Apr 18, 2025 Last Updated 2:19 PM, Apr 16, 2025

Debates del 24 de Marzo / Milei y Laje mienten: fue un genocidio

Escribe Adolfo Santos

El video exhibido por el gobierno de Milei para referirse al golpe del 24 de marzo de 1976, es una verdadera farsa. Presentado por Agustín Laje, un personaje reaccionario, homofóbico y misógino, propone contar “la historia completa”. Durante veinte minutos borra la verdad histórica para tratar de imponer un relato negacionista que justifique el genocidio perpetrado por la última dictadura.

Con un relato maniqueista, Agustín Laje intenta justificar el golpe del 24 de marzo de 1976 describiendo un proceso de “guerra revolucionaria” organizada por grupos guerrilleros, durante los años ‘70, para instaurar un gobierno comunista en el país. Esos hechos habrían obligado a las fuerzas armadas a actuar para impedirlo. Para darle veracidad a su relato, exagera al extremo el poder político, numérico y militar de los grupos armados de la época. Su relato es una mentira. La irrupción militar, instaurando el terrorismo de Estado, no fue para impedir un probable gobierno comunista. Apoyado por el imperialismo, los militares tomaron el poder para imponer a sangre y fuego un programa económico de saqueo y sumisión al servicio de los grandes empresarios y las multinacionales que el gobierno de Isabel Martínez de Perón, era incapaz de aplicar.

Un golpe contra el ascenso obrero y popular

El golpe cívico militar eclesiástico del 24 de marzo de 1976, se impuso para derrotar un proceso de luchas y ascenso del movimiento obrero y popular que se había iniciado en 1969 con el Cordobazo. La vuelta del general Perón y su triunfo electoral en 1973, no consiguieron controlar a la clase trabajadora y disciplinarla detrás de su líder. El Pacto Social implementado por Perón y su ministro José Gelbard en acuerdo con los empresarios y la CGT, no conseguía calmar las aguas y las luchas se incrementaron con grandes huelgas, ocupaciones de fábricas, movilizaciones estudiantiles y un cúmulo de exigencias al gobierno peronista que no satisfacía las expectativas generadas con la vuelta del General.

En ese marco, el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), bajo la dirección de Nahuel Moreno, fue la única alternativa independiente frente al peronismo en las elecciones de 1973. Con un programa clasista y revolucionario, llamaba a luchar por un gobierno obrero y popular en vías al socialismo y se fortalecía participando con audacia de las luchas en curso e integrando cuerpos de delegados y comisiones internas, verdaderos bastiones de organización y resistencia de las y los trabajadores. Desde esa trinchera insistió en fortalecer las luchas llamando a unificarlas a través de coordinadoras que impulsen una nueva alternativa frente al gobierno peronista y a una burocracia sindical convertida en correa de transmisión oficialista. En ese proceso, el PST tuvo numerosos detenidos y sufrió el asesinato de trece compañeros a manos de la Triple A, una organización paramilitar integrada por sectores de la burocracia sindical y miembros de la ultraderecha del gobierno peronista.


La tapa del 5 de julio de 1975 de Avanzada Socialista muestra que el centro de la escena en los ‘70 lo ocupaban las luchas de la clase trabajadora

En ese escenario también actuaba la guerrilla de Montoneros y el PRT/ERP. Ambos sectores tenían una posición diferente a la del PST, fundamentalmente porque no tenían una política de independencia de clase. Siendo parte del peronismo, Montoneros defendía la conciliación de clases con sectores de la burguesía, militó por el triunfo de Cámpora-Solano Lima y Perón-Isabel y apoyaba el proyecto económico del gobierno que nada tenía que ver con “la patria socialista” que decían defender. Rechazados por Perón, en 1974 pasaron a la clandestinidad aislandose de los sectores sindicales que dirigían, concretando acciones foquistas que solo servían para confundir y exacerbar la represión. “Estas acciones guerrilleras además de su absoluta inutilidad, desde el punto de vista de la revolución, que sus autores dicen querer, se han convertido en un argumento valiosísimo para imponer la legislación más represiva, para perseguir a la vanguardia obrera, y para la actividad criminal de las bandas de ultraderecha”. Avanzada Socialista Nº182 (20-03-76)

Es claro que el golpe de Estado de 1976, no fue para impedir un supuesto “ataque direccionado desde el extranjero, con apoyo cubano ideológico, logístico, económico y militar”. Las acciones guerrilleras fueron parte de la realidad de una época convulsionada, pero nunca amenazaron el poder de la burguesía y mucho menos la posibilidad de instalar una “Patria Socialista”. La verdadera protagonista de los ‘70, que preocupaba al gobierno y los patrones, fue la clase trabajadora con sus luchas y movilizaciones que el peronismo y su brazo sindical burocrático, no conseguían controlar. Por eso los grandes empresarios apoyaron el golpe y, en muchos casos, fueron cómplices. Ex directivos de la multinacional Ford fueron condenados como “partícipes necesarios”, acusados de crímenes de lesa humanidad junto a la dictadura por los secuestros y torturas de 24 trabajadores de esa empresa en el año 1976.

El objetivo del golpe fue abortar un proceso de ascenso obrero y popular que, con sus reclamos, ponía en jaque al sistema explotador capitalista y amenazaba generar una nueva dirección. Derrotados los planes económicos de ajuste de Celestino Rodrigo y Emilio Mondelli, el gobierno peronista, muerto Perón, con Isabel Martínez a la cabeza, ya no le era útil a la gran patronal ni al imperialismo y lo desecharon. Mediante una criminal represión militar, impusieron un nuevo modelo económico de entrega y sumisión de la mano del ministro Alfredo Martínez de Hoz. Junto con eso, cometieron un genocidio, que se cobraría la vida de 30 mil detenidos desaparecidos, con el objetivo de eliminar a una heroica y poderosa vanguardia que se proponía construir una alternativa de dirección independiente, entre ellos, los mas de 100 compañeras y compañeros asesinados de nuestro glorioso PST.

Adoptando la premisa de Joseph Goebbels, mano derecha de Adolfo Hitler: “Miente, miente, que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”, Laje, y el gobierno ultraderechista de Javier Milei que representa, quieren cambiar la historia. Les resultará difícil. Transcurrido casi medio siglo, cada 24 de Marzo multitudes por todo el país salen a repudiar el golpe genocida y a exigir el juzgamiento y prisión de todos los responsables de ese crimen de lesa humanidad. Es una discusión resuelta: fue terrorismo de Estado. El nivel de conciencia alcanzado sobre la verdad de esos hechos no puede volver atrás. Por eso nos sumamos a combatir las mentiras vertidas por el gobierno y sus agentes, disfrazada de “batalla cultural”.

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