En los últimos días lo electoral tiñó la coyuntura política, con la presentación de las candidaturas para las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre. En apenas un par de semanas, el 7 de septiembre, se vota en la provincia de Buenos Aires. Y, luego, con los resultados en la mano, se va casi sin descanso hacia los comicios de octubre, donde se votará en todo el país. 

El gobierno de La Libertad Avanza, el FMI, el establishment económico, las patronales y el propio imperialismo le dieron mucha importancia a estas elecciones. Se juegan a un fortalecimiento del gobierno para que pueda profundizar el ajuste y la motosierra y así intentar blindar los vetos, como el reciente a las y los jubilados y las discapacidades, o las que ya promete en caso de que se aprueben aumentos presupuestarios para las universidades nacionales o cualquier otra partida a favor del pueblo trabajador. Y también buscan avanzar con nuevos y más profundos ataques, como la reforma previsional (aumentando la edad jubilatoria, pulverizando aún más los haberes y liquidando regímenes especiales, como el docente) o la flexibilización laboral (terminando con todas las conquistas que la clase trabajadora consiguió a lo largo de décadas de lucha). 

Para “ganar” las elecciones, o por lo menos sacar la mayor cantidad de diputados y senadores, el gobierno de Javier Milei se juega a todo, hasta a congelar más aún una economía ya en recesión (“no vamos a dejar un peso en el mercado”, dijo el director del Banco Central Federico Furiase), con aumentos hasta niveles increíbles la tasa de interés y la bicicleta financiera, para mantener como sea la falsa y artificial “estabilidad” de los precios y el dólar, así sea que el consumo popular caiga a niveles ínfimos y crezca la miseria y la indigencia.

A la dura realidad de la plata que no alcanza, de salarios y jubilaciones pulverizados, de aumento de la morosidad en los créditos y las tarjetas, de jubiladas y jubilados que siguen luchando (y siendo reprimidos miércoles tras miércoles), de peleas que continúan como la del Garrahan, se suma la tragedia de los muertos por el fentanilo contaminado. Donde se cruzan las responsabilidades del gobierno de Milei, con su ajuste a organismos como la Anmat o sus políticas de desregulación, relajando controles para facilitar las ganancias empresarias, con las de Ariel García Furfaro, un empresario con indudables vínculos con el peronismo. 

Todo esto genera una bronca creciente. Un interrogante será cómo se va a expresar esto en las elecciones. Lamentablemente, si se sigue con la tendencia que ya se expresó en las anteriores elecciones provinciales, o incluso que dicen ciertas encuestas, parecería que hay un sector que la expresaría no yendo a votar. Creemos que es equivocado, que diluye e impide que se exprese claramente un planteo de oposición al plan motosierra y a Milei. Más aún, como ya pasó por ejemplo en CABA, puede incluso favorecer al gobierno en la obtención de bancas. 

El peronismo, por su parte, busca colocarse frente a los comicios como quién puede “frenar a Milei”. Falso. Se trata del mismo peronismo que ya gobernó y ajustó al pueblo trabajador al servicio del FMI, lo que llevó a miles a votar a Milei hace dos años. Es el mismo peronismo que gobierna en varias provincias y ejecuta el ajuste en cada una de ellas. Incluso en territorio bonaerense, donde Kicillof dice que ahí “el ajuste nacional no entra”. Una afirmación que se contradice cuando se ve lo que hace el propio Gobierno provincial con sus docentes. Por no hablar de otros distritos conducidos por distintas variantes del peronismo, que en nombre de la “gobernabilidad” más de una vez le garantizaron los votos a Milei para que pasen sus políticas de ajuste. Es que el peronismo, aún en su rol de opositor, tampoco fue consecuente. Busca, discursivamente, capitalizar electoralmente la bronca creciente, pero la inmensa mayoría de los dirigentes del peronismo fueron los grandes ausentes en cada una de las luchas que se dieron para enfrentar la motosierra. Por sobre todo hay que destacar el pacto que la burocracia de la CGT tiene con el gobierno de Milei durante la mayor parte de estos casi dos años. 

Por eso insistimos en que la verdadera opción para el pueblo trabajador, la juventud, las mujeres y disidencias y, más en general, todas y todos los afectados por la motosierra y la quita de derechos de este gobierno ultraderechista, es el Frente de Izquierda Unidad, que ha estado siempre de forma incondicional en cada una de las luchas. Pero además los legisladores del FIT Unidad, sus diputadas y diputados nacionales, legisladores provinciales o concejales, han sido la única fuerza que denunció y votó en contra cada una de las políticas ultra reaccionarias de este gobierno.
El FIT Unidad forma parte y se juega a fortalecer y desarrollar, además, al sindicalismo combativo. Por eso el fin de semana pasado hubo un gran plenario nacional que apostó a construir una nueva dirección para la clase trabajadora, combativa y democrática.

Lamentablemente, se sabe que Milei no es un fenómeno aislado. Forma parte de toda una corriente de fuerzas políticas de ultraderecha, reaccionarias, que tienen como una de sus grandes referentes al jefe del imperialismo Donald Trump, pero también al carnicero Benjamín Netanyahu, quien lleva adelante un auténtico genocidio contra la población de Gaza, ante la indignación y la movilización de millones en todos los lugares del planeta. Sin embargo, la inmensa mayoría de la dirigencia política patronal opositora hace un silencio atronador, aún con un Milei que se declara aliado estratégico del Estado sionista y su gobierno. Nuevamente, sólo el FIT Unidad denuncia el genocidio, declara su solidaridad con el pueblo palestino y promueve y participa de las acciones que se llevan adelante en nuestro país.

Y, por último, pero no por ello menos importante, el FIT Unidad es el único que tiene un auténtico programa alternativo, obrero y popular, que se opone por el vértice a Milei y su motosierra. Un plan de emergencia que afirma que para que haya salarios y jubilaciones dignas, trabajo genuino para todos y plata para salud, educación, vivienda y ciencia y técnica, lo primero que hay que hacer es dejar de pagar la deuda externa y romper con el FMI. Por todo esto, sobran las razones para votar al FIT Unidad. Primero en la provincia de Buenos Aires, el 7 de septiembre, y luego en todo el país en octubre.