Escribe Miguel Lamas
La corriente trotskista encabezada por Nahuel Moreno participó en la lucha militar contra la dictadura con una brigada internacionalista, la Simón Bolívar. Fue impulsada desde Bogotá, adonde estaba exiliado Nahuel Moreno, con el PST (Partido Socialista de los Trabajadores) de Colombia, que encabezaba una campaña sistemática de apoyo a la lucha contra la dictadura de Somoza y de solidaridad con el FSLN para que triunfase y encabezara un gobierno propio, sin burgueses.
En junio de 1979 comenzó el reclutamiento y entrenamiento en Bogotá. Más de mil voluntarios se anotaron en pocos días. Se financió con colectas de sindicatos, otras organizaciones y mucha gente que contribuía en las alcancías.
Fue integrada por brigadistas colombianos, panameños, costarricenses, exiliados nicaragüenses, argentinos (Nora Ciapponi y Miguel Sorans, entonces dirigentes del PST antecesor de Izquierda Socialista) y de otras nacionalidades.
Muchos fueron incorporados individualmente a las filas del ejército sandinista en el Frente Sur y participaron en los sangrientos enfrentamientos que se dieron contra los últimos focos de resistencia de la Guardia Nacional somocista. Hubo numerosos heridos y tres cayeron en combate. Sobre la costa atlántica, en la ciudad de Bluefields, la derrota de los somocistas y la toma de la ciudad estuvo directamente en manos de una columna independiente de combatientes de la Simón Bolívar.
Derrocada la dictadura, la brigada se dedicó a apoyar la formación de nuevos sindicatos, 110 organizaciones en Managua y Bluefields, junto al apoyo a las milicias barriales armadas.
La política de la dirección de la brigada era impulsar la movilización y el poder obrero y campesino independiente vía esos sindicatos y esas milicias. Proponía un gobierno sandinista sin capitalistas, para avanzar en la expropiación de los terratenientes y la burguesía y apoyar el proceso revolucionario de El Salvador. La política de Ortega y la dirección del FSLN era la opuesta.
Por eso finalmente el FSLN expulsó a la brigada. Los brigadistas fueron detenidos y enviados a Panamá y ahí encarcelados. Los comandantes sandinistas habían reivindicado públicamente a la Simón Bolívar. Pero, después del triunfo y de su participación en la lucha por derrotar a Somoza, el FSLN quería acabar con las milicias populares, controlar burocráticamente la naciente organización sindical, gobernar con y para la burguesía y no extender la lucha a El Salvador. Pasados 39 años los resultados de la política del FSLN están la vista.