Escribe Federico Novo Foti
Nahuel Moreno, dirigente y fundador de nuestra corriente trotskista, señaló tres aspectos fundamentales de los acuerdos de finales de la Segunda Guerra Mundial.
Primero, afirmó que “a partir de la postguerra, todo el mundo capitalista, incluidos los países imperialistas, tiene que aceptar el liderazgo y dominio norteamericano”.
En segundo lugar que “se establece un frente único contrarrevolucionario entre el imperialismo y la burocracia del Kremlin (estalinista), sobre la base de la coexistencia pacífica, concretado en Yalta (febrero 1945), Potsdam (julio-agosto 1945) y el nuevo ordenamiento mundial: la ONU, el reparto de zonas de influencia, etcétera. Aunque se produce “la guerra fría” y profundos roces entre Washington y Moscú, aunque se dan varias guerras calientes contrarrevolucionarias, como las de Corea e Indochina (Vietnam), tanto Washington como Moscú actúan en general de acuerdo y defendiendo ese nuevo orden mundial organizado en Yalta y Potsdam. Stalin y Roosevelt se dividen el mundo en dos bloques controlados por el imperialismo norteamericano y el Kremlin, con el objetivo de frenar, desviar, aplastar o controlar la revolución de los trabajadores en el mundo”. Y agrega que “gracias a este acuerdo contrarrevolucionario y a la colaboración indispensable del estalinismo, el imperialismo estadounidense puede implementar el ‘Plan Marshall’ que lleva al establecimiento y estabilización de la economía capitalista en el occidente de Europa y en Japón, y la división de Alemania y su proletariado”. Por último, afirma que “contra todos los pronósticos del marxismo revolucionario, el colosal ascenso, como sus triunfos, no significaron la crisis de la socialdemocracia y del estalinismo y nuestro fortalecimiento, es decir que se comenzara a superar la crisis de dirección del proletariado mundial. […] Esta crisis de dirección es la razón fundamental de todos los fenómenos altamente contradictorios que hemos vista en esta postguerra, desde la reconstrucción capitalista de Europa y Japón hasta los estados obreros burocratizados, pasando por la división de Alemania y las invasiones militares de unos estados obreros por otros. El ascenso revolucionario se ha expresado hasta la fecha a través de las organizaciones tradicionales del movimiento de masas, llegando a que todas las expropiaciones de las burguesías nacionales se han llevado a cabo a través de direcciones burocráticas o pequeños-burguesas que originaron estados obreros burocráticos.”
Nahuel Moreno. “Actualización del Programa de Transición”. (1980) Ediciones El Socialista, Buenos Aires, 2014. Disponible en www.nahuelmoreno.org










