Escribe Prensa UIT-CI
12/05/2025. Desde la UIT-CI acompañamos y difundimos la convocatoria de Coalición Internacional por la Marcha a Gaza. A continuación difundimos la declaración.
A quien corresponda,
En nombre de la Coalición Internacional por la Marcha a Gaza**—un colectivo de representantes de más de veinte países—, solicitamos formalmente el respaldo de su organización a la **Marcha a Gaza, programada para iniciarse en territorio egipcio a partir del 15 de junio de 2025.
Propósito de la Marcha
Esta iniciativa humanitaria internacional tiene como objetivos:
1. Denunciar el bloqueo inhumano impuesto sobre la Franja de Gaza.
2. Exigir el levantamiento inmediato de las restricciones a la ayuda humanitaria en la frontera de Rafah.
3. Visibilizar la situación de más de 3,000 camiones de ayuda (con alimentos, medicinas y suministros esenciales) retenidos, mientras la población de Gaza enfrenta:
– Hambre forzada (hambruna documentada por la ONU)
– Colapso de los sistemas médicos (con miles de muertes infantiles por desnutrición)
– Destrucción sistemática de infraestructura civil
Contexto de Urgencia
Desde octubre de 2023, Gaza ha sufrido:
– Una devastadora ofensiva militar por parte del Estado de Israel.
– Un asedio total que bloquea alimentos, agua potable, combustible y ayuda médica.
– Hambre intencional (según informes de la ONU e investigaciones de la CPI).
La Marcha se inspira en actos históricos de solidaridad global para movilizar físicamente voces internacionales en las fronteras de Gaza, exigiendo:
– Acceso humanitario sin restricciones
– Responsabilidad por violaciones al derecho internacional
– Fin del bloqueo
Solicitud de Respaldo
Invitamos a su organización a apoyar esta iniciativa mediante:
– Solidaridad simbólica: Declaraciones públicas, campañas de concienciación.
– Participación activa: Unirse a delegaciones, apoyo logístico/financiero.
Su respaldo amplificará nuestro llamado colectivo por justicia, dignidad y supervivencia para el pueblo palestino.
Para confirmar apoyo o solicitar detalles:
relacions@iac.cat
En solidaridad,
Coalición Internacional por la Marcha a Gaza
El paro de hoy en Tierra del Fuego fue total en toda la provincia. Pararon todos los gremios, salud, educación, plásticos, bancarios, estatales, judiciales, colectiveros y todos los sectores, incluyendo la cámara de comercio, salvo petroleros que dijeron no parar por estar en conciliación obligatoria pero que acompañaron en el palco.
La concentración frente a la fábrica Milgor fue multitudinaria en Río Grande y también en Ushuaia. Oscar Martínez, dirigente de la UOM de Río Grande, reclamó la continuidad del plan de lucha, llamó a rechazar la conciliación obligatoria y a luchar hasta lograr la derogación de los decretos.
El ánimo fue muy fuerte en la gente que cantaba por los puestos de trabajo y la soberanía nacional. Entre los presentes había una composición popular muy fuerte, con presencia de asambleas barriales y de los estudiantes de la Universidad de Tierra del Fuego.
El dirigente ferroviario "Pollo" Sobrero habló en el acto de Río Grande expresando el apoyo de los ferroviarios del Sarmiento y convocando a la solidaridad nacional con la lucha de los trabajadores de Tierra del Fuego. También habló Lita Giordano por Jubilados y Victoria por la juventud universitaria, entre otros oradores.
A Luchar e Izquierda Socialista estuvieron presentes con sus banderas reclamando por un paro nacional de la CGT por: ¡Ningún Despido! ¡Abajo los decretos de Milei! ¡Defensa de la soberanía nacional!
El jueves pasado, justo antes de la veda electoral en la Ciudad de Buenos Aires, se conoció la inflación de abril: 2.8%. Inmediatamente, el gobierno la presentó como un “éxito” de su política económica. ¿Éxito para quién? Sin duda, no para el pueblo trabajador. El índice de inflación sigue siendo altísimo, especialmente porque el problema no es solo que los precios de los productos de consumo popular continúan subiendo, sino también que los salarios siguen cayendo. En 2024 ya habían quedado pulverizados, y solo en los primeros tres meses de este año, perdieron en promedio otro 8.2% frente a la inflación. ¿Por qué ocurre esto? Muy simple: las paritarias, que por la responsabilidad de la burocracia sindical no recuperan lo perdido el año pasado e incluso terminan quedando varios puntos por debajo de la inflación reciente, no son homologadas por la Secretaría de Trabajo.
El gobierno ultraderechista de Javier Milei lo dijo explícitamente: “no vamos a aceptar ningún aumento que sea superior al 1% mensual”. ¡El mismo gobierno que reconoce que, en el mejor de los casos, su “éxito” económico será estabilizar la inflación en un 2% mensual! El plan es claro: liquidar las paritarias libres para reducir los salarios reales. Milei plantea que cada trabajador y trabajadora pierda, al menos, otro 1% mensual del ya deteriorado poder adquisitivo. Esto ya se vio en el gremio de Comercio, donde incluso con una paritaria firmada, el gobierno se alió con las patronales de los grandes supermercados para evitar que se pague el aumento acordado a los trabajadores.
También ocurre en la UTA que, por presión de las bases, viene de protagonizar una fuerte medida de fuerza por la recomposición salarial. En la UOM la situación es similar, con el agravante del conflicto por los puestos de trabajo en Tierra del Fuego. Otro gremio afectado es el de la Alimentación, enfrentado a la misma realidad. Todo indica que en las próximas semanas la lista seguirá creciendo. Los gobernadores, incluso aquellos que posan de opositores, aprovechan este río revuelto para aplicar el ajuste en sus propias provincias. Es el caso del conflicto docente en la provincia de Buenos Aires, bajo el mandato de Axel Kicillof, o el de los judiciales en Córdoba. Ni hablar de los acuerdos salariales miserables que se imponen a las y los trabajadores estatales.
Por donde se lo mire (en fábricas, oficinas, talleres o escuelas) la conversación es monotemática: la plata no alcanza. Las familias se endeudan para comprar comida y recortan gastos al extremo. Esta es la verdadera cara de la economía “exitosa” (para los ricos) de La Libertad Avanza. El panorama se completa con la situación de las y los jubilados, que siguen cobrando haberes de indigencia, mientras el gobierno recorta prestaciones del PAMI y cada día desaparecen más medicamentos gratuitos, cuyos precios, además, suben a niveles siderales. Frente a esto, la respuesta oficial, miércoles tras miércoles, es siempre la misma: palos y gases. Una postal que ya parece haberse convertido en escenografía habitual.
Ante esta realidad, resuena una pregunta: ¿Y la CGT? Bien, gracias, sería la respuesta. Después de haber tenido que despertarse tras casi un año de pacto con el gobierno, debido a las presiones generadas por la bronca, se dio la participación en una marcha de los miércoles, luego el paro general del 10 de abril y por último la marcha de ese mes. Ya ese mismo día, en vez de plantear algún tipo de continuidad o plan de lucha, los burócratas salieron corriendo a una reunión con Kicillof.
Fue solo el preludio. Ahora, de manera explícita, anuncian que el próximo 24 de mayo pondrán todo el aparato al servicio del acto en el que el gobernador bonaerense presentará su propio espacio político dentro del peronismo. El conflicto, que incluye un paro general por tiempo indeterminado de la UOM en Tierra del Fuego, la lucha de los judiciales de Córdoba, los paros docentes en la provincia de Buenos Aires y de universitarios en todo el país, y la bronca ante la inacción frente al drama de las inundaciones, no conmueve a la burocracia cegetista, que se juega a fondo para poner a la central obrera como furgón de cola de la interna peronista.
La “foto” del país esta semana es doble. Por un lado, la elección porteña reafirma lo que ya se venía viendo en otras provincias: una bronca generalizada que se traduce en un récord de abstención. Aun así, el gobierno de Milei celebra por haber salido primero y por haber aplastado al PRO, su principal competidor dentro del espacio de derecha, mientras el peronismo sigue sin levantar cabeza. La otra cara de la realidad muestra los verdaderos problemas del pueblo trabajador, salarios que no alcanzan, el desastre de las inundaciones y decenas de miles de personas abandonadas sin asistencia, tanto por el gobierno nacional de Milei como por el provincial de Kicillof y los intendentes, sin importar su color político. En este panorama, crece también la bronca y las luchas de la clase trabajadora, que muestran una tendencia clara al ascenso.
El Frente de Izquierda Unidad, como explicamos en nuestro balance electoral, hizo una buena elección, consiguiendo una banca en la Legislatura porteña. Como siempre, estará al servicio de las luchas y de fortalecer al FIT Unidad como alternativa política frente a los partidos patronales. Al mismo tiempo, el ascenso de las luchas nos impone otra tarea: apoyarlas, coordinarlas y rodearlas de solidaridad para que triunfen. Es lo que todos los días hace el sindicalismo combativo, como lo demuestra el “Pollo” Sobrero, viajando para ponerse a disposición de la huelga metalúrgica en Tierra del Fuego.
Pero también debemos dar una pelea más estratégica: construir una nueva dirección combativa y democrática para la clase trabajadora. Esto implica unir a los ferroviarios del Sarmiento, a los trabajadores del neumático del Sutna, a los docentes combativos y a muchos otros sectores en lucha. También disputar nuevos gremios, como lo hará la semana próxima ATEN con la lista combativa encabezada por nuestra compañera Angélica Lagunas, desde el Frente Multicolor Bermellón e Independientes.
Desde la agrupación nacional A Luchar estamos al servicio de esta tarea. Te invitamos a sumarte y participar de nuestras reuniones regionales.
Denunciamos la inacción de la CGT y exigimos la convocatoria urgente a un nuevo paro general de 36 horas, con un plan de lucha para enfrentar el plan motosierra de Milei, los gobernadores y el FMI.
Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
Las elecciones reflejaron un profundo descreimiento y una gran decepción con los políticos patronales: el 47% del padrón no votó, el nivel más alto de abstención desde 1983. En ese contexto, el PRO se hundió: Silvia Lospennato y los Macri apenas alcanzaron el 15%, mientras la ultraderecha de Manuel Adorni y los Milei dio el batacazo con un 30%. El peronismo, con Leandro Santoro a la cabeza, fue el otro gran derrotado, pese a que lo daban primero en las encuestas (27%). En ese escenario, el Frente de Izquierda Unidad hizo una buena elección, quedando como la quinta fuerza entre las 17 listas que competían, con un 3,16%. Renovó una banca en la Legislatura y superó a Ramiro Marra, a la lista de los radicales encabezada por Lucille Levy (del espacio de Martín Lousteau), entre otras.
El gran “ganador” de las elecciones del pasado 18 de mayo fue la abstención. Casi cinco de cada diez personas no fueron a votar, un fenómeno que se repitió en las cinco elecciones celebradas este año. Hay varias conjeturas sobre sus causas. Algunos analistas hablan de una “disociación entre la política y la gente”. Es decir, una profunda decepción y descreimiento por parte de amplios sectores populares y de la juventud frente a los políticos tradicionales y patronales, incluyendo a La Libertad Avanza (LLA).
El hastío frente a las reiteradas estafas electorales, las promesas incumplidas y la corrupción sistemática alimenta ese desencanto. “El 79 % considera que se gobierna para grupos poderosos en su propio beneficio”, señala un estudio (Clarín, 20/5).
Por eso, aunque se trataba de una elección legislativa, se apeló a referentes nacionales como candidatos y se involucraron figuras como Mauricio Macri y Javier Milei. Sin embargo, lo que predominó fue la apatía.
Estamos ante una crisis estructural del régimen y de esta democracia capitalista, que durante décadas funcionó con un bipartidismo capaz de canalizar las expectativas populares. Esa etapa ya quedó atrás, dando lugar a la actual dispersión y atomización electoral.
Triunfo de la ultraderecha y derrumbe del PRO
El PRO fue el gran derrotado tras 18 años de gobierno. La “muñeca” de Jorge Macri, al adelantar las elecciones especulando con que eso le jugaría a favor, solo adelantó su propia derrota, que fue estrepitosa. Ya había explotado Cambiemos (PRO-UCR-CC); ahora, explotó el PRO. Incluso sumando lo que obtuvo Horacio Rodríguez Larreta, igual quedaba tercero. No ganó en ninguna de las quince comunas. Apelaron a Lospennato, que ni siquiera pudo votar porque tiene domicilio en la provincia de Buenos Aires. El gran derrotado, otra vez, fue Macri, quien se tomó un avión a Europa, según dijo, por compromisos con la FIFA.
Junto al ausentismo, la otra gran noticia fue el triunfo de Adorni, candidato del gobierno de Milei y de la ultraderecha, que salió fortalecido al capitalizar principalmente el derrumbe del PRO. Fue un verdadero batacazo: la mayoría de las encuestas daban arriba a Santoro. Adorni y Milei lograron un doble triunfo, derrotando al peronismo por un lado y aplastando al PRO (su socio en el Congreso), al que duplicaron en votos.
Durante la campaña, Adorni y Milei impulsaron un discurso furibundamente anti-PRO y anti-Macri, acusándolos de ya no ser una herramienta útil para terminar con el peronismo. Bajo la consigna “Milei o kirchnerismo”, se presentaron como los únicos capaces de “enterrar a los K”. Es una expresión más del proceso abierto en las elecciones de 2023, donde es la ultraderecha la que capitaliza electoralmente el descreimiento en los viejos dirigentes y partidos patronales.
En especial, se repite el voto equivocado de sectores populares que rompen con el peronismo. Así, Milei se consolida como la nueva expresión política (en versión ultraderechista) del espacio de derecha que hasta ahora ocupaba el PRO. Ese es el gran triunfo político del gobierno, más allá del 30% que obtuvo: si se suman los votos anteriores del PRO y de LLA, el caudal es similar al de esta elección. Recordemos que Milei sacó el 57% en CABA en el balotaje.
El hecho central es que ahora fagocitó al PRO y apunta a hacer lo mismo en la provincia de Buenos Aires, convocando a que sus referentes se sumen a la lista violeta. Es lo que viene tejiendo con Diego Santilli y Cristian Ritondo, y ya varios intendentes pegaron el salto.
El pif de Santoro
La división en varias listas de la derecha y la ultraderecha venía favoreciendo a Santoro. Pero en la noche del domingo todo se derrumbó. Tuvieron que desmontar la conferencia de prensa que habían previsto junto a su militancia en Ferro, y la reemplazaron por un breve saludo de tres minutos, en el que Santoro reconoció la derrota.
Fue un candidato tibio, anodino, que intentó despegarse del karma de haber sido íntimo de Alberto Fernández y aseguró no tener vínculos con Cristina. “Yo me enfoco en lo local”, dijo. Cambió el nombre de su lista y pasó del color celeste al verde. Promovió un espacio amplio, conciliador: “yo me llevo bien con todos”. No enfrentó a Adorni. Afirmó: “no soy anti Milei, ni anti nadie”, dejando en evidencia que el peronismo no es una herramienta para enfrentar ni a la ultraderecha ni al PRO, ni en las calles ni en el Parlamento.
Así, el peronismo queda sin poder mostrar un triunfo de cara al desafío electoral en la provincia de Buenos Aires.
Buena elección del Frente de Izquierda
El Frente de Izquierda hizo una buena elección, a pesar de que el 55% de quienes fueron a votar lo hicieron por listas de la ultraderecha o de derecha y el 30% por las tres listas del peronismo. Fue la quinta fuerza que entró a la Legislatura. Superó al ultraderechista echado por Karina Milei, Ramiro Marra y a otros candidatos del mismo signo, a Lucille Levy, a Laura Oliveto de la Coalición Cívica bendecida por Elisa Carrió y a dos listas peronistas, entre otras como el Nuevo-Mas, con un testimonial 0,38%.
A pesar de haber quedado un punto por debajo de la elección de 2023, en algunas comunas el Frente de Izquierda llegó al 4% como en Almagro-Boedo; 3,9% en Chacarita-Villa Crespo; 3,74% en San Cristóbal y Balvanera.
Como dijo nuestra legisladora electa Mercedes Trimarchi (ver recuadro): “El Frente de Izquierda pudo capitalizar una franja de luchadoras y luchadores, jubiladas y jubilados, mujeres y disidencias y de la juventud que no se dejaron arrastrar por las variantes patronales. Esto es muy importante para fortalecer las luchas que se vienen. Llamamos a seguir impulsando la pelea por derrotar la motosierra de Milei, los gobernadores y el FMI y por una salida de fondo, el no pago de la deuda y la ruptura con el FMI, para que esa plata vaya a salario, jubilaciones, trabajo, vivienda, a la educación, universidad y salud pública. Salida tan necesaria y urgente que solo la izquierda plantea”.
Solo cinco de las diecisiete fuerzas políticas que participaron de la elección legislativa de CABA obtuvieron representación parlamentaria
Escribe Pablo Almeida, delegado general ATE Mecon
Detrás del fenómeno de la masiva abstención y del derrumbe del PRO, las elecciones del pasado domingo arrojan otra conclusión: pese a la dispersión reinante en el resto de las fuerzas políticas patronales el peronismo encabezado por Leandro Santoro no logró ganar las elecciones legislativas ni crecer electoralmente. Esto provocó una profunda crisis en su espacio. La imagen de la noche en el búnker montado en el club Ferrocarril Oeste fue un deslucido discurso a la prensa del candidato que encabezaba la lista con las caras largas de los dirigentes del fondo.
Una nueva decepción del peronismo de la Ciudad de Buenos Aires pese a que todas las encuestas lo daban por ganador. Los resultados demostraron algo que dijimos durante toda la campaña: el peronismo no es una verdadera alternativa para derrotar al ultraderechista Javier Milei.
En primer lugar, porque el último gobierno peronista de Alberto Fernández (del que Santoro fue un férreo defensor), no resolvió ninguno de los problemas que había prometido. No sólo no llenó ninguna heladera, sino que luego de cuatro años la inflación superó el 250% interanual y la pobreza se ubicó en el 42%. Todo esto en el marco de reconocer la deuda fraudulenta contraída por Mauricio Macri y Luis Caputo con el FMI.
La estrategia del peronismo porteño fue la de intentar ocultar el pasado con un marketinero cambio de estética: abandonó el nombre de Unión por la Patria y adoptó Es Ahora Buenos Aires, e incluso cambió el color celeste por un verde fluor. Discursivamente, volvió a apelar a bellas frases como el “enfrentamiento al abandono y la crueldad”, pero no pudo proponer nada frente a los problemas concretos que tiene el pueblo trabajador en la Ciudad. Aquí reside la principal limitación que tiene el peronismo en todo el país: no es visto como salida porque no tiene ninguna propuesta distinta a las que ya aplicó y que terminaron en el desastre electoral de 2023, que devino en la victoria electoral de LLA.
Leandro Santoro remarcó la idea de que su espacio debía conformar una fuerza política que no sea antagónica al Gobierno nacional: “No me considero anti Milei ni anti liberal”. A pocos días de las elecciones dejó en claro que la estrategia era convertirse en una fuerza como el peronismo cordobés de Martín Llaryora y Juan Schiaretti. En otras palabras, Santoro y el peronismo de la Ciudad buscan consolidarse como una fuerza que acuerde con La Libertad Avanza al punto de darle los votos necesarios en el Congreso para votar todas las leyes antipopulares y garantizar el ajuste en su distrito.
Acorde con este perfil, Es Ahora Buenos Aires no hizo ninguna referencia ni discursiva ni en sus candidaturas a las luchas que atravesaron este primer año y medio de gobierno de Milei ni a las que hace más de una década se vienen dando contra los sucesivos gobiernos del PRO.
Este balance de un nuevo fracaso electoral es muy importante para discutir fraternalmente con quienes, aun con dudas, creyeron que votar a Santoro ayudaba a la imprescindible pelea contra la ultraderecha. Una vez más volvió a quedar claro que las medias tintas, los discursos lavados y repetir las mismas recetas de siempre solo conducen a nuevas frustraciones.