Según el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la empresa Metrovías, el aumento estaba justificado por el incremento de lo que llaman la “tarifa técnica” (cuánto costaría el boleto del subte sin el subsidio que le otorga el estado porteño a la empresa). Pero esos costos estaban totalmente inflados: le cargaban a los usuarios el valor del canon que debe pagar Metrovías por acceder a la concesión; el mantenimiento de los vagones (que no lo paga la empresa, sino el gobierno de la Ciudad y ahora se lo quieren trasladar a la población con el aumento) e incluso el “asesoramiento” que el Grupo Roggio (dueño de Metrovías) le habría hecho... ¡a la propia Metrovías!
Al igual que en el resto de los casos (ver nota principal) se pretende aplicar el tarifazo a los usuarios, al mismo tiempo que se siguen incrementando los subsidios a la empresa (aumentaron un 67% entre 2013 y 2015).
Quienes viajamos en Subte sufrimos diariamente la deficiencia del servicio: frecuencias que no se cumplen, viajar como ganado, servicios suspendidos “por razones técnicas”, escaleras mecánicas que no funcionan y suciedad al por mayor. Sin contar lo que no se ve y denuncian constantemente los propios trabajadores: los infinitos problemas de seguridad.
Se obtuvo un primer triunfo. Pero hay que continuar alertas y movilizados. El tarifazo fue solamente suspendido. El gobierno de Rodríguez Larreta, jugando desvergonzadamente para Metrovías, ya apeló la medida. Tenemos que pelear por su derogación definitiva y, como medida de fondo, echar a Metrovías y reestatizar el subte bajo gestión de sus trabajadores y usuarios.