Escribe Jorge Adaro, Secretario general de Ademys
La resolución 4.055 firmada por el jefe de Gobierno Larreta y su ministra Acuña que habilitaba el cierre de 14 escuelas nocturnas de modalidad comercial y la fusión de secciones en colegios y liceos también nocturnos, fue derogada el 30 de enero. Sucedió tras 47 días de vigencia en que la docencia de CABA se puso en pie de guerra contra esta medida de ajuste, que afectaba no solo a miles de horas de trabajo, sino que dejaba a aquellos estudiantes, trabajadores o con actividades de cuidado de familiares durante el día, sin la posibilidad de seguir escolarizados. Contábamos en ediciones anteriores de El Socialista, el sinfín de medidas de lucha realizadas por los docentes y estudiantes en este mes y medio: semaforazos, agitaciones en espacios públicos, paros, movilizaciones, ocupación de establecimientos para impedir los actos públicos que intentaban dejar cesantes a los docentes, inscripción de alumnos y escraches al propio Larreta, principal responsable político del ajuste en la Ciudad, entre otras actividades discutidas y decididas democráticamente.
La aprobación de la ley de creación de la Unicaba en noviembre fue un punto de inflexión. Si bien el gobierno logró aprobarla en absoluta soledad, quedó sin ningún tipo de crédito político ante la población en general, y el intento de liquidar estas escuelas nocturnas generó, una verdadera rebelión educativa. Las medidas fueron consecuencia de asambleas democráticas, acciones surgidas desde la base docente y tomadas por la conducción de Ademys.
El macrismo terminó haciendo un gran papelón gastando fortunas para mentir descaradamente a la opinión pública, diciendo que no se cerraban las escuelas, sino que, al contrario “estaban abriendo nuevos establecimientos”, para terminar admitiendo que dejaban sin efecto durante 2019 el cierre de las escuelas. Lo hizo planteando la conformación de “comisiones de trabajo” para tratar diversos aspectos del funcionamiento y los planes de estudios de estos establecimientos. Vamos a seguir en estado de alerta porque ya quedó claro que no vamos a permitir que en esas mesas se trate de maquillar el ajuste a los secundarios, ni el cierre de una sola sección.
Sin ninguna duda este triunfo nos ubica en mejores condiciones para seguir enfrentando las medidas del gobierno contra la educación pública. Ahora con más fuerza vamos a seguir la pelea contra el traslado arbitrario de la Escuela de Cerámica de Almagro, contra la venta de los terrenos donde funciona el Instituto de Educación Física Romero Brest, para seguir luchando contra la Unicaba, en defensa de los 29 profesorados y contra el cierre del lactario del hospital Ramos Mejía y fundamentalmente para dar la gran pelea por la recuperación de nuestros salarios junto al resto de la docencia de todo el país en las próximas semanas, preparando el no inicio del ciclo lectivo para lograr nuestras demandas.
Este triunfo demuestra que no tenemos que esperar a octubre, como plantea el kirchnerismo, ya que a la política de ajuste de Macri y Larreta la podemos derrotar con los trabajadores movilizados en las calles, impulsando asambleas y organizando planes de lucha con el protagonismo de la base. Esa es la gran tarea del sindicalismo combativo.