May 20, 2024 Last Updated 1:17 PM, May 20, 2024

Izquierda Socialista

Hace tiempo que la situación en los barrios más empobrecidos de todo el país es angustiante. Esta situación no mejoró sustancialmente con la llegada del gobierno de Alberto Fernández. La desocupación , la precarización laboral y la inflación ya venían haciendo estragos. Todo esto se profundizó con la aparición de la pandemia del coronavirus.

Escribe Graciela Calderón, secretaria adjunta de Suteba La Matanza

La situación en los barrios llegó a un punto alarmante, particularmente en el Gran Buenos Aires, donde viven más de doce millones de personas, de las cuales 2.100.000 tienen déficit sanitario y 2.600.000 habitan en viviendas precarias próximas a basurales (datos del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina, diciembre de 2019).

Para cuidarnos de la pandemia debemos lavarnos las manos con agua y jabón, pero hay 2.800.000 habitantes del conurbano que no tienen conexión de red de agua corriente y casi seis millones no tienen cloacas.

Vivimos hacinados. En cuatro de cada diez hogares pobres del conurbano viven  tres personas o más por habitación, lo que facilita la transmisión del virus en el grupo familiar.

Los hospitales y las salitas de emergencia están colapsadas desde hace años.

La situación económica

La crisis económica del coronavirus afecta particularmente a millones de trabajadores informales que viven en los barrios, muchos de ellos nunca cobraron planes sociales ni reciben asistencia social de parte del gobierno nacional o los municipios. Son trabajadores de oficios, peones de taxi, albañiles, vendedores ambulantes, que viven al día sin un ingreso fijo. Trabajadores que no llegan a pagar el alquiler, los servicios y en muchos casos ni siquiera la comida para su familia. Ante la desesperación muchas de estas personas salen a la calle a tratar de buscar algún tipo de ingreso y son reprimidas por la policía.

En el Gran Buenos Aires unas tres millones de personas reciben comida diariamente en comedores (datos Clarín, 28/3/2020), muchos de los cuales están cerrados por la pandemia. Además, el gobierno resolvió que los comedores escolares sigan abiertos, pero la cantidad de viandas que llegan a las escuelas es mucho menor que la cantidad de alumnos. El gobierno nacional anunció un plan de asistencia alimentaria, que por el momento solo se puso en práctica en Quilmes, y comenzaría a implementarse en La Matanza esta semana. Pero, su alcance será de solamente 24 mil personas en un distrito donde viven dos millones, la mayoría sumidos en la pobreza. Es una medida totalmente insuficiente.

Las medidas del gobierno son insuficientes ¡Exigimos medidas de fondo!

Ante la crisis social que se vive en los sectores más pobres el gobierno anunció una serie de medidas sociales: un bono de 3.000 pesos para los jubilados que cobran la mínima, un refuerzo de 3.100 pesos para la asignación universal por hijo y el seguro de desempleo y 10.000 pesos para monotributistas y trabajadores informales. Son medidas totalmente insuficientes. Una familia no puede subsistir con 10.000 pesos. Esa cifra debería triplicarse y cobrarse de forma permanente. Además, el gobierno debe garantizar los elementos de higiene (lavandina, alcohol en gel, jabón para toda  la población) y brindar asistencia alimentaria para todo el que la necesite. Esto favorecería que en los sectores más pobres puedan realizar la cuarentena como corresponde. La plata hay que sacársela a los que ganaron millonadas de la mano de todos los gobiernos a costa del hambre del pueblo. ¡Impuesto progresivo a las grandes fortunas y no al pago de la deuda externa! 

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Escribe Nicolás Núñez, legislador porteño de Izquierda Socialista/FIT Unidad

No nos cabe ninguna duda de la importancia de cumplir con la cuarentena ante la pandemia del coronavirus. Para garantizarla, el gobierno desplegó enormes operativos con las diversas fuerzas de seguridad. Mientras que en los barrios de clase media y alta en general, se limitaron a verificar los permisos para transitar, en barrios y asentamientos populares se vienen registrando preocupantes situaciones de abuso de las distintas fuerzas de seguridad.   

Hasta el domingo 29 de marzo 524.557 personas fueron interceptadas por las fuerzas de seguridad y notificadas del curso de una causa legal, y 13.006 fueron detenidas sin que se produzca aún su liberación. En el marco de esos operativos se viralizaron videos de efectivos forzando a personas demoradas a hacer flexiones o repetir frases como en los tiempos del servicio militar y de trabajadores de empresas de delivery siendo detenidos por la policía en la ciudad de Buenos Aires y en Rosario. Desde ya que estos ejercicios de violencia y abusos se desarrollan en los barrios humildes y contra trabajadores. En contraposición, un directivo de la fraudulenta empresa Vicentin fue demorado en reiteradas ocasiones violando la cuarentena sin que nadie le ponga un dedo encima. Las fuerzas represivas actúan siempre con claras indicativas de clase.

Estos hechos pusieron en alerta a organismos de derechos humanos y al Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ) que emitió un comunicado denunciando los abusos policiales. El gobierno afirma que los efectivos filmados fueron sancionados, pero nada de eso se conoce oficialmente, y los hechos siguen sucediendo diariamente. Esto aumenta la preocupación ante la extensión de la cuarentena, y ni qué hablar si el gobierno no dispone medidas concretas para paliar la grave crisis económica y social que está creciendo en zonas como el conurbano bonaerense.

La declaración del EMVJ, que suscribimos desde Izquierda Socialista, finaliza señalando: “Las fuerzas de ‘seguridad’ que siguen impunes de todos los crímenes cometidos hasta la fecha, la policía del gatillo fácil, la gendarmería del gendarme carancho y de la desaparición en democracia no son quienes van a concientizar sobre la necesidad de la solidaridad y el cuidado mutuo”. El pueblo trabajador va a saber mantener la guardia alta frente a la pandemia y también frente a los abusos de las fuerzas de seguridad.

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 En la última movilización protagonizada por mujeres del 9M, en Buenos Aires, en conmemoración del #DíaInternacionalDeLaMujerTrabajadora, denunciábamos que en los primeros días del mes tuvimos más femicidios que en días pasados. Lamentablemente, esa relación numérica hacia fines de marzo y #EnCuarentena no se modificó. El sábado 28 se conocieron los cuatro nombres de mujeres asesinadas por el hecho de ser mujeres ese mismo día: Cristina, su hija Ada, Haydeé y Claudia.

Escribe Mercedes Trimarchi, diputada bonaerense por Izquierda Socialista/FIT Unidad

En tiempos de aislamiento social y encierro la violencia de género crece. Esto fue reconocido hasta por un informe de la ONU del 19 de marzo pasado, que recomendaba a los gobiernos que tomen medidas especiales. Sin embargo, nada se está haciendo y los femicidios serían un "efecto colateral del confinamiento", según el presidente de Uruguay, Lacalle Pou.

En la Argentina, Alberto Fernández no ha dicho nada frente a esta situación desesperante para las víctimas de violencia de género, que están siendo obligadas a convivir veinticuatro horas junto al agresor. Sí, a través de publicidades se está promocionando la línea 144 (destinada a recibir las denuncias de violencia de género) y ahora se implementó el pedido del "barbijo rojo" en las farmacias como una especie de "contraseña" entre quien solicita ayuda y quien atiende la farmacia.

Ahora bien, decretada la cuarentena obligatoria los llamados a la línea 144 aumentaron un 30%, sin embargo, quienes atienden esos llamados vienen denunciando que no dan abasto. Trabajan en condiciones completamente precarizadas, sin presupuesto, sin condiciones de seguridad e higiene y, por ser monotributistas, ni siquiera están cobrando las horas extras. Por otro lado, la idea de recurrir a una farmacia y usar la "contraseña" no está dando resultado en países como en el Estado español, que implementó "Mascarilla-19" sin ningún resultado, porque a las víctimas de violencia los agresores no las dejan salir de sus casas.

Desde Isadora e Izquierda Socialista exigimos que se declare ya la emergencia en violencia de género porque los femicidios y trans-travesticidios no cesan. No se le puede hacer frente a esta escalada de violencia con un presupuesto de 11 pesos por mujer por año que viene de la era Macri. Necesitamos refugios para que alberguen transitoriamente a todas las víctimas de violencia y a sus hijes. Exigimos la atención psicológica y el asesoramiento legal gratuito, con perspectiva de género, para todas ellas. A su vez, se debe implementar una ayuda económica que cubra la canasta familiar. Se deben prohibir los despidos y suspensiones y que las patronales otorguen las licencias pagas. Estas medidas mínimas y urgentes deben tener una partida extrapresupuestaria que debe salir del no pago de la deuda externa y de impuestos especiales a las grandes empresas, como el Grupo Techint, las telefónicas y las mineras que siguen siendo beneficiadas con subsidios y quita de impuestos.

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Escribe Guillermo Sánchez Porta

El presidente participó en la reunión del G-20. Allí vertió algunos conceptos que generan simpatía en diferentes sectores e instala la esperanza en que, luego de la pandemia del coronavirus, el mundo capitalista cambiará para mejor. ¿Es posible un capitalismo “humanizado”?

Delante de los jefes de Estado de las principales potencias imperialistas, Fernández dijo que “no hay lugar para demagogias ni improvisaciones”. “Debemos desafiar este presente con el mismo coraje que tuvo este G-20 cuando asumió el daño causado por los paraísos fiscales”.  También propuso la creación de “un fondo mundial de emergencia humanitaria que sirva para enfrentar, mejor equipados de insumos, el contexto que vivimos”.

 

¿Qué hay de realidad en estos dichos? 

 

Sin dudas la pandemia pone a los ojos de todo el mundo la tremenda decadencia global del sistema capitalista. No solo la miseria y la marginalidad de centenares de millones de personas, la falta de controles sanitarios que generan este tipo de epidemias (comenzando por el pueblo chino bajo la feroz dictadura capitalista del Partido Comunista), sino también la destrucción de la salud pública. No es una característica sólo del Tercer Mundo, sino que está presente en países imperialistas como Italia (que era reconocido por su “estado de bienestar”), España o los Estados Unidos. Las camas, los respiradores, las unidades de terapia intensiva, médicos, enfermeros, técnicos, insumos e infraestructura hospitalaria son escasos, producto de los recortes presupuestarios millonarios. ¡Los médicos deben decidir quiénes reciben atención y quiénes no!

Las medidas de “protección” que impulsan los gobiernos para evitar contagios, como estar a más de dos metros de otra persona, lavar la comida, la ropa, usar alcohol en gel, lavandina, lavarse las manos, etcétera, son directamente imposibles para millones. Según la ONU, más de 2.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable ni a saneamientos básicos, 350 millones viven en la calle y más de 3.000 millones viven hacinados. Esta es la realidad del capitalismo.

 

¿El FMI, el Banco Mundial y el capitalismo se volverán “sensibles”?

 

El discurso de Fernández genera confusión cuando dice que celebra que “el FMI y el Banco Mundial reconozcan lo insostenible de las deudas que soportamos los países más postergados” y “el deseo de que la humanidad superará esta pandemia. Pero lo que además logrará es acabar con el vicio de la exclusión social, la depredación ambiental y la codicia de la especulación”.

Lamentablemente, los dichos de Alberto no son más que una expresión de deseos. Es falso que exista un “capitalismo salvaje, neoliberal” y otro capitalismo “humanizado” que podría resurgir luego de esta pandemia. Hace décadas que el capitalismo de todos los colores solo genera “exclusión social, depredación ambiental y codicia”. Y así seguirá. La realidad argentina desmiente a Fernández: en plena pandemia los empresarios responden con especulación, faltantes, aumentos y despidos.  Techint, en medio del llamado presidencial a la “solidaridad social” y ante la amenaza de que “se terminó la Argentina de los vivos”, intentó despedir a 1.450 trabajadores.

En 2020 el gobierno ha puesto más plata para subsidiar y reducir impuestos a las multinacionales petroleras y mineras y en pagar la fraudulenta deuda externa que en los salarios de los trabajadores, los jubilados, los desposeídos, o en los presupuestos para salud, vivienda o educación. ¿Después de la pandemia los capitalistas dejarán de priorizar sus ganancias para cuidar a la humanidad, el bienestar y el planeta? Eso es un cuento de hadas.

 

Que el “fondo de emergencia humanitaria” comience por casa

 

En la crisis de 2008 el “coraje del G-20”, a través del Banco Mundial, el FMI y la Unión Europea, hicieron poner a todos los países el 2% del PBI mundial (varios billones de dólares) para ayudar “humanitariamente” a multinacionales y banqueros. Ese será el destino de cualquier “fondo de emergencia” que el imperialismo conforme. Y tratarán de que seamos los trabajadores y el pueblo quienes paguemos, una vez más, la cuenta de la crisis capitalista con mayores ajustes, despidos, salarios de hambre y superexplotación laboral.

El gobierno de Fernández debería dar el ejemplo luego de sus palabras en el G-20 y podría comenzar a hacer ya un “fondo de emergencia humanitaria” en la Argentina para encarar la crisis de la pandemia. Que les embargue a Roca, Bagó, Pérez Companc, Coto y demás multimillonarios un 20% de sus riquezas, para así conseguir miles de millones de dólares necesarios para salud, insumos y todas las necesidades de la emergencia. Que no se pague más un peso de la fraudulenta deuda externa a banqueros y bonistas.

Pero los únicos que “tendríamos el coraje” para tomar todas las medidas necesarias para atacar la pandemia, cuidar la salud del pueblo, terminar con la depredación ambiental y que la crisis la paguen los ricos y las multinacionales somos los propios trabajadores. No lo hará ningún gobierno de capitalistas, se llamen “neoliberales” o “populares”. Para planificar la economía en función de las necesidades de las mayorías, cuidando la naturaleza, es necesario que gobernemos los trabajadores. Dando inicio así a la construcción del socialismo, el único sistema que puede dar respuesta a la crisis de la humanidad y del planeta.

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Escribe Martín Fú 


En la madrugada del 2 de abril de 1982 un solitario cabo de la Armada, provisto con el único visor nocturno que tenía la fuerza, fue guiando al resto de los comandos a la casa del gobernador y administrador colonial Rex Hunt. Luego de una escaramuza, los royal marines y el gobernador se rendían ante las tropas argentinas. Una foto que recorrió el mundo y humilló al colonialismo británico, usurpador de las islas desde 1833. 

La recuperación de las Malvinas rápidamente generó el apoyo del pueblo, golpeado por el rigor de una dictadura sanguinaria, que gobernaba para los grandes empresarios y las multinacionales, persiguiendo y asesinando a miles de obreros, estudiantes y luchadores. 

Días antes, al calor de un creciente ascenso y agitación democrática, el país se había parado acatando el llamado de la CGT con la consigna “Paz, pan y trabajo” y se movilizó a pesar de la violenta represión que ejerció la dictadura. 

El Partido Socialista de los Trabajadores (PST, antecesor de Izquierda Socialista) -nuestra corriente antecesora, proscripto y con más de cien asesinados- rápidamente se colocó en el plano militar contra el pirata colonialista inglés, el enemigo principal a vencer. Sin dar ningún apoyo al gobierno genocida, impulsamos la movilización para garantizar el triunfo militar. Llamamos, al mismo tiempo, a restablecer las libertades democráticas para así organizar comités obreros, estudiantiles y barriales de apoyo a la guerra. 

Exigimos a la junta militar la expropiación de los intereses ingleses en el país y sus socios yanquis. Denunciamos que no existía la posibilidad de una victoria militar sin tocar los intereses económicos británicos y de sus aliados: Shell, Lloyd’s Bank, Unilever, British Tobacco y las estancias inglesas de la Patagonia, entre otros. Había que suspender los pagos de la deuda externa, como lo denunciábamos en mayo de 1982: “La Argentina ha seguido pagando las deudas al enemigo, financiando con dinero argentino la agresión a nuestro país” (Palabra Socialista, 1/5/82).  

El fundador de nuestra corriente, Nahuel Moreno, exiliado en ese momento en Colombia, impulsó una campaña de solidaridad internacional. La mayoría de los países latinoamericanos no solo se solidarizaron con nuestro país, sino que ofrecieron enviar voluntarios, tropas y armamento. Miles de trabajadores, estudiantes y hasta jubilados nutrían las listas de voluntarios en el país y en el resto del mundo. Se desarrolló una fervorosa movilización antiimperialista a nivel mundial sin precedentes. 

Pero la suerte estaba echada. La junta militar nunca tuvo la intención de enfrentar a Inglaterra, buscaba “golpear y luego negociar”. El Reino Unido envió una enorme fuerza de tareas, la más grande desde la Segunda Guerra Mundial. Hubo destacadas muestras de heroísmo y valor en combate enfrentando a un enemigo poderoso que disponía de la última tecnología militar y la colaboración de los Estados Unidos. Se les dieron duros golpes a los ingleses, que sufrieron enormes pérdidas en combate. Varios buques fueron hundidos por los ataques de los pilotos argentinos.  Malvinas también mostró crímenes de guerra, como el cobarde hundimiento del ARA “General Belgrano”, fuera de la zona de exclusión y cuando volvía al continente.  

En los setenta y cuatro días de conflicto el país estuvo atravesado por masivas movilizaciones. El PST denunció la llegada del Papa, que vino a predicar la derrota y fue la antesala de la rendición, que se consumó cuarenta y ocho horas después en Puerto Argentino. 

Reivindicamos a cada uno de aquellos que enfrentaron al imperialismo a pesar de tener una dirección política y militar traidora. Treinta y ocho años después se sustancia un juicio por crímenes de lesa humanidad ocurridos en las islas y en el continente, donde los soldados eran víctimas de las torturas de oficiales y suboficiales. 

Un nuevo aniversario del 2 de abril nos recuerda que queda como otra de las tareas pendientes la recuperación total y definitiva de las islas Malvinas de manos del imperialismo británico para lograr la segunda y definitiva independencia.

Nahuelmoreno.org

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