May 02, 2024 Last Updated 8:47 PM, May 1, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Martín Fú

Ana María Martínez fue militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST, antecesor de Izquierda Socialista), que soportó los embates primero de la Triple A y luego de la dictadura militar. A la edad de 31 años fue secuestrada por un grupo de tareas en su domicilio de Villa de Mayo, el 4 de febrero de 1982, para luego aparecer una semana después acribillada a balazos en cercanías de Dique Luján. “Rosalía”, tal como la llamaban sus compañeros de militancia, era obrera fabril de la autopartista DEA de Vicente López y estaba embarazada. Treinta y seis años después, luego del movilizar de manera permanente junto con la Comisión de Amigos, Familiares y Compañeros de Ana María Martínez, dos ex militares serán juzgados por su secuestro y asesinato.

El próximo 11 de octubre tendrá lugar la primera audiencia en San Martín donde serán juzgados el ex general de brigada Jorge Norberto Apa, jefe del Destacamento 201 de Inteligencia, y el ex teniente coronel Raúl Guillermo Pascual Muñoz, jefe de Departamento de Personal G1. Ambos militares prestaban sus “servicios” en el Estado Mayor del Comando de Institutos Militares, con base en Campo de Mayo. Por su parte, el ex teniente general Hector Ríos Ereñú, condenado anteriormente por delitos de lesa humanidad, murió durante la instrucción de la causa. Desde la conformación de la comisión en 2011, hemos estado movilizados, realizando actos, conferencias, aportando pruebas y testimonios, audiencias públicas en el Congreso, conformando la mesa del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, llevando nuestra solidaridad a las luchas obreras y acompañando los reclamos de familiares y amigos de las víctimas de la dictadura militar, como de la represión durante los gobiernos democráticos. Así continuaremos, movilizados reclamando juicio y castigo con cárcel común para todos los represores. Ana María Martínez ¡presente!

 

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Escribe Gabriel Massa

Sergio Massa, el líder del Frente Renovador; Miguel Ángel Pichetto, jefe de la bancada de senadores del peronismo federal, y los gobernadores de Salta, Juan Manuel Urtubey, y de Córdoba, Juan Schiaretti -dos de los mandatarios provinciales más cercanos al gobierno de Cambiemos- lanzaron la semana pasada Alternativa Nacional. Se declararon representantes del “peronismo democrático, republicano y federal”. Buscan ocupar el espacio entre Cristina y Macri para las elecciones de 2019. Pero hay dos cosas que los marcan a fuego: han sostenido y siguen sosteniendo en todo lo fundamental al gobierno de Macri y, en caso de llegar al gobierno, mantendrán el ajuste y todos los compromisos con el FMI.

Al hacer el lanzamiento público del nuevo agrupamiento los convocantes dijeron que cuentan con el respaldo de más de diez gobernadores y ochenta legisladores. Se referían a los gobernadores, diputados y senadores peronistas que aseguraron la votación de todas las leyes que mandó el gobierno de Cambiemos al Congreso y aplicaron a rajatabla en las provincias el ajuste ordenado por el FMI y Macri.

Urtubey expresaba a principios de septiembre la postura de esta “alternativa”: “Si el presupuesto es la herramienta que necesitan para cumplir con el plan económico hay que ayudarlos a que lo tengan”. Y consultado sobre cuáles serían las diferencias con el terrible ajuste dictado por el FMI, el gobernador de Salta explicó que la reducción del déficit “es una condición necesaria pero no suficiente. También hay que generar condiciones para que la caída de la actividad económica no sea tan brutal ... Muchas de las cosas que se están haciendo había que hacerlas en 2015”.
No se puede ser más claro. Urtubey dice que hoy el papel de la oposición es garantizar que el gobierno tenga su presupuesto para poder aplicar el ajuste, que el gran error de Macri fue no haberlo aplicado mucho antes y que ese ajuste va a haber que mantenerlo para reducir el déficit, tomando al mismo tiempo medidas –que no dice cuáles son - que no eviten la caída de la producción pero la hagan menos profunda.

Por supuesto que tienen que diferenciarse tanto del gobierno como del kirchnerismo. Así Sergio Massa declaraba pocos días después: “El desafío es saltar la trampa en la que nos intentan poner, que esto es Macri o Cristina”. Massa criticó al mismo tiempo el proyecto de presupuesto oficial, anticipando una posible maniobra de este bloque en construcción frente a su votación en el Congreso: que mientras suficientes legisladores peronistas den su voto para aprobarlo, los representantes del Frente Renovador y otros se abstengan o voten en contra para no aparecer tan pegados al gobierno.

Este nuevo armado tiene, al mismo tiempo, el objetivo de construir un espacio peronista aislando al kirchnerismo. Pero ni siquiera pueden terminar de diferenciarse: varios de sus componentes ocuparon altos cargos en los corruptos gobiernos kirchneristas, entre ellos el propio Massa, que fue jefe de gabinete de Cristina.
Está claro entonces de lo que se trata: “Frente al fracaso no sólo económico sino también político del gobierno de Macri”, como lo definió el propio Massa, construir una alternativa que pueda garantizar con los gobernadores y legisladores peronistas antikirchneristas la continuidad del ajuste ordenado por el FMI. Presentándose ante el establishment económico, el imperialismo y los propios funcionarios del Fondo como el peronismo “racional” o “civilizado” que se postula para poder garantizar la continuidad del ajuste en una era pos Macri.
Lo que también está claro es que la única salida de fondo distinta es la que plantea el Frente de Izquierda, empezando por la ruptura con el FMI, el no pago de la fraudulenta deuda externa, la estatización de la banca y el comercio exterior para que los recursos de la economía se vuelquen a resolver los problemas de los trabajadores, los jubilados y todos los sectores populares.

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Escribe Gabriel Massa

La mayoría de los activistas kirchneristas tienen como referencia a Hugo Yasky y Roberto Baradel, los dirigentes de la CTA y la Ctera, y a Sergio Palazzo, el líder de la Asociación Bancaria. Sostienen que son distintos de la burocracia tradicional de la CGT. Muchas veces hemos debatido en torno de la política y el rol de estos dirigentes y las organizaciones que encabezan -en gremios como el docente, estatales y otros-, criticando la ausencia de democracia en su funcionamiento y que no dan continuidad a la pelea contra el ajuste y dejan aisladas las luchas de los trabajadores, con el argumento de que las soluciones vendrán si votamos por los candidatos del kirchnerismo en las elecciones de 2019.

Pero ahora aparece en escena otro actor con el que se alía el kirchnerismo. Se trata del Frente Sindical para el Modelo Nacional, encabezado por dirigentes como el líder del Smata, Ricardo Pignanelli, y Hugo Moyano, junto al ya citado Palazzo. Este frente busca presentarse como una alternativa de lucha contra el ajuste de Macri. Para ello en su acto de lanzamiento exigió a la conducción de la CGT la convocatoria a un congreso confederal para votar un plan de lucha. Sin embargo, estos mismos dirigentes como próxima medida de acción han convocado a … una marcha a la Basílica de Luján para el 20 de octubre.

La distancia entre los discursos combativos de estos dirigentes y lo que hacen en la práctica no puede ser una sorpresa si se piensa de quién se trata: Pignanelli, el dirigente del Smata que estuvo junto al gobierno de Cambiemos hasta hace pocas semanas, que no movió un dedo en defensa de su gremio frente a los despidos y suspensiones masivas en las fábricas automotrices y que persigue con sus matones a todo activista o delegado honesto que se resiste a los ataques patronales; Moyano, el principal dirigente sindical que apoyó a Macri para que llegara a la presidencia, aunque ahora estén enfrentados.

Invitamos a los compañeros kirchneristas a reflexionar juntos. ¿El hecho de que estos dirigentes den su apoyo a Cristina y que lancen un movimiento sindical con discursos en favor de un plan de lucha significa que han cambiado su naturaleza? O por el contrario, como creemos nosotros, se trata de que, sin abandonar su política de freno a las luchas, buscan reubicarse junto al kirchnerismo con vistas a las próximas elecciones de 2019.
En definitiva, frente a todos los dirigentes que como salida nos proponen votar en 2019, los que de verdad quieren derrotar el ajuste tienen una alternativa: unirse a la izquierda y al sindicalismo combativo, con dirigentes honestos y democráticos como el Pollo Sobrero y el resto del cuerpo de delegados del Sarmiento y la Bordó, los que encabezan las seccionales docentes antiburocráticas, los dirigentes del neumático y tantos más que impulsan consecuentemente la pelea. Y con ellos construir la nueva conducción política y sindical que necesitamos para imponer una salida a la crisis a favor de los trabajadores y el pueblo.

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Escribe José Castillo

El Fondo Monetario Internacional es uno de los tres organismos (junto con el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio) con que el capitalismo imperialista garantiza su dominación económica sobre el planeta. Fue fundado en la conferencia de Bretton Woods, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial en 1944.
Las decisiones del FMI son tomadas por un directorio ejecutivo (“board”) en el que los países imperialistas tienen la mayoría absoluta (Estados Unidos es el que más votos tiene, acumulando el 16,75%; en el otro extremo todos los países de Latinoamérica juntos no llegan a 5%).

Todos los países miembros aportan cuotas al Fondo, que “teóricamente” las puede prestar ante situaciones de crisis económicas, con el objetivo de ayudar a esas naciones a resolverlas. En la práctica, el directorio ejecutivo decide a quién prestarle y le exige a cambio los llamados “planes de ajuste”. Estos consisten en violentos programas antipopulares que siempre incluyen bajas de salarios y jubilaciones, devaluaciones, recortes en salud y educación, y en muchos casos privatizaciones. Garantizando, de ese modo, la continuidad de las ganancias de las empresas y bancos transnacionales más importantes del mundo capitalista.

La Argentina, en la época del primer peronismo, no ingresó al recientemente creado FMI. Lo hizo recién en 1956, bajo el gobierno del general Aramburu, presidente de la “revolución fusiladora”. A partir de allí, nuestro país firmó 21 acuerdos con el FMI. Léase: 21 planes de ajuste, desde el primero en 1957 hasta el último de hace un par de semanas. En todos ellos perdieron los trabajadores, los jubilados y los demás sectores populares, y ganando los grandes empresarios, los banqueros y los monopolios agroexportadores.
A partir de 1982, cuando la dictadura militar generó la impagable deuda externa, los planes de ajuste del FMI tuvieron un único objetivo: pagarle a los acreedores. Así el Fondo obligó ajustar con el hambre y la miseria del pueblo, a que se vendiera todo el patrimonio nacional y que se pagara varias veces la fraudulenta deuda externa. Mientras tanto, siguió creciendo cual bola de nieve y hoy supera los 400.000 millones de dólares.
Esto fue, es y será el FMI al que se abraza el gobierno de Macri, repitiendo una historia ya vista muchas veces en los últimos 60 años.

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Escribe Juan Carlos Giordano Diputado nacional Izquierda Socialista/FIT

El nuevo pacto con el FMI no es solo más ajuste para el pueblo trabajador sino también más entrega, sometimiento y dependencia. Un avance en la colonización del país. La Argentina va a ser obligada a entregar todo el esfuerzo de millones de trabajadores para pagar una deuda perpetua que desangra a las presentes generaciones e hipoteca a las futuras. Hay que repudiar este pacto y seguir luchando por el no pago de la deuda y la segunda independencia.

Que la titular del FMI Christine Lagarde se haya dirigido desde Estados Unidos en conferencia de prensa junto al rastrero ministro de Economía, Nicolás Dujovne, hablando en otro idioma para anunciar el nuevo acuerdo con la Argentina, muestra a las claras el grado de sometimiento al que nos está llevando el gobierno de Macri con estos representantes de organismos internacionales explotadores y chupasangre. Muchos dijeron “Lagarde oficia de presidenta de los argentinos”. Si a esto le sumamos que Macri bailó la noche anterior en Nueva York con la vicedirectora ejecutiva de la fundación imperialista Atlantic Council en medio del brutal ajuste y de un nuevo paro general, confirma que este gobierno se abraza a los usureros y desprecia a millones de trabajadores.
Macri pasó a ser un títere directo del FMI y representante de los capitales extranjeros, las multinacionales, bancos y países imperialistas para aplicar un plan de ajuste y saqueo jamás visto.

Lagarde y Dujovne dijeron que el acuerdo “es para proteger a los más vulnerables”. ¿Se puede ser tan cínico e hipócrita? Al otro día Macri tuvo que reconocer que volvió a aumentar la pobreza (a casi 50% en provincias como Santiago del Estero). Ya antes había subido la desocupación (en la Argentina hay 7 millones de personas con problemas de empleo) y al mismo tiempo que crece el ajuste, aumentan minuto a minuto los fondos que se van del país para pagar una deuda externa usurera, ilegítima y fraudulenta. Y como esa deuda sideral corre el riesgo de que en algún momento la Argentina no la pueda pagar, el FMI presta plata para garantizar esos pagos, no para salud, trabajo o reactivar la economía. Esa es la pura realidad.

El único objetivo del acuerdo es garantizar plata para los especuladores y traficantes con el dólar, pagos de la deuda y apuntalar a un gobierno para las elecciones. Los adelantos de los desembolsos para 2018 y 2019 previstos originariamente para años venideros tienen ese objetivo.
Está en juego la “gobernabilidad” de Macri y también el “prestigio” del FMI y Lagarde, quien se postula para presidir el Banco Central Europeo y ser presidenciable en Francia. Donald Trump también apoyó el préstamo. Saben que una crisis mayor en la Argentina puede ser un efecto contagio hacia otros países que se están rebelando contra los dictados del FMI. Brasil está en una crisis terminal, Nicaragua se sublevó contra el robo jubilatorio del FMI aplicado por el sandinista Ortega, en Haití pasó lo mismo. También en la “estable” Jordania. Y Costa Rica está en huelga general contra las recetas fondomonetaristas.

Ningún país del mundo salió adelante con los ajustes del FMI. Al revés, donde se aplicaron hubo tarifazos, robo salarial y pagos de la deuda y duras respuestas de lucha obreras y populares. El “déficit cero” de Macri-Lagarde es la vieja cantinela para atacar con salvajes planes de ajuste a los pueblos del mundo, de los que no se salva nadie. Grecia fue hipotecada hasta 2060 con ajustes brutales, endeudamiento serial y “cambios estructurales” que atacan viejas conquistas obreras.

No pago y segunda independencia

El capitalismo imperialista en su fase terminal es solo hambre, pobreza, explotación y nuevas cadenas de opresión sobre países como el nuestro que, de la mano de Macri, nos está llevando a un mayor sometimiento, caos social y nuevas crisis económicas que se las endosarán al pueblo trabajador si no se le para la mano.

Macri no hace más que seguir adelante lo que ya hicieron otros gobiernos, como el peronista de Menem (apoyado por el kirchnerismo), con la famosa frase “relaciones carnales” con el imperialismo. La Argentina en los años ‘90 perdió todo el patrimonio nacional con el remate de las estratégicas empresas del Estado mientras la deuda creció al doble. Luego vino más ajuste en 2001. En los doce años kirchneristas se siguió pagando la deuda externa y nunca se recuperaron las privatizadas. Y ahora se vuelve a dar una nueva vuelta de tuerca con Macri.
Izquierda Socialista propone desconocer este nuevo pacto con el FMI, el no pago de la deuda, pelear por la segunda independencia y un frente de países deudores latinoamericanos. Y lucha por un gobierno de los trabajadores y el pueblo que nos libere de las cadenas coloniales capitalistas en camino al socialismo, tomando otras medidas de fondo como la nacionalización de la banca y la reestatización de las privatizadas. En pleno siglo XXI es una de las grandes tareas de nuestro pueblo.

Mientras damos esta pelea, llamamos a los trabajadores y al pueblo a enfrentar este nuevo pacto de ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores exigiendo el nuevo paro de 48 horas para derrotarlo ahora y no esperar a 2019 como plantea el peronismo, incluido el kirchnerismo.

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