Apr 26, 2024 Last Updated 10:43 PM, Apr 25, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Pablo Montenegro, cuerpo de delegados del Sarmiento

La Unión Ferroviaria, conducida por la Lista Verde de Sasia, junto con La Fraternidad de Maturano, Señaleros y Apdfa han cerrado la paritaria 2020 sin lograr ningún aumento real para el bolsillo de los ferroviarios. Al  miserable 7% sin retroactivos incorporado al salario a partir de octubre (con lo que se cerró el último trimestre de la paritaria 2019) hay que agregar tres sumas fijas no remunerativas por única vez, a cobrar en febrero (10%), marzo (14%) y abril (18%). Estos porcentajes se aplican sobre el sueldo conformado y se incorporan al básico recién en mayo, pasando todo a formar parte de las negociaciones 2021. Es decir que, en un año en que fuimos declarados trabajadores esenciales en plena pandemia y que tuvo 36% de inflación, los ferroviarios no tuvimos aumento salarial. Nos robaron un año de aumento salarial.

No solo entregan el salario

La Verde de Sasia no sólo pactó con el gobierno y las patronales un año de congelamiento salarial. Hace cuatro años firmaron un convenio colectivo de trabajo también a la baja, que además de flexibilizar las tareas de las y los trabajadores viene sometiendo a las nuevas camadas de ferroviarios, que se han incorporado recientemente, a un año de contrato basura (a prueba), cobrando el 50% de lo que perciben las categorías más bajas. Está claro que Sasia forma parte de las conducciones burocráticas dispuestas a dejar pasar la reforma laboral que pide el FMI.  

Esta terrible entrega de los intereses de los y las ferroviarias por parte de las direcciones nacionales burocráticas de los sindicatos que nunca comunicaron ni consultaron con sus correspondientes bases deja en claro la necesidad de conformar nuevas conducciones combativas y democráticas, como las de la Lista Bordó, del cuerpo de delegados del Sarmiento y de la Seccional Haedo, encabezada por Rubén “Pollo” Sobrero. Venimos denunciando estas entregas y coordinamos distintas acciones con otros sectores lo más ampliamente posible por nuestras reivindicaciones con las líneas Mitre, Roca, Belgrano Norte y San Martín, como con las movilizaciones a Castelar y al Ministerio de Transporte, una de las más grandes del gremio ferroviario de los últimos años, cuando se firmó el miserable 7%, una vergonzosa rebaja salarial. Este es el camino que estamos transitando desde hace tiempo con la Bordó, el cuerpo de delegados del Sarmiento y la Seccional Haedo para pelear por nuestras demandas y para poder barrer a la burocracia sindical de Sasia y la Verde, que deja pasar los planes de ajuste del gobierno del Frente de Todos.

 

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La Lista Bordó del ferrocarril Roca denunció la responsabilidad del gobierno nacional, los directivos de la empresa y la complicidad de la Lista Verde, dirigida por  Sergio Sasia, por la trágica muerte por electrocución del ferroviario Roberto Pereira en los talleres de Llavallol, cuando subió al techo de la formación para iniciar su lavado.

La empresa no hace las inversiones necesarias en seguridad y nunca reparó los semáforos que indican si la catenaria tiene corriente o no a pesar de los múltiples reclamos. La Lista Verde se calló privilegiando su acuerdo con la patronal.

También lo hizo ante el pedido de reparación de la iluminación del predio, donde los trabajadores deben hacer sus tareas a oscuras.

La empresa y la Unión Ferroviaria ya salieron a decir que la muerte se debió a una “falla humana”. Justamente, las medidas de seguridad existen para evitar las fallas humanas. Y si solo fue una falla del compañero, ¿por qué la empresa mandó al otro día de su muerte a reparar los semáforos?

El gobierno, la empresa y la Lista Verde desprecian la vida de los ferroviarios. Por ello, desde la Lista Bordó del Roca exigimos la creación de una comisión independiente que investigue el hecho y se castigue  a los responsables.

 

Lista Bordó del Roca

 

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Escribe Adolfo Santos

El 25 de enero de 1987 falleció Nahuel Moreno. Probablemente, las nuevas generaciones de militantes, simpatizantes y activistas no conozcan la trayectoria y contribuciones de quien fue el fundador de nuestra corriente histórica en la década del ’40 y el principal dirigente del trotskismo latinoamericano. Por eso, cada año recordamos sus principales aportes al servicio de la construcción del partido revolucionario y de una organización socialista revolucionaria mundial.

El asesinato de León Trotsky a manos de un agente estalinista, en 1940, y la pérdida de importantes cuadros durante la Segunda Guerra Mundial dejaron inconclusa y muy debilitada la tarea fundamental de construir la IV Internacional. El Programa de Transición, uno de los grandes legados de Trotsky, no era suficiente si no se conseguía avanzar en una organización independiente de los trabajadores para luchar por sus intereses. 

Con esa comprensión, desde muy joven, Moreno se sumó a un puñado de dirigentes internacionalistas para abocarse con todas sus fuerzas a la reconstrucción de la IV Internacional. Como él mismo reconoció, la mayor parte de su militancia política estuvo dedicada a trabajar por la construcción del partido mundial. Así lo entendía Moreno, “[…] la construcción de los partidos nacionales y la internacional es un proceso combinado […]”.

Una vida al servicio de la construcción del partido revolucionario 

Hugo Miguel Bressano Capacete, quien fue conocido como Nahuel Moreno, nació el 24 de abril de 1924 en Alberdi, provincia de Buenos Aires. Con solo 18 años se incorporó a círculos trotskistas, ambiente de tertulias y discusiones de café. Preocupado por el escaso contacto de esos grupos con los trabajadores, Moreno comenzó a reunirse con jóvenes obreros del barrio de Villa Crespo con los que estudió el ¿Qué hacer?, de Lenin, y los terminó ganando para el trotskismo. En 1943 escribió su primer texto, El partido, en el que concluyó: “Lo urgente, lo inmediato, es aproximarnos a la vanguardia proletaria y rechazar como oportunista todo intento de desviarnos de esa línea […]”. 

Con esa idea, en 1944, junto con esos jóvenes obreros de Villa Crespo Moreno fundó el Grupo Obrero Marxista (GOM)). Mateo Fossa, un dirigente sindical que en 1938 se entrevistó con Trotsky en México, lo orientó sobre cómo introducirse en el movimiento obrero. En 1945, el GOM tuvo una importante participación en apoyo a la huelga del frigorífico Anglo-Ciabasa, que contaba con 12.000 obreros, a partir de lo cual captaron destacados activistas de esa lucha. Comenzaba así una nueva etapa. Moreno y su grupo rompieron definitivamente con el “trotskismo de los bares” y se fueron a vivir a Villa Pobladora, en Avellaneda. Al año siguiente editaron su primer periódico, Frente proletario, y ya reunían casi cien militantes, en su mayoría obreros. 

Desde esa experiencia, Moreno impulsó a lo largo de su vida la construcción de partidos ligados a la clase trabajadora y sus luchas. Como escribió en El partido, aquel documento precursor: “Nos empalmaremos en el movimiento obrero, acercándonos y penetrando en las organizaciones donde este se encuentre para intervenir en todos los conflictos de clase”. Así lo hizo de forma consecuente, a pesar del obstáculo que significaba el naciente peronismo, un proyecto nacionalista burgués que en esa época iba a ganar la mayoría de la clase trabajadora a partir de otorgar importantes concesiones. Sin embargo, nuestra corriente siempre llamó a no confiar en ese proyecto, ya que por su carácter, de conciliación de clases, la mayoría de esas conquistas se iban a acabar perdiendo.  

Contra la corriente, Moreno continuó llamando a construir una alternativa de la clase trabajadora. Con ese objetivo construyó el Partido Obrero Revolucionario (POR), el Partido Socialista de la Revolución Nacional (PSRN), Palabra Obrera, el PRT, el PST y el MAS. Siempre tratando de enraizarlos en el movimiento obrero y sus luchas con propuestas que dieran respuesta a sus intereses inmediatos e históricos de disputar el poder para los trabajadores.

La IV Internacional, otra de sus obsesiones

En 1948 se realizó en París el II Congreso de la IV Internacional. El GOM envió a Moreno como delegado. Allí conoció a los principales dirigentes trotskistas y fue informante del punto sobre América latina. Ese mismo año, por su crecimiento y las actividades desarrolladas, el GOM se convirtió en partido. En diciembre se fundó el Partido Obrero Revolucionario (POR). Moreno escribió su primer trabajo teórico, Cuatro tesis sobre la colonización española y portuguesa en América, donde cuestiona la visión de la mayoría de la izquierda, que le daba un carácter feudal a ese proceso.  

En ese congreso de 1948, el primero después de la muerte de Trotsky, se eligió la dirección, encabezada por los dirigentes Michel Pablo, griego, y Ernest Mandel, belga. Moreno, que a pesar de su juventud ya había iniciado un proceso de construcción partidaria luchando contra la marginalidad del trotskismo, la definió como una dirección inexperta, formada en ámbitos intelectuales y no en la lucha de clases. Sostuvo duras polémicas con ella. Ese fue uno de los méritos de Moreno, haber intervenido con una política correcta en un momento difícil en que la dirección de la Internacional, debilitada por la muerte de Trotsky y presionada por procesos objetivos, fue conducida a serios desvíos. 

Uno de los más graves errores de esa dirección fue su capitulación a los partidos comunistas que seguían al aparato de la URSS, encabezado por Stalin, y a los nacionalismos burgueses en Latinoamérica, Asia y África, así como también posteriormente al castrismo y el sandinismo. Moreno alertó que esa orientación oportunista llevaba a renunciar a la construcción de partidos revolucionarios y al hundimiento de la Internacional.  

En los años ’70 entabló una dura polémica contra la política de elevar la táctica de la guerrilla, que se había mostrado exitosa para la revolución cubana, al plano estratégico. El grupo encabezado por Mandel definió impulsar la guerrilla en Latinoamérica. Moreno sostuvo que esa orientación llevaría al desastre a generaciones enteras de luchadores y sería contraproducente para el desarrollo de la revolución latinoamericana. La sistemática liquidación de los grupos guerrilleros, al tiempo que se iniciaba un proceso de ascenso obrero y estudiantil en la región, acabaron dándole la razón a Moreno. 

Pasaron treinta y cuatro años de la muerte de Moreno y los hechos continúan corroborando sus aciertos políticos. Haber apoyado a los nacionalismos burgueses, a las direcciones “progresistas”, a los gobiernos frentepopulistas, al castro-chavismo, al falso “socialismo del siglo XXI” y sus variantes, como el sandinismo, fue un gran error de muchos sectores del trotskismo, en especial del mandelismo, y fue un freno para el desarrollo de una dirección revolucionaria. Por eso reivindicamos las enseñanzas de Moreno, de luchar por la movilización de masas, por la independencia de clase, por la construcción de partidos revolucionarios y por reconstruir la IV Internacional.


Nuestro compromiso con el legado de Moreno

Nahuel Moreno ha dejado una extensa elaboración teórica y política plasmada en varios libros y folletos* que continúan vigentes con sorprendente actualidad. Sin embargo, creemos que su legado más importante es el de haber insistido sin descanso en la lucha para construir una dirección revolucionaria. Desde Izquierda Socialista y la Unidad Internacional de las y los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) asumimos el compromiso de dar continuidad a esa tarea, que las luchas en curso nos exigen más que nunca. Los trabajadores, los jóvenes, las mujeres y los sectores populares no paran de luchar. Si no se avanza más, y algunas veces hasta se retrocede, es por la falta de una dirección revolucionaria. Ese es el desafío al que nos comprometemos los morenistas junto con los que luchan.   

Levantamientos como los ocurridos en Chile, Líbano, Estados Unidos, Hong Kong, las huelgas de Europa y el descontento generalizado contra los planes de ajuste para paliar la más grave crisis económica del sistema capitalista mundial nos demuestran que la pelea por la dirección está planteada en el orden del día. Si en cada uno de esos procesos somos capaces de unirnos a los sectores que luchan y aplicar las enseñanzas legadas por Nahuel Moreno podremos estar a la altura de los tiempos.

 

*Para conocer la obra de Nahuel Moreno recomendamos visitar www.nahuelmoreno.org

 

 

Los aberrantes y repudiables hechos del Capitolio, de los Estados Unidos, muestran la gravedad de la crisis política del imperialismo.

Escribe Miguel Sorans, dirigente Izquierda Socialista, de Argentina, y de la UIT-CI

Las imágenes del 6 de enero de cientos de ultraderechistas y simpatizantes de Trump, asaltando e irrumpiendo en el Capitolio han sido de un lógico impacto mundial. Son hechos inéditos que muestran la gravedad de la crisis que sufre el imperialismo norteamericano y también el peligro que representa el trumpismo como movimiento de ultraderecha, reaccionario y racista. Muchos lo han calificado de un intento de “golpe de estado” y parte de un “plan insurreccional” para impedir que asuma Biden y sostener a Trump en el poder.

Desde ya que eso era lo que quizás creían muchos de los y las participantes neofascistas y racistas que irrumpieron violentamente en el Capitolio. Pero no consideramos que se haya tratado un intento de golpe de estado. No era ese el plan de Trump y menos aun de algún sector de la burguesía y las FFAA yanquis.

En realidad, se trató más de un manotazo de ahogado de Trump, que intentaba, con esa movilización reaccionaria, seguir manteniendo su popularidad en ese movimiento ultraderechista de la sociedad norteamericana. Esa acción fue otra expresión de su derrota política. No de alguien que está en ascenso. Sino derrotado y en retroceso.  

Era previsible que Trump siguiera con nuevas acciones provocativas de su campaña sobre que hubo “fraude” y que “le robaron la elección”. Con esa acción antidemocrática no pretendía concretar un golpe de estado sino fortalecer, hacia el futuro, su base social neo fascista y sostener el control del Partido Republicano.

Tan solo estaba que ni lo apoyó, en su impugnación a Biden, el vicepresidente Pence. El jefe de los republicanos de la Cámara de Representantes. Kevin Mc Carthy calificó la acción de “antiestadounidense” e “inaceptable”. El ex presidente republicano, George Bush repudió la acción y a Trump expresando que “así es como se discuten las elecciones en una republica bananera”.

Ningún sector militar adhirió. Pudo haber apoyo o dejar correr de un sector de la policía, hasta hubo quienes se sacaron selfis con los racistas. También pudo haber policías que dispararon. Una mujer, ex miembro de la fuerza aérea y simpatizante de Trump, murió, y se habla de otros muertos y heridos. Pero como lo han denunciado voceros del movimiento antirracista Black Lives Matter, otra reacción policial hubiera existido si se trataba de una protesta afroamericana.

Tal rechazo hubo al asalto al Capitolio, en la dirigencia republicana y las amenazas de hacerle juicio político, que al otro día Trump tuvo que salir con un mensaje “aceptando” que Biden debe asumir. Aunque también haya anunciado que no va a concurrir a su asunción.

Lo del Capitolio fue otra expresión de lo que ya definimos en la UIT-CI como de extrema polarización que no existe en otros países. “Esta polarización ha crecido con la crisis social combinada con la rebelión antirracista, el crecimiento del movimiento obrero, de mujeres o contra el cambio climático” (declaración de la UIT-CI. 11/11/2020). En esa declaración advertíamos que “Trump pierde pero se consolida como líder de una extensa franja social ultraconservadora, reaccionaria y racista (…)  Trump se apoya en millones de personas de la tradicional base social de racistas, neofascistas, grupos de odio de supremacistas blancos, milicias armadas de la derecha, de xenofobia visceral, odio a feministas, ambientalistas” (…) Millones creen en el discurso “locoide” de que Biden puede “llevar al socialismo”, que se “va a Cuba y Venezuela” y que Biden es parte de la “ultraizquierda” que va a “destruir” los Estados Unidos. A mayor crisis social, crisis económica y luchas populares, mayor crecimiento del polo racista y fascistizante” (idem).

Todo esto se puso de manifiesto en las bandas de racistas y supremacistas blancos que intervinieron en el asalto al Capitolio.

Cuando asumió Trump en 2016 lo definimos como un personaje neofascista. Lo que también señalamos que eso no era igual a que el gobierno de Trump pudiera transformar al régimen político norteamericano en fascista. O sea, pasar de una democracia burguesa imperialista a una dictadura del estilo Mussolini o Hitler.

Y eso se ha confirmado con la culminación del gobierno de Trump por medio de una derrota política electoral. Luego de una rebelión popular de masas contra su gobierno y su represión policial racista luego del crimen de George Floyd.

Trump fortaleció la grave polarización social y al ya existente movimiento de masas racista, supremacista blanco, facho, antisemita, homofóbico, etc. que existe en los Estados Unidos. Por eso no se puede minimizar que haya obtenido más de 70 millones de votos. Pero el marco de lo sucedido el 6 de enero en el Capitolio es la derrota político-electoral de Trump. Por eso está por verse cual será el futuro político de Trump. Habrá que ver si la acción del 6 de enero no termina volviéndose en su contra.

Para colmo, el día anterior a la acción sobre el Capitolio, el Partido Republicano hasta perdió las elecciones de senadores en Georgia. Esta derrota deja empatado el Senado con lo cual los republicanos pierden el control del Senado luego de muchos años de dominarlo.  Además, es la primera vez que un candidato de origen afroamericano, considerado progresista, del Partido Demócrata gana una senaduría en ese estado.

Otra victoria para Biden y los demócratas. No hay que perder de vista que la derrota de Trump ha sido la expresión electoral de la gran rebelión popular antirracista que desató el crimen de George Floyd. Esa lucha sigue presente y vigente. Y eso lo va a sufrir el nuevo gobierno capitalista de Biden.

Todo esto ratifica que en Estados Unidos existe una crisis política inédita y grave para el país que es el eje del imperialismo mundial. Lo que vendrá no es tanto un peligro de golpe de estado sino la continuidad de esa crisis global social económica, política y militar. Un imperialismo aún dominante, pero en una crisis cada vez más profunda. Crisis que va al compás de la crisis del sistema capitalista-imperialista y de las luchas y polarización social mundial.

La perspectiva es hacia nuevas expresiones de crisis política pero ahora en el mismo gobierno demócrata de Biden. Porque tiene que enfrentar una grave crisis social, económica y de salud por la pandemia del Covid19.

La crisis social puede traer nuevo ascenso en las luchas sindicales o antirracistas, pero también más sectores que se vayan hacia la ultraderecha. O sea, que se siga fortaleciendo la polarización social tan particular de los Estados Unidos y que haya mayores acciones violentas de los grupos de ultraderecha racistas y de supremacistas simpatizantes o fanáticos de Trump. Ese peligro no es menor y será parte de la realidad a combatir.

En este marco, sigue siendo clave la tarea y el desafío, no exclusivo de la UIT-CI sino de toda la izquierda que se reclama anticapitalista, de poder avanzar en la construcción de una alternativa política de izquierda independiente.

9/1/2021

www.uit-ci.org

 

Culmina el año y más de 30 mil mujeres nos encontraremos en la provincia de San Juan en el 28 Encuentro Nacional de Mujeres. Pero este no será un encuentro más. Este año, miles de mujeres trabajadoras, desocupadas, amas de casa, estudiantes y luchadoras hemos sacado una importante conclusión: a pesar del doble discurso del gobierno k, con “la década ganada”, las principales reivindicaciones de las mujeres siguen pendientes y tenemos que ir por ellas.

El secuestro y la trata para la explotación sexual, los femicidios y las muertes por el aborto clandestino, han arrasado con la vida de decenas de miles de mujeres en esta última década. Son la parte más inocultable: los gobiernos K no están del lado de las mujeres trabajadoras y pobres.

Las mujeres ya dijimos basta y vamos por más

Hartas de sufrir la inflación, de acarrear los trabajos más precarios, de que nos intenten contentar con subsidios escuálidos y de sufrir la discriminación salarial, sindical y política, en octubre, miles de mujeres nos expresamos contra el gobierno de Cristina. En todo el país, fue una inmensa cantidad de mujeres, la que se cansó del doble discurso kirchnerista que habla de nosotras y nuestros derechos humanos, mientras acuerda con el Papa Francisco que no cederá ni un centímetro en la lucha por la legalización del aborto y la libertad a decidir sobre el propio cuerpo. Ese mismo gobierno que no tiene empacho en honrar la deuda externa con pagos al por mayor, mientras descarga los costos de la crisis sobre las y los trabajadores.

Miles de luchadoras comprendieron, que variantes como Massa; Macri el propio Pino; Carrió; Stolbizer, los radicales o Binner son más de lo mismo. Porque jamás han hecho nada por los problemas reales de las mujeres trabajadoras, y además son socios de la Iglesia de Bergoglio y del ajuste.

Debido a esto, muchísimas mujeres apostaron al Frente de Izquierda y de los Trabajadores, y así, se logró una gran bancada que será la voz de las mujeres en los congresos y legislaturas. Pero vamos por más. Con esa fuerza, las Mujeres de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda, queremos aprovechar este nuevo Encuentro para romper con la estaticidad y la parálisis que la CCC- PCR y la CTA le quieren imponer históricame nte a las mujeres el resto del año. Queremos hacer un gran Encuentro Nacional que discuta los problemas reales de las mujeres. Como terminar con la trama política y policial que sostiene las redes de trata. Decirles basta a la justicia patriarcal que encierra a las víctimas como las hermanas Jara y deja libre a golpeadores, femicidas y abusadores. Luchar para acabar con la muerte evitable de más de 500 mujeres que mueren anualmente por la criminalización del aborto. Rechazar, con fuerza, que no seamos las mujeres trabajadoras las variables de ajuste frente a la crisis.

Por eso, necesitamos que el Encuentro resuelva un plan de lucha y salir a la calle a conquistar nuestras reivindicaciones. Llamamos a todas las organizaciones de mujeres, partidos de izquierda y a las mujeres independientes a sumarse a esta pelea para convertir al Encuentro en esa gran herramienta que necesitamos para los derechos de las mujeres.

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