Dec 05, 2024 Last Updated 7:31 PM, Dec 5, 2024

Escribe Nicolás Núñez, referente de Ambiente en Lucha (Izquierda Socialista e independientes)

En diciembre habíamos escrito en El Socialista sobre la ola de calor en curso, señalando que se trataba de “un adelanto de lo que se viene”. Luego, el primer mes del 2023 consolidó a noviembre-diciembre-enero como el trimestre más caluroso de la historia del país, y febrero nos dio temperaturas inéditas y la noche más calurosa en sesenta años. En la última semana, Argentina fue el país más caluroso del planeta. Una copa mundial que no queríamos volver a ganar, y en la que sobrevino inevitablemente el fuego. En vez de “a ilusionar” como decía la canción mundialista, ahora nos volvimos a incendiar.

En efecto, en más de una decena de provincias se desataron incendios con algunas consecuencias devastadoras como las más de 1.400 hectáreas arrasadas en torno al Parque Nacional Los Alerces de Chubut. También nuevamente Corrientes vio crecer al fuego que en 2022 había afectado el 15% del territorio provincial, y en particular dañado al Parque Nacional Iberá. Los incendios en el Delta del Paraná volvieron a ser noticia porque el humo llegó nuevamente a la Ciudad de Buenos Aires.

Es real que el contexto de sequía y calentamiento global son el carbón y las ramitas sobre las que el fuego se reposa. Pero la chispa, como señala el Servicio Nacional del Manejo del Fuego, en un 95% tiene origen humano, accidental o no. Cosa que se combina con las decisiones políticas: bloquear la Ley de Humedales; desmontes masivos; desertificar regiones plantando especies exóticas (como los pinos en la Patagonia o humedales); desfinanciar los sistemas de combate del fuego y negar herramientas y derechos laborales a los brigadistas; dejar impunes los incendios provocados por empresarios; entre otras en las que no hay grieta alguna entre gobiernos peronistas del Frente de Todos o de la oposición patronal de Juntos por el Cambio.

Las olas de calor y los incendios ponen sobre el tapete la necesidad de medidas de combate y adaptación al cambio climático, así como también de un freno a las lógicas depredatorias del extractivismo capitalista. Para que el fuego no sea el paisaje habitual, es necesario organizarse y salir a dar esta pelea. Cosa que te invitamos a hacer junto a Ambiente en Lucha e Izquierda Socialista en todo el país, en lo inmediato, por recursos para combatir el fuego, pero también por una Ley de Humedales que efectivamente los proteja, y por un freno al agronegocio, la especulación inmobiliaria y las mineras que utilizan el fuego sobre los territorios para imponer sus intereses.

El día de ayer los grupos armados por el británico Joe Lewis para proteger sus tierras apropiadas volvieron a atacar a quienes se movilizan reclamando la apertura del Lago Escondido. Nuestra legisladora electa, Mercedes Trimarchi, expresó así el repudio desde nuestra organización a este nuevo hecho:

"Desde Izquierda Socialista repudiamos una nueva agresión de la Patota de Lewis en Lago Escondido, territorio apropiado ilegalmente y en el que el inglés lleva adelante sus reuniones secretas con sectores de la justicia y los partidos patronales."

Se trata de un hecho que hay que vincular con la represión y criminalización permanente de los colectivos, asambleas y comunidades originarias que defienden el territorio patagónico de la apropiación por parte de empresarios europeos, yankis, chinos, qataríes y nacionales que se profundizó en los últimos tiempos, habilitados tanto por los gobiernos peronistas como por los de Juntos por el Cambio. Recordemos, que en la misma región se dio en octubre del año pasado la represión del comando unificado impulsado por el ministro de seguridad, Aníbal Fernández, que mantiene aún detenidas a las presas políticas mapuche.

¡Basta de represión!
¡Fuera Lewis, Benetton, y el conjunto de los empresarios que se están quedando con el sur argentino!

Escribe Nicolás Nuñez, referente de Ambiente en Lucha / Izquierda Socialista e independientes

Si bien la sequía puede ser un fenómeno habitual provocado por causas naturales, su prolongación y reiteración también puede ser resultado del accionar del sistema capitalista. ¿Calentamiento global? Sí, pero no solo se trata de eso.

La noticia se coló en la agenda política porque los grandes empresarios del campo, recientemente beneficiados por el “dólar soja” para sus exportaciones, ahora salieron a golpear la puerta del despacho de Sergio Massa para pedir “ayuda” ante la sequía. El 55% del país se vio afectado en los últimos meses por el fenómeno, que potenció las olas de calor letales para la producción de fines del 2022, reduciendo un 35% los cultivos de trigo, entre otras consecuencias dramáticas para la economía local.

En su discurso, los empresarios agropecuarios hablan de la necesidad de soporte estatal para hacer frente al fenómeno “natural” de “La Niña”, un evento meteorológico estacional que, si bien tiene el efecto global de atemperar la temperatura de los océanos y con ello del planeta, en nuestra región potencia la aridez en la zona centro del país. Efectivamente, “La Niña” existe, y no es habitual que se estire tres años; pero, en primer lugar, hay que decir que la ciencia está avanzando en determinar cómo el proceso de balances entre “El Niño” y “La Niña” está siendo afectado por el calentamiento global impulsado por las lógicas de anarquía y competencia del capitalismo imperialista, de las cuales las patronales del agronegocio son abanderadas en nuestro país.

En segundo lugar, señalar que los efectos de “La Niña” y de las olas de calor, que son cada vez más frecuentes fruto del calentamiento global, no actúan en el vacío sino sobre políticas y procesos de explotación y apropiación de la naturaleza que potencian sus aspectos más dañinos. Algunos de ellos son continentales, como el avance de la destrucción de la Amazonia que desde el Inta (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) vinculan a la extensión de la estación seca en nuestro país. Y otros locales, de los cuales son protagonistas los intereses empresariales de los grandes propietarios del campo: el avance del desmonte; el incendio y destrucción sistemáticos de humedales y el posterior cambio en el uso del suelo; la permanente extensión del monocultivo para la generación de divisas; el uso depredatorio y sin resguardos ambientales del Río Paraná (la “Hidrovía”); entre otras prácticas habituales amparadas y promovidas sea por los gobiernos peronistas o de la oposición patronal de Juntos por el Cambio a pesar de que están prohibidas por leyes vigentes.

“Récord de temperatura”, “récord de duración de sequía”, “récord de bajante del Río Paraná”, el calentamiento global nos depara estos títulos periódicamente. Que Argentina no sea de los principales emisores de gases de efecto invernadero no implica que no sea necesario discutir qué hacer ante esta realidad. Desde Ambiente en Lucha e Izquierda Socialista entendemos que lo primero es terminar con el régimen de saqueo y destrucción ambiental que promueven los gobiernos patronales, el FMI y las multinacionales. Hay que terminar con los históricos privilegios del agronegocio, para redistribuir las tierras productivas en función de los intereses de las mayorías populares; recuperar el control del comercio exterior y del Río Paraná que hoy está en manos de un puñado de multinacionales; imponer una ley de humedales que verdaderamente los proteja, así como también meter presos a los empresarios que incendian sistemáticamente; impulsar prácticas agroecológicas y prohibir el uso de los agrotóxicos, entre ellos los que promueve el nuevo Jefe de Asesores del presidente, Antonio Aracre. Son todas medidas que permitirían combinar la lucha contra el calentamiento global con la pelea por terminar de una vez con tener sumidas en el hambre y la pobreza a decenas de millones de personas en un país que genera alimentos para centenas de millones.

Escribe Nicolás Nuñez, referente de Ambiente en Lucha (Izquierda Socialista e independientes).

La semana pasada la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata rechazó el recurso extraordinario que había sido presentado por abogados y organizaciones ambientalistas con el objetivo de que la Corte Suprema intervenga ante el aval al avance de la exploración (y luego explotación) mar adentro, otorgado por esta misma justicia local. Este rechazo implica la luz verde para lo que la movilización había logrado evitar hasta ahora: habilita desde hoy a las petroleras como Equinor a realizar bombardeos sísmicos en el Mar Argentino.

La justicia local ha ido siguiendo como sombra los intereses políticos de los partidos gobernantes. Cuando la movilización estalló con el primer “Atlanticazo”, y el intendente macrista, Guillermo Montenegro, presentó un amparo parcial, se emitió una resolución que pausó temporalmente el avance off shore. Meses después, por un lado, Montenegro se dio vuelta, y por otro, el peronismo se unificó detrás de los intereses petroleros, con el gobernador Axel Kicillof hablando del supuesto “boom” que representaría este saqueo depredatorio. Los jueces que firman esta nueva resolución son personajes como Eduardo Jiménez, quien acusó de “fascistas ambientales” a quienes encarnaron el rechazo de este avance extractivista extremo.

Si bien esta resolución deja hoy desprotegida a la biodiversidad y las comunidades frente al avance petrolero, es importante no perder de vista que la pelea contra la instalación de las off shore sigue abierta y está muy lejos de haber sido dicha la última palabra. Si somos conscientes de que en ponerle un freno a estas políticas que nos empujan a la catástrofe ambiental y climática nos va el futuro de las presentes y futuras generaciones, más que nunca tenemos que redoblar esfuerzos en la pelea por un Mar Libre de Petroleras.
       

Ambiente en Lucha / Fuera Aracre

  • Dic 05, 2024
  • Publicado en La Web

Desde Ambiente en Lucha nos sumamos a la convocatoria de la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones y distintos espacios socioambientales contra la asunción del ex CEO de Syngenta, Antonio Aracre, como Jefe de Asesores del gobierno de Alberto Fernández

Rechazamos esta designación que implica la ratificación del rumbo extractivista y ecocida que promovió desde el día cero el gobierno del Frente de Todos. La rechazamos porque implica un aval a todas las políticas que vienen resistiendo los territorios. Desde las fumigaciones con agrotóxicos hasta las petroleras en el Mar Argentino.

La rechazamos porque también implica un aval a las represiones y la criminalización que cae sobre las luchas socioambientales de todo el país, como vimos recientemente en Exaltación de la Cruz y Casilda, con la persecusión del pueblo mapuche, y la violencia contra las asambleas que rechazan la megaminería.

Syngenta, la multinacional china en la que Aracre militó 38 años, es una de las principales productoras de alimentos del país, con un peso oligopólico enorme, y por tanto, de las responsables del hambre que padecen millones, mientras unos pocos embolsan dólares de exportaciones.

Su designación es la ratificación del bloqueo a una #leydehumedales que realmente los proteja, el aval a las fumigaciones sobre las comunidades, de la extensión de la frontera agropecuaria a como dé lugar, incendiando y desmontando todo a su paso.

Lo queremos fuera del gobierno, porque rechazamos de conjunto una orientación social que no depende de nombres propios, sino de la definición que no tiene grietas entre peronistas y Juntos x el Cambio, de entregar el país al FMI y las multinacionales.

Fuera Aracre,
Fuera Syngenta,
Fuera FMI.

Miércoles 1/2 - 12hs - Casa Rosada

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