Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista / FIT Unidad

De nada sirvió la sobreactuación entreguista y cipaya de Milei. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, lo dijo con todas las letras: “nuestros acuerdos están sujetos a quién gane las elecciones”.

Por supuesto no se escuchó ninguna crítica a esta intervención desvergonzada del presidente yanqui en la política interior argentina. Milei asentía mientras Trump amenazaba a todos los argentinos y argentinas de que, en caso de que no votaran por La Libertad Avanza, se caían los acuerdos. “No vamos a ser tan generosos si pierden las elecciones”, fue la humillante frase de Trump.”Si gana nos quedamos con él; si no gana nos vamos”, así de simple.

Todo, hasta la puesta en escena, fue una humillación para nuestro país. Después de que el gobierno de Milei vendiera este encuentro como el más importante evento internacional desde que asumió, la reunión primero se redujo en tiempo porque Trump estaba cansado, luego se trasladó del Salón Oval a un ambiente menos importante y pequeño, y por si todo esto fuera poco, la rueda de prensa estuvo hegemonizada por preguntas sobre Medio Oriente, con Milei como partenaire menor. Incluso cuando habló de Argentina, ni siquiera quedaba claro que supiera si las elecciones de octubre eran de medio término o por la reelección presidencial.

¿Qué va a pasar con la “ayuda” yanqui?

El establishment económico, las grandes patronales, los bancos, los buitres acreedores, todos esperaban que hubiera más claridad acerca del swap de 20.000 millones de dólares anunciado hace dos semanas atrás por el secretario del Tesoro Scott Bessent. De máxima, el propio gobierno aspiraba a que algo de ese monto llegara de alguna manera antes de las elecciones del 26 de octubre. De mínima, que hubiera detalles sobre cómo iba a ser en concreto dicho swap, con qué plazos, destinos y condicionamientos.

Pero lo que nadie esperaba, ni siquiera los propios funcionarios que acompañaban a Milei era que Trump iba directamente a condicionar todo el apoyo al resultado electoral. Inmediatamente que lo dijo, se hundieron las acciones y los bonos argentinos, que claramente esperaban un apoyo más claro y contundente.

Por supuesto, aún en el improbable e hipotético caso de que Milei hiciera una buena elección, y el apoyo económico yanqui se mantuviera, éste irá unido a una enorme serie de exigencias a cumplir: profundizar aún más el ajuste, avanzar con la flexibilización laboral y con la reforma jubilatoria, garantizar el acceso privilegiado a nuestras riquezas mineras, de litio, gas y petróleo a las transnacionales yanquis y permitir la instalación de una base militar estadounidense en Ushuaia.

La reunión fue una lección de que no basta con ser cipayo y entreguista al extremo: los intereses del imperio siempre prevalecen frente a las colonias y semicolonias e incluso sus súbditos más serviles pueden ser descartados y tirados a la basura si no les sirven.

Toda esta puesta en escena nos deja una enseñanza: no tenemos futuro como pueblo trabajador ni como país si seguimos este camino. La única salida es pelear por la segunda y definitiva independencia, lo que requiere terminar con todos los condicionamientos políticos y económicos que nos atan al imperialismo, empezando por romper con el FMI y dejar de pagar la deuda externa, para así poner nuestros recursos al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares. El peronismo, a pesar de que, obviamente va a mostrar su “indignación” ante el derrape de Milei, no propone romper con el Fondo ni dejar de pagar la deuda, abogando por relaciones más “adultas” con el imperialismo yanqui, como si esto fuera posible. La única fuerza que plantea la salida que se necesita es el Frente de Izquierda Unidad, por eso hay que votarlo el próximo 26 de octubre, para hacer más grande su bancada y más fuerte la oposición y el apoyo a todas las luchas contra el plan motosierra.