Apr 30, 2024 Last Updated 11:13 PM, Apr 29, 2024

Izquierda Socialista

Por Miguel Sorans

El 2 de setiembre murió en Atenas, el gran músico griego Mikis Theodorakis, inmortalizado por la partitura musical de la película Zorba el Griego (1964). La de la inolvidable escena con Anthony Quinn bailando. Murió a los 96 años en la capital de su Grecia natal.

Las nuevas generaciones quizás lo conozcan poco o nada. Pero Mikis Theodorakis fue, en primer lugar, uno de los genios musicales del siglo XX y, en segundo lugar, una persona comprometida desde su juventud con muchas de las luchas de la época, en especial contra el nazismo, el fascismo y las dictaduras, en especial la de los “coroneles” griegos que gobernó país entre 1967 y 1974. Combinó su basta producción musical con una militancia política, que durante mucho tiempo lo hizo desde la izquierda y como miembro del Partido Comunista griego, con el que finalmente rompió en 1972 hastiado de las claudicaciones de la burocracia de la Unión Soviética y de su persecución a la libertad de expresión y artística. Lo mismo fue ocurriendo con otras personalidades del arte y la cultura en todo el mundo. Lamentablemente luego la trayectoria política de Theodorakis fue oscilando hacia posiciones cada vez más lejanas de la izquierda. En 1989, por ejemplo, fue candidato independiente por el partido de centroderecha Nueva Democracia, lo que le valió muchas críticas desde la izquierda. Fue y vino en política. A los 89 años se reunió el representante del gobierno de centroizquierda de Syriza, para reclamarle que «anulara todas las medidas del memorando» y que le dijera No al ajuste que le exigía la “Troika” financiera de la Unión Europea.

Pero más allá de estas oscilaciones y de nuestras lógicas profundas diferencias políticas con Mikis Theodorakis, no podemos dejar de hacer un reconocimiento a un artista que ha sido unos de los grandes del mundo. Como tampoco podemos desconocer sus años de militancia por las causas democráticas, por los derechos humanos y contra las dictaduras. Por lo cual fue perseguido y encarcelado.

Durante la Segunda Guerra Mundial, abandonó los estudios para pasarse a las fuerzas griegas de la resistencia contra la ocupación de las tropas del Eje (1943). En 1941 compuso su primera canción, El Capitán Zacarías, con motivo de la invasión nazi-fascista; ésta se convirtió más tarde en el himno de la resistencia helena.

Después de derrotado el nazismo, en Grecia se desató una guerra civil enfrentando la intervención inglesa para evitar que tomara el poder la guerrilla orientada por los comunistas. Theodorakis fue parte de esa nueva resistencia popular y estuvo encarcelado desde 1947 a 1953. En la época de la dictadura militar estuvo detenido desde 1967 hasta 1970; sus canciones fueron prohibidas y posteriormente marchó a vivir a París. Finalmente, volvió a Grecia en 1974. Fue, junto a la actriz y cantante Melina Mercuri, el símbolo de la resistencia a la dictadura en Grecia.

Entre sus partituras para el cine destacan, además de Zorba, el griego, Zeta (1969), Estado de Sitio (1972), que denunciaban a la dictadura griega y Sérpico (1973).

Hay quienes consideran que su obra maestra es la "Trilogía (o balada) Mauthausen". Basada en la trágica experiencia del poeta griego Iakovos Kambanellis en el campo de concentración nazi. También Theodorakis les puso música al "Romancero Gitano" del español Federico García Lorca y al "Canto General" del chileno Pablo Neruda.

Tapa del periódico Avanzada Socialista, 30 de agosto de 1972

En agosto de 1972, Theodorakis visitó la Argentina, para dar un espectáculo musical en el Luna Park, como parte de una gira en medio de su exilio en Paris. Entonces vivíamos el último tramo de la dictadura militar de Agustín Lanusse que se había visto obligado, por los Cordobazos, Rosariazos, Tucumanazos y otros “azos”, a convocar a elecciones generales. Theodorakis había provocado un impacto político mundial al haber renunciado, en marzo de ese año, al Partido Comunista griego. En ese contexto nuestra corriente socialista revolucionaria, encabezada por Nahuel Moreno, que siempre luchó contra el estalinismo, decidió hacerle una entrevista para nuestro semanario de aquellos años, Avanzada Socialista. Pocos meses después fundaríamos el PST. Queríamos conocer su visión sobre esa ruptura e intercambiar con él sobre su opinión sobre la necesidad de formar nuevos partidos revolucionarios. Theodorakis aceptó el encuentro. Nuestra delegación estuvo integrada por Ernesto González, Mercedes Petit y mi persona. Nos recibió en el hall del hotel donde se alojaba. Ese reportaje se publicó en el Avanzada Socialista Nº 27, del 30 de agosto de 1972. Hace casi 50 años. Se anunciaba en la tapa con su caricatura y una Z atrás, recordando la película contra la dictadura griega. Días antes de su presentación en el Luna Park, fuimos al ensayo a solicitarle autorización para abrir una bandera, durante su presentación, pidiendo por la libertad del dirigente campesino peruano Hugo Blanco que estaba preso en la cárcel de Villa Devoto. A lo cual accedió sin ningún problema.

Reportajes: 3 preguntas a Theodorakis

Ante su fallecimiento recordamos al gran musico y al luchador contra el nazismo y las dictaduras griegas Mikis Theodorakis.

Juan Carlos Giordano, diputado nacional y precandidato por Izquierda Socialista en el FIT-U, Susana Aranda, referente en la lucha contra la multinacional Klaukol y precandidata a concejal en La Matanza, junto a candidatas y candidatos de la lista 1A del Frente de Izquierda Unidad participaron de una charla-debate en Virrey del Pino.

Una actividad que es parte del permanente apoyo que brindamos desde Izquierda Socialista y el FIT-U a la pelea contra la empresa contaminante Klaukol. En la charla se intercambiaron datos que reflejan el impacto sanitario y ambiental de la producción de la multinacional. También el rol de los gobiernos, que dan la espalda a la población damnificada.

Susana Aranda aportó: “Acumar (Autoridad Cuenca Matanza-Riachuelo) detectó que el 100% de los chicos hasta 12 años presentaron plomo en sangre. Hace años que venimos denunciando a la multinacional suiza Klaukol porque nos mata, literalmente. Ya hay 100 fallecidos en Virrey del Pino por contaminación.”

Juan Carlos Giordano, como conclusión, señaló: “Espinoza, Kicillof, antes Vidal y la justicia no hacen nada. Mejor dicho, son cómplices. Por eso desde nuestra banca venimos acompañando esta lucha junto a distintas organizaciones ambientales y decimos en estas elecciones que hay que lograr bancas de izquierda que sigan en el Congreso para fortalecer esta pelea”.

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Los abajo firmantes, artistas, profesores y docentes universitarios, científicos, trabajadores de la cultura, periodistas, escritores e intelectuales, nos pronunciamos por el apoyo a la gran unidad de la izquierda que hemos conquistado expresada en la lista 1A del FIT-U que lleva como candidatos/as a diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires a Nicolás Del Caño, Romina Del Plá, Néstor Pitrola, Juan Carlos Giordano y Mónica Schlottahuer. Y, en Ciudad de Buenos Aires, a Myriam Bregman como primer diputada y a Gabriel Solano, Alejandrina Barry y Mercedes Trimarchi como legisladores, presentando también listas en 22 provincias de todo el país.

Lo hacemos como forma de aportar a transformar a la izquierda en una alternativa frente a los responsables de la catástrofe económica y social que sufre nuestro pueblo desde hace décadas. Mientras unos hundieron al país en un ciclo de endeudamiento, los otros honran la deuda con los bonistas y el FMI con un nuevo (y mayor) ajuste contra el pueblo, basado en un enorme ataque al salario, las jubilaciones, la educación, la salud y la investigación científica. Una de las medidas que votará el próximo Congreso será el pacto del Gobierno con el FMI, que traerá más ajuste y dependencia y que llamamos a repudiar desde ahora.

Por eso apostamos a una opción electoral y a la organización independiente de les trabajadores, enfrentando a los candidatos de los partidos del sistema. Apoyamos las listas del FIT-U porque sus integrantes son protagonistas en la lucha contra la burocracia sindical entregadora, en la defensa de los derechos de mujeres y diversidades, en la movilización callejera y legislativa para la conquista del aborto legal, seguro y gratuito, así como su continuidad para su efectiva aplicación y por la separación de la Iglesia y el Estado. Lo mismo por la pelea en la defensa del ambiente y contra la megaminería y las secuelas del saqueo contaminante para el lucro capitalista en todo el planeta.

Consideramos el voto a la unidad de la izquierda como una necesidad, más que nunca, frente al avance de la derecha llamada “liberal” que lleva en sus listas defensores de genocidas, que hace demagogia frente a la casta política mientras defiende abiertamente al menemismo y es enemiga de la lucha de las mujeres y diversidades. La gestión de la pandemia privilegió la preservación de las patentes de los laboratorios con el consecuente retraso en el plan de vacunación y la exposición de millones de trabajadores al contagio. El costo económico de la pandemia recayó fundamentalmente sobre la espalda de los trabajadores, con pérdida de centenares de miles de puestos de trabajo y profundización de la caída del salario real. Las jubilaciones, además, sufrieron sucesivos recortes de manos de los gobiernos del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio.

Tanto el gobierno nacional como los gobiernos provinciales son los responsables por no dar respuestas a las necesidades de miles de trabajadores del arte y de la cultura a quienes les negaron la asistencia necesaria. La continuidad de la universidad pública fue sostenida por el esfuerzo descomunal de sus docentes que fue “recompensado” con paritarias a la baja y sin contemplar gastos de conectividad. Los trabajadores de prensa siguieron retrocediendo en sus condiciones salariales y laborales mientras las grandes patronales de medios fueron recompensadas con ATP, subsidios, pauta y contrataciones especiales.

Llamamos a votar la LISTA 1A Unidad de la Izquierda en el FIT-U porque reúne a la inmensa mayoría de la izquierda de nuestro país, plantea la necesidad de golpear con un solo puño a los candidatos del sistema, responsables del hambre y la miseria obrera y popular y llama a fortalecer una alternativa política de los trabajadores, las mujeres y la juventud con la izquierda que se une para afrontar los próximos desafíos.

 

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Mujeres de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI)


Tras veinte años de ocupación, los yankis se retiraron derrotados de Afganistán. Un nuevo fracaso del imperialismo en su papel de “gendarme mundial”. Deja un país en ruinas. El poder quedó en manos de los talibanes, un movimiento político religioso islámico ultrarreaccionario. Un monstruo originariamente creado por el propio imperialismo que en los años 80 los financió para hacer una guerrilla contra la invasión de la ex URSS. Luego de derrotada la invasión y caída la URSS, los Estados Unidos y el Pentágono perdieron su control. 

Cuando los talibanes gobernaron entre 1996 y 2001, impuso una dictadura burguesa islámica, un gobierno teocrático brutalmente represivo en primer lugar contra las mujeres. Ahora los talibanes pretenden terminar de liquidar las parciales libertades del pueblo y los derechos de las mujeres que serán resistidos por gran parte del pueblo afgano, en especial en las ciudades, por las mujeres y por las demás etnias que pueblan el país. Miles salieron a las calles, por ejemplo, el 19 de agosto a defender la bandera afgana en el día de la independencia nacional de los ingleses y fueron reprimidos por los talibanes.

Las imágenes de mujeres desesperadas junto a sus hijas intentando huir en el aeropuerto de Kabul no deja de conmover al movimiento de mujeres del mundo entero, quienes nos solidarizamos con la resistencia afgana al régimen talibán. Las que intentan huir lo hacen porque todavía está presente el recuerdo de cuando gobernaron los talibanes en la década del ‘90 aplicando una interpretación radical del Corán en la que se les prohibía salir a las mujeres a la calle sin acompañamiento de un varón y sin el burka (que las cubre de la cabeza a los pies) como así también, la imposibilidad de estudiar o trabajar fuera del hogar. Entre otras atrocidades. 

En veinte años de ocupación imperialista, tanto Estados Unidos como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han bombardeado el territorio matando civiles y vulnerando sistemáticamente los derechos humanos. Una intervención que ha expulsado de sus casas a millones de personas afganas y ante las cuales la Unión Europea ha cerrado sus fronteras sistemáticamente, externalizando en otros países, como Turquía, el control migratorio y condenando a millones en campos de refugiados con condiciones de vida infrahumanas. Y a quienes han conseguido ingresar, les han negado sus derechos fundamentales para poder explotarlas todavía más.  De hecho, portavoces del imperialismo como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, advirtió que su objetivo es frenar el evidente aumento del flujo migratorio hacia Europa. 

Denunciamos y rechazamos esta política y defendemos la apertura de fronteras con plenos derechos. Por todo esto es evidente que la solución para las mujeres, en particular, y el pueblo afgano, en general, no viene por el lado del imperialismo yanki que invadió y destruyó el país. Pero tampoco por el lado de los talibanes y su movimiento fundamentalista y misógino.   

Con el control militar en todo el país, el movimiento islamista talibán se propone establecer un Estado teocrático bajo su interpretación ultrarreaccionaria del Islam y la ley sharia, que denominaría el Emirato Islámico de Afganistán. Con el uso instrumental de una religión, impondría un retroceso en las libertades y derechos de las mujeres afganas, que reforzaría la opresión y la desigualdad propia de las relaciones sociales patriarcales del capitalismo. Con el impedimento del trabajo fuera de la casa, la prohibición de mostrar alguna parte de su cuerpo o usar maquillaje, hablar o reír en público, la no participación en actividades deportivas, entre otras que ya fueron implementadas cuando gobernaron anteriormente. 

Apostamos a que la respuesta de las mujeres afganas no se haga esperar ante el  control sobre sus vidas, trabajos y cuerpos.  Valoramos la organización y la protesta con manifestaciones y marchas en rechazo a la pérdida de sus libertades y derechos que se enfrentan con una valentía admirable a la presencia armada de milicianos del régimen talibán que vigilan las calles y están encargados de imponer el nuevo orden ultrarreaccionario.

Llamamos a la solidaridad internacional con las mujeres y con todo el pueblo afgano en su lucha contra el nuevo gobierno para impedir que se vuelva a la represión de los años 90 y para lograr su independencia, igualdad y libertad. Sabemos que solamente con un gobierno de la clase trabajadora que avance al socialismo con plenos derechos se podrá garantizar verdaderamente la libertad del pueblo afgano, para las mujeres y las disidencias. 

Como feministas socialistas abrazamos toda forma de resistencia y de la organización de las mujeres afganas contra los talibanes. La lucha de las mujeres afganas también es nuestra lucha. Denunciamos que la ultraderecha y la derecha en distintos países de occidente mantienen un sólido apoyo a movimientos religiosos fundamentalistas evangélicos y católicos que desarrollan una política patriarcal ultrarreaccionaria en contra de las mujeres, que niega el carácter político de la violencia de género, cuestiona y anula la educación sexual y reproductiva, desestima la discriminación laboral por razones de género, rechaza la legalización del aborto, minimiza e incluso justifica los abusos sexuales, se opone al reconocimiento del trabajo reproductivo, ridiculiza la repartición igualitaria del trabajo de cuidado  y el abandono paterno.

Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI) llamamos al conjunto del movimiento internacional de mujeres a acompañar esta lucha y rodearla de solidaridad para que triunfe contra la dictadura teocrática y contra toda injerencia imperialista. 

 #TodasSomosAfganas

Las dramáticas escenas del aeropuerto de Kabul que recorrieron el mundo, con miles de afganos y afganas tratando de subirse a un avión militar, es la imagen más evidente de la debacle del imperialismo norteamericano.

Los yanquis y sus aliados de la OTAN se escapan de Afganistán y los talibanes tomaron Kabul, su capital, así como las principales ciudades. La retirada yanqui, a casi 20 años de su invasión, deja al país hundido en un desastre.

Es una de las derrotas más graves de los Estados Unidos después de Vietnam. Y se produce en el momento de la más grave crisis mundial de dominación del imperialismo norteamericano. Una crisis política, económica y militar.

El presidente Biden culpa a Trump porque acordó con los talibanes la retirada el año pasado. El secretario de Defensa de Gran Bretaña, el principal aliado de los Estados Unidos en la invasión, tachó de “podrido” el acuerdo entre los Estados Unidos y los talibanes.

En febrero de 2020, el gobierno de Trump llegó a un acuerdo con los talibanes para retirar a sus soldados en mayo de 2021. Biden dijo que la retirada iba a ser en septiembre, pero se vio obligado a adelantarla. El domingo 15 de agosto los talibanes tomaban Kabul.

En el momento de publicar esta declaración 6.000 soldados yanquis y británicos se limitan, en medio del caos, a custodiar el aeropuerto de la capital para permitir escapar a sus colaboradores directos y a los funcionarios del gobierno títere. Ashraf Ghani, el ex presidente afgano, ya huyó del país.

Afganistán comparte fronteras con China, Pakistán, Irán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán. Hoy, con 38 millones de habitantes, es uno de los países más pobres del mundo. De economía centralmente agraria, dominada en gran parte por los talibanes, con campesinos sometidos y pequeños comerciantes, su principal exportación es el opio, del que es el mayor productor mundial, con 328.000 hectáreas cultivadas de amapolas (para opio y heroína). Precisamente con estos cultivos se financian los talibanes, quienes siguieron exportando a través del contrabando.

La invasión yanqui en el 2001 buscaba poner “orden en el mundo”

La invasión comenzó el 7 de octubre de 2001, a menos de un mes de los ataques terroristas en Nueva York, Pensilvania y Washington, que derribaron las Torres Gemelas y dejaron más de 3.000 muertos y heridos.

El supuesto objetivo de la invasión a Afganistán, ordenada por el presidente George Bush, fue “combatir al terrorismo” y capturar a Osama Bin Laden, líder de la organización Al Qaeda, considerado el autor intelectual de los atentados, quien estaba refugiado en Afganistán y protegido por su gobierno. Nunca quedaron del todo claros los objetivos y orígenes de los atentados que derribaron las Torres Gemelas.

Bin Laden, nacido en Arabia Saudita, había sido financiado por la CIA y los yanquis que le dieron armas y entrenamiento para luchar contra la hoy desaparecida Unión Soviética en la década del ’80, que había invadido a Afganistán para defender a un gobierno aliado, y detener el avance de movimientos islámicos, de los cuales surgirían luego los talibanes.

Con la excusa del atentado, Estados Unidos logró apoyo internacional y en la propia población norteamericana para invadir Afganistán, y luego a Irak en el 2003 (país que no tenía nada que ver con Bin Laden o Al Qaeda). Pero el objetivo real era utilizar el repudiable atentado, para apuntalar su debilitado dominio en Asia y aumentar su control del petróleo de Irak y el Medio Oriente.

Bush y los presidentes que le siguieron, erigiéndose en “gendarme mundial”, quisieron poner “orden”. Veinte años después se puso en evidencia que más bien incentivaron “un desorden mundial”, y que el imperialismo no se ha repuesto de su fracaso militar y político de Vietnam.

Para invadir Afganistán, Washington contó con el apoyo militar del Reino Unido, Canadá, Australia, Austria, Italia, Alemania y de otros países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). También contrató ejércitos privados de mercenarios colombianos y de otros países latinoamericanos. Entre todos, llegó a contar con más de 200.000 efectivos con apoyo de su poderosa aviación.

Pero la invasión yanqui, a pesar de los bombardeos y las masacres que produjeron un verdadero genocidio, que causó 200.000 muertos y millones de heridos y refugiados, nunca pudo consolidar su dominio sobre todo el territorio. Los talibanes siguieron controlando, con cierto apoyo popular, parte del sur de Afganistán.

Los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN dicen haber gastado 1 billón de dólares (1 millón de millones) en mantener un enorme ejército de ocupación. Los invasores tuvieron unos 8.000 muertos, entre tropas norteamericanas, de otros países de la OTAN, y mercenarios contratados por ellos. Se calcula que 88.000 millones de dólares fueron gastados en la instrucción de los 300.000 soldados afganos, que ahora se rindieron sin combate. De nuevo se demuestra que una fuerza invasora no puede consolidar un ejército a su servicio de manera eficiente. Los hechos mostraron que era artificial. El odio a los ocupantes imperialistas fue la base de ese fracaso. No tenían una causa moral. No querían enfrentar a sus propios compatriotas, por más que fueran los talibanes.

Veinte años después, pasados los gobiernos de Bush, Obama, Trump y ahora Biden, las fuerzas imperialistas se retiran derrotadas.

Los talibanes, un monstruo creado por el imperialismo

Los talibanes son un movimiento político religioso islámico (de la rama sunnita) pro capitalista, que encabeza una federación de tribus con centro en la etnia pasthún.

Los talibanes, o "estudiantes" en lengua pasthún, surgieron a principios de la década de los 90 como una fracción de la resistencia afgana a la invasión de la ex URSS de los años 80. Eran parte de los “mujaidines”, la guerrilla financiada por el Pentágono norteamericano, la CIA y apoyados por Pakistán. Es decir que los talibanes fueron creados por el mismo imperialismo norteamericano. Pero luego estos se les fueron de las manos. Los talibanes aparecen en 1994 enfrentados en una guerra civil con otras alas de la ex guerrilla. En 1996 tomaron el poder en Afganistán y lo gobernaron hasta la invasión yanqui en el 2001. Formaron el Emirato Islámico de Afganistán (una especie de monarquía islámica, encabezada por la autoridad absoluta político religiosa, que quieren reconstruir ahora).

Los talibanes establecieron una dictadura burguesa islámica, basada en su interpretación de la sharía o ley islámica. Ejecutaban públicamente a asesinos y adúlteros, amputando manos y pies a los culpables de robo. Asimismo, los hombres debían dejarse crecer la barba y las mujeres tenían que llevar un burka que les cubría todo el cuerpo, no podían circular sin compañía de algún hombre, ni estudiar después de los 10 años. También prohibieron la televisión, la música y el cine.

¿Adónde va Afganistán?

Por sus antecedentes represivos mientras gobernaron, y también por ser predominantemente de la etnia pasthún (40% de la población), los talibanes son resistidos por gran parte del pueblo afgano, en especial en las ciudades, por las mujeres, y por otras etnias que pueblan el país.

El líder religioso Mawlawi Hibatullah Akhundzada fue nombrado comandante supremo de los talibanes el 25 de mayo de 2016. Es muy posible que, como lo han anunciado, restablezcan el emirato dictatorial

islámico. Aunque se enfrenaron con Estados Unidos, no tienen un programa antiimperialista y ya iniciaron negociaciones públicas con el imperialismo chino, que ya prometió inversiones en litio y cobre, y le dieron garantías a Rusia.

Nuestro repudio a los crímenes del imperialismo yanqui no significa algún apoyo al gobierno ultra reaccionario de los talibanes. Por ello, desde la UIT-CI, apostamos a que haya una importante resistencia popular al nuevo gobierno. Anticipamos nuestro repudio a toda acción represiva sobre las mujeres y el pueblo afgano en general.

Es el pueblo trabajador afgano quien merece la solidaridad internacional para luchar por su independencia y reconstruir su país sin invasores y sin dictaduras teocráticas o de cualquier signo.

También es necesaria la solidaridad con los millones de refugiados afganos que son discriminados y explotados en Asia y Europa, para que sean aceptados como migrantes de un país destruido por el imperialismo, con todos sus derechos laborales y sociales.

Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
17 de agosto de 2021

 

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