El sostenido reclamo de los municipales sigue generando enormes costos políticos para el kirchnerismo. Cuando fueron Scioli y Zannini a presentar la candidatura de Máximo Kirchner, tuvieron que hacer todo un operativo con la gendarmería para esconderse en una librería y desde ahí largar la campaña, casi escondidos. Al día siguiente renunció el intendente y asumió Grasso, amigo íntimo de Máximo. Este se comprometió a pagar los salarios adeudados, pero no a considerar la deuda del 15% de aumento que le debe el municipio desde enero. Si bien hubo negociaciones, las propuestas fueron pequeños aumentos de $400 a $500, lejos del 15% que les deben y, además, se hacían sobre la base de quitarles horas extras y otros beneficios. ¡Le daban poco y le sacaban de su mismo salario! Pese a que el secretario general intentó que se aprobara esa propuesta, las bases la rechazaron y siguieron con medidas más radicalizadas.

Pocos días después, Cristina Kirchner fue a hacer cadena nacional y a tratar de apuntalar la candidatura de su hijo. La gendarmería rodeó todo el lugar, armó un “corralito” para que nadie pudiera acercarse, mandaron a militantes de La Cámpora a carnerear el paro y a limpiar toda esa parte de la ciudad y sólo permitieron el ingreso a funcionarios y punteros K. Cayeron muy mal los comentarios de la presidente comparando a los huelguistas municipales con la lucha de los mineros de Río Turbio, diciendo “que esos eran trabajadores que reclamaban a Néstor de manera civilizada”...

Aunque pudo hablar por televisión, no logró levantar la campaña y el rechazo a la gestión. Máximo terminó perdiendo en su “debut” electoral.

La justicia kirchnerista sacó una resolución que les prohíbe a los municipales manifestarse a menos de 200 metros de la municipalidad “porque se sienten amenazados” y ya les iniciaron causas judiciales por “privación ilegítima de la libertad”.

Izquierda Socialista y la agrupación Naranja-Docentes en Marcha, además de acercar permanentemente nuestra solidaridad, estamos exigiendo a los gremios estatales de Santa Cruz, a la CTA y CGT, que tomen urgentes medidas de fuerza y movilización en apoyo a esta heroica lucha, que ya es una referencia para los futuros reclamos de todos los trabajadores. También hay que seguir impulsando con fuerza una campaña nacional de solidaridad para no dejar que el gobierno los aísle.