May 14, 2024 Last Updated 3:52 PM, May 14, 2024

En ocho años de guerra fueron muertas 500.000 personas y desplazadas 13 millones, de las cuales 7 millones se fueron del país (hoy quedan en Siria 17 millones de habitantes). En las últimas semanas la dictadura siria ordenó nuevos bombardeos con aviones sirios y rusos a la asediada Ghuta Oriental, bastión de la resistencia, en las afueras de Damasco, donde 400.000 personas militarmente bloqueadas no han recibido alimentos, agua ni medicinas desde el pasado noviembre y en sólo cuatro días murieron 210 personas.

Mientras Rusia envía aviones a bombardear a la resistencia, Estados Unidos supuestamente ataca al régimen sirio en otros bombardeos que, informa, causaron la muerte de cien militares sirios, pero muy lejos de donde se perpetra el genocidio de Ghuta. Y Turquía, aliado de Estados Unidos, ataca al pueblo kurdo de Siria.
¡Basta de bombardeos! ¡Fuera Rusia, Estados Unidos, Turquía, Irán e Israel de Siria! ¡Abajo la dictadura del genocida Al Assad! ¡Solidaridad internacional con los pueblos sirio y kurdo!

En la última semana de enero el Parlamento boliviano derogó, por orden de Evo Morales, los 691 artículos del nuevo Código Penal, que contenía varios artículos que penaban con cárcel la protesta popular. La movilización contra el código, que comenzó con una huelga de médicos, escaló durante casi dos meses hasta involucrar movilizaciones encabezadas por la Central Obrera Boliviana abriendo la posibilidad de una huelga general por tiempo indefinido.

Esto fue decisivo para hacer retroceder al gobierno. Ahora se preparan nuevas movilizaciones y un paro cívico nacional exigiendo que Evo Morales renuncie a su intento de presentarse por cuarta vez para ser reelecto en 2019. Recordemos que en 2016 Evo Morales hizo un referéndum para habilitar su cuarta reelección, pero fue derrotado. En diciembre de este año el Tribunal Constitucional, dominado por el gobierno, nuevamente autorizó la reelección (ver nota sobre Bolivia en www.uit-ci.org).

Escribe Mechi Beauvoir

El domingo 4 de febrero se llevó a cabo una consulta popular impulsada por el presidente Lenín Moreno que tenía un objetivo central: eliminar la reelección indefinida y vetar políticamente a Rafael Correa. El resultado no es más que un voto castigo a la “Revolución Ciudadana” de Correa y sus diez años de gobierno de doble discurso. De esta manera Lenín Moreno se despega de Correa y busca fortalecerse para seguir gobernando para los empresarios y las multinacionales.

El pasado domingo 4 de febrero se realizó en Ecuador una consulta popular de siete preguntas impulsada por el presidente Lenín Moreno en acuerdo con la oposición de derecha de Ecuador. Con una participación del 80% del electorado, el resultado dio por ganador al actual mandatario frente al ex presidente. Cerca del 70% de los ecuatorianos repudiaron a Rafael Correa, eliminando la reelección indefinida introducida en 2015 durante su gobierno. Surge así un capítulo más del fracaso de los mal llamados “gobiernos progresistas” en América latina. Asimismo, el gobierno de Lenín Moreno se fortalece para aplicar un plan de ajuste con el lema de un “Nuevo rumbo político”.

Moreno llegó a la presidencia en mayo de 2017 de la mano de Rafael Correa como candidato de Alianza País. Fue vicepresidente durante el primer mandato (2007-2013) y en toda la campaña electoral se mostró como su “sucesor”, en medio de fuertes críticas hacia la década de gobierno de Rafael Correa. Moreno recién ganó la presidencia en segunda vuelta con poco más del 51% de los votos contra el candidato de la oposición de derecha Guillermo Lasso. No bien asumió comenzó a distanciarse del ex mandatario con una política de “diálogo nacional” hacia el conjunto de la oposición política burguesa.

El primer dato que demostró el inicio de esta ruptura fue la supuesta sorpresa de que la deuda externa del país no era de 27.871 millones de dólares, como sostenía Correa, sino de 41.893 millones. Este hecho será señalado como parte de la “mala herencia” del gobierno anterior para justificar un “cambio” y la aplicación de un ajuste en sintonía con lo que está ocurriendo en América latina.

Por otro lado, el gobierno de Lenín Moreno se presentó con un perfil “anticorrupción”, ya que el fin de mandato de Correa estuvo atravesado por fuertes denuncias en este sentido. En este contexto, su vicepresidente Jorge Glas fue condenado a seis años de prisión por recibir sobornos de la constructora brasileña Odebrecht y perdió su cargo.

Debemos entender el giro de Lenín Moreno en el marco de la debilidad con la que asumió el gobierno sumergido en escándalos de corrupción y críticas hacia el modelo económico antipopular llevado adelante por Correa. Detrás del discurso de la “Revolución Ciudadana” y del “socialismo del siglo XXI” se esconde un modelo económico para las multinacionales y empresarios, el saqueo de los recursos de Ecuador, el mantenimiento de la dolarización y el pago de la deuda externa. El alejamiento de Lenín Moreno respecto de Correa sólo puede ser entendido como un giro oportunista ante el rechazo de sectores de trabajadores, campesinos y movimientos de pueblos originarios a la política antipopular desarrollada durante más de una década.

Al terminar sus diez años de mandato, Correa se fue a vivir con su familia a Bélgica, lo que generó fuertes críticas. Con la consulta popular el ex mandatario volvió al país para hacer campaña por el no y principalmente contra la eliminación de la reelección indefinida. Durante la campaña electoral recibió fuertes críticas y escraches. Su caravana recibió huevos cuando llegó a La Maná y su auto fue escrachado mientras concedía una entrevista en una radio local de Quinindé, quedando lleno de basura el capó, el parabrisas, los espejos, puertas y ventanas.

Por otro lado, el acercamiento de Lenín Moreno a la oposición de derecha se refleja en el apoyo que recibió de estos sectores a la consulta popular. Tanto el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, como el ex candidato presidencial Guillermo Lasso (que encabeza el movimiento CREO y es uno de los hombres más ricos de Ecuador, dueño del Banco de Guayaquil) apoyaron la consulta popular y saludaron el resultado. Uno de los puntos centrales de apoyo de la oposición de derecha a la consulta popular está ligado al anuncio realizado por el gobierno sobre las nuevas medidas económicas. Entre ellas, la consulta establecía la propuesta de eliminación de la Ley de Plusvalía. Esta ley que fue popularizada como un supuesto “límite a la especulación sobre las tierras” establecía algunos impuestos a la ganancia en la construcción (no así al tremendo negocio de la minería, principal fuente de saqueo de los recursos del país). La consulta popular, que demagógicamente introdujo preguntas ligadas a reclamos populares, como el fin de la reelección, contra la corrupción y contra la explotación sexual infantil, incorporó los cambios pedidos por los sectores empresariales y las multinacionales.

El resultado del referéndum es un capítulo más de la crisis de los gobiernos “progresistas” en América latina. Crisis que significó la llegada al poder de los Temer en Brasil o Macri en la Argentina. Mientras tanto, Lenín Moreno ya anunció su plan económico con eje en fortalecer la dolarización, profundizar el programa de austeridad y recorte en el presupuesto, beneficios impositivos sobre la renta a los empresarios, nuevas formas de contratación más flexibilizadas, la renegociación de la deuda externa y el mantenimiento de un modelo económico al servicio de la extracción de los recursos por las multinacionales y de ajuste al pueblo ecuatoriano.

Los trabajadores y los sectores populares de Ecuador deberán seguir su lucha contra este gobierno y sus planes de ajuste y por una nueva alternativa política de los trabajadores y la izquierda.

La exclusiva estación de esquí de los Alpes suizos es el lugar donde los ricos y poderosos se reúnen para hablar sin disimulos de cómo seguir explotando y oprimiendo a toda la humanidad.

Escribe Gabriel Massa

Una vez más, como viene sucediendo todos los años desde 1971, los ricos y poderosos del mundo se reunieron tres días en la estación alpina suiza de Davos en el Foro Económico Mundial. El foro fue impulsado originalmente por el economista Klaus Schwab como un modo de reunir a los gobiernos, empresarios y economistas de Europa, Estados Unidos y Japón, es decir, los países imperialistas, para debatir los problemas de la política y la economía mundial.
El encuentro también sirve para que los gobernantes de los países dominados por el imperialismo del mundo entero vayan a rendir examen antes los poderosos del planeta (ver artículo sobre la presencia de Macri en esta misma página).
Año tras año los hombres más ricos del mundo como Bill Gates, de Microsoft, los grandes banqueros, los CEOs de las más grandes multinacionales y los gobernantes de los principales países intercambian información de cómo marchan los planes de ajuste que se aplican en cada país, la liquidación de cualquier barrera de impuestos o del tipo que sea que impida a las grandes empresas imperialistas tomar por asalto a los países del Tercer Mundo y sus economías. Y las “estrellas” más aplaudidas de estos encuentros suelen ser los gobernantes que han logrado mayores avances con los planes de entrega y explotación.
No es ninguna casualidad que, al igual que sucedió el año pasado, el presidente Macri, que viene de concretar su robo de 100.000 millones de pesos a los jubilados para entregárselos a los banqueros y fondos buitres que controlan la deuda argentina, sea uno de los que ha recibido las mayores ovaciones.
Trump, aplaudido
Como todos los años, hubo un invitado central. Y en este caso fue nada menos que el presidente de las Estados Unidos, Donald Trump. Dejando de lado sus habituales ataques demagógicos a la “globalización” –que son para consumo de los millones que lo votaron en Estados Unidos– y bajando el tono de sus comentarios contra la “prensa mentirosa”, Trump remarcó que la gran rebaja de impuestos que aprobó el Congreso por iniciativa de su gobierno ha creado grandes oportunidades para que las corporaciones de todo el mundo inviertan con importantes ganancias en los Estados Unidos. Y los representantes de las grandes corporaciones y los gobiernos más poderosos del mundo, dejando de lado sus críticas a las políticas de Trump contra los inmigrantes o sus muestras descaradas de racismo y machismo, reconocieron que el prepotente ocupante actual de la Casa Blanca está siendo “good for business”, muy bueno para los negocios. Por ejemplo Vas Narasimhan, jefe de desarrollo de drogas de Novartis, uno de los monopolios farmacéuticos más poderosos del planeta, declaró al New York Times: “En la administración Trump hay una mentalidad muy constructiva para encontrar el mejor camino para avanzar”. Y el fundador del foro, Klaus Schwab, que lo entrevistó a Trump ante todos los asistentes reunidos en el auditorio central, resumió el pensamiento de los jefes capitalistas mundiales allí reunidos: “En representación de los líderes empresarios en esta sala permítame felicitarlo en particular por su reforma impositiva histórica […] que está dando un tremendo impulso a la economía mundial”. Y el New York Times, que se muestra como enemigo acérrimo de Trump en Estados Unidos, sin embargo reconoció que Schwab “hablaba representando el pensamiento de todas las empresas”.
Allí quedó al desnudo entonces la verdadera naturaleza de Davos. La presencia del presidente yanqui sirvió para mostrar que, más allá de los debates políticos y los reclamos sectoriales, los capitalistas del mundo cierran filas detrás de la prepotencia imperialista de Trump para seguir imponiendo sus condiciones al mundo.

Lula fue condenado por corrupción. Ante el debate sobre si hay que defenderlo o no, o si hay en curso un “golpe de la derecha”, Izquierda Socialista sostiene que Lula es parte de los gobiernos capitalistas que defienden intereses de arriba con corrupción. Lula traicionó a la izquierda y a los trabajadores. Por eso la verdadera izquierda no lo puede defender.

Escribe Juan Carlos Giordano Diputado nacional Izquierda Socialista/FIT

Muchos trabajadores y jóvenes podrán creer, o se preguntan, sobre si es cierto o no que Lula fue condenado sin pruebas por “la derecha”, o si lo quieren proscribir para las presidenciales de octubre. Comprendemos esas inquietudes, que pueden ser generadas por los fallos de una justicia patronal acomodaticia al poder de turno, o por la campaña de que hay un golpe enarbolada por parte de Lula, el PT, el kirchnerismo y la centroizquierda en la Argentina.
Desde Izquierda Socialista somos claros: opinamos que Lula representa una falsa izquierda que se corrompió gobernando para los ricos y las multinacionales y que, por lo tanto, no hay que apoyarlo ni defenderlo, sino que hay que luchar para que todos los corruptos vayan presos, en Brasil, la Argentina o donde sea.

Hechos contundentes
Lula dice que lo condenan sin pruebas, pero los hechos son contundentes. No se trata solo de que se quedó con un departamento en Guarujá como parte de las coimas que recibió junto al PT, sino que Lula encabezó una verdadera trama por la cual ya están en la cárcel José Dirceu, ex hombre fuerte del PT y jefe de gabinete de Lula, condenado a 23 años de prisión; el tesorero del PT y decenas de políticos del partido de Lula.
Petrobras licitaba obras a empresas como Odebrecht como parte de un programa impulsado por Lula cuando era presidente junto a su entonces ministra de Energía, la ex presidenta Dilma Rousseff. Petrobras pedía sobornos que luego repartía entre el gobierno y partidos patronales, entre ellos el PT de Lula–Dilma y el PMDB de Temer.
Odebrecht –durante el gobierno lulista– replicó ese “modelo” de sobornos en la Argentina (con Cristina Kirchner y ahora Macri) y la Venezuela de Chávez–Maduro. En Perú está preso el ex presidente Ollanta Humala y prófugo el otro ex, Alejandro Toledo, y Macri y el presidente Santos de Colombia reconocieron que Odebrecht financió sus campañas electorales. O sea, se digan “de derecha o de centroizquierda”, todos estos políticos están involucrados en este entramado capitalista corrupto, mientras pierde el pueblo trabajador.

Lula no es de izquierda
Lula llegó al gobierno en 2003 con el prestigio de haber combatido a la dictadura brasilera, ser obrero industrial y haber fundado el Partido de los Trabajadores (PT) que decía luchar por un gobierno de los trabajadores. Ganó con la consigna “trabajador votá trabajador” generando una gran ilusión en millones de obreros y el pueblo pobre. Pero luego de trece años de gobierno fueron millones también quienes terminaron repudiándolo. ¿Qué pasó en el medio? Lo que ocurrió con todos los gobiernos latinoamericanos de doble discurso: usaron el apoyo popular para gobernar para los bancos, las multinacionales y el imperialismo.
Lula abandonó los principios originarios del PT, traicionó a la clase obrera y pasó a gobernar para los patrones. Representa a una falsa izquierda que se corrompió al servicio de gobernar para los de arriba.
Lula habla de un “golpe de la derecha” y sus defensores lo hacen posar como que “es de izquierda”. Nada más lejos de la realidad. No solo que Lula reconoció que no es de izquierda, sino que la campaña intenta encubrir que gobernó con la derecha (Temer fue el vice de Dilma); que en las pasadas elecciones el PT fue en listas comunes con el partido de Temer en muchos distritos; el PT impulsó la Ley Antiterrorista (¡que sí violó las libertades democráticas persiguiendo luchadores y jóvenes!); reprimió la protesta social y puso de ministros a agentes de los bancos y a oligarcas. Hasta el propio Lula acaba de declarar que, de ganar las elecciones, no revisaría las medidas de ajuste de Temer!
También dice que su condena es “un golpe a las libertades democráticas” porque no se podría presentar a las elecciones. Pero son sus propios hechos los que lo condenan. Además, fue su gobierno el que para posar de “transparente” impulsó la ley para que los condenados por corrupción no puedan ser candidatos.
Izquierda Socialista no impugna que Lula pueda ser candidato. Lo que repudiamos es la campaña mentirosa del PT de la “proscripción” para desviar la lucha contra los ajustes y los corruptos, sean Lula, Temer y todos los políticos patronales acusados. No se trata entonces de ningún golpe o violación a supuestas libertades democráticas conculcadas, sino de pelear para que los corruptos vayan presos.

Cárcel a los corruptos, abajo el ajuste de Temer
El debate es muy importante ya que, si hay que defender a Lula como sostienen sus seguidores, se llegaría al extremo de tener que pedir por la libertad de los políticos corruptos que ya están presos en Brasil o, en Argentina, reclamar por De Vido, Jaime, Lázaro Báez o participar de los actos en defensa de Cristina ante las causas por corrupción.
Para Izquierda Socialista todo corrupto debe ir preso y devolver lo que se robó. No ponemos las manos en el fuego por ninguna justicia. Si los jueces están obligados a investigar es fruto del reclamo popular que viene de hace años para que los corruptos vayan presos. Esta pelea debe ir unida a la de terminar con los planes de ajuste capitalistas de los gobiernos patronales, sean “progresistas” o de “derecha”, como el que está aplicando Temer (y antes Lula). Por eso discrepamos con las posturas de los compañeros del PTS y el PO. El partido aliado al PTS en Brasil (MRT) habla de que esto es una “continuidad del golpe institucional que secuestró el derecho al voto de decenas de personas al destituir a Dilma”, y el Partido Obrero llama a “derrotar esta tentativa reaccionaria” contra Lula.
El centro de la realidad política de Brasil no pasa por defender a Lula como proclaman el PT, su central sindical (CUT) y las conducciones de los movimientos sociales (todas ellas dirigidas por el PT y el estalinista PCdoB), sino intervenir en la crisis en curso con una política para derrotar el brutal ajuste, por fuera Temer, su reforma jubilatoria, la reforma laboral y su plan económico de entrega. La CUT viene de desactivar la huelga general del pasado 5 de diciembre, cuando lo que hace falta es un plan de lucha consecuente. También hay que dar pelea electoral con un frente de izquierda contra todas las variantes patronales, con una candidatura y un programa de independencia de clase en defensa de la clase obrera y el pueblo brasilero, como lo propone nuestro partido hermano, la Corriente Socialista de los Trabajadores (CST) en el PSOL.

Temer, sobre Lula

El reaccionario presidente de Brasil dijo: “Desde el punto de vista político me gustaría que Lula pudiera disputar la elección y sea vencido. Pero si no puede participar eso tensionará al país y debemos distender las relaciones porque Brasil vive en tensión permanente”, (San Pablo EFE-AFP, citado por Clarín 30/01). Esto demuestra que no hay en curso ningún golpe destituyente por parte del gobierno de Temer contra Lula.
La nota agrega: “Lula y Temer son viejos conocidos. La alianza entre el PT y el partido de Temer se afianzó a finales de 2004 cuando el sindicalista decidió premiar al tradicional partido con algunos cargos en su gabinete […] en 2010 Temer fue elegido candidato a vicepresidente para acompañar a Rousseff, fórmula que se repitió en 2014 […]” (ídem).

El “Mensalao”

 Se denominó Mensalao (o “gran mensualidad”) al proceso judicial por la compra ilegal de votos de diputados en el Congreso brasilero durante el primer gobierno del PT  para votar la reforma jubilatoria de Lula en 2003.
Entre los condenados por el famoso Mensalao hay políticos ultracercanos a Lula. El escándalo estalló en 2005 cuando un diputado acusó al gobernante PT de haber pagado desde 2003 el equivalente a 10.000 dólares mensuales a políticos patronales para asegurarse sus votos. Veinticinco personas, algunas altos miembros del partido de Lula, fueron condenadas a la cárcel, entre ellos el ya mencionado Dirceu (nota principal); el ex presidente del PT, José Genoino, y el ex tesorero, Soares.

Debate en el PSOL

El Partido Socialismo y Libertad (PSOL, según sus siglas en portugués) es el principal y más dinámico partido de la izquierda brasilera. Fue fundado en 2004, luego de que el PT expulsara a los diputados radicales Babá, Luciana Genro y Heloisa Helena, que se opusieron a la reforma previsional y a la política de conciliación de clases del gobierno de Lula.
Frente a la elección presidencial de 2018 el PSOL lanzará un candidato propio en marzo y hay dos referentes principales ya postulados: Guilherme Boulos, propuesto por la dirección mayoritaria del PSOL, y Plinio de Arruda Sampaio Junior, apoyado por la izquierda del partido.
Estas dos candidaturas condensan dos orientaciones distintas dentro del PSOL. Boulos, líder del Movimento dos Trabalhadores Sem Teto (MTST) se movilizó contra una supuesta “persecución política” por la condena judicial a Lula, considerándolo como el “mal menor” frente al “golpe” y “el avance de la derecha”, y plantea abiertamente una alianza con el PT en la segunda vuelta electoral. En ese sentido, la dirección mayoritaria del partido ha sacado un comunicado en defensa de Lula y considera un “ataque a la democracia” el fallo judicial en su contra.
Por el contrario Plinio Junior, economista y profesor universitario, hace un balance crítico de los doce años de gobiernos de conciliación de clase del PT y llama a construir un frente de izquierda en Brasil para superar la experiencia del lulismo. La Corriente Socialista de los Trabajadores de la UIT-CI apoya la candidatura presidencial de Plinio Junior.
Javier Leonforte

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