May 16, 2024 Last Updated 9:31 PM, May 15, 2024

Izquierda Socialista

Una nueva guerra por el pequeño territorio de Nagorno Karabaj ha estallado el 27 de septiembre de 2020. Los combates armados y los bombardeos sobre Nagorno-Karabaj y su capital no han cesado. Cientos de soldados y civiles ya han muerto en los enfrentamientos. Y puede terminar en una guerra global entre Azerbaiyán y Armenia. Las dos partes se acusan mutuamente de iniciar el conflicto.

Este conflicto es muy complejo y tiene una larga historia de disputas territoriales en la región del Cáucaso sur. La población de Nagorno Karabaj (unos 150.000 habitantes) es mayoritariamente de origen armenio y, en 1991, se proclamó república independiente de Artsaj, con apoyo militar de Armenia y Rusia. Desde entonces el conflicto ha estado presente y sin solución.

Hay que tener en cuenta que el enfrentamiento entre Armenia (2.900.000 habitantes, mayoría armenia cristiana) y Azerbaiyán (10.000.000 de habitantes, mayoría musulmana) por Nagorno Karabaj no se limita solo a Nagorno Karabaj, sino que incluye otras grandes porciones de territorio de Azerbaiyán que fueron arrebatadas por Armenia durante la guerra que culminó en 1994.

Nagorno Karabaj no era fronteriza con Armenia, sino que era un enclave armenio rodeado por regiones de Azerbaiyán. Armenia lanzó una acción militar que arrasó el territorio azerbaiyano que rodeaba Nagorno Karabaj, separando la región de Nahchevan azerí de Azerbaiyán y provocando matanzas, limpiezas étnicas y el éxodo de cientos de miles de azeríes (unos 600.000 viven actualmente en Azerbaiyán), vaciando de población esos territorios y trasladando población armenia.

La otra cara de la moneda es el régimen capitalista de Azerbaiyán, que se ha negado siempre a reconocer el derecho del pueblo de Nagorno Karabaj a decidir su destino propio.

Rechazamos esta guerra que solo traerá más muertes, destrucción y miseria para sus pueblos. Mientras tanto, las potencias imperialistas, miembros de la OTAN y el expansionismo agresivo de los regímenes capitalistas de Rusia y Turquía usan este conflicto para avanzar en sus proyectos de dominio de los pueblos y de sus riquezas para la explotación capitalista.

¿De dónde viene el conflicto?

El conflicto tiene su raíz en siglos de rivalidades y masacres étnicas que tuvieron que ver con la formación y disputa de los viejos imperios capitalistas (inglés, francés, otomano, ruso).

La pequeña región de Nagorno Karabaj está poblada desde hace siglos mayoritariamente por una población de lengua armenia y cultura cristiana.

Cuando surgió la Unión Soviética, por la revolución socialista de 1917, se expropió a terratenientes y capitalistas y hubo más de una década de convivencia pacífica entre las distintas nacionalidades históricas del Cáucaso. Luego de la muerte de Lenin, y con el surgimiento de la casta burocrática contrarrevolucionaria encabezada por Stalin, se volvieron a abrir las heridas. Stalin, en los años ’30, cedió ese pequeño territorio a Azerbaiyán para dividir y controlar a los pueblos en beneficio de la burocracia del Kremlin.

Al disolverse la Unión Soviética, en 1991, y restaurarse el capitalismo, resurgió con fuerza la antigua división de los pueblos, ahora subordinada directamente a los intereses de distintos sectores capitalistas e imperialistas por el control de los territorios y sus riquezas. Así, tanto Armenia como Azerbaiyán se convirtieron en países capitalistas.

En 1991 Nagorno Karabaj se declaró independiente y se desató una guerra entre Azerbaiyán y Armenia, apoyada por Rusia. En 1994 terminó la guerra con un alto el fuego, pero sin acuerdo. Nagorno Karabaj se independizó precariamente, ya que ningún país del mundo reconoció esa independencia. Desde entonces se reiteran los incidentes y los choques armados.

El conflicto armado y el peligro de una nueva guerra fratricida

El conflicto de Nagorno Karabaj siempre ha sido utilizado por los regímenes de Azerbaiyán y Armenia para desviar la atención de sus pueblos frente a la crisis política y social de sus países, levantando la bandera de la “unidad nacional”. En medio de la nueva crisis aguda capitalista, los regímenes de Azerbaiyán y Armenia sufren cuestionamientos de sus pueblos.

El régimen de Azerbaiyán, encabezado por el islámico Ilham Aliyev, sucesor de su padre, gobierna desde hace casi veinte años. Enfrenta cuestionamientos por su represión y por la crisis social. La caída de los precios del petróleo lo afectó. El país es exportador de petróleo y gas. Tiene acuerdos especiales con Turquía, que compra sus hidrocarburos. Entre los principales inversores están las empresas británicas, rusas y turcas. Aliyev ha declarado que no se detendrá hasta recuperar Nagorno Karabaj. Cuenta con el claro apoyo político y militar del régimen turco de Erdogan, quien declaró abiertamente que “la lucha continuará hasta que Karabaj sea liberado de la ocupación” (Clarín, Argentina, 3/10/2020). La intervención solapada de Estados Unidos en el conflicto puede estar detrás del rol de Israel, que lleva tiempo vendiendo armamento moderno a Azerbaiyán, que compró en gran cantidad.

Por otro lado, el actual gobierno armenio llegó al poder a partir de la insurrección popular de 2018 que terminó sacando al anterior gobierno y obligando a realizar nuevas elecciones. Armenia es un gran productor y exportador de cobre y privatizó todas sus antiguas empresas estatales.

Si bien Armenia ha contado siempre con el respaldo de Putin y Rusia, el nuevo gobierno ha buscado tener relaciones más cercanas con la Unión Europea (UE) y la OTAN. Por eso Rusia está dando un tibio apoyo a Armenia y no quiere romper totalmente sus vínculos con Azerbaiyán. Y, a su vez, Francia y la UE buscan apoyar a Armenia en una nueva negociación. El imperialismo francés, donde hay una gran comunidad armenia, con su sector capitalista, tiene con Armenia vínculos especiales económicos y políticos.

No a la guerra entre Armenia y Azerbaiyán

Con esta guerra, la clase trabajadora y los pueblos de la región nada pueden ganar, sino sólo ser más sometidos a las multinacionales.

La ONU habla de “paz” pero deja correr los enfrentamientos, o la “paz” tramposa con ocupación militar de territorios para dejar el campo libre a las multinacionales imperialistas para explotar a las y los trabajadores, falsamente divididos por odios nacionales.

Solo habrá una verdadera paz y convivencia justa entre los pueblos si se termina con el sistema capitalista imperialista y sus gobiernos capitalistas y se expulsa a las multinacionales que hoy imponen sus intereses. Solo un verdadero socialismo, no el falso socialismo que gobernó la ex URSS, permitiría superar las fronteras nacionales y que los pueblos convivan en armonía, respetando sus nacionalidades y culturas, planificando sus economías en beneficio de la clase trabajadora y los sectores populares de la región del Cáucaso.

En esta perspectiva de fondo, hoy es urgente detener esta guerra entre pueblos manejados como peones de intereses capitalistas imperialistas y de los regímenes de Turquía y Rusia.

Desde la UIT-CI llamamos a todas las organizaciones políticas, sindicales y estudiantiles que se reclaman democráticas y antiimperialistas del mundo, a pronunciarse contra la guerra entre Azerbaiyán y Armenia.

Fuera la injerencia política y militar de los países imperialistas (la UE y los Estados Unidos) en el conflicto de Nagorno Karabaj.

Fuera el expansionismo agresivo de los regímenes capitalistas de Rusia y Turquía en la región.

Alto a las masacres de la población civil.

Por el respeto a la autodeterminación del pueblo de Nagorno Karabaj. Desocupación por parte de Armenia de los territorios azerbaiyanos y derecho pleno de la población a volver a su territorio.

¡No a la guerra entre Armenia y Azerbaiyán!

 

Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)

8 de octubre de 2020

 

La Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta internacional (UIT-CI) está organizando para el sábado 17 de octubre, a las 12, hora de Argentina, un encuentro de mujeres virtual en el que se destacarán las luchas feministas en este contexto de pandemia. Podés inscribirte aquí

La combinación de la pandemia del Covid-19 con la actual crisis económica del sistema capitalista imperialista incrementa las desigualdades de género: mayor feminización de la pobreza, un notable aumento de las tareas de cuidado y trabajo reproductivo, crecimiento de la violencia de género, que se suma a nuevos impedimentos en el acceso a la salud reproductiva y los derechos sexuales. Estas son las políticas que el imperialismo y todos los gobiernos del mundo están llevando adelante para descargar la crisis capitalista sobre las espaldas del conjunto de la clase trabajadora y que pesan más sobre las mujeres. Por eso la lucha feminista y la organización de las mujeres de manera independiente es crucial para enfrentar estos ataques.

Te invitamos a participar del encuentro internacional de mujeres organizado por la UIT-CI de manera virtual en el que estarán presentes compañeras de distintos países. Contaremos con la voz de mujeres latinoamericanas y del Caribe, de los Estados Unidos, Europa y Medio Oriente. No te pierdas la oportunidad de escuchar y de debatir con las protagonistas de las principales luchas feministas del mundo.

Escribe Miguel Lamas

La presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, homenajeó el 8 de octubre a los asesinos del Che Guevara, el ejército represor de la dictadura de Barrientos, a 53 años del hecho. Por su lado, Bolsonaro en Brasil dijo que el Che “solo inspira a marginales, drogadictos y a la escoria de izquierda”.

Recordemos que el Che fue asesinado el 9 de octubre de 1967, después de ser capturado por los militares al servicio de la dictadura de Barrientos, que ese mismo año, ese mismo ejército, había masacrado a balazos a los mineros, el 23 y 24 de junio, en la llamada Masacre de San Juan, matando, hiriendo gravemente o desapareciendo a doscientos trabajadores porque se oponían a la dictadura militar, luchaban por un gobierno de los trabajadores y coincidían con la lucha del Che por un verdadero socialismo.

El ministro de Defensa de Bolivia aprovechó para lanzar una amenaza “a cubanos, venezolanos, argentinos o lo que fuere que van a encontrar la muerte en nuestro territorio”, con el claro propósito de criminalizar y justificar la represión e incluso asesinatos, en cualquier protesta social, con el argumento de las guerrillas de hace medio siglo y supuestos invasores extranjeros, reivindicando de paso a la sangrienta dictadura del general Barrientos, que es como reivindicar a Videla en la Argentina.  

Los dichos llenos de odio de estos personajes y gobiernos ultraderechistas muestran que, a 53 años de su muerte, aún le temen a las ideas del Che. Pese a las tergiversaciones de los falsos socialistas del chavismo, las ideas del Che, internacionalistas y por un verdadero socialismo, sin multinacionales ni capitalistas, siguen vivas.

 

 

Costa Rica: ¡Fuera el FMI!

Decenas de miles de manifestantes llevan una semana de cierres de calles y anuncian huelgas y movilizaciones del movimiento sindical y popular para rechazar el acuerdo con el FMI. Como las protestas continúan, aun después de reprimirlas, el gobierno de Alvarado, con políticos burgueses y empresarios, llama ahora al “diálogo” para imponer un acuerdo.

Supuestamente para enfrentar la crisis, agravada por el Covid-19, el FMI prestará 1.750 millones de dólares imponiendo sus condiciones: nuevos impuestos a las transacciones bancarias, a la renta y bienes inmuebles, así como la privatización o liquidación de instituciones públicas como el Banco Internacional de Costa Rica y la Fábrica Nacional de Licores, entre otras medidas, que significan despidos.

Desde la UIT-CI nos solidarizamos con la lucha del pueblo trabajador de Costa Rica, denunciamos la política antiobrera y antipopular del gobierno de Carlos Alvarado, que favorece a banqueros y empresarios buscando imponer su política con la criminalización de la protesta.


Grecia. Declaran “organización criminal” a Amanecer Dorado

Ha sido un gran triunfo después de una gran pelea de los movimientos antifascistas, organizaciones de izquierda y los sectores populares. Luego de cinco años de proceso judicial, iniciado por el asesinato del rapero antifascista Pavlos Fyssasen, de 34 años, la Justicia griega declaró al partido neonazi Amanecer Dorado como “organización criminal” y se espera la condena para sesenta y ocho acusados, entre ellos sus dirigentes.

Amanecer Dorado había logrado 7% de los votos y bancas parlamentarias en 2012, pero sus crímenes y el repudio popular lo hundieron y en las elecciones parlamentarias de 2019 cayó a 2,93% de los votos.


Venezuela. La oposición de izquierda rechaza ley privatista “antibloqueo”

La Asamblea Constituyente, con todos sus miembros electos con fraude y oficialistas, votó la llamada “ley antibloqueo” dándole plenos poderes a Maduro para privatizar empresas e incluso para reprimir protestas de trabajadores. Fue aprobada a pesar de las críticas efectuadas incluso por sectores chavistas, como la denominada Alternativa Popular Revolucionaria (APR), y el intelectual Luis Britto García. En cambio, sí la apoya la más importante organización empresaria, Fedecámaras.

El rechazo a esta ley lo impulsa el Partido Socialismo y Libertad (PSL), sección venezolana de la UIT-CI, junto a otros sectores de izquierda que denuncian que su objetivo es la privatización de empresas estatales y bienes comunes del país en beneficio de capitales transnacionales y locales.

Esta semana estará en la Argentina una nueva misión del FMI. Viene a continuar las negociaciones para implementar el plan de ajuste con que se pretende que nuestro país le pague la deuda. Deuda que, recordemos, fue tomada durante el gobierno de Macri y utilizada en su totalidad para la fuga de capitales. El presidente Alberto Fernández ha dicho que, en el pacto con el organismo, se juega un “segundo tiempo” del partido que empezó con el acuerdo con los bonistas privados cerrado en agosto. El gobierno peronista del Frente de Todos, de esta forma, confirma lo que venimos diciendo desde que asumió, que su objetivo central es cumplir con los acreedores internacionales y el FMI. 

Habrá compañeros de trabajo, de estudio o vecinos que se pregunten si, luego de estas dos negociaciones, no comenzará realmente el “paquete de medidas” a favor de la clase trabajadora y los sectores populares. Lamentablemente no será así. De hecho, el acuerdo con el Fondo comenzó cuando el ministro de Economía, Martín Guzmán, presentó hace un par de semanas un presupuesto que contenía un fortísimo ajuste, el mayor desde 2002, en línea con las exigencias del organismo. Que, como en todos los temas vinculados al ajuste y a los pagos de la deuda, tendrá el pleno acuerdo de la oposición patronal de Juntos por el Cambio.

Toda la política económica del gobierno nacional está alineada entonces a “conseguir los dólares”, en última instancia para cumplir con los buitres de la deuda. Y que eso se debe hacer a costa del pueblo trabajador. Por eso la semana pasada Alberto Fernández bajó las retenciones (impuestos a la exportación) pactando con los monopolios agroexportadores, las mineras y las multinacionales automotrices. ¡La misma semana en que se conocieron los datos récord de pobreza!

Para bendecir todo esto fue convocada, este lunes, una reunión de lo que pomposamente se denomina “acuerdo social”. Allí estuvieron presentes los burócratas de la CGT, de las CTA y de la CTEP, junto con los banqueros de Adeba, la Unión Industrial Argentina (presidida por uno de los líderes de Aceitera General Deheza, Miguel de Acevedo, justamente uno de los beneficiados por la baja de retenciones), la Cámara de la Construcción y el Consejo Agroindustrial. ¿Para qué fue la reunión? ¿Acaso los dirigentes sindicales se sentaron a esa mesa para exigir aumentos de salarios o que se terminen los despidos? Nada de eso. El encuentro lo abrió el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, quien le pidió a los presentes que hagan público su respaldo al gobierno en la negociación con el Fondo. Ni lerdos ni perezosos, así cumplieron los presentes. Esteban “Gringo” Castro, de la CTEP, informó que “manifestamos nuestro apoyo en las negociaciones que se inician con el FMI”, lo que fue acompañado por Roberto Baradel (CTA), que concurrió a la reunión junto con Hugo Yasky, que sostuvo, sin que se le cayera la cara de vergüenza, que “nos parece fundamental que se siga negociando como hasta ahora para que el pago de la deuda no se vincule a un programa de ajuste” (Página/12, 6/10).

Todo esto sucede mientras siguen las dos pandemias, la sanitaria del Covid-19 y la social. Con respecto al coronavirus, mientras nuestro país continúa subiendo en la tabla mundial de posiciones de contagiados y fallecidos, los gobiernos peronistas nacional y de la provincia de Buenos Aires y el porteño de Cambiemos se dedican a pelearse por los números, acusándose mutuamente de “esconder” contagiados. Pero no hacen nada para incrementar la infraestructura ni la cantidad del personal de salud que debe salir a enfrentar la pandemia. Por el contrario, todas las medidas van en la dirección de abrir más actividades, sometiendo más trabajadores al riesgo del contagio. Después de más de seis meses de cuarentena, la política del gobierno de Fernández conduce a la resignación de que “tenemos que convivir con el virus”.

La pandemia social, por su parte, muestra su imagen más clara y dramática en la toma de Guernica. Miles de familias siguen esperando una solución a su problema acuciante de tener un lugar donde vivir. Y del lado del gobierno solo reciben promesas, maniobras para dividirlas y confundirlas, mientras lo único que sigue firme es la amenaza del desalojo por la fuerza que, si todavía no ha sucedido y se pospuso ya en dos ocasiones, fue exclusivamente por la organización y la firmeza de los ocupantes y por la solidaridad que ha rodeado a la toma. Conscientes de esto, desde Izquierda Socialista ya nos hemos hecho presentes con nuestros militantes y dirigentes, como los diputados nacionales electos Juan Carlos “Gringo” Giordano y Mónica Schlotthauer, para brindar toda nuestra solidaridad. Esta semana volveremos a hacerlo, así como participaremos de la marcha que se realizará el jueves a la mañana a La Plata, y a la tarde de Congreso a Plaza de Mayo con la consigna “Ni desalojo ni represión en Guernica y todas las tomas. Tierra para vivir”. El próximo domingo volveremos a Guernica para llevar las donaciones que estamos recolectando.

La otra expresión de la pandemia social es la pulverización de los salarios y las jubilaciones, que no solo nunca recuperaron lo que se perdió durante el gobierno de Macri, sino que ahora están cayendo más aún producto de la inflación en curso. Por eso, la semana pasada salieron y marcharon los trabajadores de enfermería, esta semana hubo paro y movilización de los estatales de ATE, así como de los docentes universitarios. Sigue la pelea de los trabajadores de la UTA y de los empleados de call centers de Córdoba. Luchas todas que tenemos que apoyar y plantear su coordinación, como venimos haciendo desde el Plenario del Sindicalismo Combativo, exigiendo aumentos de emergencia y la apertura inmediata de todas las paritarias.

Frente a un gobierno que nos quiere hacer creer que el “único camino” es someterse a los dictados del FMI y que, con otro nombre y doble discurso, nos lleva a un ajuste aún mayor que el actual, desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad decimos que la salida es oponerle un programa económico alternativo, obrero y popular. Que dé vuelta completamente las prioridades, que en vez de pagarle a los pulpos acreedores y al Fondo, o beneficiar a las patronales, cumpla con los trabajadores, los jubilados y los demás sectores populares. Para llevar esto adelante el primer paso es dejar de pagar la deuda externa y romper con el FMI. Juntamente con el cobro de un auténtico impuesto a las grandes riquezas, como plantea el proyecto presentado por el FIT-Unidad. Se obtendrían así los recursos para resolver las más urgentes necesidades populares de salud, trabajo, salario, vivienda y educación. 

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