
Escribe Pablo Almeida
Este año, varias provincias y la Ciudad de Buenos Aires desdoblaron sus elecciones legislativas respondiendo a especulaciones e intereses de los distintos gobernadores. En todas ellas, la abstención electoral ha crecido a niveles que no se habían registrado nunca desde la vuelta de la democracia en 1983.
Luego de que apenas el 53,4% del padrón concurrió a las urnas en CABA mucho se teorizó al respecto. Desde nuestra mirada, el primer elemento que aparece es que, lejos de ser una simple “apatía electoral”, el crecimiento de la abstención expresa una crisis política profunda: la desconfianza a los partidos patronales. No es una anomalía momentánea. Los altos niveles de abstención y voto en blanco o nulo marcan una crisis del régimen político.
Aunque entendemos el justificado descontento de esos millones de votantes, creemos que el canal de la abstención termina siendo funcional a quienes gobiernan, en este caso Javier Milei. No deja una expresión clara de que es lo que se rechaza. La abstención como fenómeno general diluye sus motivos concretos. No expresa con claridad el rechazo a la motosierra al servicio del FMI o la bronca por la recurrente represión a las y los jubilados, por poner solamente dos ejemplos.
Al abstenerse un porcentaje alto de quienes están habilitados para votar, sube la representación de los partidos patronales que gobiernan.
Precisamente, aquellos a los que se quiere castigar. Retomando el ejemplo de las elecciones en CABA: al votar cerca de la mitad del padrón, se benefició ampliamente la lista de La Libertad Avanza, encabezada por Manuel Adorni, que obtuvo once bancas (el 36% de las que se ponían en juego) pese a haber sido votado por apenas el 15% del padrón. Es decir, se fortaleció la representación parlamentaria de quienes quieren avanzar con una motosierra sobre los derechos del pueblo trabajador.
Sólo el voto al Frente de Izquierda Unidad expresa con claridad el rechazo a las políticas de hambre y represión del gobierno, al mismo tiempo que fortalece una representación parlamentaria que las enfrenta decididamente y que sirve de caja de resonancia de las luchas que el pueblo trabajador da en las calles.










