Escribe Mechi Beauvoir
Cientos de mujeres se concentraron en las puertas del Tribunal de Navarra la semana pasada. Esperaban el fallo de la Justicia ante el caso de una joven de 18 años violada brutalmente por un grupo de cinco hombres conocidos como “La Manada”. Este hecho había ocurrido en 2016 en Pamplona, durante la fiesta de San Fermín. El caso había tomado una gran repercusión mediática debido a que son miles las mujeres víctimas de violencia sexual en las fiestas populares.
Pero la Justicia volvió a mostrar su carácter machista y patriarcal. En un fallo vergonzante condenó a sólo 9 años a los cinco miembros de “La Manada” por “abuso sexual, sin violencia ni intimidación”, negando que hubiera violación.
Al conocerse la resolución, las mujeres que se encontraban esperando el fallo comenzaron a gritar “no es abuso, es violación”. Inmediatamente este grito se volvió consigna: las redes sociales estallaron y miles de mujeres comenzaron a organizarse para repudiar el fallo y la reproducción de la cultura de la violación. Centenares de miles de mujeres salieron a las calles en todo el Estado Español. Fue un repudio masivo que mostró la fuerza del movimiento de mujeres, que viene de una jornada histórica durante el 8M. El movimiento #MeToo salió a apoyar a la joven.
En las redes sociales las españolas lanzaron una campaña por Twitter llamado #Cuentalo donde las mujeres denuncian sus propias historias de abusos sexuales y violaciones y hablan por las que ya no están debido a los femicidios. La campaña tuvo una repercusión masiva, siendo la Argentina el país de mayores adhesiones con 341.200 mensajes sobre 634.700.