Escribe Federico Novo Foti
En los años y décadas siguientes a Hiroshima y Nagasaki, se aceleró la carrera armamentista, encabezada por Estados Unidos y la URSS, dominada por la burocracia estalinista, a la que los trotskistas llamamos “estado obrero burocratizado”. A comienzos de la década de 1980, el dirigente trotskista Nahuel Moreno, a raíz de los peligros que implicaba el desarrollo del armamento nuclear y su fuerza destructiva en manos del imperialismo y la burocracia, actualizó la predicción alternativa definida por el marxismo revolucionario desde comienzos del siglo XX: “socialismo o barbarie”.
“A pesar de todos los triunfos revolucionarios la humanidad está al borde del precipicio. El marxismo, el trotskismo, señalaron que bajo el régimen imperialista y aún bajo el de la propia burocracia [estalinista], de no superarse la crisis de dirección del proletariado, estaba planteada para la humanidad la caída en la barbarie, en un nuevo régimen de esclavitud como continuación del régimen imperialista. Sólo el socialismo le permitiría superar el mundo de la necesidad y entrar en el mundo de la libertad”.
“Los colosales medios de destrucción desarrollados por el imperialismo y los estados obreros burocráticos hacen que el peligro que enfrenta la humanidad haya cambiado. Ya no se trata de la caída en un nuevo régimen esclavista, bárbaro, sino de algo mucho más grave: la posibilidad de que el globo terráqueo se transforme en un desierto sin vida o con una vida degradada debido a la degeneración genética provocada por los nuevos armamentos”.
“La única forma de evitarlo es liquidar las fronteras nacionales, el dominio imperialista y la propiedad privada capitalista. [Para lograrlo] no hay otro método que la movilización permanente del proletariado mundial y la unificación de sus luchas con este claro objetivo. [...] Ya no es barbarie o socialismo, sino holocausto o trotskismo”.1
Izquierda Socialista y la UIT-CI sostienen en la actualidad el rechazo al aumento creciente de los presupuestos militares de las potencias imperialistas y al uso irresponsable de la energía nuclear por parte de los monopolios transnacionales que la controlan. El peligro nuclear continúa, y en definitiva, la alternativa sigue siendo socialismo o catástrofe capitalista.
1. Nahuel Moreno. “Actualización del Programa de Transición”. Tesis XL, Ediciones El Socialista, Buenos Aires, 2020. Disponible en www.nahuelmoreno.org










