*Foto de portada: Choferes de la línea 60 movilizados durante el paro

Escribe Diego Martínez

Después de muchos amagues por parte de la dirección burocrática de la UTA, que siempre terminaban con Roberto Fernández levantando las medidas a cambio de migajas o promesas que no se cumplían, el paro finalmente se concretó por la enorme presión de la base del gremio y de delegados de empresa.

Desde hace años, la burocracia de Fernández hace oídos sordos frente a los reclamos. Lo mismo ocurre con el sector burocrático encabezado por Miguel Bustinduy, totalmente adepto a la patronal de DOTA, que impulsa el sindicato paralelo Unión de Conductores de la República Argentina (UCRA). Juntos, Fernández y Bustinduy boicotearon el paro general del 10 de abril y no participaron de las movilizaciones del 9 ni del 30 de abril. Son dirigentes traidores que se pelean por el botín del sindicato.

Frente a esta realidad, choferes de distintas líneas del AMBA se vienen organizando desde hace años de forma autoconvocada, protagonizando verdaderas rebeliones, como la que se dio en 2023 ante la muerte de Daniel Barrientos, chofer de la 620, cuando 1.000 choferes del conurbano se autoconvocaron en La Matanza, donde ocurrió la famosa “piña a Sergio Berni”.

Al problema de la inseguridad se fue sumando, cada vez con más fuerza, el problema del salario. Un chofer cobra en mano 900 mil pesos. Si el ingreso se hubiera actualizado acorde a la inflación, debería estar en 2.5 millones.

La bronca se fue trasladando a los delegados en las líneas. Hace dos semanas se lanzó un petitorio firmado por 40 cuerpos de delegados del AMBA, que exigieron a Fernández un plan de lucha. El 5 de mayo, algunas de esas líneas se movilizaron hacia la UTA central, mientras que grupos de autoconvocados se dirigieron a las seccionales Norte, Oeste y Sur del Gran Buenos Aires.

Por eso, a la burocracia de la UTA no le quedó otro remedio que sostener el paro convocado para el 6 de mayo, que ya amenazaba por lo bajo con levantar otra vez, en esta oportunidad con la excusa de que “el ministro es nuevo en el cargo”.

Pese a la nueva y bochornosa carnereada de Bustinduy, el paro fue contundente y contó con acciones no controladas por Fernández, como los cortes impulsados por el cuerpo de delegados de la 60 junto a otras líneas en Puente Saavedra; en Ruta 3, en La Matanza, por choferes autoconvocados de la zona oeste; y por el cuerpo de delegados de la 148 en Puente Pueyrredón.

Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad seguiremos apoyando incondicionalmente la lucha de los choferes por un salario digno. Una lucha que se da con el empuje de la base. La UTA debe impulsar un plan de lucha para obtener el aumento reclamado por los trabajadores del transporte, y la CGT debe convocar a un nuevo paro de 36 horas.

Las diputadas de Izquierda Socialista apoyaron a los choferes

Nuestra compañera Mónica Schlotthauer, diputada nacional (mc) y dirigente ferroviaria, tuvo un destacado rol apoyando a los choferes: los recibió tanto en el Congreso de la Nación como en la seccional ferroviaria Oeste, y participó de distintas acciones de lucha, como la concentración del lunes 5 en la UTA de Morón, donde estuvo presente llevando solidaridad.

Lo mismo puede decirse de nuestra legisladora porteña Mercedes Trimarchi, que recorrió varios medios de comunicación (entre ellos Crónica). llevando también el apoyo y la reivindicación del paro. Nuestras bancas están incondicionalmente al servicio de las luchas.