Escribe Reynaldo Saccone
Cuando parece que las vacunas hubieran puesto el final de la pandemia al alcance de la mano, un nuevo obstáculo aparece, porque tanto la elaboración de la vacuna, como su fraccionamiento y distribución, lo hacen las multinacionales farmacéuticas que ponen el lucro empresario por delante de las necesidades de la población mundial.
Estas compañías que monopolizan las vacunas con las patentes también imponen en la producción la irracionalidad capitalista. En nuestro país estamos asistiendo a un ejemplo. La producción de la vacuna Oxford se hace en la planta de Garín, perteneciente al multimillonario peronista kirchnerista Hugo Sigman. “El 20 de enero exportó a México el equivalente a seis millones de vacunas. El 2 de febrero exportó otros seis millones de dosis. Ahora mismo produce a un ritmo de 18 millones de dosis cada mes y en abril alcanzará los 25 millones de dosis mensuales. Ese material permanece paralizado en los laboratorios mexicanos de Liomont y en la Argentina a la espera de que se resuelva el desabastecimiento de viales (envases)”. (El País, 25/2/2021).
La vacuna se hace en virtud de un negocio tripartito del mencionado Sigman, el multimillonario mexicano Carlos Slim y AstraZeneca, la multinacional que detenta la patente. Se fabrica en la Argentina, es exportada a México para ser fraccionada y empacada por el laboratorio Liomont y desde allí distribuida a toda América latina. El plan se vino abajo porque Liomont no puede cumplir su parte del acuerdo.
La solución capitalista a este problema continúa por el sendero de la irracionalidad. Como la vacuna de AstraZeneca no está autorizada aún en Estados Unidos (la luz verde se prevé para abril), la factoría estadounidense de la multinacional, sin problemas de desabastecimiento, se encargará de realizar por unas semanas la tarea de Liomont. “Ya hemos enviado el equivalente de 6.400.000 dosis desde Argentina a Estados Unidos y la semana próxima saldrán otras 6.400.000”, dijo Sigman (El País, 25/2/2021).
Tremenda irracionalidad de la producción capitalista: produjimos en nuestro suelo por lo menos 18 millones de dosis de vacuna y solo hemos vacunado a un millón y medio con una dosis. Por eso exigimos al gobierno que corte este camino de absurda irracionalidad obligando a la empresa AbsXience de Sigman, a ceder la fórmula de la vacuna, suspenda los envíos al exterior y disponga que el fraccionamiento y envasado se realice en instalaciones argentinas, en caso contrario se intervenga o estatice.
En nuestro país hay una importante industria farmacéutica con capacidad instalada, tecnología y recursos humanos que el gobierno debe volcar a la fabricación de vacunas y resolver en poco tiempo la inmunización de la población para acabar con la pandemia. Hay, también, una industria del vidrio centenaria, pero que cae en picada desde 2017. El sector de envases trabaja entre el 60% y el 80% de su capacidad. Es necesario reactivarla y ponerla a producir los frascos necesarios. Lo mismo con la fabricación de otros insumos. Astra-Slim-Sigman saben que su negocio ya está garantizado y que el Estado pagará, no les interesa apurar el pasado. El gobierno del Frente de Todos, entonces, debe intervenir para que esa producción a granel, acompasada a la ganancia empresarial, se transforme cuanto antes en millones de vacunas para el país y América Latina.
Centralizar y nacionalizar el sistema de salud y la industria farmacéutica permitirá lograr medicamentos gratuitos y una atención de excelencia, gratuita e igual para todos y todas.