Hay algo que sirve para definir qué pasa en Venezuela y qué es el gobierno chavista de Maduro y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Uno se levanta un domingo a la mañana y va a la panadería de la esquina a comprar pan y le dicen “no hay pan ni va a haber”. Punto. Pero eso no es sólo los domingos, es todos los días. Esto es Venezuela. Antes no hubo papel higiénico pero que no haya pan es otra cosa. Esto es el hambre. La libertad democrática número uno que no cumple Maduro. Hace meses que para millones es una odisea conseguir pan y la harina para hacer las “arepas”. Por esto la mayoría odia a Maduro y a su gobierno. Esta es la base del crecimiento de la rebelión popular. Además de reprimir e impedir la libertad de expresión o el derecho a la protesta, no garantiza la comida ni los medicamentos. Es hora de que quienes desde la izquierda aún pretenden defender a este régimen se den cuenta de lo que pasa. El pan falta no por una supuesta “guerra económica”. Falta la comida porque siguen pagando la deuda (en el 2016 se pagaron 18 mil millones de dólares y este se pagarían 17 mil más) y siguen los pactos con las multinacionales del petróleo.
La farsa de la Constituyente
Como un manotazo de ahogado, en medio de la gravedad de la crisis política y social, Maduro sale a convocar a una supuesta Asamblea Nacional Constituyente. Como bien lo denuncia nuestro partido hermano, el Partido Socialismo y Libertad (PSL), la Constituyente es fraudulenta porque una parte de sus 500 miembros serán designados por organizaciones controladas por el gobierno y otra en “elecciones territoriales” que no se sabe qué significa. Maduro lanza esta maniobra para tratar de darse tiempo en medio del crecimiento de las movilizaciones masivas que lo están poniendo contra las cuerdas. Y por otro lado, con el cuento de la “democracia participativa y protagónica”, busca perpetuarse en el poder y no convocar a las elecciones presidenciales que están pautadas para el 2018.
Su objetivo es consolidar, cada vez más, un régimen totalitario con el modelo de “partido único”. El gobierno y el régimen de Maduro se van consolidando como un estalinismo burgués. Se trata de un gobierno represor que se dice socialista y antiimperialista pero que gobierna para los empresarios y para las multinacionales. Por eso “Fuera Maduro” es la consigna central, aunque no la única, para impulsar la movilización y acabar con esta situación.
Se ha iniciado una rebelión popular democrática
La disputa está en la calle. Hace más de un mes que se han iniciado y crecen las movilizaciones masivas contra el gobierno en Caracas y en todo el país. Estas movilizaciones van más allá de las convocatorias que hace la oposición patronal de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática). Se han ido sumando sectores populares de los barrios y comunidades que fueron base social del chavismo en todas las ciudades del país. Esa rebelión adopta diversas formas: marchas, cacerolazos, cortes de calles y autopistas, con barricadas, marchas de mujeres y hasta saqueos generalizados que muestran la desesperación de amplias franjas. Por eso es totalmente equivocado interpretar que “son marchas de la MUD” y de la “derecha”. La MUD tuvo que convocar presionada por su propia base. En Caracas se han producido movilizaciones en barrios populares como El Valle, Coche, el 23 de Enero, Baruta y el barrio 5 de Julio de Petare. En Valencia, estado Carabobo, en la última semana ha habido un levantamiento generalizado en la zona sur de la ciudad, muy popular y obrera. Se han dado saqueos y violentos choques con la policía en barrios como La Isabelica, San Blas, Los Cedros, los Guayos, Tocuyito, entre otros. Esto se ha repetido en Táchira, Mérida, Maracaibo, Barquisimeto, Falcón y otras regiones. La Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Guardia Nacional Bolivariana (GBN) junto a los “colectivos” paramilitares fueron los encargados de la represión. Con un saldo hasta ahora de más de treinta muertos, en su mayoría jóvenes, más de mil heridos y centenares de detenidos. Estos detenidos están siendo enviados a tribunales militares acusados de “terroristas”. La juventud estudiantil y popular barrial tiene gran protagonismo. Hacen su propia autodefensa con escudos del estilo medieval y barricadas en los barrios y en las calles. En las marchas urbanas, incluso las que convoca la MUD, empiezan a ir sectores independientes que las ven como un cauce para accionar contra Maduro. En Maracay, por ejemplo, un grupo de jóvenes participó con un cartel que decía “Ni MUD Ni PSUV, Somos los de abajo que venimos por los de arriba”. Los militantes revolucionarios del PSL están participando de todo este proceso de rebelión popular, llevando sus propias consignas y volantes.
Las fisuras en el chavismo y la lucha por “Fuera Maduro”
La persistencia de la movilización popular está provocando fisuras en el seno del chavismo que aún son incipientes pero pueden crecer. La principal sigue siendo la fiscal general Luisa Ortega Díaz quien volvió a diferenciarse del gobierno. “No podemos exigir un comportamiento pacífico y legal de los ciudadanos si el Estado toma decisiones que no están de acuerdo con la ley”, expresó durante una entrevista para el diario The Wall Street Journal.
Otro que tomó distancia ha sido Gustavo Dudamel, el conocido director del Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles, simpatizante chavista, que repudió la represión. Lo mismo sucedió con el hijo del dirigente chavista Tarek William Saab, exgobernador de Anzoátegui y actual Defensor del Pueblo. También expresaron su repudio figuras deportivas como los destacados beisbolistas Jesús Aquilar, Eduardo Pérez y Robinson Chirinos.
La lucha por la caída de Maduro está abierta. Como lo señala el PSL “la salida no pasa por un gobierno de la MUD y sus partidos. Ellos representan la vieja política patronal y proyanki. [...] Por eso no repudian el paquete de ajuste de Maduro, ni se oponen a que siga pagando la deuda externa. Por eso tampoco llaman claramente a que Maduro se vaya, y utilizan la movilización, impuesta por la presión popular, para buscar una nueva negociación a espaldas del pueblo y la juventud, tal como hicieron en el 2016 con el frustrado diálogo”.
La lucha por el “Fuera Maduro” y su gobierno, plantea la lucha estratégica por un Gobierno de los Trabajadores que lleve adelante un plan económico de emergencia obrero y popular, como lo plantean nuestros compañeros del PSL.
Por eso, junto a la movilización es necesario seguir impulsando la formación de un polo político alternativo con los sectores que rompan por izquierda con el chavismo. Y continuar impulsando la movilización popular hasta la caída de Maduro para avanzar hacia los cambios de fondo que necesitan los trabajadores y el pueblo venezolano.
Marea Socialista no convoca a derrotar a Maduro
Marea Socialista es una organización que es parte de lo que se conoce como el “chavismo crítico”, y cuyo núcleo dirigente tiene relaciones con el MST de Argentina y el MES-PSOL del Brasil. Son sectores que han roto con el gobierno de Maduro aunque reivindican el legado de Chávez. Con ellos y otras organizaciones, el PSL viene actuando en unidad de acción en distintos frentes denunciando al gobierno de Maduro. Ahora también existen coincidencias en rechazar la convocatoria a la Constituyente por antidemocrática. En esa unidad no dejan de existir fuertes diferencias con el PSL. La más importante es que de hecho Marea no levanta ninguna consigna por la salida de Maduro. Se centran en la denuncia correcta de “Ni PSUV ni MUD”. El PSL también la adopta. Pero lo que consideramos incorrecto de Marea es que junto a ello no llaman a movilizar para sacar a Maduro del poder. Así caen en poner un signo igual entre el aparato represivo y las movilizaciones masivas: “Rechazamos la represión estatal y la violencia de aparatos. En la disputa política de las cúpulas, por el control estatal en el reparto de la renta petrolera, ha empezado a aparecer una creciente violencia que tiende a aumentar exponencialmente” (Editorial Nº 20, Aporrea.org). La responsabilidad de la “creciente violencia” es de Maduro y su gobierno represor y asesino. El camino es apoyar el accionar masivo popular para terminar con los responsables. Quedarse en el “ni-ni” y no adoptar una consigna clara llamando a movilizar por la salida de Maduro es un grave error que dificulta el surgimiento de un polo de izquierda alternativo unitario, que rescate a todos aquellos que rompen con el chavismo y quieren enfrentar con la movilización a Maduro. Sin movilización popular no hay derrota de Maduro y su gobierno. Esa postura es también un obstáculo para disputar a la dirección burguesa de la MUD en la calle, con un programa alternativo socialista y antiimperialista.
Sería un paso muy positivo que Marea Socialista adoptara la consigna de “Fuera Maduro”, o alguna otra en ese sentido, y convocara a unificar a toda la izquierda, chavista o no chavista, que no está con el gobierno ni con la MUD, para empujar la movilización.