Escribe Adolfo Santos
Nunca antes habíamos asistido a movilizaciones y acciones tan contundentes contra la política criminal del Estado sionista. La lucha contra el genocidio que se está cometiendo contra el pueblo palestino, tiene alcance mundial. La Flotilla personificó esa pelea de manera ininterrumpida durante más de un mes y fue acompañada por la mirada del mundo, alentada por manifestaciones, actos y huelgas generales, como la de Italia (ver Italia: “Blocchiamo tutto”).
Podemos decir que “todos somos Palestina”, a pesar del silencio cómplice de los gobiernos capitalistas. Cuando bloquearon la Flotilla que intentaba romper el cerco para llevar ayuda humanitaria a Gaza, la reacción fue espontánea: en muchos países decenas de miles salieron a las calles a denunciar el genocidio y a exigir la inmediata libertad de los más de 400 tripulantes, de 44 países, secuestrados en aguas internacionales por la marina israelí.
El miércoles 1° de octubre, conocida la interceptación de las embarcaciones, marchas y manifestaciones se replicaron en ciudades de América Latina, Europa, África y Asia exigiendo sanciones contra Israel y la libertad inmediata de los activistas humanitarios. Fue lo que se vio en Buenos Aires y otras importantes ciudades argentinas, donde el Frente de Izquierda Unidad participó con columnas destacadas.
En Madrid, Barcelona y otras ciudades del Estado español los manifestantes exigieron a la Unión Europea la ruptura de relaciones con el Estado sionista. También hubo protestas en París, Berlín, Bruselas y Estambul; lo mismo ocurrió en Brasilia, Río de Janeiro, San Pablo, Bogotá y Ciudad de México. En África se destacó Túnez, uno de los puertos donde había atracado la flotilla, y El Cairo, en Egipto. En Asia hubo movilizaciones en Karachi, la ciudad más poblada de Pakistán, y en Kuala Lumpur, la capital de Malasia.
Estamos ante un nuevo momento: la movilización mundial nos plantea un desafío histórico: derrotar el genocidio sionista. Nuevas flotillas se organizan para romper el bloqueo que pretende matar de hambre a la población gazatí. Es necesario unir a millones de activistas, organizaciones de derechos humanos y personalidades de distintos ámbitos para frenar el genocidio. Aunque aún restan ser liberados seis prisioneros, las protestas obligaron a liberar a la gran mayoría de las y los detenidos ilegalmente en aguas internacionales. Seguiremos exigiendo a los gobiernos la ruptura de relaciones con el Estado terrorista de Israel.
Desde Izquierda Socialista y la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores - Cuarta Internacional pondremos todo nuestro esfuerzo al servicio de la movilización mundial. Es el camino para construir una Palestina única, democrática, laica y no racista. ¡Palestina libre, del río al mar!










