Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
Milei y su ministro Caputo viven su peor momento. Un gobierno en crisis, ve como vuelan el dólar y se le diluyen las reservas. Una vez más, está sobre la mesa quién pagará la crisis: si el pueblo trabajador o los que se están beneficiando con ella.
No alcanzan los adjetivos. Desastre, caos económico, corrida cambiaria. “Esquema cambiario bajo estrés” titulaba el viernes 19 a la tarde, tras el cierre de los mercados, el hasta ayer oficialista La Nación+. La periodista Cristina Pérez, que conducía el programa arrancó diciendo: “este título se queda corto”.
El viernes 19 por la tarde, el dólar cerró a 1.575 pesos, bien por encima de la banda cambiaria establecida en su momento con el FMI. Recapitulemos, en los días previos el gobierno ya venía vendiendo dólares “de callado” y haciendo todo tipo de maniobras. La semana pasada reconoció que estaba entregando dólares del tesoro. Pero desde el miércoles 17, ya abiertamente, el Banco Central empezó a liquidar públicamente los dólares de las reservas, los mismos que había entregado el FMI con el compromiso de que no se usarían para esto, ya que tenían como destino el pago de los próximos vencimientos de deuda externa, en particular el de enero próximo, de 4.600 millones de dólares. La progresión fue geométrica, el jueves 18 vendió 379 millones, pero el viernes 19 tuvo que hacerlo por el doble: 678 millones. En sólo tres días se desprendieron más de 1.100 millones de dólares. Y así y todo no están pudiendo contener la corrida especulativa. Mientras tanto, el riesgo país voló por encima de los 1.500 puntos, el Merval (índice de la Bolsa de Valores de Buenos Aires) se fue a pique, tanto en acciones como en bonos. Por supuesto, hierven las especulaciones financieras, con algunos buitres que ya se acomodan ganando millones.
El ministro Luis “Toto” Caputo volvió a decir en su medio favorito (el canal de streaming Carajo, del Gordo Dan, lo que ya es todo un símbolo de la seriedad del propio funcionario): “Vamos a vender hasta el último dólar”. Los buitres especuladores y las consultoras que asesoran a las grandes empresas lo escuchan y se preguntan: “¿y después qué?”, o “¿cuánto tiempo se pueden seguir vendiendo reservas de esta manera?”.
Scott Bessent: la nueva carta de Milei
Decenas de economistas del establishment hacen cola en los medios para pegarle al gobierno, al ministro Luis “Toto” Caputo en particular. La ola de rumores, que salían del seno de las propias patronales y sus cámaras empresarias, iban y venían, incluyendo supuestas “salidas” del ministro.
El viernes 19 por la tarde en Córdoba, Milei buscó calmar la situación diciendo “estamos muy avanzados”, refiriéndose a un hipotético préstamo de emergencia por parte del gobierno de los Estados Unidos. Algunos hablan de un swap de monedas (parecido al préstamo de China). Préstamo que ni siquiera está confirmado, ya que había sido mencionado como posible por el secretario del Tesoro yanqui, Scott Bessent, en abril pasado. Pero, por ahora, nadie más volvió a hablar del tema en los Estados Unidos. Recordemos que Milei en casi dos años ni siquiera logró una reunión formal con Trump.
¿Quién va a pagar este estropicio?
Milei lleva casi dos años ajustando salvajemente al pueblo trabajador. Pulverizaron salarios y jubilaciones, se perdieron centenares de puestos de trabajo, se está reventando la educación y la salud pública, se cerraron decenas de organismos públicos, se dejó en la intemperie a más de cien mil personas con discapacidad, se está produciendo una virtual liquidación de la investigación en Ciencia y Técnica. Es la famosa “motosierra” de la que se jacta el presidente. Acompañado por la más fenomenal corrupción, enquistada en el propio corazón del gobierno con Karina Milei. Todo con el objetivo de cumplir con las exigencias del FMI y garantizar los pagos a los buitres acreedores.
Ahora, aquel a quien Milei llamaba “el mejor ministro de Economía de la historia argentina”, junto con el propio presidente, que se auto postuló para el premio Nobel de Economía, chocaron la calesita. En medio de sus derrotas políticas, la de las elecciones de provincia de Buenos Aires, y la caída de los vetos, de las multitudinarias movilizaciones y de la bronca popular creciente, están vendiendo los mismísimos dólares que deberían estar reservados para los buitres acreedores. Algo insostenible, que hace que muchos especuladores hoy los abandonen.
Por supuesto, más allá de cómo sea el desenlace de esta crisis aguda, es obvio que las patronales, el establishment financiero y el FMI tratarán de que la pague, una vez más, el pueblo trabajador, con más ajuste, miseria, hambre y marginación.
Por supuesto que, ante este escenario, hoy más que nunca, hay que seguir en la calle, siguiendo el ejemplo de la multitudinaria Marcha Federal del miércoles 17. Y redoblar la lucha, exigiendo a la burocracia de la CGT que rompa su ya escandaloso pacto con el gobierno y llame a un nuevo paro general, de 36 horas y un plan de lucha para derrotar el plan motosierra de Milei y el FMI.
A nadie se le escapa que una parte importante de esta coyuntura se define políticamente el 26 de octubre. Por eso la pelea es en las calles, pero también en las elecciones.
Es fundamental debatir cuál es la salida. El peronismo no es solución. El propio Axel Kicillof dijo en estos días que considera “infantil” romper con el FMI. ¡Cuándo de eso se trata, justamente! Por eso hay que apoyar, fortalecer y votar en octubre al Frente de Izquierda Unidad, para que haya más diputadas y diputados de la única fuerza que plantea un auténtico programa alternativo obrero y popular que empieza por romper con el FMI y dejar de pagar la deuda externa, para que esa plata vaya a las urgentes necesidades populares.










