Alberto Fernández fue elegido por Cristina Fernández de Kirchner para que encabece la fórmula presidencial por el peronismo kirchnerista. Se reflexionó mucho sobre el anuncio,
si pateó el tablero político o si fue una jugada astuta de la ex presidenta. Lo que importa es a quién le sirve esta fórmula y para quién va a gobernar en caso de ganar. Con las definiciones que ya hizo Alberto Fernández y las que viene insinuando Cristina, el FMI
y los usureros internacionales se pueden quedar tranquilos.
Escribe Juan Carlos Giordano Diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT
Muchos trabajadores o jóvenes pueden creer que la decisión de Cristina de no encabezar la fórmula fue una maniobra ajedrecística para dejar más en crisis al gobierno. Pero otros la vieron con decepción, ya que el lugar de candidato presidencial lo ocupa el ex jefe de gabinete de Cristina, quien la viene criticando hace años. Sus orígenes se remontan al partido del ajustador Domingo Cavallo, y hasta el año 2017 Alberto Fernández trabajó para Sergio Massa (ver pág. 5 ¿Quién es Alberto Fernández?). Conocida la noticia nuestro partido emitió un comunicado con el título de esta nota.
Lejos quedaron las frases kirchneristas “vamos a combatir a la derecha”, “vamos a combatir a las corporaciones”, “vamos a “redistribuir la riqueza”, o los actos en fechas patrias criticando al FMI. Tanto Cristina como Alberto Fernández ahora hablan de “diálogo, contrato social, unidad”.
Hace tiempo vienen preparando el terreno para mostrar que, en caso de que asuma un próximo gobierno kirchnerista, va a hacer “buena letra” con el FMI, con la deuda y que no va a tocar las ganancias de los grandes empresarios. Esto es lo que viene prometiendo Kicillof a los funcionarios del FMI cuando los recibió con bizcochitos y en su reciente viaje a Estados Unidos.
“No somos socialistas, somos peronistas. Somos pragmáticos. Nadie quiere un portazo con el FMI”, les dijo Alberto Fernández a operadores de máximo nivel de uno de los bancos internacionales que más cerca estuvieron del gobierno de Mauricio Macri. (Ambito Financiero, 20/5/2019). La noticia agrega: “Se les aseguraba a los inversores, como declaración jurada, que se respetará el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”. La argumentación para que los interlocutores financistas crean el mensaje fue que durante la gestión kirchnerista todos los vencimientos fueron respetados. “Lo que hizo el kirchnerismo durante 12 años fue cansarse de pagar deuda”, dijo el ex viceministro de Economía del gobierno anterior, Álvarez Agis (Perfil, 18/5).
La trampa: crecer para pagar
¿Cuál es la fórmula de Alberto Fernández? “Vamos a tener que ser ingeniosos para pagar porque asumimos un compromiso que tenemos que cumplir. Vamos a tener que hacer entender a todos que no vamos a lograr pagar si no ponemos en pie a la economía. Así se consiguen los dólares, produciendo y trabajando” (Clarín, 21/5/2019). Alberto Fernández propone crecer, lograr los dólares y pagar. Pero esa fórmula ya la conocemos. Es la misma que se aplicó durante el gobierno anterior cuando se pagaron 200.000 millones de dólares dejando vacías las arcas del Banco Central, 30% de pobres y 40% de trabajadores en negro y precarizados.
Macri aplica el ajuste para pagar la deuda y Alberto Fernández propone “crecer” para pagar la misma deuda. Dos recetas que llevan al mismo camino: imponer enormes esfuerzos al pueblo trabajador para cumplir con una deuda eterna, usurera e impagable, priorizando a los usureros internacionales.
Esto da por tierra la cantinela kirchnerista que dice que van a recomponer el consumo interno vía aumentos de salarios o de las jubilaciones. O que van a reactivar la economía y se va a crecer. El kirchnerismo ha dicho que va a respetar el déficit cero (menos salud, educación y partidas sociales), del cual Alicia Kirchner ha sido vanguardia. Que la primera visita de Alberto Fernández haya sido a Santa Cruz es toda una señal.
Los economistas que asesoran a Fernández, si bien hablan de la fuga de capitales, solo esbozan medidas parciales y cosméticas al respecto. No van a nacionalizar la banca y el comercio exterior, lo que evitaría terminar con los 30.000 millones de dólares que se van por año. Y si a esto le agregamos que van a mantener las privatizadas que aplican feroces tarifazos y que no van a tocar las ganancias capitalistas, estamos ante un adelanto de qué haría Cristina en el poder: respetar al FMI, pagar la deuda y la máxima nefasta de que si a los empresarios les va bien, a los trabajadores también.
El Frente de Izquierda considera, en cambio, que si se respeta el pacto con el FMI, se paga la deuda y se mantienen las ganancias de las multinacionales y los grandes empresarios, no va a haber trabajo, salud, ni educación como falsamente prometen Alberto Fernández, Cristina, Kicillof y el resto del kirchnerismo. Llamamos a sacar conclusiones sobre este debate.