Escribe Mercedes de Mendieta, diputada nacional electa por Izquierda Socialista / FIT Unidad
Seis varones violaron a una chica de veinte años en un auto estacionado en Palermo al mediodía. Una vecina fue quien vio la situación y junto a otros vecinos los detuvieron hasta que llegó la policía. El hecho conmocionó al país y hubo un repudio generalizado. Desde Isadora e Izquierda Socialista exigimos justicia para la víctima y cárcel a los violadores.
Los imputados son Ángel Pascual Ramos (23), Lautaro Dante Ciongo Pasotti (24), Steven Alexis Cuzzoni (20), Franco Jesús Lykan (24), Tomás Fabián Domínguez (21) e Ignacio Retondo (22). Los seis están detenidos en distintas comisarías de la Policía de la Ciudad y hasta el momento se negaron a declarar. Ninguno tenía antecedentes penales. Uno de ellos vive en el barrio porteño de Villa Crespo, los demás en el conurbano bonaerense (San Miguel, Laferrere, San Martín y Vicente López). Tres de ellos iban a la universidad y uno militaba en la agrupación kirchnerista “Lealtad Vicente López”, el mismo que ya había abusado sexualmente (años atrás) de una chica de 14 años que al ver las imágenes se animó a denunciarlo, en solidaridad con la víctima actual.
Evidentemente el perfil del violador (individual o en grupo) poco tiene que ver con la imagen que socialmente se construye como un monstruo o un enfermo. Mas bien ocurre lo opuesto, los que violan son varones que tienen una vida aparentemente normal: no tienen antecedentes penales, van a la universidad y un fin de semana largo a bailar con amigos. Lo que ocurre es que en esta sociedad patriarcal los varones pueden violar cuando les da la gana y en cualquier lugar porque gozan de impunidad. No importa si es de día o de noche, quién sea la víctima (desconocida o su propia hija), si es en grupo o no. Lo que importa es someter y dominar el cuerpo de la mujer.
Los hijos sanos del patriarcado
Según las estadísticas del Ministerio de Seguridad de la Nación, en el año 2020 hubo 22.076 denuncias de mujeres por situaciones de abusos sexuales y violaciones: 60 por día. Un 43% más de denuncias que en 2019, cuando no había ni pandemia ni cuarentena. Esta cifra demuestra que los abusos y violaciones no son casos aislados ni que solo suceden en las calles o fuera del hogar. En la revista de Isadora “La Rebelión de las Mujeres” publicada en 2019, escribíamos en un artículo sobre la cultura de la violación que “Las violaciones son muy comunes y en muchos casos, naturalizadas. Por eso, se popularizó la frase que dice que un violador no es un enfermo, sino un “hijo sano del patriarcado”. Porque el sistema patriarcal, hace que las mujeres sean vistas como objetos de consumo y disfrute del mundo masculino, por lo tanto el hombre puede violarla, al considerarla de su propiedad. [...] Por ejemplo, la cultura de la violación sostiene que no es tan grave traspasar los límites de una mujer, que si un varón maltrata a una mujer y ella sigue con él, es culpable también; que si una mujer está borracha y no es capaz de articular un “NO” rotundo y oponerse con firmeza significa que consiente una relación sexual, etcétera.“
El doble discurso del gobierno
La Ministra de Mujeres Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, se refirió a los hechos en su cuenta de Twitter como: “no son “una bestia” ni una “manada”, sino “tu hermano, tu vecino, tu papá, tu hijo, tu amigo, tu compañero de trabajo”. Y siguió: “Ninguno de los hechos que nos horrorizan son aislados. Todos y cada uno responden a la misma matriz cultural”. Desde ya que no compartimos las criticas de la derechista Patricia Bullrich que dijo que esas frases justifican la violación. Pero, sí denunciamos el doble discurso de Gómez Alcorta que es parte del gobierno y por lo tanto, responsable de la situación de las mujeres y disidencias quienes protagonizamos una gran jornada el 8M en la que denunciamos la falta de presupuesto para combatir la violencia de género. Desde Isadora e Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad nos solidarizamos con la víctima y pedimos justicia. Este hecho no puede quedar impune y los violadores deben ir a la cárcel.