May 01, 2024 Last Updated 11:15 PM, Apr 30, 2024

Escribe Gabriel Massa

Ante el desastre del gobierno de Cambiemos, pero también frente a la crisis y dispersión del peronismo, Cristina propone conformar para las elecciones un “Frente Patriótico” con figuras como Massa y otros dirigentes peronistas que han apoyado las medidas fundamentales de Macri. ¿Esto es salida para los trabajadores, las mujeres, la juventud y el pueblo? En Izquierda Socialista y el FIT creemos que no, que nos llevaría a otra frustración como las que vivimos bajo anteriores gobiernos peronistas.

Distintas fuerzas kirchneristas han impulsado la “marcha de antorchas” en la Capital y protestas similares en otras ciudades del país. Es la manera de aparecer como que enfrentan los tarifazos, que se ponen al frente de la bronca de la gente. Pero en realidad no hacen nada efectivo para pararle la mano hoy a Macri. De acuerdo con los seguidores de Cristina, para que haya soluciones hay que esperar a las elecciones y “votar bien en octubre”.

Para ello el kirchnerismo está proponiendo un “Frente Patriótico” en el que, como dijo la misma Cristina, se tienen que unir los “pañuelos verdes y los celestes”. Esto incluye a los peronistas como Sergio Massa y muchos de los legisladores que votaron a favor de pagar a los buitres y de la rebaja de las jubilaciones, en contra de la legalización del aborto y las demás leyes junto a Cambiemos.

Pero también el “Frente Patriótico” incluiría a muchos que se consideran de “izquierda” y que votaron y llamaron a luchar contra algunas o todas las leyes de Macri como Victoria Donda, diputada que rompió con Libres del Sur para unirse a Juan Grabois, el líder de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) amigo del Papa, o Fernando “Pino” Solanas, senador por Proyecto Sur. Luego de haber enfrentado a Cristina, ahora estas figuras convocan a apoyarla.

La Biblia junto al calefón

¿Cómo se logra semejante unidad política, la “Biblia junto al calefón”?

Massa lo explicó así en el programa de Luis Novaresio: “Tenemos que dejar de hablar de Massa o Cristina […] Tenemos que interpretar a los millones de argentinos que quieren un camino distinto al que eligió el gobierno”.

Por su lado, Solanas lo dijo de manera contundente: “Queremos un frente patriótico, de emergencia, cívico, o como lo quieran llamar. Todo aquel que quiera superar y derrotar el año que viene al plan de gobierno de Cambiemos tiene que estar adentro”.

La magia que une a peronistas de “izquierda” y de “derecha” es la perspectiva de ganarle a Macri y recuperar el gobierno.

¿Un “Frente Patriótico” con el FMI?

El problema es que el peronismo en general y el kirchnerismo en particular en el gobierno, luego de despertar muchas ilusiones, terminaron frustrando a los trabajadores y el pueblo. ¿En qué terminaron las privatizaciones de Menem? En una crisis monumental, con millones en la miseria y desocupados. ¿Cuál fue el resultado de doce años de gobierno kirchnerista? Néstor y Cristina hablaban de “Segunda Independencia”, pero mantuvieron privatizados todos los servicios esenciales y las multinacionales mineras y petroleras tuvieron vía libre para saquear nuestras riquezas. Le dijeron “chau al Fondo”, pero pagaron 200.000 millones de dólares de la fraudulenta deuda externa. Y en consecuencia hubo más de 30 por ciento de pobres, inflación galopante, 40 por ciento de trabajadores en negro. A lo que se agrega la corrupción, que produjo catástrofes como la masacre del ferrocarril Sarmiento en Once.

¿Y qué nos propone ahora el kirchnerismo con su “Frente Patriótico”? Es Axel Kicillof, supuesto integrante “marxista” del equipo de Cristina, el encargado de declarar al diario La Nación: “El FMI tampoco quiere ser artífice de destruir un país […] El Fondo, en un cambio de dirección de gobierno, con otra orientación, democráticamente elegido, se va a sentar a rediscutir…” No por casualidad, el de Kicillof es el mismo discurso de Massa, Pichetto, Urtubey y todo el peronismo que apoya a Macri.

Por todo ello decimos que el “Frente Patriótico” de Cristina no es salida para los trabajadores, las mujeres, la juventud y el pueblo.

La alternativa, para evitar una nueva frustración, pasa por unirse al sindicalismo combativo y el Frente de Izquierda, las fuerzas que hoy reclaman el plan de lucha y el paro nacional para anular los tarifazos, por un salario igual a la canasta y el 82% móvil para los jubilados, por la estatización de los servicios privatizados, la banca y el comercio exterior bajo control de los trabajadores, por la reapertura de las escuelas cerradas y la defensa de la educación y la salud pública, por la legalización del aborto y los reclamos de las mujeres, la juventud y los trabajadores. Este es el camino también para enfrentar en las elecciones a Macri, a Cristina, al Peronismo Federal y al resto de las fuerzas patronales.

Escribe Gabriel Massa

La imagen de Miguel Ángel Pichetto, presidente del bloque Argentina Federal -de senadores adheridos al Peronismo Federal antikirchnerista-, reunido en el exclusivo balneario de Cariló con el ex ministro de Economía Roberto Lavagna, se viralizó. Pero, para desgracia de los peronistas federales, lo que causó sensación -y generó no pocos memes- no fue ninguna noticia política, sino la imagen de Lavagna con medias y sandalias.

El Peronismo Federal, encabezado por Pichetto, junto al gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey; el de Córdoba, Juan Schiaretti, y Sergio Massa, intentando superar al menos en parte la dispersión del peronismo en crisis, ha reunido en una mesa a los mandatarios provinciales, diputados y senadores peronistas que apoyaron las políticas fundamentales de Macri. De cara a las elecciones, el Peronismo Federal busca ocupar el espacio de los que rechazan por igual a Macri y Cristina, que supuestamente representaría un tercio de los votantes.

El Peronismo Federal ya tiene dos candidatos lanzados: Sergio Massa y el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. Pero dado que les dan bajas las encuestas a ambos, algunos de los que fueron sus subordinados, como es el caso de Felipe Solá, ex jefe de la bancada massista en Diputados, rompieron con ellos y apoyan abiertamente un acuerdo con Cristina Kirchner.

Lavagna se propone como el candidato de la unidad peronista

Es la debilidad en las encuestas y el peligro de dispersión del Peronismo Federal lo que ha hecho que Massa en su momento, y ahora Pichetto, salieron en busca de un poco de aire político con otra candidatura, a ver si con eso pueden detener la fuga hacia el kirchnerismo. La alternativa que encontraron es Roberto Lavagna, ex ministro que se prestigió con el “viento de cola” de la economía en las presidencias de Duhalde y Néstor Kirchner. El gran “mérito” de Lavagna es que, junto a Néstor, hizo que el país volviera a pagarle a los buitres luego de la suspensión de los pagos de la deuda externa decretada en diciembre de 2001.

Mientras tanto, Andrés “Cuervo” Larroque fue el encargado de recordar, en nombre de La Cámpora y el kirchnerismo, que Lavagna tiene “vínculos importantes con los grupos económicos locales” como Techint, de Paolo Rocca. A pesar de identificar a Lavagna con los peores enemigos de los trabajadores, las grandes patronales, el propio Larroque no tuvo empacho en abrirle las puertas al “Frente Patriótico”. Todo para ganar votos.

Pero Lavagna, por lo menos hasta ahora, no está dispuesto a identificarse con un solo sector. Frente a la crisis y la división del peronismo, él se presenta como el candidato que podría unificar a todos, al kirchnerismo con el Peronismo Federal. Lavagna apuesta a que, al acercarse las elecciones, la desesperación por ganarle a Macri ponga al peronismo apoyando su candidatura.

Lo cierto es que con Massa, Urtubey, Lavagna o el candidato que sea, el peronismo solo puede ofrecer una nueva frustración a la clase trabajadora y sectores populares. 

 

Escribe Guido Poletti

El gobierno lanzó una andanada de medidas para tratar de aparecer con una “agenda para la inseguridad”. Todas apuntando a más represión contra los sectores populares. Con más mano dura, llevada adelante por los mismos que hacen la vista gorda ante el narcotráfico, la trata y las zonas liberadas, no se dará un paso en garantizarle la seguridad al pueblo trabajador.

La ministra Patricia Bullrich desempolvó un viejo proyecto: bajar la edad de imputabilidad de los menores a 15 años. Se trata de una medida reaccionaria y demagógica que busca colocar como tema de campaña a la inseguridad para esconder tanto las responsabilidades de este gobierno en el incremento de la inseguridad como su política de ajuste, los bajos salarios, la inflación que no cesa, los despidos y el pago de la deuda externa.

El planteo surge del mismo gobierno que quiere cerrar escuelas nocturnas y terciarios, que desfinancia los programas de atención para niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad y que sostiene una política económica que solo lleva al desempleo de los jóvenes a niveles astronómicos. Está en la misma línea de la compra de las pistolas Taser -definidas como instrumentos de tortura por las Naciones Unidas-, la legalización del gatillo fácil y la amenaza de deportación de miles de extranjeros.

Es mentira que al gobierno le preocupa solucionar la inseguridad. Si así fuera no apañaría a las distintas fuerzas de seguridad que son cómplices del narcotráfico, las redes de prostitución y de las zonas liberadas para el delito. Lo que busca es más mano dura para mostrarse fuerte y capaz de hacer pasar el feroz ajuste acordado con el FMI y pretender ganar el voto de un sector del electorado para su proyecto.

El gobierno de Macri saca a la luz el planteo de la baja de la edad de imputabilidad amparándose en que hay que modificar una ley de la dictadura y que, hace unos años, fue una propuesta del kirchnerismo. Efectivamente, en el año 2009 la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner impulsó al entonces bloque mayoritario del Frente para la Victoria, quien junto con el radicalismo le dieron media sanción en el Senado a un proyecto similar al que ahora presenta Cambiemos, llamado “régimen penal juvenil”, que incluía la baja de la edad de imputabilidad a los 14 años, y que finalmente nunca se trató en la Cámara de Diputados. Por eso son una expresión más del doble discurso de los dirigentes kirchneristas el “repudio” generalizado que ahora realizan, cuando en su gobierno fueron ellos los primeros promotores de estos planteos. Un kirchnerismo que, recordémoslo, aún hoy tiene como máximo vocero en el tema de seguridad al ex secretario del área Sergio Berni, que se jactó de “matar personalmente delincuentes”, o de haber participado en operativos represivos contra trabajadores en lucha en la Panamericana y en otros lugares.

Desde Izquierda Socialista/FIT somos claros: los trabajadores son siempre los grandes afectados por el tema de la inseguridad. Pero esto no se resuelve persiguiendo a los pibes en los barrios o lanzando propuestas de mano dura para tratar de meter el tema en la campaña electoral “a lo Bolsonaro”. Exigimos el desmantelamiento del aparato represivo que sostiene y apaña al delito. Promovemos la autoorganización de los vecinos en los barrios y la elección popular del comisario. Y con respecto a los jóvenes y adolescentes, exigimos más presupuesto para educación, más escuelas, programas sociales específicos y más puestos de trabajo. Para alcanzar todo esto lo que hace falta no es más “palos”, sino salarios dignos, trabajo, salud, educación y vivienda, objetivos alcanzables si dejamos de pagar la deuda externa y ponemos todos esos recursos al servicio de estas urgentes necesidades populares.

El Socialista entrevistó al médico Ernesto Rosenberg, que vivió y ejerció su profesión en ciudades patagónicas que padecieron brotes de esta enfermedad.

-¿Qué es el virus Hanta y dónde se encuentran los nidos y los brotes en nuestro país?

-El virus Hanta anida en los ratones colilargos sin enfermarlos y se contagia entre personas y también al inhalar partículas de la orina y heces de los ratones. Existen cuatro zonas donde siempre hay contagios, o sea “endémicas”, y son la Norte (Jujuy y Salta), la Oeste (cordillera de Neuquén, Río Negro y Chubut), la Centro (Santa Fe-Rosario, Delta) y el eje Buenos Aires-La Plata, donde ocurren la inmensa mayoría de los casos.
Es, como el Ébola, el Machuco, la Fiebre del Congo y Crimea, y el Mal de los Rastrojos de Buenos Aires, causante de una gripe con sangrados (fiebres hemorrágicas) de alta mortalidad y con reservorios porteadores en animales silvestres. Estas gripes son solo regionales, pero hay por todo el mundo. La diferencia crítica es que el Mal de los Rastrojos sí tiene tratamiento, porque en los ’60, en el instituto Maiztegui de Pergamino, primero se fabricó el suero (anticuerpos extraídos de la sangre de sobrevivientes y aplicados a los que se enfermaban) y, en un segundo paso, la vacuna, que inoculada en cada vacunado genera los anticuerpos protectores que impiden contagiarse y enfermar con notable éxito: la mortalidad cayó de 300 por mil a 5 por mil, como la de la gripe común.

-A los pacientes los tratan sin posibilidades de curarlos, ¿es posible esa cura?

-Si fabricáramos suero inmune, como hicimos en los ’60, claro que sí. Hoy se conoció que Chile, que ya trabaja en eso, ofreció oficialmente cooperar para fabricarlo. Una buenísima iniciativa.

-¿Se puede establecer un plan de prevención?

-¡Vacunando! Como se hizo con el Mal de los Rastrojos. Es más, ya existe una vacuna yanqui para la variedad asiática del Hanta que merecería ensayarse.

El Gobierno de la Ciudad anunció la compra de pistolas de electrochoque para uso en los subterráneos de Buenos Aires, en sintonía con el mismo anuncio de la ministra Bullrich a nivel nacional. Si bien los funcionarios la definen como un “arma no letal”, distintos organismos de derechos humanos y los metrodelegados aseguran que es una “locura que desatará el caos en el subte, generando situaciones de verdadero peligro”.

Consideradas como elementos de tortura por las Naciones Unidas, las Taser han provocado desde 2001 setecientas muertes en los Estados Unidos. Y si alguien tiene una cardiopatía y le disparan muere.

La mano dura que el gobierno pretende imponer no brindará más seguridad sino represión a los trabajadores y sectores populares, en tanto se hace la vista gorda al narcotráfico, la trata y las zonas liberadas. Llamamos a coordinar acciones con sindicatos, centros de estudiantes y organismos de derechos humanos para impedir su aplicación.

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