Los mismos participaban de la caravana en Panamericana en apoyo a los trabajadores de Lear. Mientras por un lado, el gobierno de Cristina buscaba utilizar la conmovedora noticia de la recuperación de Ignacio para intentar mostrarse como abanderada de los derechos humanos, al mismo tiempo reprimía a quienes se solidarizaban con los trabajadores despedidos, mostrando así su verdadero rostro, que es violar los derechos humanos mediante la criminalización de la protesta, no defenderlos.