Al relacionarme con el movimiento estudiantil, comenzaron a atraerme los métodos de participación llevados desde el partido, el cual se manejaba de forma amplia y democrática, sin autoproclamaciones ni sectarismo, por construir una herramienta estudiantil conjunta con toda la vanguardia que empezaba a surgir con las grandes asambleas de 2011.
La forma de construcción estudiantil en Estudiantes en Marcha -que reflejaba la política del partido, al construir desde las bases a partir de problemáticas concretas, respetando las distintas posturas y discusiones-, me llevó a incorporarme a esa alternativa combativa y amplia, con la cual se podía trabajar de forma unitaria y llevar adelante actividades en conjunto con muchísimos estudiantes. Estas características permitieron recuperar el centro de estudiantes (en manos del kirchnerismo).
Durante el 2012 y después de muchas discusiones con los compañeros de Izquierda Socialista en la agrupación, me sumé a sus actividades partidarias, en especial a fiscalizar en las elecciones legislativas, como muchas compañeras y compañeros que se sumaron a la experiencia del Frente de Izquierda.
Además de emprender la pelea estudiantil, me fui convenciendo que la pelea era también política, mediante una clara alternativa de izquierda. Esto me llevó a incorporarme a Izquierda Socialista, paso que llamo a que den otros luchadores con quienes compartimos peleas cotidianas. A partir de ese momento empecé a sumarme al equipo partidario de Haedo, la misma zona donde compartimos trabajo con los ferroviarios de la Lista Bordó y el “Pollo” Sobrero.
José Enríquez
Obrero de Ford, ex delegado durante 27 años. Por 4 años fue miembro de la comisión interna, siempre como oposición, nunca integrante de la oficialista lista Verde
Fui militante de la corriente “morenista” desde el `72, poco antes de la fundación del Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Eran tiempos de mucha lucha, grandes dirigentes de trabajadores y grandes luchadores. La mayoría simpatizaba con métodos guerrilleristas, ultraizquierdistas y con la política de colaboración de clases.
El PST fue el único contra esos métodos que alejaban a los luchadores de las bases y contra toda variante burguesa, fundamentalmente el peronismo (¡y Perón estaba vivo!). Por la independencia política de los trabajadores, el internacionalismo proletario y la Cuarta Internacional. ¡Eso te marca para toda la vida!
Seguí en los difíciles años de la dictadura y luego con el MAS. Con aciertos y errores, en sus trazos fundamentales, reivindico esa trayectoria. En 1987, al morir Nahuel Moreno, no pudimos interpretar bien las transformaciones de los estados obreros en capitalistas, y el MAS y la LIT estallaron, perdiéndose una gran conquista de los trabajadores.
Como otros, me quedé sin partido. Las corrientes de izquierda no eran cautivantes y casi todo eran divisiones. Hubo dos procesos que marcaron un cambio. Con el FIT, una franja ve que un sector de la izquierda se une y valía la pena apoyarlos. Y el Encuentro Sindical Combativo, con dirigentes reconocidos por su lucha (el “Perro” y el “Pollo”) que, al margen de diferencias políticas, llamaban a un encuentro para coordinar las luchas contra el ajuste y la burocracia.
Fui con otro delegado a “pispear”, esperando no fuera otro de esos encuentros “autoproclamatorios”. Nos conectamos con compañeros de Izquierda Socialista de Norte y comenzamos a charlar. “Che, parecen morenistas en serio”, “si tenés diferencias no te cortan los pelos”. “Y, hay que probar”. Así comenzamos a trabajar juntos, en las luchas en esta zona obrera. Y sectores de trabajadores nos comienzan a escuchar.
Hoy, como años atrás, las luchas dan valiosos compañeros. Para mi, hoy, por suerte, el mensaje a transmitirles es “ayudame a hacer grande a Izquierda Socialista”. Los trabajadores para poder triunfar necesitamos de las mejores herramientas, no las que están rotas y desafiladas, sino de aquellas que estén bien templadas, con décadas de trayectorias al lado de los trabajadores y sus luchas. Lo que nos enseñó Moreno.