Fueron invitados como disertantes el dirigente campesino Hugo Blanco, de Perú, preso bajo cinco dictaduras en distintos países; el hijo del presidente destituido en 1964 en Brasil, João Vicente Goulart; Andrés Pascal Allende, sobrino del ex-presidente Salvador Allende de Chile; el ex presidente Lugo de Paraguay; Oscar Olivera, dirigente de la “guerra del agua” (Cochabamba-Bolivia, en 2000), entre otros.
Giordano disertó sobre los golpes en el cono sur y el Plan Cóndor. Y en un panel sobre “Fútbol y dictaduras” que compartió con Carlos Caszely, ex jugador del Colo Colo y de la selección chilena de fútbol, quien se negó a saludar al dictador Pinochet cuando éste le extendió la mano a cada jugador antes de partir al exterior.
Giordano se solidarizó con las víctimas del golpe del 64 (que duró hasta el 85) y las luchas contra la Copa de la Fifa, con un gasto de 12.000 millones de dólares en estadios y obras para el Mundial, dinero que el pueblo brasilero reclama para salud, educación y vivienda. Además, se pronunció contra la ley de amnistía que existe en Brasil, donde solo existe una Comisión de la Verdad que “investiga” pero no puede juzgar a los militares. Señaló que los golpes fueron pergeñados por EE.UU y la CIA con la complicidad de los partidos patronales. Y que aplicaron planes de ajuste pro-imperialistas que los gobiernos sucesivos siguen implementando hasta hoy.
Ante los dichos de Lugo y el representante de Cristina Kirchner defendiendo a sus gobiernos, Hubo Blanco, Giordano, Oscar Olivera y Loyola Guzmán (Bolivia) demostraron que en Latinoamérica, tanto el kirchnerismo, como Evo Morales y el chavismo, siguen gobernando para las multinacionales y criminalizando la protesta social. El propio Goulart señaló que las reformas que emprendió su padre en el 64, después de 50 años, siguen pendientes (reforma agraria, medidas contra las multinacionales y bancos, etcétera). Posteriormente Giordano viajó a San José Dos Campos a solidarizarse y brindar apoyo a la lista (chapa) 1 del sindicato Químico (ver Triunfo…).