El fin de semana pasado se cerraron las precandidaturas para las PASO del 13 de agosto, en camino a las elecciones presidenciales. Entre tironeos y crisis que recorrieron sin excepción a todas las coaliciones patronales, quedaron perfiladas las candidaturas de Massa en el peronista Unión por la Patria (el nuevo nombre del desgastado Frente de Todos), Bullrich y Rodríguez Larreta en Juntos por el Cambio, y el liberfacho Milei por La Libertad Avanza. La lectura de los grandes empresarios, el imperialismo, el FMI y los principales medios de comunicación fue coincidente: todos contentos, se trata de candidatos “promercado”, “proempresarios”. Traducido, cualquiera de ellos garantiza la continuidad del ajuste contra el pueblo trabajador y el ajuste aún mayor que se viene desde diciembre próximo.

La novedad, sin duda, fue el sorpresivo y repentino cierre que llevó a la fórmula Massa-Rossi en el peronismo, luego de que hasta horas antes se anunciara una interna en las PASO entre Wado de Pedro y Scioli. Las desprolijidades y las idas y venidas fueron la manifestación de la crisis del gobierno, que se enfrenta a la bronca creciente y desilusión de su base. La ruptura es tal que, como incluso lo había dicho la propia Cristina Fernández semanas atrás, estaban aterrorizados de quedar terceros y por lo tanto fuera del balotaje. Algo impensado para el peronismo años atrás.

Juntos por el Cambio también cerró sus candidaturas. Ya se sabía que habría PASO entre Bullrich y Larreta. Se podía intuir que todos los demás precandidatos se iban a bajar, y que el radicalismo se iba a conformar con poner los vicepresidentes de las respectivas fórmulas. Lo novedoso, sin embargo, fue el esfuerzo que hicieron todos por mostrarse “duros”, “bien de derecha”, “halcones defensores de la represión”. Esto incluyó a Rodríguez Larreta, que puso de vice a Gerardo Morales, el responsable de la feroz represión en Jujuy, y en los lugares centrales de las listas a reaccionarios como Espert, Hotton y Pichetto.

Milei y sus liberfachos no se quedaron atrás con sus papelones, denuncias y peleas en el cierre de las listas. Por supuesto, también hicieron fila para apoyar la represión de Morales.

Esto nos lleva a incorporar el otro gran tema de la semana, la enorme rebelión de los docentes, los pueblos originarios y el conjunto de los sectores populares en Jujuy. Todo un espejo de lo que se viene. El gobierno radical, envalentonado tras ganar las elecciones, creyó que podía ir “por todo”, hambreando a los docentes e imponiendo una reforma constitucional hiper reaccionaria. Le salió mal. La respuesta fue una gigantesca rebelión que aún ahora no se ha detenido. El otro elemento fue la feroz represión, al mejor estilo dictatorial, con autos sin patente, policías de civil a la caza de manifestantes, detenidos que pasaban horas sin ser reconocidos o que eran golpeados en las comisarías. Generó, a su vez, una ola de denuncias y movilizaciones de repudio en todo el país.

Jujuy deja lecciones de todo tipo. Por un lado, sobre el rol del peronismo como oposición patronal, que facilitó los votos para que la nueva constitución reaccionaria fuera aprobada. Una mención especial se ganaron los burócratas de la CGT, que con la feroz represión siendo vista en vivo en todo el país apenas si se dignaron a redactar un tibio mensaje de repudio. Por el lado de Juntos por el Cambio, todos sus sectores cerraron filas y apoyaron unánimemente la represión, al igual que lo hizo Javier Milei, compitiendo todos por ver quien hacía el planteo más reaccionario.

Tras el cierre de las precandidaturas y los hechos de Jujuy hubo una sola voz disonante. La del Frente de Izquierda Unidad. Sus dirigentes se pronunciaron y estuvieron apoyando incondicionalmente la rebelión del pueblo jujeño, entre ellos varios referentes de nuestro partido, Izquierda Socialista, como Juan Carlos Giordano, Jorge Adaro, Mariana Scayola o Angélica Lagunas, que viajaron especialmente para solidarizarse. Los convencionales del FIT Unidad se retiraron de la constituyente y denunciaron la farsa de lo que se quería votar, sumándose a las columnas en la calle y siendo reprimidos junto al pueblo.

En lo electoral, ante la unanimidad de las tres precandidaturas “amigables” para los grandes empresarios y los banqueros, sólo el FIT Unidad presentó candidatos y un programa alternativo, a favor del pueblo trabajador. Frente a los presidenciables pro FMI, sólo el Frente de Izquierda plantea dejar de pagar la deuda y romper con el Fondo, para poner en marcha un programa obrero y popular que resuelva las más urgentes necesidades de salarios dignos, trabajo genuino, educación, salud y vivienda. Con la lista 1A Unir y Fortalecer la Izquierda, con la fórmula Bregman-Del Caño, con Rubén “Pollo” Sobrero para gobernador de Buenos Aires, con Jorge Adaro como jefe de gobierno de CABA, y con todas las compañeras y compañeros luchadores que pueblan nuestras listas, te invitamos a que nos ayudes a hacer más grande esta propuesta y te sumes a la campaña.