Escribe José Ernesto Castillo, dirigente de Izquierda Socialista (FIT Unidad)
Milei vetó la ley de financiamiento universitario, aprobada por el Congreso el pasado 21 de agosto. También la que declaraba la emergencia sanitaria en pediatría y residencias médicas por un año. Muy probablemente en las próximas horas también vetará la ley que dispone la redistribución automática de los ATN a las provincias. En síntesis, no hay plata para los sueldos, infraestructura e investigación universitaria, ni para el Garrahan o el resto de la salud pública dedicada a pediatría, ni para las provincias (de las que depende, recordemos, el grueso de la educación y la salud pública). Sí hay, como viene quedando claro de las declaraciones del propio presidente, y de los apoyos explícitos del FMI, para los buitres acreedores de la deuda externa. Y, en medio del atronador silencio y la ratificación de funcionarios, para los coimeros con Lule Menem y Karina “3%” Milei a la cabeza.
Derrotemos los vetos con el ejemplo de la lucha de discapacidad
Se le puede ganar a Milei. Lo demostraron las elecciones del domingo. Pero también la enorme lucha de los colectivos de personas con discapacidad, que obligaron al Congreso a rechazar el veto de Milei a su ley de emergencia.
Los gremios docentes y no docentes universitarios junto al movimiento estudiantil, e incluso los rectores y autoridades han llamado a la tercera marcha federal universitaria, para el día que el Congreso trate el veto de Milei. ¡Era hora! Pero más vale tarde que nunca. Mientras tanto, el miércoles 10 ya hubo una gran jornada de clases públicas en Plaza de Mayo, y el viernes 12 habrá un paro nacional universitario.
Las y los trabajadores del Garrahan ya hace meses que vienen luchando, con innumerables iniciativas, incluyendo marchas multitudinarias que concluyeron con jubiladas y jubilados y demás trabajadores en lucha.
Con estos ejemplos, el camino está claro: hay que ganar las calles para derrotar los vetos de Milei, su motosierra y todo su plan de ajuste, entrega y represión.
El domingo pasado el pueblo trabajador, los jóvenes, el movimiento de mujeres y disidencias,y las y los jubilados le pegaron un auténtico mazazo electoral a Milei y sus candidatos. Hubo festejo popular. El gobierno quedó groggy. Pero no alcanza. Lo dijo la misma noche de los comicios en su discurso: “voy a seguir ajustando y a profundizar el rumbo”. En estos días lo ratificó. Se envalentonó con el apoyo explícito que recibió del FMI, con el mensaje de su vocera Julie Kosack.
Para hacer realidad el sentimiento popular, que masivamente reclama ¡Basta Milei!, hay que seguir y profundizar la pelea en las calles, apoyar todas las luchas y exigir a la CGT que rompa su escandaloso pacto con el gobierno y que llame a un nuevo paro general de 36 horas y un plan de lucha. También, seguir la pelea electoral, preparándonos para darle otro palazo a Milei y La Libertad Avanza en las elecciones del 26 de octubre. Para eso, tenemos una herramienta que hay que fortalecer, la únicas que siempre, sin excusas e incondicionalmente se pronunció en contra de todas y cada una de las políticas del gobierno, así como la que desde el primer día estuvo en las calles apoyando todas las luchas para que triunfen: el Frente de Izquierda Unidad.










