Además de la violencia que significa ser rociado con gas pimienta, y sufrir ardor e irritación en la piel, los ojos y dificultades para respirar, cada tubo de ese gas que utilizan las fuerzas represivas de Milei-Bullrich contra quienes se manifestaron frente al Congreso en rechazo a la Ley Ómnibus cuesta más de 200.000 pesos, el valor de dos jubilaciones mínimas.