Los “precios cuidados” nunca lo estuvieron. En 2014 los trabajadores pasaron de comprar segundas marcas a dejar de comprar artículos indispensables de la canasta familiar. Los analistas dicen que el año pasado cayó un 2,2% la venta de artículos de consumo masivo, quedando por debajo del piso más bajo de 2009. (Clarin, 15/2). La caída alcanzó a bebidas y alimentos, cuyas ventas retrocedieron un 1,3%. Cayó la venta de electrodomésticos un 8,4% en promedio. El año pasado fue el de mayor caída del consumo masivo en la era kirchnerista, con bajas en las ventas que alcanzan el 2% en supermercados y comercios. (La Nacion, 29/1)
La inflación en 2014 llegó al 40% y en las paritarias se lograron aumentos que solo alcanzaron el 30% en promedio, y en cuotas. Por eso los salarios perdieron gran parte de su poder de compra. En el gobierno insisten en ocultar esta realidad. El INDEK anunció una inflación de 1,1% para enero, cuando todos los analistas señalan que fue superior al 2%. Ahora, cerca del inicio del ciclo lectivo, los artículos escolares aumentaron entre el 40 y el 60%. Encima, la baja de las naftas duró menos que el verano. Y volvieron a subir. En diciembre el gobierno había anunciado con bombos y platillos una baja del 5%, cuando en 2014 hubo siete aumentos que sumaron un 36,3%. (La Nacion, 12/2). Mientras el precio mundial del petróleo toca el piso de 2009 (menos de 50 dólares el barril), en nuestro país los combustibles volvieron a subir.
Ante todo esto la dirigencia sindical, tanto oficialista como opositora, parece más preocupada por saber a qué candidato patronal apoyará en las elecciones, que en los problemas de los trabajadores. La CGT de Caló está a la espera de anuncios sobre Ganancias que nunca llegan y en cómo salvar a Cristina de la crisis que atraviesa por el caso Nisman. La UOM, a cambio, acaba de recibir del gobierno varias hectáreas para un predio. Y la burocracia de los trabajadores petroleros está pactando jubilaciones anticipadas y despidos de trabajadores ante el anuncio de la baja del petróleo por parte de las multinacionales.
Por su parte, Moyano y Barrionuevo se reunieron en Mar de Plata pero no anunciaron ningún plan de lucha para “no aparecer como gestores de una maniobra contra Cristina” en momentos en que atraviesa una crisis política. Muchos burócratas se mostraron “preocupados” ante los acuerdos con China porque traerían mano de obra de ese país en desmedro de la de Argentina. Pero no mueven un dedo. Moyano participó de la marcha de este 18F junto a políticos de la oposición patronal, pero no define ninguna para enfrentar el ajuste, los despidos y por aumento de salario.
Las necesidades de los trabajadores no pueden esperar. Por eso los docentes de la provincia de Buenos Aires ya rechazaron la propuesta de Scioli de un aumento del 8% a cuenta. Y los maestros cordobeses exigen a De la Sota un básico de $ 9000.
Es necesario que la CGT Moyano (y la CTA Micheli) llamen a un plan de lucha unificado por aumento de emergencia para todos de acuerdo a la verdadera inflación; apertura inmediata de paritarias por un salario igual al valor de la canasta familiar; terminar con el impuesto a las Ganancias; prohibición de despidos y suspensiones, entre otros reclamos. Es urgente exigir a los dirigentes sindicales que abandonen el inmovilismo. Que dejen de hacerse eco de las campañas del gobierno diciendo que “ante momentos difíciles” no hay que reclamar. Lo mismo decía el kirchnerismo ante la campaña “patria o buitres”, de que no se podían reclamar aumentos cuando se estaba ante una supuesta pulseada nacional. Un salario digno es indispensable para una familia trabajadora. Apoyemos las luchas y exijamos a los dirigentes que se pongan al frente de estos urgentes reclamos.