El viaje tiene como centro ubicar a Cristina Fernández y al kirchnerismo en general como parte de un polo progresista, que lo compartiría, entre otros, con el actual primer ministro griego Alexis Tsipras y con su partido, Syriza. Esto se expresó con claridad en la reunión, dónde Tsipras afirmó que “a pesar de las distancias, sentimos que tenemos una mentalidad semejante”. La ex presidente, por su parte, planteó que “es importante, además, que todos compartamos la experiencia con los partidos progresistas, de izquierda o populares que hemos tenido experiencias de gobierno”.
Se trata de definiciones muy importantes sobre las que queremos reflexionar, sobre todo con los compañeros que se reivindican kirchneristas. Efectivamente hay punto de contacto entre Cristina y Tsipras. El actual mandatario griego llegó al poder luego de decenas de huelgas generales y el virtual estallido del antiguo sistema político griego con sus partidos tradicionales. Despertó enormes expectativas, pero luego las frustró: desde hace dos años puso en marcha un feroz ajuste, ha perdido todo apoyo popular, y ha tenido que soportar varias huelgas generales e infinidad de movilizaciones de los trabajadores que se niegan a que sigan ajustándolos. Plantear que Tsipras es “progresista”, “de izquierda” o integra el bloque de los que “resisten” a los dictados imperiales no soporta la más mínima prueba de la realidad.
Por su parte, Cristina Kirchner sigue insistiendo en las bondades de su gobierno. En la conferencia citada más arriba, cuando se le preguntó a la ex presidente por los motivos por los cuáles fue derrotada en las elecciones por el macrismo respondió insólitamente: “lo que pasó fue que no se entendieron muchos procesos que llevamos a cabo. No pudimos hacerle ver al conjunto de la sociedad que, en realidad, su mejor posición económica era parte de ese proceso. Y esos jóvenes de veintipico que entraron a trabajar a las fábricas creyeron que era un mérito propio”.
La ex presidente niega los reales motivos por los cuáles un sector importante de la clase trabajadora decidió castigarla (no votando al Frente para la Victoria en las pasadas elecciones). Temas como el tercio de trabajadores en negro; los salarios que perdían poder adquisitivo frente a una inflación sistemáticamente negada por el gobierno; el impuesto a las ganancias sobre el salario; la insistencia de que en nuestro país “había menos pobres que en Alemania”, sumado a los flagrantes casos de corrupción de Lázaro Báez, Cristóbal López o su vicepresidente Boudou parecen no haber existido. Lo que habría pasado es culpa de los propios trabajadores que “no entendieron el modelo”. Tsipras dice lo mismo: no es que él habría cambiado lo que planteaba en su campaña, donde afirmaba que no iba a aceptar ningún tipo de ajuste; el problema al parecer sería que “los trabajadores griegos no entienden que otra cosa no se podría hacer”.
El fallo de la Corte y más doble discurso
Durante su viaje, la ex presidente también hizo declaraciones sobre el reciente fallo de la Corte que beneficia a los genocidas: “Este fallo no se hubiera dado en el gobierno anterior...”. Lamentamos desmentirla. Porque durante el gobierno kirchnerista, y con la anterior composición de la Corte, se dio el caso del genocida Antonio Herminio Simón. Cuando un juez lo benefició con el 2x1 y la Cámara ratificó ese fallo, el fiscal apeló a la Corte Suprema. En ese momento, con la firma de Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda, Highton de Nolasco, Enrique Petracchi y Eugenio Zaffaroni, la Corte se negó a aceptar la apelación, permitiendo entonces que el citado genocida obtuviera su libertad.
¿Es Cristina la alternativa?
En síntesis, Cristina aparece en un campo de refugiados en Grecia y se reúne con gobernantes supuestamente “progresistas”, pero todo es, una vez más, puro doble discurso. Mientras seguimos peleando contra el ajuste macrista queremos invitar a los compañeros que se siguen reivindicando kirchneristas a reflexionar sobre todo esto. Opinamos que tenemos que ser claros, porque diciendo una cosa y haciendo otra, difícilmente salga algo favorable los trabajadores. La verdadera salida pasa por fortalecer una auténtica alternativa, independiente de los partidos patronales, que enfrente el ajuste con un programa de emergencia, que a nuestro juicio hoy se expresa en el Frente de Izquierda.