May 01, 2024 Last Updated 11:15 PM, Apr 30, 2024

Escribe Guido Poletti

Los aumentos de los servicios públicos arrancaron con todo. Ahora, otra vez, subirá la luz. Y se anunciaron nuevos incrementos para el gas. Tenemos que parar estos tarifazos y dar una salida de fondo: reestatizar las privatizadas bajo gestión de los trabajadores y usuarios.

Este mes empieza a regir un nuevo aumento en la tarifa eléctrica, de 14%, que, sumado al 26% del mes pasado, da un total desde principios de año de 32% promedio. Lo peor es que todavía quedan dos incrementos más (en mayo y agosto), ya que el objetivo del gobierno es subirla un 55 por ciento.

También se realizó la audiencia pública para autorizar el aumento de la tarifa del gas. Recordemos que, cada vez más, las llamadas “audiencias públicas” son instancias puramente formales para cumplir con la ley, en las que no importan las denuncias que hacen distintas organizaciones de usuarios sobre los abusos y lo arbitrario de los aumentos. En lo concreto, una vez más, el gobierno autorizó una nueva suba que regirá desde el mes de abril, de 35% promedio.

Digamos de paso que no serán los únicos aumentos. El 15 de marzo vuelven a subir nuevamente los pasajes de los colectivos del área de Capital y Gran Buenos Aires, así como también de los trenes metropolitanos. También se autorizaron incrementos de la telefonía celular y otra vez hubo un alza en el precio los combustibles. Si a eso le sumamos las subas de precios de los alimentos (en febrero se fue a las nubes la carne) y otros productos de la canasta familiar, a nadie le sorprenderá que a la inflación de enero, que resultó de 2,9%, le sigue una superior en febrero (entre 3,5% y 4%) y otro tanto en marzo, terminando el primer trimestre con un incremento de precios cercano a 10 por ciento.

La realidad es que las tarifas ya se comen en muchos casos entre el 15% y el 20% de los salarios, y mucho más de las jubilaciones. Ya son miles los que afrontan cortes de servicios simplemente por no tener cómo pagar las facturas. O las anécdotas de los que ni siquiera se animan a prender un artefacto por miedo a lo que le vendrá en la cuenta.

Mientras tanto, las empresas privatizadas siguen burlándose de nosotros. Continúan sin invertir un peso y brindando servicios pésimos. Hace veinticinco años que vienen saqueando al país. Primero se llenaron los bolsillos con las tarifas dolarizadas del menemismo, luego con los subsidios del kirchnerismo y ahora con los tarifazos de Macri. Hay que retrotraer todos estos aumentos que saquean el bolsillo de los trabajadores. Pero, a la vez, tenemos que pelear por una solución definitiva: hay que rescindir ya mismo todos los contratos de privatización, reestatizar las empresas y ponerlas a funcionar bajo gestión de sus propios trabajadores y usuarios. Esta es la única solución para tener tarifas sociales para quienes las necesiten y servicios con la calidad correspondiente. Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda, a la vez que llamamos a seguirnos movilizando contra los tarifazos, te invitamos a que nos acompañes a pelear por esta salida de fondo.


El escándalo del “diputrucho” ¿Qué pasó cuando se privatizó el gas?

El peronismo realizó una audiencia pública alternativa contra el tarifazo del gas en la que participaron diputados e intendentes. Busca así despegarse de la bronca creciente ante los nuevos incrementos. Claro que, en todos estos años, los distintos bloques peronistas nunca plantearon una salida de fondo, como tampoco lo hicieron durante los doce años en que gobernó el kirchnerismo, que respetó a rajatabla la privatización del servicio que implementó el menemismo.

Recordemos que la aprobación de la privatización de la entonces Gas del Estado fue llevada adelante por el peronismo en medio de una sesión escandalosa en 1992, en la que incluso recurrieron a sentar cinco diputados truchos para simular que tenían quórum, intrusos que incluso “votaron” a favor de la ley. Uno de ellos, Juan Abraham Kenan, fue descubierto por un periodista y ahí se generó el escándalo. Kenan era asesor del diputado peronista Julio Samid. Los otros “diputruchos” también eran asesores de diputados peronistas, entre ellos uno que trabajaba con Felipe Solá.

Escribe José Castillo

Todos los días, con miles de compañeros en fábricas, oficinas o colegios compartimos el odio y la pelea contra Macri. Pero a muchos de ellos, cuando les decimos que la verdadera opción viene por izquierda, nos responden que “con Cristina estábamos mejor”. ¿Es realmente una salida volver a Cristina y al peronismo?

Si comparamos con el desastre actual de Macri, sí podría decirse que “estábamos mejor”. Pero otra cosa muy distinta es creer que los trabajadores estábamos bien con Cristina y su gobierno. No. El gobierno de Cristina también atacó el nivel de vida de la clase trabajadora y de los sectores populares. Veamos los hechos de su gobierno.

No nos tenemos que olvidar cuando peleábamos contra el impuesto al salario, que cada día se comía más de nuestros sueldos. Las luchas que teníamos que dar todos los años para romper los techos salariales, cuando nos mentían con los falsos números del Indec para justificar que “no había inflación” y desde ahí negarse a reconocer lo que habíamos perdido del costo de vida. Los compañeros docentes deben acordarse que todos los años tenían que hacer paros, igual que ahora, para que les reconocieran aumentos salariales. ¡Si fue la propia Cristina la que en un discurso atacó a los maestros por tener “tres meses de vacaciones”! También sufrieron despidos y represión los que lucharon contra ellos: le pasó a los trabajadores de Kraft-Terrabusi, a los del Casino o los de la línea 60, por citar solo algunos casos.

Es que el kirchnerismo, más allá de su discurso “nacional y popular”, no hizo ningún cambio de fondo. No tocó a las empresas de servicios públicos privatizadas de energía, las dejó continuar sin invertir un peso, brindando pésimos servicios y llenándolas de subsidios para garantizarles sus ganancias. Así dejó el terreno servido en bandeja para que Macri llegara y desatara la ola de tarifazos. El peronismo kirchnerista dice que “nos desendeudó”. ¡Eso es mentira! Fueron “pagadores seriales” (la expresión es de la propia Cristina): pagaron en efectivo 200.000 millones de dólares, pero cuando terminó su mandato debíamos más que cuando habían comenzado.

El kirchnerismo hizo todo tipo de negociados con corruptos como Boudou, De Vido, Cristóbal López o Lázaro Báez. Tenemos que ser claros en esto: robar al pueblo la plata que debería haber ido a salud o educación y pagar coimas a los empresarios no es favorecer a los trabajadores. Lleva incluso a situaciones trágicas, donde la corrupción mata, como sucedió con la masacre de Once, con 51 víctimas. Un gobierno que sostuvo a un corrupto como Cirigliano pese a las denuncias que hacían los propios trabajadores ferroviarios del Sarmiento.

Pero el peronismo, y el kirchnerismo como parte de él, no solo no son salida por todo esto. También son responsables del actual ajuste. Todos los gobernadores lo ejecutan. Incluso, una de los mejores alumnas del ajuste de Macri y el FMI es la propia Alicia Kirchner en la provincia de Santa Cruz, donde estatales y docentes sufren como nadie los congelamientos salariales.

Algún compañero, después de escuchar todo esto, puede pensar: “Es cierto, pero si vuelven al menos van a repartir algo, no vamos a estar tan mal como con Macri”. Lamentablemente no será así: todos los referentes del peronismo, incluyendo los kirchneristas, afirman que “no se puede romper con el FMI”, que hay que reestructurar el acuerdo con el Fondo y seguir pagando la deuda externa. Así lo dijeron textualmente tanto Agustín Rossi como, más recientemente, Axel Kicillof. ¡Como si el FMI alguna vez, en algún lugar del mundo, permitiera seguir bajo su batuta pero hacer un plan “progresista”! En los próximos tres años vencen 150.000 millones de dólares de deuda externa, incluyendo los 50.000 del FMI que habrá que devolver. Decir que se podrá hacer una política de “redistribución de la riqueza” y seguir pagando la deuda y aceptando los dictados del Fondo es una vulgar mentira.

Esta es la realidad: votar a Cristina o las otras variantes del peronismo “para sacar a Macri” no será ninguna salida para el pueblo trabajador. Si ganan, no harán otra cosa que continuar con el ajuste. Es lo que se deduce de sus propios planteos. Por eso, compañero lector, mientras seguimos peleando día a día contra Macri y las consecuencias terribles del ajuste, te invitamos a que sigamos reflexionando juntos. Seguramente estaremos de acuerdo en que necesitamos un programa de emergencia que aumente los salarios rápidamente hasta que nadie gane menos que la canasta familiar, que le dé el 82% móvil a los jubilados, que ponga plata para mejorar la educación y la salud pública, que pare las suspensiones y despidos, que cree trabajo para terminar con la desocupación. Para ponerlo en práctica es absolutamente indispensable romper con el FMI y dejar de pagar inmediatamente la deuda externa. Así aparecerá la plata para resolver las más urgentes necesidades populares. De la misma manera que para terminar con los tarifazos hay que reestatizar las privatizadas y ponerlas a funcionar bajo gestión de los trabajadores y usuarios. Pero esa salida solo la propone la izquierda. No el peronismo kirchnerista ni otra variante del PJ. Por eso te invitamos a que te sumes y nos ayudes a fortalecer el Frente de Izquierda.


Cristina convoca a los evangélicos: Llamado a armar el “peronismo celeste”

Tenemos que decir que la noticia no nos sorprende. Ya hacia fines del año pasado la ex presidenta había explicado que había que armar un gran frente “anti-Macri” en el que cabían tanto “los pañuelos verdes como los pañuelos celestes”. La expresión había generado en su momento un repudio hasta en muchos de los propios asistentes a ese acto, y por supuesto mucho más entre el propio movimiento de mujeres.
Pero ahora Cristina no se quedó en palabras. Directamente convocó a los pastores evangélicos a conformar el “peronismo celeste”. Uno de los referentes de este espacio es Gustavo Legname, quien venía trabajando con Juan Zabaleta, intendente de Hurlingham, que tras un paso por las filas de Florencio Randazzo volvió al espacio kirchnerista. Legname es la cabeza del núcleo evangélico que se reunirá con Cristina en el Instituto Patria con el objeto de organizar un espacio que incluya a los sectores que militaron activamente contra la legalización del aborto.
Cristina, con esta decisión, se posiciona claramente contra la marea verde. Con la excusa de “sumar a todos”, ahora también le da un espacio específico a los antiabortistas. Gravísimo. Una manifestación muy clara de por qué el peronismo kirchnerista no es salida.

Escribe Guillermo Sánchez Porta

Si hay algún lugar donde el doble discurso del kirchnerismo se desnuda fácilmente, es en Santa Cruz, donde gobierna sin intermediarios. Allí la gobernadora Alicia Kirchner (“kirchnerista pura”) no se diferencia en nada con la política de Macri o de Vidal. Alicia adhirió a la rebaja de impuestos y retenciones provinciales a las multinacionales mineras, petroleras y gasíferas que explotan los recursos santacruceños. La salud pública está abandonada. Y su política hacia la docencia y la educación pública es la más agresiva del país. Paga los salarios mensuales en cuotas, ofrece un 0% (¡cero!) de aumento salarial e incorporó el “presentismo”, sumando 3 puntos a los carneros en el puntaje docente para tomar cargos. ¡Mientras en todo el país los dirigentes kirchneristas repudian cualquier presentismo en Santa Cruz lo imponen!

Ante el llamado del gremio docente Adosac a no iniciar las clases (como convocan Baradel y Alesso de Ctera a nivel nacional), el gobierno y su agrupación Kolina sacaron un comunicado que sostiene que “repudiamos a los docentes que se pliegan a las medidas de fuerza”, “sin alumnos no existe escuela”, “no al abandono pedagógico”.

A la hora de gobernar contra los trabajadores no hay diferencias entre Cambiemos y el kirchnerismo. 

Basta de ajuste

Editorial

Si nos guiáramos por los titulares de Clarín, La Nación o los programas más vistos de TN o A24, lo más importante que está pasando es la saga de las causas de corrupción del kirchnerismo, con sus nuevos capítulos, como la nueva detención de Boudou o la suspensión hasta mayo del inicio del juicio oral a Cristina. En C5N o Página 12 encontramos la contrapartida con la cobertura del escándalo abierto con el fiscal Stornelli, que ahora terminó al revés con la detención de Marcelo D´Alessio. La realidad es que la corrupción de los negocios capitalistas cruza tanto al kirchnerismo como al macrismo, en muchos casos vía empresarios amigos que hicieron negocios con uno y otro. El Poder Judicial, en todos sus niveles, también está podrido hasta la médula, y ninguna confianza podemos tener en jueces y fiscales que siempre fueron garantía de impunidad para empresarios y políticos corruptos.

Pero no se nos escapa que, con todas estas maniobras mediáticas, lo que busca el gobierno es tapar los verdaderos problemas que afectan al pueblo trabajador: cómo llegar a fin de mes, el miedo a perder el trabajo, o no poder comprar los útiles a los hijos en el comienzo de año. La inflación anual ya alcanzó el 50%. Se va terminando febrero acumulando en apenas dos meses otro 6% que, sobre llovido mojado, pega sobre salarios y jubilaciones ya pulverizados por la carestía del año pasado. Siguen los tarifazos, ahora a los de la luz se suman los aumentos del transporte público en Capital y Gran Buenos Aires. Se viene un gran guadañazo en el gas para el invierno. Todos los días hay nuevas amenazas de posibles pérdidas de puestos de trabajo, como en Fate o en C5N. Frente a esta realidad, la CGT rompe su silencio de casi tres meses para reunirse con el FMI. Moyano hace un acto para recordar el del 21F del año pasado, donde pidió “votar al peronismo”. Ahora reclama que se reúna la CGT para ver si llaman a un paro allá por abril. Todo pateado para adelante: por eso es importante resaltar la marcha que realizó la semana pasada el sindicalismo combativo, marcando el camino de cómo enfrentar el ajuste. En las calles, movilizándose y dando la pelea, como fueron capaces de hacerlo los docentes porteños que, en pleno verano, lograron evitar el cierre de las escuelas nocturnas.

Mientras tanto, gobierno y oposición peronista ya están metidos con todo en la “rosca” electoral. La bronca generalizada que se palpa en la calle, donde miles de trabajadores y aun sectores de clase media que los habían votado equivocadamente ya han roto con el gobierno, hizo entrar en crisis a Cambiemos. Finalmente, tras idas y venidas, se definieron por la unificación de las elecciones nacionales con las de Capital y provincia de Buenos Aires, sin poder evitar que sus aliados en otras provincias fijaran sus propias fechas. PRO perdió la interna de Cambiemos en La Pampa a manos de la UCR (cayó su ahijado, el colorado Mac Allister) y se prepara para otra muy dura en Córdoba, mientras busca convencer a Lousteau para que no se presente en las PASO contra el macrismo.

En muchas fábricas y oficinas aparece el debate si para enfrentar el ajuste hay que hacer un gran “frente anti-Macri”. El peronismo busca capitalizar electoralmente esto. Claro que sigue sin terminar de resolver si van unidos o divididos en dos bloques. Cristina mantiene el silencio y el suspenso, mientras sus cuadros y militantes agitan que hay que armar “ese frente anti-Macri” encabezado por ella. Por el otro lado, el peronismo “alternativo” no termina de saber qué hacer con la aparición de Lavagna, oscilando entre un Massa que le hace “guiños” al kirchnerismo y un Urtubey tan oficialista que hasta sorprendió al propio FMI cuando fue a visitarlo. Pero todo ello no es obstáculo para que kirchneristas, massistas y el resto del PJ vayan cerrando listas unificadas peronistas para las elecciones provinciales anticipadas. Eso es hoy, en lo concreto, lo que significa el frente contra Cambiemos.

A todos los compañeros que hoy se preguntan si esa es la salida, aunque sea porque la consideran como “la opción menos mala”, les decimos rotundamente que no. Si el peronismo en cualquiera de sus vertientes llega a gobernar no va a cambiar el actual plan de ajuste por un programa de “redistribución de la riqueza” o “nacional y popular”. Sencillamente porque mientras muchos de ellos “agitan” para la tribuna contra el ajuste, todos se sientan con el FMI y le plantean “renegociar” el acuerdo, aceptando sin discusión que hay que seguir pagando la deuda externa. Esto es lo que hicieron la semana pasada tanto Urtubey, como Kicillof y Lavagna. O sea, se preparan para, en caso de gobernar, seguir administrando el ajuste.

La presencia de la misión del Fondo en estos días en nuestro país desnuda la realidad: somos una semicolonia y vinieron “los virreyes”, los que dirigen efectivamente nuestra economía. A ellos les rinde pleitesía no solo el gobierno, sino el conjunto de la oposición peronista en todas sus variantes. Solo el Frente de Izquierda se opone tajantemente, postulando una alternativa para las luchas y también para las elecciones, planteando que hay que romper con el FMI y dejar de pagar la deuda, para reconquistar una segunda independencia que ponga en marcha un programa económico alternativo, obrero y popular, que atienda las más urgentes necesidades de trabajo, salario, educación, salud y vivienda. Porque ante el brutal ajuste y el interrogante de cómo se sale, somos los únicos que decimos que se necesita un gobierno distinto, de los que nunca gobernaron, los trabajadores y la izquierda.

Escribe: Gabriel Massa

Siguiendo la política impulsada por el gobierno de Cambiemos, el ministro de Justicia Gérman Garavano presentó el martes 19 de febrero el proyecto de ley de baja de la edad de imputabilidad de los niños y niñas, pasando de 16 a 15 años.
“15 es un punto de consenso y está basado fuertemente en la estadística. A partir de los 15 años, un joven comprende la criminalidad de sus actos y debe responder con un régimen especial”, dijo el ministro en una entrevista con el diario La Nación.

Laura Marrone, legisladora porteña por Izquierda Socialista/FIT, estuvo con integrantes de la red “No a la Baja” y otros espacios de protección a los menores, en el momento de la presentación del proyecto por el ministro. “Me llamó la atención –dijo Laura– que numerosos niños y adolescentes que participaron del acto de rechazo al proyecto cantaban la consigna ‘policía, policía, no nos mandes a robar’”.

Laura afirmó que el planteo de baja de la edad de imputabilidad “surge del mismo gobierno que quiere cerrar escuelas nocturnas y terciarios, que desfinancia los programas de atención para niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad y que sostiene una política económica que solo lleva al desempleo de los jóvenes a niveles astronómicos. La contrapartida es más represión. Está en la misma línea de la compra de las pistolas Taser -definidas como instrumentos de tortura por las Naciones Unidas-, la legalización del gatillo fácil y la amenaza de deportación de miles de extranjeros”.
Es decir, en vez de resolver las causas que impiden que los jóvenes accedan al estudio y el trabajo, se responde a la crisis provocada por la política del gobierno de Cambiemos y el saqueo de los banqueros y las multinacionales con más represión para uno de los sectores más victimizados.
Desde Izquierda Socialista y el FIT llamamos a movilizarnos por el rechazo a la infame ley de baja de la edad de imputabilidad.


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