Radicales, macristas y kirchneristas gobiernan juntos la UBA al servicio de los negociados, la privatización y el ajuste. Todas sus agrupaciones trabajaron mancomunadamente para derrotar a la izquierda y remover a la actual conducción combativa de la Federación Universitaria de Buenos Aires, objetivo estratégico para profundizar el ajuste con el próximo gobierno de Scioli, Macri o Massa.
Contaron a su favor con un contexto de apatía y desmovilización entre el estudiantado en el que vienen avanzando en instalar su campaña de que los problemas que atraviesa la universidad son responsabilidad de los centros, la federación y de la izquierda, y no del ahogo presupuestario, los negociados y las políticas privatizadoras que implementan las autoridades amparadas en el antidemocrático régimen de cogobierno. Lamentablemente, la política de la FUBA, hegemonizada en los últimos años por PO y La Mella, ha tendido a adaptarse a esa pasividad despolitizante.
La Franja Morada-Nuevo Espacio recuperó Derecho tras más de una década, y volvió a dirigir las tres facultades más grandes de la UBA, junto a Económicas y Medicina. Los radicales mantienen su hegemonía en Agronomía y Odontología, y duplicaron sus votos en Psicología. En Arquitectura se unieron al PRO, ganando la mayoría en el Consejo Directivo y quedando a 200 votos de ganar también el centro. Pero aquí, un frente unitario de la izquierda y los sectores combativos, le puso un freno, dando cuenta de que el avance de las fuerzas estudiantiles del rectorado no logró derrotar al movimiento estudiantil.
El rectorado y el gobierno nacional lograron ganar en Sociales. Un frente encabezado por la agrupación peronista de derecha UES -que venía de votar como rector a Barbieri e integra el rectorado desde su asunción-, aglutinó a todo el kirchnerismo que venía interviniendo dividido. Sumaron hasta a los radicales de Alternativa Académica. Todas sus fuerzas unidas lograron derrotar a La Izquierda al Frente, el espacio que integramos las fuerzas del Frente de Izquierda con otras agrupaciones de la facultad, y a la que se sumó El Viejo Topo-CAUCE.
La campaña kirchnerista estuvo lejos de un perfil “nacional y popular”, de apoyo explícito al gobierno. Tuvieron una campaña derechista y demagógica, hegemonizada por la UES, centrada en la calidad de los apuntes -para los cuales el estado no pone un peso-. Aprovecharon un desgaste de la conducción en la “gestión”. La falta de unidad de la izquierda a lo largo del año para conducir coherentemente el centro con campañas e iniciativas unitarias, producto del flagelo del sectarismo y la autoproclamación, imposibilitaron impulsar masivamente los reclamos pendientes tras la mudanza al edificio único.
Pero la izquierda logró un importante apoyo en Sociales obteniendo el 30% de los votos. A su vez, se impuso cómodamente en Filosofía y Letras, dejando 10 puntos atrás a los kirchneristas. De forma unitaria se derrotó al radicalismo en Arquitectura, y la lista del PO hizo lo propio en Veterinarias. Logramos sostener la minoría en el Consejo Directivo en Exactas. En Psicología, donde ganó El Impulso, frente encabezado por Libres del Sur y secundado por La Mella y el FER, la izquierda obtuvo también el 30%.
El FIT, a partir del frente entre PO y la Juventud de Izquierda Socialista hizo una buena elección en Derecho con 6%, a pesar de que PTS definiera romper el FIT al momento de la presentación de listas, obteniendo un resultado marginal. En Farmacia, donde PO volvió a ganar el centro, nuestra lista de la Juventud de Izquierda Socialista obtuvo un 4%, dando el debate también con una conducción de izquierda sobre la despolitización de limitar a los centros a brindar servicios.
En perspectiva, un triunfo de Scioli, Macri o Massa, depara necesariamente un mayor enfrentamiento en el vínculo de la juventud y el movimiento estudiantil con el gobierno de turno. El importante apoyo que las fuerzas del Frente de Izquierda mantenemos en la UBA deben ser la base para desplegar una fuerte campaña electoral contra los candidatos del ajuste en las próximas semanas. A su vez, la izquierda debe estar en la primera fila del combate al ajuste para acelerar ese proceso de ruptura política de la juventud con los partidos patronales. Como parte de ese movimiento de lucha podremos recuperar el espacio perdido, y fortalecer a los centros y a la federación para que en los tiempos por venir los estudiantes juguemos un rol destacado en las calles junto a los trabajadores y el pueblo.