peronismo de Alberto, Massa y Cristina. Pero el modelo cordobés es también el de ajuste al pueblo trabajador. Esto lo demuestran las jubilaciones de miseria y el cobro de los aumentos con un diferimiento de 60 días en relación a los activos. En la docencia, Llaryora incumplió el acuerdo paritario firmado en 2023 a la fuerza -mediante conciliación obligatoria-, dejándonos un 10% debajo de la inflación en enero. Ahora pretende darnos “la mitad de la inflación” más un bono miserable en negro, abriendo las puertas al conflicto docente provincial, mientras las escuelas se caen a pedazos. Lo mismo sucede con los hospitales públicos, donde las y los trabajadores de la salud en 2022 protagonizaron una enorme rebelión que duró meses, obligando al gobierno a retroceder en alguna de sus medidas.

En los últimos días tomó repercusión la tremenda suba del transporte, donde el colectivo urbano pasó a 700 pesos, aumentando en 2024 el 190% y el interurbano de corta y media distancia un 150%, reventando aún más el ya escaso poder adquisitivo.

Con estos datos demostramos que Milei aplica la motosierra en el país y los gobiernos provinciales como el de Llaryora también ajustan para beneficiar a los ricos y al FMI.

El documento de Cristina dice: “El presidente Milei debería aprovechar su primera visita oficial a Israel para revisar algunos de sus diagnósticos en relación al rol del Estado y su importancia. En efecto, el Presidente se declara un admirador incondicional de la República de Israel. Sin embargo, sostiene que el Estado aplasta a la gente y exalta al individualismo como el único camino para el ejercicio de la libertad […]. Debería aprovechar su estadía en ese país para comprender que la República de Israel fue creada a partir de la construcción de un Estado fuerte, presente y eficiente […]. Quienes hemos estado en Israel pudimos ver, más allá de los conocimientos históricos y estadísticos, el rol fundamental y omnipresente que cumple el Estado en todas las áreas; desde la defensa hasta la agricultura, desde la tierra hasta el agua […] se podrá enterar que la propiedad de la tierra siempre es del Estado y que este sólo la alquila por un plazo máximo de 90 años”.

Recordamos a las y los lectores que Cristina hace referencia de esta manera al Estado de Israel, al que el pueblo palestino y quienes defendemos su causa consideramos un estado genocida y criminal.


Escribe José Castillo, Izquierda Socialista/FIT-Unidad 

Reapareció Cristina Fernández con un extenso documento titulado “Argentina en su tercera crisis de deuda”. Hizo un repaso histórico señalando que el gran problema de los últimos 40 años es el endeudamiento externo. Pero en su texto encubre las responsabilidades del peronismo en este período. No ofrece ninguna salida para enfrentar a Milei y su plan motosierra. Peor aún, justificó la necesidad de una reforma laboral, abrió el debate para que se acepten algunas privatizaciones, justificó la alianza pública-privada y de paso elogió a Trump y defendió al Estado sionista de Israel. 

La jefa del kirchnerismo estaba en un mutismo absoluto desde la asunción del gobierno ultraderechista de Milei. Seguramente muchas compañeras y compañeros, viendo la ausencia de los principales referentes del gobierno anterior, piensen “por fin” apareció Cristina. Veamos para qué.
Digamos primero que varios miembros del gabinete de Milei salieron rápidamente a responder por las redes diciendo que era una vergüenza que saliera a hablar, que debía “guardar silencio” u hasta insultos de sus seguidores. Repudiamos esas respuestas de funcionarios que se dedican diariamente a hambrear al pueblo trabajador y a garantizarle sus negocios a los grandes capitalistas y buitres de la deuda. En algunos casos, como el del ministro Luis “Toto” Caputo, con plenas responsabilidades no sólo en el ajuste actual, sino en el que en su momento llevó adelante Mauricio Macri.
Dicho esto, el largo texto de Cristina Fernández está muy lejos de ofrecer una salida favorable que hoy está necesitando el pueblo trabajador para enfrentar el plan motosierra de Milei. Analicémoslo detalladamente.

La deuda externa y sus responsables

La ex vicepresidenta coloca el endeudamiento externo como el responsable principal de los problemas económicos desde 1983 a esta parte. Coincidimos, sin duda. Más aún, durante todo ese tiempo fue la izquierda, muchísimas veces en soledad, la que denunció que el endeudamiento externo es ilegal, ilegítimo y fraudulento desde sus orígenes en la dictadura mediante un genocidio, la cual siguieron pagando todos los gobiernos capitalistas hasta el día de hoy. Deuda que es la causa última de todos los planes de ajuste que vienen sumiendo a nuestro país en la postración.
Cristina pone énfasis en la responsabilidad de la dictadura militar y en la del macrismo, señalando que el radicalismo de Alfonsín “no supo o no pudo” resolver el tema. Pero disimula la responsabilidad en la continuidad y crecimiento del endeudamiento de los gobiernos peronistas, que gobernaron 28 años de los últimos 40 (10 con Menem, dos con Duhalde, 12 con el kirchnerismo y cuatro donde cogobernaron los K con Alberto Fernández y Massa). Con Menem (gobierno que los Kirchner apoyaron plenamente) no sólo se entregó el país con las privatizaciones y se generaron centenares de miles de desocupados, sino que también se siguió pagando la deuda externa, aumentándola en 100.000 millones de dólares.
El kirchnerismo inventó que durante sus gobiernos la Argentina se había “desendeudado”. ¡Mentira! Los números son clarísimos: asumieron con 190.000 millones de deuda externa, pagaron en efectivo a lo largo de 12 años 200.000 millones (número reconocido en su momento por la propia Cristina) y cuando se fueron, en 2015, la deuda había subido a 240.000 millones.
Cristina dice en su texto, citando al ex ministro de Economía de Mauricio Macri, Nicolás Dujovne, que el propio macrismo había reconocido dicho “desendeudamiento”. Efectivamente, coincidieron en la mentira Cristina y Macri. El gobierno del PRO lo hizo para justificar que podía entonces comenzar su propio “ciclo de endeudamiento”, haciendo crecer la deuda en otros 150.000 millones de dólares. Esta mentira de Dujovne dejó de ser utilizada por el propio macrismo cuando, en 2018, al entrar en crisis por no poder cumplir con sus propios vencimientos, giraron 180 grados y empezaron a decir que toda la toma de deuda había sido para pagar “los vencimientos que había dejado el kirchnerismo”. En síntesis, macristas y kirchneristas quedaron enredados en sus propios dobles discursos, acusándose mutuamente de ser los endeudadores, cuando la realidad es que ambos (al igual que todos los gobiernos anteriores) pagaron miles de millones a los usureros internacionales y al FMI, mientras se siguió incrementando exponencialmente el endeudamiento externo.
En el largo recorrido histórico que hace Cristina Fernández en su texto, hay un hecho ausente, el Argentinazo de 2001, esa rebelión popular que obligó a declarar el no pago (default) a fines de ese año de parte sustancial de la deuda externa. Cristina hace silencio porque justamente el no pago arrancado por el pueblo a fines de 2001 fue lo que permitió que la economía se reactivara en los años siguientes, hasta que en 2006 Néstor Kirchner abonó por adelantado casi 10.000 millones de dólares al FMI y realizó el primer canje de deuda. Canje que (al igual que el segundo de 2010) no fueron otra cosa que grandes negociados para los acreedores, a diferencia de lo que sostuvo en su momento el kirchnerismo y que Cristina vuelve a reivindicar en su texto.

Kirchnerismo, menemismo y privatizaciones

Cristina varias veces se refiere a la responsabilidad de “las políticas neoliberales”. Cita directamente a la dictadura militar y al macrismo. Si bien algunas veces incluye “la política de los 90”, se cuida muy bien de hacer una crítica directa al menemismo. El motivo es claro. Néstor Kirchner, entonces gobernador de Santa Cruz, y la propia Cristina, legisladora nacional en esos años, fueron claramente menemistas. Más aún, defendieron a su ministro Domingo Cavallo. Un punto cúlmine de ese apoyo se dio en 1993 con la privatización de YPF. En el texto que ahora publica la ex vicepresidenta, increíblemente, defiende esa privatización, señalando que los problemas recién se produjeron en 1998 cuando se vendió la empresa totalmente a Repsol. Esta afirmación, que a algunas compañeras y compañeros puede parecerles novedosa, no lo es cuando observamos cómo el kirchnerismo, en sus largos 12 años de gobierno, dejó sin tocar la inmensa mayoría de las privatizaciones, y cuando se tuvo que hacer cargo de algunas empresas, fue por virtual “abandono” de sus antiguos dueños privados y las reestatizó lo más parcialmente que pudo (como fue el caso de la propia YPF).
Cristina hace en su texto una amalgama del peronismo del 45 con los años de gobierno kirchnerista diciendo que fueron una continuidad. Nada más alejado de la realidad. Es como juntar agua con aceite. El primer peronismo, con todas sus contradicciones, tuvo una relativa independencia e incluso desarrolló un parcial enfrentamiento al imperialismo yanqui, lo que se expresó en las conquistas sociales del pueblo trabajador, pero también en la nacionalización de la banca, el comercio exterior (creación del IAPI), en la creación de decenas de empresas del estado y en la negativa a ingresar al FMI. En los 12 de años del kirchnerismo, en cambio, bajo un doble discurso “nacional y popular” se le dio continuidad al proceso de semicolonización de la Argentina que se venía profundizando desde la dictadura militar. El peronismo kirchnerista, en lo esencial, sostuvo el proceso de concentración de la economía en manos de los grandes pulpos nacionales y extranjeros. No modificó el esquema de país capitalista agroexportador
y del agronegocio, más allá de los roces que tuvo en 2008. Nunca tocó a los
monopolios exportadores (Cargill, Bunge, Dreyfus, Nidera), pactó con las mineras (Barrick Gold), con Chevron y otras multinacionales del petróleo para Vaca Muerta y jamás reestatizó la energía, los teléfonos o los puertos. Solo obligados por la crisis o la retirada de las multinacionales se hizo cargo de YPF, AYSA, Aerolíneas Argentinas y las AFJP (e incluso en el caso de éstas últimas utilizó sus fondos para pagar deuda externa).

El peronismo avaló el endeudamiento de Macri y pactó con el FMI

Cristina denuncia una vez más la estafa de la deuda del macrismo, incluyendo el escandaloso acuerdo con el FMI. Sin embargo, no dice lo obvio. Todos los componentes del Frente de Todos cuando asumieron en 2019, se comprometieron a pagarla, reconociéndola de hecho y actuaron en consecuencia. Acá está el centro del desastre al que llevó el gobierno de Alberto, Cristina y Massa, que terminó con una gran inflación y desigualdad social, pulverizando los salarios y las jubilaciones mientras se le entregaban miles de millones de dólares a los bonistas privados y al FMI.
Cristina ahora critica un aspecto del canje de deuda con los acreedores privados realizado por el entonces ministro Martín Guzmán en agosto de 2020 (dice que “estuvo bien” pero que no hubo quita de capitales ni rebaja de intereses), pero en su momento lo apoyó plenamente y no dio a conocer (ni ella ni nadie del kirchnerismo) ninguna queja. Las y los diputados kirchneristas, incluido Máximo Kirchner, lo votaron.
Luego la ex vicepresidenta se refiera al acuerdo de Alberto Fernández con el FMI, explicando que no estuvieron de acuerdo. Pero a la vez aprueba como algo correcto no “obstaculizar la acción del gobierno”. O sea, se opusieron como “saludo a la bandera” y permitieron que se firmara ese acuerdo que, como reconoce la propia Cristina, fue el factor central del mega ajuste llevado adelante en los dos últimos años del gobierno del Frente de Todos.

Cristina no llama a enfrentar a Milei, ni a que se deje de pagar la deuda o se rompa con el FMI

Cristina en la parte final de su texto se refiere al nuevo gobierno de Milei. Le critica su liberalismo extremo, señalando que no funciona en ninguna parte del mundo. Pero lo increíble son los ejemplos que decide utilizar para ilustrar esta afirmación. Al hacerlo termina elogiando a Donald Trump y, peor aún, al Estado de Israel, afirmando que el desarrollo de éste se debe a “un Estado fuerte, presente y eficiente”, escondiendo su política colonialista genocida contra el pueblo palestino.
Cristina en ningún momento caracteriza al gobierno de Milei como lo que es, de ultraderecha, y no denuncia su plan de guerra contra el pueblo trabajador, ni mucho menos la feroz política represiva puesta en marcha por la ministra Bullrich. Se da el lujo incluso de aconsejarle que tenga cuidado, no vaya a ser que quede “condicionado” por el macrismo.
Finalmente, enuncia una serie de propuestas. Muchas de ellas son guiños a algunas de las políticas que plantea La Libertad Avanza. Así, por ejemplo, deja abierta la puerta para debatir una la flexibilización laboral (“que brinde respuestas a las nuevas formas de relaciones laborales”). Plantea algún tipo de incorporación de capital privado a las empresas estatales. O incluso señala que “no se debe dejar a los chicos sin clases”, en un virtual ataque contra los trabajadores de la educación y su derecho a huelga.

Contra el plan motosierra el peronismo no es salida, la salida es el Frente de Izquierda

Cristina le dedica largos párrafos a la deuda externa. Pero jamás enuncia la salida más básica y la única posible si se quiere romper con esta trampa mortal: dejar de pagarla. Es lo que desde la izquierda venimos planteando desde hace 40 años. Es lo que dijimos mientras el peronismo kirchnerista nos mentía y decía que ellos “nos estaban desendeudando”. Es lo que planteamos frente a la nueva y fraudulenta deuda del macrismo, mientras el Frente de Todos la reconocía y pagaba. Y es lo que ahora desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad seguimos planteando bajo Milei.
En el largo texto de Cristina no figura pelear por algo tan básico como un aumento de emergencia de salarios y jubilaciones. Habla de fuga de capitales e incluso da ejemplos de escándalos de contrabando, pero ni se le cruza por la cabeza que la salida es la nacionalización de la banca y el comercio exterior para combatir “la escasez de dólares”, como varias veces señala. Nuevamente, sólo la izquierda pelea por eso.
Para enfrentar al plan motosierra lo que hay que continuar la pelea que miles, dese distintos sectores ya salieron a dar, reclamando a la CGT y las CTA un nuevo paro nacional y un plan de lucha. Cristina, sabiendo de la influencia que tiene su palabra sobre una parte muy importante de la burocracia sindical peronista, no dice una palabra al respecto. Otra vez, es el reclamo que llevamos adelante desde el sindicalismo combativo y la izquierda.
Cristina rompió su silencio. Pero de sus dichos, como de la propia experiencia del pueblo trabajador con los gobiernos peronistas, se desprende más que nunca la necesidad de fortalecer otra alternativa política, distinta al peronismo, como lo es el Frente de Izquierda Unidad al cual desde Izquierda Socialista llamamos a fortalecer, que postula como salida de fondo que gobiernen los trabajadores y la izquierda, en el camino a una Argentina Socialista con democracia para el pueblo trabajador.

 

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