May 19, 2024 Last Updated 6:07 PM, May 18, 2024

Escribe Adolfo Santos

El 1° de mayo es un día de referencia de luchas de los trabajadores y las trabajadoras del mundo entero.  La fecha, instituida en el congreso de fundación de la II Internacional, en julio de 1889, fue un homenaje a los mártires de Chicago, protagonistas de una de las grandes luchas del movimiento obrero industrial de esa época.

  1. Chicago, la revuelta de la plaza Haymarket

A finales de la década de 1870, después de años de recesión, los Estados Unidos tuvieron un gran desarrollo industrial. Chicago fue uno de los principales centros de esa reactivación y allí se concentraban miles de inmigrantes, sobre todo alemanes, que al influjo de la demanda de mano de obra comenzaron a reclamar por los bajos salarios y las extenuantes jornadas de trabajo. 

En ese contexto, la ciudad se convirtió en un foco de luchas obreras y de intentos de organización sindical para exigir sus demandas. La reacción patronal no se hizo esperar y pasó a despedir trabajadores, a “marcarlos” para que nadie los contrate y a reclutar rompehuelgas para dividir a los luchadores. En octubre de 1884, una convención de trabajadores, presidida por la Federación de Oficios y Sindicatos Organizados, decidió por unanimidad llamar a una huelga el 1º de mayo de 1886 para reclamar por la jornada laboral de ocho horas.

Ese mismo año, los trabajadores de la fábrica McCormick, de maquinaria agrícola, realizaron una huelga por la jornada de ocho horas que terminó derrotada. Pero la consigna de “8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas de tiempo libre” caló hondo y se hizo carne en los trabajadores. Las incipientes organizaciones sindicales, que habían convocado a la lucha el 1º de mayo de aquel año, tuvieron una acogida impresionante. Más de 200.000 trabajadores industriales adhirieron a la huelga, 40.000 obreros se concentraron en la plaza Haymarket, de Chicago, y el reclamo se extendió a todo el país.

El día 4, mientras las manifestaciones continuaban, una persona no identificada, se presume que fue un provocador de la patronal, tiró una bomba contra la policía que rodeaba a los manifestantes y causó la muerte de un agente y heridas a otros siete. La reacción policial resultó en una masacre. Las fuerzas represivas dispararon a mansalva sobre la multitud, el saldo fue de treinta y ocho muertos y más de cien heridos.

Por esos hechos fueron procesados decenas de activistas obreros y, finalmente, ocho dirigentes anarquistas fueron acusados de conspiración y de ser responsables de la bomba lanzada contra los policías. Siete fueron condenados a muerte y uno a quince años de prisión. Cuatro fueron ejecutados en la horca el 11 de noviembre de 1887 y uno se suicidó en la cárcel un día antes. Los que consiguieron sobrevivir acabaron siendo absueltos años después al reconocerse que los procesos habían sido una farsa. En homenaje a los mártires de Chicago y su heroica lucha, la II Internacional proclamó el 1º de mayo Día Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras.

2021, la lucha continúa

Desde 1886 hasta nuestros días, los trabajadores han protagonizado jornadas históricas. Huelgas, rebeliones, revoluciones, con triunfos y derrotas, avances y retrocesos, que han marcado la historia del movimiento obrero. En todos esos procesos hay un hilo conductor desde Chicago hasta hoy: la lucha inclaudicable de la clase trabajadora por sus derechos, que sólo se conseguirá definitivamente cuando ésta conquiste el poder político e imponga el socialismo. Mientras tanto, será necesario continuar levantando las banderas que movilizaron a los trabajadores de Chicago. Peleando en la medida que este sistema capitalista en crisis nos impide vivir dignamente con solo ocho horas de trabajo y con todas las banderas que unifican las luchas de los trabajadores y las trabajadoras del mundo. Por salarios dignos, contra la desocupación crónica, la miseria creciente, la precarización y la flexibilización laboral, la multiplicidad de tareas, la creciente desigualdad social, las privatizaciones y los planes de ajuste ordenados por el FMI. Esas luchas, entre otras, nos identifican cada vez más con los trabajadores del mundo.

No es casual el carácter internacional de este día. El sistema capitalista imperialista dominante impone los mismos sufrimientos y las mismas miserias a los explotados del mundo. Un ejemplo es la clara afinidad entre los trabajadores de la salud de todos los países en medio de esta letal pandemia. Sufren las mismas deficiencias, falta de protección individual y exposición al contagio, aumento de la carga horaria, falta de recursos e infraestructura para atender a los pacientes por el deterioro de la salud pública y salarios de hambre para quienes están en la primera línea. Es el mismo caso de los trabajadores precarizados de las aplicaciones o de las tercerizadas que en todo el mundo sufren la misma explotación, o de los más de 250 millones que, según la OIT, han perdido su empleo durante 2020.

Este 1° de Mayo le brindamos un especial reconocimiento a los trabajadores de la salud por la incansable tarea realizada durante la pandemia a pesar de las pésimas condiciones de trabajo impuestas por los gobiernos patronales de la Nación y las provincias. En este marco, queremos destacar la heroica lucha llevada a cabo por los trabajadores de la salud de Neuquén que enfrentan un gobierno patronal, corrupto y represivo que, con la complicidad de una burocracia sindical traidora, los quiere derrotar para que no sirvan de ejemplo a otros trabajadores. Sin embargo, rodeados de la solidaridad de otros gremios, del sindicalismo combativo y de las comunidades a las que pertenecen, resisten sin capitular. Como los obreros de Chicago en 1886, saben que solo con la lucha es posible arrancar conquistas.

Escribe Martín Fú

El 2 de abril de 1982 la Argentina desafiaba a una potencia imperialista recuperando un territorio soberano usurpado y apropiado por el colonialismo en 1833, las islas Malvinas. La foto de los Royal Marines ingleses rendidos dio vuelta al mundo, diarios y revistas titulaban “Inglaterra humillada”. 

La sangrienta junta militar, en el poder desde 1976, mostraba un gran desgaste. En noviembre de 1981, y en plena crisis económica, un paro de la CGT reunió a miles en San Cayetano bajo la consigna “paz, pan y trabajo”. El 30 marzo de 1982 otro paro general de la CGT se cristalizó como la mayor expresión de lucha obrera del último período dictatorial. Sumando “fuera la dictadura” a la consigna “paz, pan y trabajo”, alrededor de cincuenta mil personas coparon la Plaza de Mayo en una huelga que fue reprimida duramente y que dejó un muerto y cientos de heridos y detenidos a lo largo del país.

En ese contexto, la recuperación de las islas generó simpatía popular a la vez que acrecentó en la conciencia de las masas el rechazo al imperialismo. El 10 de abril, con la Plaza de Mayo colmada, el general Galtieri fue silbado y, al son de “fuera ingleses y yanquis de Malvinas”, 150.000 almas repudiaban al enviado yanqui Alexander Haig.

Inglaterra, miembro de la OTAN, y con el guiño de Estados Unidos, se lanzó a la campaña militar de ultramar más importante desde la Segunda Guerra. Más de cien buques y 30.000 soldados partieron hacia el Atlántico Sur. 

La dictadura se jugaba a golpear y negociar para así tener mejores condiciones para acordar. Jamás sucedió. El principal artífice de la derrota política y militar se encontraba dentro del bando argentino.

El 2 de mayo, el hundimiento del ARA “General Belgrano”, flagrante crimen de guerra con 323 muertos -la mitad de las bajas argentinas en todo el conflicto-, fue un claro mensaje de la negativa de Margaret Thatcher de acordar un alto al fuego.

Mientras comenzaban los primeros combates en las islas, en el país no se tocaba ningún interés económico de Inglaterra. Sus empresas operaron con normalidad, ganando millones y llevándose sus utilidades al exterior, mientras la Comunidad Económica Europea, a pedido de los piratas, lanzaba un embargo y boicot a las importaciones argentinas. Los países que se solidarizaron con la Argentina –como Perú, Venezuela, Libia, Cuba, Bolivia, Rusia, entre otros– y ofrecían ayuda, eran desestimados por los militares. Así era imposible ganar la guerra. En Perú 150.000 personas marcharon apoyando a la Argentina. En toda Latinoamérica se despertaba el sentimiento antiimperialista y la simpatía con la causa argentina. Y nuestro partido antecesor, el PST alertaba que sin meterse con los intereses británicos, sin aceptar la ayuda que nos ofrecían y con la conducción militar pro imperialista era imposible derrotar a los ingleses.

La visita del papa Juan Pablo II en el mes de junio buscó desmovilizar a los cientos de miles que pedíamos que se vaya la junta y preparar el terreno para una posible rendición. Desde el PST llamamos a no apoyar su visita “derrotista” y que “la paz que predicaba el Papa era la paz de los esclavos, la de la rendición de Argentina” en un volante donde le explicábamos a la vanguardia obrera que la visita del Papa era una puñalada a la movilización antimperialista (volante PST ¿A que viene el Papa? Junio de 1982). Mientras el Papa “rezaba”, en Monte Longdon, se combatía en los pozos de zorro a bayoneta calada. Fue el enfrentamiento más sangriento y brutal de toda la guerra.

El 14 de junio, el general Menéndez se rendía ante el comandante británico Jeremy Moore, que un día antes había salvado su vida durante un ataque de una escuadrilla de la Fuerza Aérea.

“Los pibes murieron, los jefes los vendieron” fue el canto de miles un día después de la rendición, en la Plaza de Mayo llena. Quedaba sellado el comienzo del fin de la dictadura.

La junta había perdido la contienda y se desangraba. En las islas quedaban muchos de aquellos héroes que combatieron con bravura ante un enemigo superior. Como revolucionarios reivindicamos y honramos a aquellos soldados, que pelearon en una verdadera gesta contra el imperialismo en una guerra justa.

Desde 1983 hasta la fecha todos los gobiernos patronales que se alternaron en el poder congelaron la causa Malvinas. La desmalvinización es una muestra de la sumisión que todos los gobiernos tienen con el imperialismo y sus intereses.

Hace unas semanas, el primer ministro Boris Johnson aseguró estar “dispuesto a usar la fuerza” para defender a las Malvinas en una abierta ofensa al reclamo histórico por la soberanía de nuestras islas. Hoy más que nunca seguimos sosteniendo que la recuperación del archipiélago es una tarea pendiente y necesaria. ¡Fuera ingleses de Malvinas, fuera yanquis de América Latina!

 



El PST y Malvinas

Escribe Martín Fú

El Partido Socialista de los Trabajadores (PST) rápidamente se situó en el plano militar contra la agresión imperialista. Sin dar confianza alguna en la junta que desde 1976 había lanzado un plan de aniquilamiento contra la clase obrera en donde nuestro partido sufrió la persecución, desaparición y asesinato de un centenar de compañeros, desde la clandestinidad de la proscripción llamamos a restablecer las libertades democráticas para lograr fortalecer los comités de apoyo en fábricas, barrios y escuelas.

“No puede quedar una sola fábrica, barrio, universidad o colegio que no se organice para enfrentar al agresor. Y exijamos a la CGT que se ponga a la cabeza de ellos, que los coordinen y centralicen reclamando el apoyo de todos los partidos políticos, de las organizaciones estudiantiles y populares”, escribíamos desde nuestro periódico Palabra Socialista.

Decíamos que había que aceptar la solidaridad y la ayuda militar que nos ofrecían Cuba, Venezuela, Perú, Libia y otros países, elevando el sentimiento antiimperialista de los pueblos de Latinoamérica y del mundo, unificado y encolumnado tras la guerra contra Inglaterra.

Apoyamos la creación de registros de voluntarios para la guerra, en donde el partido dio el ejemplo aportando muchos militantes, entre los que se destacaron el “Pelado” Matosas y el “Petiso” Páez, que habían recuperado la libertad apenas unos meses antes y rápidamente se inscribieron como voluntarios.                       


Otro 24 de marzo. Como todos los años es una cita de honor. Nos convoca el grito de siempre: ¡no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos! Allí estaremos, junto a los que nunca se dejaron cooptar: los organismos de derechos humanos, los sindicatos combativos, los centros de estudiantes, las organizaciones barriales y de desocupados y los partidos de izquierda que conformamos el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Luchando por la memoria de los 30.000. Exigiendo justicia, contra la impunidad que vergonzosamente, sigue existiendo para tantos genocidas. Denunciando al gobierno, que, como todos los anteriores, se niega a abrir los archivos de la dictadura. Exigiendo cárcel común para los genocidas, muchísimos de los cuales están cómodamente en sus casas.

Pero, también, y esto es lo que distingue al Encuentro Memoria Verdad y Justicia, vemos a los Derechos Humanos en su conjunto. Gritamos, denunciamos, contra el ajuste, la represión y la impunidad no sólo de ayer, sino también de hoy. Porque en nuestra memoria está que el genocidio fue para imponer un feroz plan de ajuste, amparado por el FMI y del cuál surgió la inmoral e ilegal deuda externa. Pero también que todos los gobiernos que vinieron después de 1983 siguieron pagándola, imponiendo más hambre y miseria al pueblo trabajador y reprimiendo a los que salieron a luchar. Todos, sin excepción, por más doble discurso que se nos quiera vender. Todos, incluso hasta hoy. Por eso denunciamos también, como hicimos con los anteriores, al actual gobierno de Alberto Fernández y Cristina, el que prioriza los acuerdos con los pulpos acreedores y el FMI mientras ajusta a los jubilados, el que desalojó con la fuerza bruta en Guernica, el que apoya al gobernador peronista Insfran que reprime en Formosa.

Los organismos de derechos humanos cercanos al peronismo kirchnerista ya hace una década y media que dividieron las marchas del 24 de marzo para transformar las suyas en actos oficialistas. Este año plantean no salir a marchar. No acordamos. Porque los derechos se conquistan en la calle, como demostraron en diciembre las mujeres, que consiguieron, con miles en las plazas, la legalización del aborto. 

Por eso, este 24, con barbijo, cuidando las distancias y con todas las prevenciones, otra vez tenemos que ser decenas de miles. Como siempre lo fuimos. Otro 24, sí, que volvemos a marchar porque con este gobierno, como con todos los anteriores, sigue la impunidad, el ajuste, la represión y la entrega.

Cárcel común a los genocidas. Basta  de domiciliarias 

Contra la impunidad, el ajuste y la represión  de ayer y de hoy  

Apertura de todos los archivos

Salud y vacunas y salud para todos

No al pago de la deuda externa. Fuera el FMI

Encuentro Memoria, Verdad y Justicia 

Cada aniversario del golpe genocida, a la cabeza de nuestra columna marcha el homenaje a nuestros queridas compañeras y compañeros desaparecidos y asesinados del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), antecesor de Izquierda Socialista. 

El glorioso PST comenzó a sufrir duros golpes represivos mucho antes del comienzo de la dictadura. Su férrea oposición al pacto social de 1973, su pelea contra la burocracia sindical aportando a la construcción clasista de la época, ya lo habían puesto en la mira de los grupos de ultraderecha. Que actuaban a la sombra de las triple A de López Rega y el propio Perón, con la colaboración de las patotas de la burocracia sindical. Así, en mayo de 1974 y septiembre de 1975 se produjeron respectivamente las masacres de Pacheco y La Plata, con varios compañeras y compañeros asesinados, a los que se sumaron otros casos antes del golpe.

Luego del 24 de marzo, el PST tuvo más de 100 desaparecidos, la mayoría de ellos mientras continuaban en la clandestinidad su militancia contra la dictadura. 

Las víctimas llegaron hasta febrero de 1982, cuando se produjo el último asesinato, el de Ana María Martínez, que, ya con la dictadura más debilitada, tuvo gran repercusión nacional e internacional. 

El PST forjó con su heroica militancia y sus mártires, a las generaciones de luchadores que les sucedieron. Por eso, cada año gritamos: “a los caídos no los vamos a olvidar; en cada lucha, ellos están; y con un mundo socialista volverán”.

 

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

Es una herramienta fundamental para fortalecer a Izquierda Socialista y al Frente de Izquierda.

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