May 09, 2024 Last Updated 10:23 PM, May 9, 2024

Izquierda Socialista

La cúpula de la CGT se reunió una vez más con el FMI, para ratificar ante los usureros internacionales su apoyo a la negociación y al plan de pago de la ilegitima deuda externa por parte del gobierno nacional con los bonistas privados y ese organismo internacional.
Mientras mantienen los sindicatos paralizados para los trabajadores tienen las puertas abiertas para reunirse con los usureros mundiales. El nivel de putrefacción de estas organizaciones los ha convertido en alcahuetes del lobby de los grandes empresarios y del gobierno contra los intereses de la clase obrera.
La sumisión de Héctor Daer, Carlos Acuña, Andrés Rodríguez y Gerardo Martínez no fue criticada sin embargo por los Hugo Yasky, que acompañan toda la disposición del gobierno de Fernández de “honrar” la deuda a costa del empobrecimiento de los trabajadores.
La CGT fue muy lejos. Solicitó al FMI ayuda financiera (es decir, mayor endeudamiento, sometimiento y entrega) "para que el país pueda poner en marcha un plan de desarrollo económico, productivo, laboral y social”. Es decir, profundizar el anclaje colonial del país y la mayor explotación de los trabajadores que conlleva el plan económico que impone el propio FMI.
Cuando los sindicatos –en medio del crecimiento exponencial del covid-19 en los barrios populares y en las fábricas- más deberían defender que los recursos del país se coloquen al servicio de las necesidades populares, la CGT refuerza su acción de bloqueo a los reclamos y a las luchas de los trabajadores frente a los despidos, las suspensiones y la vergonzosa rebaja salarial que acordaron con la UIA, en medio del hambre que crece en las barriadas. Los trabajadores desde abajo tenemos que luchar y organizarnos para derrotar este pacto de ajuste y defender todas nuestras conquistas, los convenios, las paritarias, el salario, la estabilidad, la salud y la educación. La infinidad de ejemplos de luchas que se están dando por fuera de estas conducciones burocráticas muestran el camino.
Un día antes de esta infame reunión, el miércoles 27 de mayo, se reunió el Plenario Nacional del Sindicalismo Combativo junto a decenas de conflictos en curso y, acompañado por miles de trabajadores, ratificó el repudio del pago de la deuda externa, y reclamó un fondo de emergencia basado en fuertes impuestos a los ricos, para colocar todos los recursos al servicio de una salida obrera a esta crisis, y un plan de lucha.
Como parte de este plan de lucha, el martes 16 de junio llamamos a marchar a la Plaza de Mayo y a impulsar movilizaciones y acciones en todo el país.

Mesa nacional del Plenario del Sindicalismo Combativo

Contactos:

Rubén Sobrero: 11-6422-6661
Jorge Adaro: 11-5809-1182
Prensa: 11-6054-0129

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Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional

El 25 de mayo, George Floyd, un trabajador afroestadounidense de 46 años, fue asfixiado por un policía racista en la vía pública de Minneapolis, mientras otros efectivos mantenían a raya a un grupo de personas que intentaban detener la agresión. Varios videos del arresto evidenciaron que no estaba armado ni opuso resistencia al arresto arbitrario y racista. Luego de ser esposado, los esbirros racistas lo lanzaron al suelo y el policía Derek Chauvin lo asfixió durante diez minutos, presionando el cuello de Floyd contra el asfalto con su rodilla, incluso después de que perdiera el conocimiento. El crimen fue filmado por los transeúntes y llenó de indignación a millones en todo el mundo. El grito de “no puedo respirar” fue retomado por los miles de manifestantes en los próximos días.

Grandes manifestaciones han estallado por todo el país con la consigna de “Si no hay justicia no habrá paz” (No justice, no peace), recordando los levantamientos antirracistas de Ferguson y Baltimore en 2014 y 2015. Desafiando a los represores y la pandemia, las multitudes han tomado las calles de Minneapolis primero y luego muchas de las principales ciudades del país. La casa del asesino Chauvin fue rodeada por manifestantes hasta que la Guardia Nacional arremetió contra ellos. El local policial al que se presume se encontraban asignados los asesinos de Floyd fue incendiado el jueves. También hubo grandes saqueos.

Más allá del posible rol de los provocadores policiales en algunas de las acciones, el ataque a los símbolos de la represión ha generado un gran impacto y la movilización se ha extendido al resto del país. En Louisville, donde la joven Breonna Taylor fue asesinada recientemente por policías racistas, ha habido grandes protestas y se reportan siete heridos de bala en la represión. Se ha evidenciado un patrón de ataques a la prensa por parte de la policía, con detenciones como el del periodista negro Omar Jiménez de CNN en Minneapolis, así como disparos contra camarógrafos y otras agresiones en varias ciudades.

El viernes 29 se concentraron centenares de manifestantes frente a la Casa Blanca, donde se encontraba Trump, desafiando el toque de queda. Pancartas con consignas como “Ojo por ojo” reflejan el espíritu radicalizado de la juventud luchadora en Nueva York, Los Angeles, Chicago, Phoenix, Oakland, Houston, Atlanta, Detroit, Las Vegas, San José y Memphis. En la pequeña ciudad de Petal, en Mississippi, el alcalde hizo apología del asesinato de Floyd y centenares de personas se movilizaron por su renuncia. Hay resistencia obrera a la represión: en Minneapolis choferes de autobuses empleados para transportar a los antimotines se negaron a hacerlo, lo mismo ocurrió en Brooklyn. Es importante exigir a los sindicatos tomar medidas a nivel nacional en solidaridad con la lucha antirracista. Si los burócratas se niegan hay que barrerlos.


thumbs b c 23c9cb2bf3adf25924cb63dc7abe6466El derechista Trump llama a tirotear a los manifestantes

La primera reacción de Trump fue cautelosa, solidarizándose con la familia de Floyd y asegurando que una investigación federal proporcionaría justicia. Pero ante el crecimiento de la lucha popular, sus convicciones fascistas salieron a relucir. La madrugada del 29 de mayo en la madrugada tuiteó calificando de “matones” (thugs) a quienes protestan, amenazó con la militarización para imponer el “orden” e incluso citó una frase del jefe policial racista Walter Headley de Miami, quien en 1967 dijo que “cuando se inician los saqueos, se inician los tiroteos”, una clara incitación a usar la violencia militar y paramilitar contra las protestas.

El presidente no solo da luz verde a los métodos brutales de los cuerpos represivos, también envía la señal a los grupos paramilitares neonazis y supremacistas blancos. Ya un atacante desconocido hirió de bala a un manifestante en Minnesota y se registró al menos un arrollamiento en Denver. Es notorio el contraste entre el trato brindado por los cuerpos represivos a las manifestaciones antirracistas, atacadas violentamente, y la protección brindada a las movilizaciones armadas de los grupos racistas de extrema derecha, que han tomado edificios gubernamentales protestando contra las medidas de distanciamiento social en el marco de la pandemia.

El mensaje de incitación a los tiroteos por parte de Trump ha sido criticado por algunos demócratas y la red social Twitter redujo parcialmente su visibilidad, una sanción que irritó al presidente racista, quien ya ha emprendido iniciativas legales para regular las redes. Pero un factor que impide que se profundice una crisis en la clase dominante es el rol de los demócratas al servicio de la represión y el orden.


Los demócratas, el componente liberal del partido del orden

El gobernador demócrata de Minnesota declaró emergencia para autorizar el despliegue de la Guardia Nacional y la noche del jueves ya se habían desplegado 500 militares. Trump arremetió contra los demócratas, a los que acusa de ser “radicales de izquierda” y amenazó con militarizar más extensamente el estado. El alcalde de Minneapolis, también demócrata, igualmente solicitó el despliegue de la Guardia Nacional. Sobrepasados por la movilización, han aplicado un toque de queda, con poca o ninguna efectividad.

El expresidente Obama se pronunció solicitando una investigación pero se negó a calificar como asesinato la muerte de Floyd. Concluyó su mensaje felicitando a “la mayoría de los hombres y mujeres” de los cuerpos policiales que “se enorgullecen de realizar su duro trabajo de manera correcta”. Se cuidó escrupulosamente de usar la palabra “racismo” y ensalzó a los represores. El ex precandidato socialdemócrata, Sanders, sí criticó el racismo sistemático y la violencia policial contra las personas negras y exigió el arresto de todos los policías involucrados en el asesinato. Exigió que en el futuro sean investigadas todas las muertes bajo custodia policial y criticó a Trump por incitar a la policía a realizar tiroteos. Pero no llamó a movilizar ni se solidarizó con las movilizaciones en curso.

El virtual candidato presidencial demócrata, Joe Biden, emitió un extenso comunicado criticando el racismo y llamando a la calma, sin emplear la palabra asesinato. Amy Klobuchar lucía como probable compañera de fórmula de Biden, pero ha sido desenmascarada por la crisis. Ya era repudiada por las comunidades afroestadounidenses por su complicidad con la policía racista en Minnesota durante los años en que se desempeñó como fiscal. Luego del asesinato de Floyd se ha difundido ampliamente su rol en el encubrimiento de la brutalidad policial en Minneapolis.

El gobernador de Nueva York, el demócrata Cuomo, quien viene antagonizando con Trump por la respuesta ante la pandemia, ha dicho que apoya a los manifestantes mientras condena “los incendios y robos”. Pura demagogia y doble discurso: la policía de su estado, que es tan racista como las demás, se ha encargado de reprimir las protestas con la misma violencia.

minneapolis-735x400EEUU: un Estado racista

Este atroz crimen vuelve a poner sobre el tapete el carácter racista del régimen de la mayor potencia capitalista e imperialista del mundo, así como su muy limitada democracia burguesa. EEUU se levantó como potencia sobre la base de cientos de años de esclavismo y mantuvo leyes de segregación racista parecidas a las del apartheid hasta la década de 1960. Varios estados aplican políticas diseñadas a negar el derecho al voto a la población negra. Hasta el año 2000 el matrimonio interracial fue ilegal en el estado de Alabama. Un tercio de los niños negros viven en la pobreza, el ingreso per cápita de los negros es diez veces menor que el de los blancos. El 27% de los negros viven por debajo de la línea de pobreza. El desempleo, de más del 10% en la población negra, es más del doble que entre los blancos. Un estudio de 2017 mostraba que un tercio de los más de dos millones de presos en EEUU son negros. Hay proporcionalmente seis veces más presos negros que blancos y el doble que los latinos. La probabilidad de que un hombre negro de bajos ingresos sea encarcelado en algún momento de su vida es mayor al 50%. Las condenas por consumo de drogas son 6 veces más frecuentes contra negros que contra blancos, aunque la tasa de consumo es igual en ambos grupos. En 2016 la tasa de asesinatos a manos de los cuerpos represivos fue de 10,13 por millón entre la población indígena, 6,6 por millón entre los negros, 3,23 entre los latinos, 2,9 entre los blancos.

Grupos racistas como el KKK realizaron miles de linchamientos contra personas negras entre fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. En el período de posguerra se aplicaron políticas de terrorismo de Estado con criterios racistas. El programa del FBI llamado Cointelpro tuvo como su prioridad la destrucción de las organizaciones del movimiento indígena y de las comunidades negras, mediante la infiltración, la criminalización y la eliminación física. El luchador antirracista Malcom X fue asesinado por traidores del movimiento al servicio del FBI. El preso político más antiguo del país es el dirigente indígena sioux Leonard Peltier, preso desde hace 44 años. Uno de los despliegues más impresionantes de violencia racista fue el bombardeo el 13 de mayo de 1985, por parte de la policía de Filadelfia, de un barrio negro. Sesenta viviendas fueron destruidas y once personas murieron. El ataque, con características bélicas, estaba dirigido contra la organización negra MOVE.

La violencia racista policial al amparo de la impunidad. Los paramilitares racistas que recientemente asesinaron a Amaud Arbery en Georgia solo fueron acusados porque filmaron el asesinato y la denuncia se generalizó. Ningún policía fue acusado por el asesinato reciente de Breonna Taylor en Kentucky. Cuando Eric Garner fue estrangulado en 2014 por policías racistas en Nueva York, ningún agente fue enjuiciado, tampoco por el asesinato de Michael Brown en Ferguson el mismo año.

El policía racista Chauvin, asesino de Floyd, fue detenido luego de tres días de intensas protestas a nivel nacional. Fue algo tan excepcional, arrancado por la movilización popular, que los fiscales afirmaron que era la acusación más rápida que se ha realizado contra un policía. Pero es una excepción que confirma la regla: apenas se le acusa de homicidio en tercer grado, es decir “no intencional”. Mientras tanto, los medios burgueses se abstienen de usar la palabra “asesinato”.


¡Solidaridad internacional antirracista!

El racismo es una lacra inherente al capitalismo, desde su nacimiento. El tráfico de esclavos fue uno de los mecanismos de la acumulación originaria. La ideología de la diferenciación pseudobiológica racial surge en ese proceso de genocidio y explotación esclavista. En el marco de las relaciones de explotación capitalista el odio racista es propugnado por las burguesías para dividir a la clase trabajadora y perpetuar la superexplotación de los sectores más marginados y oprimidos, los negros, indígenas e inmigrantes.

La pandemia del Covid19 ha demostrado que los efectos destructivos del capitalismo tienen una dimensión mundial y de ahí la necesidad de una respuesta de lucha global por parte de la clase trabajadora. El levantamiento antirracista en EEUU merece la solidaridad de los revolucionarios del mundo. Junto a las protestas en Chile, El Líbano e Irak, es parte del reavivamiento de la lucha de clases luego del impacto de la pandemia. En EEUU el racismo estructural también se ha reflejado en el hecho de que la población negra y latina ha sido castigada mucho más duramente en términos proporcionales. Ello ha abonado a la situación generalizada de descontento que se ha desbordado por el vil asesinato racista de George Floyd.

Llamemos a los dirigentes de los sindicatos de EEUU a romper su complicidad con el gobierno represor de Trump y convocar huelgas para doblarle el brazo a los racistas. Que los sindicatos de empleados públicos se nieguen a defender a policías que repriman a trabajadores, ataquen a las comunidades populares o cometan crímenes racistas. Emplacemos a los miembros de la Guardia Nacional a que rompan la disciplina y no repriman. Exijamos justicia para George Floyd, que se realice una investigación independiente y se imponga una pena ejemplarizante para los policías asesinos. Al calor de la lucha es necesario construir también las organizaciones sociales y políticas de izquierda independiente que den continuidad a la lucha hasta derrotar al gobierno de Trump y su política reaccionaria y racista al servicio de las multinacionales y del sistema capitalista-imperialista.

Llamamos a hacer actos unitarios de protesta frente a las embajadas y consulados de EEUU para expresar nuestro apoyo a la juventud aguerrida negra y latina que desde las entrañas de la mayor potencia imperialista resisten contra la opresión racista y cada vez más cuestionan la desigualdad y la explotación capitalista. Tomemos el impulso que la lucha en EEUU da a la causa antirracista para denunciar y combatir las expresiones de violencia y opresión racista en nuestros propios países.

Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)

30 de mayo de 2020

Se cumplen 46 años de la Masacre de Pacheco, un duro golpe contra la militancia del Partido Socialista de los Trabajadores (PST, antecesor de Izquierda Socialista) y la organización obrera y sindical de la zona norte del Gran Buenos Aires. El 29 de mayo de 1974 una patota mixta de la fascista Triple A y de la burocracia de la Unión Obrera Metalúrgica atacó a balazos el local que el PST tenía en la localidad de Pacheco. A medianoche, previo corte de luz en toda la manzana y luego de ametrallar el frente del local, un grupo identificado con camperas de cuero y brazaletes ingresó a los tiros, provocando destrozos y golpeando a culatazos a los presentes. Seis compañeros fueron secuestrados. Tres compañeras fueron liberadas a las pocas cuadras.

Oscar “Hijitus” Meza, de 26 años, era miembro de la comisión interna de los Astilleros Astarsa, en Tigre. En 1973 formó parte de la toma de la planta luego de la muerte de un obrero, consiguiendo reducir la jornada laboral de doce a siete horas. Antonio “Toni” Moses, de 24 años, era obrero metalúrgico de la autopartista Wobron, dirigida por la antiburocrática Lista Gris y Mario “Tano” Zidda , de 22 años, dirigente estudiantil de la Técnica Nº 1 de Tigre y obrero de la textil Abea. Sus cuerpos aparecieron acribillados a balazos en Pilar un día después de secuestrado.

La Masacre de Pacheco formó parte de un plan sistemático de la reacción fascista contra la vanguardia obrera de zona norte, en donde el PST tenía amplia influencia en una franja muy grande del movimiento obrero industrial. En la UOM el trabajo del la Lista Gris del PST se destacaba por dirigir o tener influencia en establecimientos industriales como Cormasa, Wobron, De Carlo, Corni, Otis y Texas Instruments, entre otros. El ataque al PST y a sus jóvenes dirigentes generó el repudio de los trabajadores de la zona, que llegaron a parar sus fabricas en algunos casos. Al velatorio de Meza, en la sede Bomberos de Tigre llegaron más de mil trabajadores de Astarsa, Corni y Cormasa para envolver el féretro con una bandera roja. En el local central del PST miles acompañaron desde la calle la despedida que dio Nahuel Moreno.

Julio Yessi, de la Juventud Peronista de la República Argentina (JPRA), hombre cercano a Perón, Jorge Conti, yerno de López Rega y subjefe de Prensa de la Casa de Gobierno hasta 1975, y Salvador Siciliano, matón de la Triple A, fueron parte del operativo y, gracias al testimonio de las compañeras sobrevivientes, fueron juzgados y condenados.

Al cumplirse 46 años de la Masacre de Pacheco, como militantes revolucionarios recordamos con dolor a quienes nos precedieron en el camino de la lucha y nos declaramos orgullosos continuadores de izar las mismas banderas que levantó el PST durante los años de plomo de la Triple A y luego con la dictadura. ¡Antonio, Mario y Oscar presentes!

Basada en la nota escrita por Martín Fú para El Socialista N° 425

El 29 de mayo de 1969 cambió la historia del país. En medio de una huelga general, obreros y estudiantes se movilizaron y derrotaron a la policía tomando el control del centro de la ciudad de Córdoba. La dictadura de Onganía quedó herida de muerte.

En el marco de un contexto mundial signado por las movilizaciones contra la intervención militar estadounidense en Vietnam y las grandes luchas obreras y estudiantiles ocurridas en países como Italia, Japón y México, tras el Mayo francés que puso en jaque al gobierno de De Gaulle en Francia, hacia 1968 comenzaba a producirse un cambio en la situación política argentina.

El contexto nacional

Desde 1966 gobernaba el dictador Onganía. La represión y la miseria comenzaron a generar un creciente malestar en los sectores obreros y populares. El estudiantado del interior empezó a luchar y fue duramente reprimido. El movimiento obrero comenzaba a recuperarse después de años de estancamiento. Durante 1968 se dieron tres luchas obreras importantes: la de los petroleros de YPF en Ensenada, la de los gráficos de Fabril Financiera en Barracas y la de Citroën, también en la ciudad de Buenos Aires. Fueron tres luchas largas y con mucha fuerza en la base. Fueron derrotadas, pero el ascenso no se interrumpió y se trasladó a las provincias.

En marzo de 1969 hubo conflictos estudiantiles en Tucumán y Rosario. Las luchas obreras las encabezaron los metalúrgicos, Luz y Fuerza,Smata, estatales y docentes.

A mediados de mayo se movilizaron los estudiantes correntinos en contra de la privatización del comedor universitario y fueron duramente reprimidos. Juan José Cabral, de 22 años, que cursaba Medicina, fue asesinado por la policía. Esto generó una inmediata movilización en Rosario que dio origen al Rosariazo. El 16 de mayo los estudiantes comenzaron a movilizarse y enfrentar en las calles a la policía hasta derrotarla. El 21 de mayo se sumaron sectores del movimiento obrero día en que fue asesinado el joven metalúrgico Luis Blanco.

El Cordobazo

En este contexto de ebullición, la CGT se vio obligada a convocar un paro de 24 horas para el 30 de mayo. En Córdoba la CGT regional decidió adelantar el paro para el 29, transformando la acción en una huelga de 36 horas. Tal era la bronca que había entre los trabajadores que la medida tuvo una adhesión del 98% y para el mediodía se movilizaron al centro de la ciudad junto con los estudiantes. En un área de aproximadamente 150 manzanas se enfrentaron con la policía. Se levantaron barricadas, los vecinos colaboraron con los manifestantes reprimidos se fueron sumando a la protesta. La policía mató al obrero del Smata Máximo Mena y el estudiante Daniel Castellanos. Pese a esto los manifestantes pasaron a controlar cada vez más esquinas de la ciudad de Córdoba y la policía se tuvo que retirar. Hasta las 17 los puntos neurálgicos estuvieron controlados por obreros y estudiantes, quienes protagonizaron una insurrección espontánea detonada por el odio a la dictadura militar. Después ingresó el ejército en el centro de la ciudad pero el movimiento ya se había replegado hacia los barrios. El gobierno de Onganía nunca se pudo recuperar de aquel golpe.

Las lecciones que nos dejó

El Cordobazo marcó un antes y un después en la lucha de clases que produjo un sostenido ascenso que fortaleció a los sectores antiburocráticos y clasistas del movimiento obrero. Esto se prolongó hasta 1976, cuando el golpe genocida de Videla vino a derrotar a los trabajadores. Después de que fracasara el Gran Acuerdo Nacional (GAN) pergeñado entre radicales y peronistas y comandado por Perón en su retorno al poder en 1973, con el objetivo de contener las luchas obreras.

Más allá de la narración de los hechos históricos, lo importante es reflexionar acerca de las lecciones políticas que nos dejó el Cordobazo. El “mayo cordobés” nos demostró que cuando la clase obrera se organiza masivamente y se moviliza con decisión puede torcer el rumbo de la historia, pese a los intentos de frenar las luchas de las patronales, los partidos burgueses y la burocracia sindical.

Si el ascenso iniciado en el Cordobazo pudo ser frenado y no siguió avanzando hacia una revolución socialista fue porque la conducción de los trabajadores era mayoritariamente peronista, un movimiento político que vino a garantizar la “estabilidad” del país para los empresarios. De allí que la otra gran lección de este proceso sea la necesidad de progresar en la construcción de una dirección revolucionaria, política y sindical que encauce las luchas hacia un gobierno de los trabajadores.


Qué decía Nahuel Moreno

“ […] Lo que ha ocurrido en Rosario, y principalmente en Córdoba, tiene un nombre muy claro, ha sido una semiinsurrección […]Tanto en Rosario como en Córdoba hemos presenciado el encuentro de los obreros y estudiantes con las fuerzas represivas, como la derrota de estas. Uno de los principales brazos armados del régimen, la policía, fue puesta en retirada por las fuerzas populares.

[…] En Córdoba el ejército intervino violentamente, originando una situación semiinsurreccional, de lucha civil, aunque por falta de dirección no fue respondida en la misma forma por el movimiento obrero y estudiantil. Hubiera sido suficiente que los trabajadores se hubieran armado para responder al fuego del ejército para que la guerra civil y la insurrección hubieran sido un hecho […] Lo que faltó tanto en Córdoba como en Rosario fue un partido revolucionario que supiera organizar a las masas para la insurrección. Si ese partido hubiera existido, hubiéramos logrado armas para los obreros y estudiantes, así como hubiera sabido elaborar un plan insurreccional para golpear a las fuerzas de la reacción en sus puntos neurálgicos […]

Moreno,Nahuel, Después del Cordobazo, Ediciones El Socialista, Buenos Aires, 2013

Basado en artículo escrito por Diego Martínez para El Socialista N° 425

Escribe Adolfo Santos

 

Este lunes 25 se viralizó un video  realizado en Minnesota, Estados Unidos. En el mismo se ve un policía blanco apretando con su rodilla, el cuello de un hombre negro que desesperado imploraba: “Por favor, no puedo respirar”. En medio de la calle, sin importarle la cámara que lo filmaba, ni los pedidos de la gente para que lo soltara, el policía apretó con más violencia hasta que George Floyd dejó de moverse.

La violenta escena causó repudio e indignación. No fue un simple “incidente” como trató de justificarse la policía local en un comunicado, fue un asesinato brutal. “Él parecía drogado”, intentaron justificarse los policías. ¡Mentira! George Floyd trabajaba y estaba desarmado. “Era un trabajador de albergues de nuestra comunidad, se preocupaba por las personas, tenía un gran corazón” declaró un vecino. Su “delito” estaba en el color de su piel. Fue más una víctima del genocidio practicado en los Estados unidos contra la población negra.

Por eso la reacción fue inmediata. Centenas de manifestantes tomaron las calles de la capital, Minneapolis, para manifestar su repudio contra el brutal crimen racista. La policía respondió con gases y balas de goma por lo que los enfrentamientos recrudecieron y acabaron con varios edificios y autos incendiados. Después de tres días de protestas, el alcalde de la ciudad, presionado por una movilización que no se detiene tuvo que reconocer: “George Floyd merece justicia, su familia merece justicia, la comunidad negra merece justicia y nuestra ciudad merece justicia" y pidió que se detenga al agente involucrado.

No puedo respirar

Las palabras que repetía Floyd mientras era torturado por un “supuesto delito”, se han convertido en un grito de la población negra y se multiplican en las pancartas y camisetas de los manifestantes. Este asesinato, recuerda otro caso similar. En 2014, en Nueva York, Eric Garner, otro hombre negro y desarmado como George Floyd, fue muerto por un policía que le aplicó una llave en el pescuezo mientras que Garner le suplicaba: “no puedo respirar”, una frase que repitió once veces sin ser atendido.

Por eso, "I can´t breathe" (No puedo respirar), se ha convertido en un grito de guerra para los activistas que protestan por la brutalidad policial contra los  afroestadounidenses. La fuerza de la rebelión contra el racismo en los Estados Unidos, es una demostración de que no se aguanta más este sistema capitalista racista que no se importa con la vida de negros y pobres. Nos sumamos a las protestas contra la policía asesina de Minnesota, las autoridades locales y el gobierno imperialista y racista de Donald Trump. Basta de asesinatos de las comunidades pobres y negras. Justicia para George Floyd!

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