Apr 29, 2024 Last Updated 1:19 AM, Apr 28, 2024

El próximo domingo 19 de noviembre se llevará a cabo el balotaje, una elección excepcional donde solo competirán Sergio Massa y Javier Milei. Desde Izquierda Socialista -partido que integra el Frente de Izquierda Unidad desde su fundación-, lo primero que queremos señalar es que se trata de una contienda entre dos candidatos patronales que, con sus distintos proyectos y diferencias, representan a los grandes empresarios, a los bancos, a las multinacionales y al FMI. Son dos variables del ajuste. Uno, Sergio Massa, quién ya lo está aplicando desde el gobierno que él mismo integra, junto a Alberto y Cristina Fernández, avalado por la burocracia sindical. El otro, el ultraderechista Milei, que no deja de anunciarlo con su plan “motosierra” contra el pueblo trabajador. Por eso decimos que gane quien gane, seguirá un mayor ajuste y entrega al Fondo Monetario, al cual enfrentamos desde ahora, postulando como lo hicimos con el FIT Unidad una salida opuesta: la ruptura con el FMI, el no pago de la deuda, un plan económico obrero y popular y un gobierno de las y de los trabajadores junto a la izquierda.

Repudiamos a los fachos de Milei-Villarruel por encarnar un proyecto ultraderechista y retrógrado. Milei reivindica al genocidio de la última dictadura con el objetivo de liberar a los militares juzgados por tremendas violaciones a los derechos humanos (torturas, robo de bebés, desaparición de los 30.000) y de seguir atacando las libertades democráticas fundamentales, como el derecho a la protesta. Por eso recibe el apoyo del genocida preso el “Tigre” Acosta y de Cecilia Pando.

Somos parte del legítimo sentimiento que embarga a millones por rechazar a estos personajes ante la amenaza de que puedan llegar al poder quienes reivindican al genocidio y postulan un “plan motosierra” contra el pueblo trabajador.

Sabemos que el 22 de octubre millones eligieron votar a Massa, ministro de Economía del gobierno actual, para impedir que avanzara el nefasto proyecto político, económico y cultural de Milei. Lo hicieron, en muchos casos, a pesar de conocer su trayectoria política, sus vínculos con el poder económico y el FMI. Massa es el responsable de la brutal inflación del 140% anual y la enorme pérdida salarial y jubilatoria de este gobierno, del mayor saqueo extractivista y contaminante, de un gobierno que ha criminalizado la protesta social y que pactó con el FMI el reconocimiento de la estafa macrista por 45.000 millones de dólares mediante una deuda externa usurera y fraudulenta. Solo el enorme temor al triunfo de Milei explica que muchas y muchos hayan decidido votar al candidato oficialista, que pasó del 21% al 36,6% de los votos, quedando primero sobre el ultraderechista Milei, que terminó con un 29%.

Para esta segunda vuelta, esos millones posiblemente se repetirán y pueden aumentar, porque aunque no confíen ni se engañen con Massa, votarán otra vez con la nariz tapada tratando de impedir que llegue al gobierno el ultraderechista Milei. Izquierda Socialista en el FIT Unidad también repudia a Milei por ser un fascista-ultraderechista y antiobrero, que reivindica al genocidio de la dictadura de Videla. Propone arancelar la educación y la salud. La venta de órganos y la libre portación de armas. Plantea la privatización de los ferrocarriles, de Aerolíneas Argentinas y de otras empresas estatales con miles de despidos, que se sumarían al cierre de distintas entidades estatales, de la cultura, de la ciencia y la tecnología. Además, pretende liquidar los convenios colectivos de trabajo y los derechos conquistados por el movimiento feminista como el aborto legal y la educación sexual integral (ESI), entre otros ataques.

Por todo esto es que desde Izquierda Socialista en el FIT Unidad nos sumamos a este repudio político-electoral a Milei, que encima busca fortalecerse electoralmente aliándose con el sector reaccionario de Macri y Bullrich, quienes ya gobernaron contra el pueblo trabajador y ahora suman su mensaje de “ajuste con orden”, o sea, con represión. Planteamos No a Milei. No al voto a Milei. También desde Izquierda Socialista en el FIT Unidad decimos abiertamente que vamos a acompañar a esa franja de millones que votaron a Massa solo por buscar parar la llegada de Milei al gobierno. Lo hacemos llamando al voto crítico a Massa, que significa votarlo sin darle ningún apoyo político, ni al ministro-candidato Massa ni a su posible gobierno peronista o de unidad nacional. Acompañaremos a esos millones que, con la nariz tapada, van a votar a Massa solo para derrotar el 19 de noviembre en las urnas al ultraderechista Milei. A eso llamamos voto crítico. Llamar a votar críticamente por Massa no significa darle aval ni apoyo político. Lo hacemos desde una política de independencia de clase.

Es un voto, no para apoyar al actual gobierno patronal y ajustador, ni a su política de aval al genocidio de Israel contra el pueblo palestino en Gaza, como lo venimos denunciando. Es un voto con la nariz tapada que acompaña a millones para intentar impedir que a partir del 10 de diciembre tengamos un gobierno de ultraderecha del facho de Milei, como por ejemplo, lo fue el de Bolsonaro en Brasil.

Sabemos también que hay compañeras y compañeros trabajadores y de la juventud que por el justo odio a este gobierno hambreador, pese a su repudio a Milei, no quieren votar a Massa ni con la nariz tapada. Aunque no lo compartimos, ni sea nuestra propuesta, respetamos como alternativas al repudio al ultraderechista Milei el voto en blanco, nulo o abstención.

Desde Izquierda Socialista en el FIT-Unidad, frente al balotaje del 19 de noviembre convocamos a decir NO al ultraderechista Milei, dando un voto crítico a Massa con el único objetivo de que no gane Milei, sin ninguna confianza ni apoyo político a Massa.

Más allá de cómo se exprese el voto contra el ultraderechista Milei el 19 de noviembre, lo importante es que asumamos el compromiso de seguir impulsando las luchas obreras y populares en unidad, para enfrentar el mayor ajuste que se viene, del actual gobierno y del próximo. Izquierda Socialista en el FIT Unidad impulsará la mayor unidad para dar esa pelea, en las calles y en el Congreso, luchando por una salida obrera y socialista junto al Frente de Izquierda. Llamando a fortalecer una alternativa política independiente de las y los trabajadores y de la izquierda, construyendo Izquierda Socialista y el FIT-Unidad, la gran herramienta de la unidad de la izquierda que hemos conquistado.

Dirección Nacional de Izquierda Socialista
6 de noviembre de 2023

Contactos:
Juan Carlos Giordano (diputado nacional recientemente electo por Izquierda Socialista en el FIT Unidad) +54 9 11 3119-3003
Rubén “Pollo” Sobrero (dirigente de Izquierda Socialista, ex candidato a gobernador por la provincia de Buenos Aires/FIT Unidad) +54 9 11 6422-6661
Prensa Izquierda Socialista +54 9 11 6054-0129

En el horario de las 12:30 Rubén "Pollo" Sobrero emitió su voto en Instituto Corazón Eucarístico de Jesús (Libertad 553 - Haedo).

Dijo Sobrero: "Felicito a toda nuestra militancia por la gran campaña que hizo contra todos los aparatos patronales, a las y los trabajadores, a la juventud que nos acompañó, a las mujeres y disidencias, sabiendo que el apoyo que logremos será para enfrentar el mayor ajuste que preparan de la mano del FMI."

Contacto:
Prensa de Izquierda Socialista: 11 6054-0129

Sobrero es dirigente nacional de Izquierda Socialista. Con 61 años vive en Haedo, el barrio en que se crió. Es secretario general de la Unión Ferroviaria Seccional Oeste, opositor a la burocracia de la Verde de Sasia y el máximo referente del sindicalismo combativo. Junto al Cuerpo de Delegados del Sarmiento presentó más de 300 denuncias que, si se hubieran escuchado, hubieran evitado la masacre de Once de 2012.

En 2011 el gobierno de Cristina Kirchner, con Aníbal Fernández a la cabeza, lo acusó con pruebas falsas de “quemar trenes”, fue preso y luego sobreseído y liberado con una masiva movilización a Plaza de Mayo. En 2016 Macri también intentó, sin éxito, criminalizarlo. Sobrero es la voz de los trabajadores que no pueden hacer callar.

Reproducimos nota de Fernando Soriano en Infobae

Rubén Darío Sobrero es candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por el Frente de Izquierda. Hijo de un delegado metalúrgico, se pasó de la Juventud Peronista al trotskismo después de un discurso de Luis Zamora en 1982. Las razones que lo llevaron a teñirse el pelo y la depresión que sufrió cuando estuvo sin trabajo. Historia de un sindicalista combativo

Mucho antes de que un compañero ferroviario le pusiera de apodo “Pollo”, Rubén Darío Sobrero fue un muchacho peronista. Hijo de un gremialista metalúrgico, criado en Haedo, fan de River Plate y de Deep Purple, atravesó la dictadura en la piel de un adolescente que bailaba rock y militaba, a pesar de la prohibición, en la Jotapé. Pintó paredes, pegó afiches, fue a reuniones clandestinas y sin embargo no llegó a consumar la acción en la campaña del candidato Ítalo Argentino Luder: antes, con los primeros brotes de la primavera democrática, abandonó la doctrina que había recibido como herencia paterna y se fue hacia la izquierda, cautivado por las propuestas de la revolución socialista.

¿Qué pasó primero? ¿Las ideas o el amor? Una casi novia, o algo más que una amante, tuvo la primera responsabilidad de su conversión. Una señorita que en 1982 le pidió que la acompañase a cumplir con un compromiso familiar. Su primo la había invitado a hacer número en un acto político de Luis Zamora en el barrio de Boedo. El partido era una novedad, no llegaba a los 400 afiliados en todo el país. Pero el fervor era notable. En el primer acto Rubén Darío escuchó y hasta sintió la tentación de pensar que estaban todos locos, sin embargo, algo le repiqueteó bajo la cabellera rubia cuando esa noche llegó a su casa.

“Hubo cosas que me impactaron. Sobre todo esto de que el patrón es tu enemigo. Me sonó fuerte lo de ‘enemigo’. Seguí yendo a las reuniones y mi cabeza explotó”, cuenta tantos años después Sobrero (61), actual Secretario General de la Unión Ferroviaria Seccional Oeste, y, a esta altura, referente icónico del partido Izquierda socialista.

Rubencito con la camiseta de River Plate en Haedo, su barrioRubencito con la camiseta de River Plate en Haedo, su barrio

De aquel acto en el “antro” de Boedo a la actualidad, el “Pollo” se casó dos veces, convivió con siete mujeres, tuvo cuatro hijos, estuvo preso por error, se hundió y superó una fuerte depresión, le pegó a la Policía y recibió también unos cuantos palazos de las fuerzas de seguridad y tomó un banco en la Nochebuena, entre muchas otras aventuras. ¿La última? Su candidatura para gobernar la Provincia de Buenos Aires por el Frente de Izquierda, aunque la tiene difícil: en las PASO sacó el 3,57% de los votos, lejos del más votado, Axel Kicillof, con 36,37%.

“No nos vamos a prostituir por un voto”, avisa Sobrero. Y sigue: “Si la sociedad nos dice que tenemos que ser una ultraminoría como lo somos hace 40 años, lo seremos. Pero nos vamos a travestir políticamente hablando. No voy a cambiar mi discurso. Creo en el socialismo con democracia, en una sociedad movilizada. Seremos pacientes, nos dirán utópicos, pero no voy a mover un centímetro de mi ideología por un voto”.

A pesar de una resistencia silenciosa de su madre, la casa de los Sobrero era, por raíz paterna, de tradición peronista. “A mi abuelo la casa se la dio Perón; a mi viejo, su primer par de zapatillas se lo dio Perón. En su imaginación está directamente que se las dio él en mano. También la bicicleta”, sonríe Rubén, con un gesto de ternura para con su papá de 90 años. El Sobrero mayor fue delegado en el sindicato de supervisores metalúrgicos, y él, a los 16 años, ya trabajaba como aprendiz en la SIAM-Di Tella de San Justo.

Junto a su hermana en los años '70 vestido con un estilo de glam rockJunto a su hermana en los años '70 vestido con un estilo de glam rock

El peronismo se llevaba en sangre, por default, ni siquiera se hablaba mucho en la casa de Haedo, no hacía falta. “Mi viejo no traía las discusiones a casa ni había fotos de Perón en el living. Pero él era un obrero peronista, fue directivo gremial porque era muy buen tipo, lo querían todos y no hizo guita, tenía el valor de la palabra, como los dirigentes de esa época. Mi viejo es un ejemplo del ascenso social del peronismo”, cuenta.

Por eso, su padre no entendió cuando su hijo le dijo que abandonaba las Veinte Verdades para irse a un partido de la izquierda trotskista. Sobrero chico tenía sus razones. “Ellos me hablaban de algo que el peronismo no, que era la lucha de clases, no creer en la conciliación de clases. Yo venía preguntándome por qué tenía que estar en un partido donde estuviera mi patrón. ¡Y Zamora me dijo eso! Me dijo lo que quería escuchar”, explica.

El país salía de la dictadura y todavía corría sangre. La herida no había cerrado ni mucho menos. Miles de jóvenes militantes, trabajadores, estudiantes, estaban desaparecidos. Otros, exiliados. En la familia, claro, creyeron que Rubén había tomado la opción por la lucha armada. “Mi viejo pensó que yo era un guerrillero. El padre de mi novia de aquel entonces me acusó de terrorista. Lo mandé a la concha de su madre. Mis viejos lloraban. ‘Estás con el ERP’. No entendían qué era el MAS”, relata.

Sobrero se hizo trotskista en los años 80 (Franco Fafasuli)Sobrero se hizo trotskista en los años 80 (Franco Fafasuli)

El tema escaló. Era un rumor en el barrio: Rubencito el guerrillero. En el medio, su padre estuvo al borde de la muerte después de que unos asaltantes le pegaron un tiro al entrar a robar a la casa. En esa lucha por sobrevivir, un día fue el cura del barrio a rezar al pie de la cama de Sobrero mayor.

“Y en el medio empezó a hablar de los terroristas y de los zurdos. Lo saqué a patadas en el orto. Yo era católico hasta ese momento, pero lo eché a los empujones, mi vieja lloraba y me decía que iba a ir al infierno. Es que éramos pocos del MAS y nadie nos conocía”, narra el Pollo, entre risas, sentado en el galpón de la sede porteña de la Izquierda Socialista sobre la calle México. Detrás suyo asoma un cuadro con el rostro de Nahuel Moreno, el fundador del Partido Socialista de los Trabajadores, cuyas ideas lo llevaron a él a abrazar las ideas de León Trotsky.

Para la trágica Semana Santa del 87 Sobrero ya era un militante activo del MAS. Estuvo en la Plaza de Mayo esa tarde del levantamiento porque Zamora había dicho que había que ir a bancar a Alfonsín y defender la democracia. Y también abandonó la misma Plaza un rato después, cuando Zamora dio la orden de irse, al no aceptar lo que se cocinaba adentro de la Rosada, que el Presidente negociara la obediencia debida.

El Pollo trabaja en el ferrocarril Sarmiento desde 1995: entró gracias a un aviso clasificado y al poco tiempo sus compañeros lo hicieron delegado sindicalEl Pollo trabaja en el ferrocarril Sarmiento desde 1995: entró gracias a un aviso clasificado y al poco tiempo sus compañeros lo hicieron delegado sindical

En esa época el Pollo ya trabajaba en ENTEL, donde justamente le pusieron el apodo por el que se lo conoce. “Me casé por primera vez muy pibe, a los 19, y entonces alguien me dijo ‘sos muy pollo para casarte’”. Cuando a principios de los 90 lo echaron de la telefónica con su privatización, Sobrero inició una etapa oscura de su vida.

“Me lumpenicé”, lo sintetiza. Estuvo más de dos años sin trabajo. Ya era padre de una hija pero vivía solo, separado. Apenas pasado los 35 años, entró en una fuerte depresión. A pesar de que cada tanto hacía changas arreglando teléfonos en las casas, no tenía un mango. Tuvo que abandonar la vivienda que ocupaba y se fue a una pensión. Se sentía humillado. Iba a lo de sus padres en Haedo para que le dieran de comer y la novia de ese entonces le pasaba plata.

“Fue una época muy oscura, tomé mucho, no me bañaba, la pasé muy mal, no le deseo a nadie no tener trabajo. Perdí dos años de mi vida”, cuenta. Estaba tan mal que abandonó la militancia: “Me aislé de todo”. Intentó seguir, pero no podía con él mismo: “Me duele contarlo, una vez fui a un acto, la candidata a diputada era Patricia Walsh, entré al lugar, vi a la gente, me di vuelta y me fui. Me sentía afuera. No era más de la manada. No era un laburante. Fue terrible”.

Hasta que un día vio un aviso en los clasificados que pedía aspirantes a trabajar en el ferrocarril. Era lo que él soñaba: “periodista o ferroviario”, de eso quería trabajar. ¿Por qué? “Porque en el ferrocarril estaban los mejores militantes de la izquierda y porque el periodismo, si sos honesto, es el mejor lugar para militar ideas”.

Junto a una de sus hijas: todavía usaba el pelo con su color natural pero ya le decían PolloJunto a una de sus hijas: todavía usaba el pelo con su color natural pero ya le decían Pollo

Las empresas acababan de ser privatizadas por el gobierno de Menem, y habían despedido a miles de trabajadores pero buscaban otros. Y allí fue Sobrero, con los diplomas de sus cursos sobre fibra óptica (una tecnología recién llegada por entonces) en el sobaco y la paradoja a cuestas. Y lo tomaron, pero con un contrato precario que se renovaba cada algunos meses.

Cansado por el desgaste de la militancia, traumado por su tiempo de desocupado, había decidido no retomar la vida militante. Una tarde trabajaba en unos cables en la oficina de Recursos Humanos de la empresa y escuchó que detrás suyo un jefe maltrataba a un empleado. “Firmá, negrito, porque afuera hay miles como vos que esperan tu lugar”, le dijo, entre otros insultos. Sobrero sintió ganas de pegarle, pero se contuvo. Unos días más tarde la CGT llamó a un paro y él fue uno de los únicos ocho empleados que adhirió.

La audacia llamó la atención del mismo jefe de Recursos Humanos que le preguntó qué había pasado que no fue a trabajar. “Y le respondí que sabía que me iba a echar, pero que no había soportado cómo maltrataba a mi compañero. El tipo se rió con cinismo y elogió mis ideales”, cuenta. Esperaba que no le renovaran el contrato. “Pero me salvó la burocracia”, cuenta. Los delegados de la empresa lo rescataron a cambio de convertirse, él también, en delegado. “Es esto o te echan”, le insistieron y agarró viaje.

El día de su comuniónEl día de su comunión

A partir de ese momento comenzó una carrera en el sindicalismo combativo que todavía no terminó. Dice Wikipedia sobre su trayectoria: “Desde 2001 Sobrero y «la Bordó», su lista, fueron reelegidos cada dos años, por amplia mayoría. Tras diversas luchas lograron frenar los despidos y que los salarios pasaran de ser los más bajos de la historia a los mejor pagos del sector”. Con el correr de los años y las protestas, Sobrero, con su cabellera larga y dorada al mejor estilo Claudio Paul Caniggia, se convirtió en un personaje reconocido por su discurso fervoroso tanto como por su look, que abandonó hace unos meses, después de más de 20 años.

- Siempre tuve el pelo amarillo, no rubio, amarillo. Y largo.

- ¿Por qué se lo cortó ahora?

- Me quedaba con los mechones en la mano. Es la edad. Tengo 61 años. Me lo corté un montón. Ahora que recuperé la fuerza capaz que me lo dejo crecer un poco.

- ¿Cuándo se lo empezó a teñir?

- Después de un disgusto familiar del que no quiero hablar. De un día para el otro me quedó el pelo gris por el estrés. Tenía 40 años y parecía un viejo. Y la primera vez que me lo teñí me quedó naranja. Pero después se acomodó y lo mantuve toda la vida. Lo normal. Pero me corté porque me estaba quedando pelado, esa es la verdad.

Sobrero empezó a teñirse el pelo después de un problema familiar que derivó en un ataque de estrés que le encaneció su cabelleraSobrero empezó a teñirse el pelo después de un problema familiar que derivó en un ataque de estrés que le encaneció su cabellera

Más de una vez Sobrero se valió de los medios para zafar de situaciones complicadas. La que mejor recuerda es la vez que con sus compañeros “tomaron” la sede central del banco que les pagaba los sueldos hasta que hicieran la transferencia. “Era 24 de diciembre, de 2002, y no habíamos cobrado. Los compañeros estaban desesperados. Llamo a la empresa y los digo que si no pagan les paro todo. Me responden que ellos habían pagado, que estaba frenado en el banco. Me mandan la transferencia. ‘Ah, son los bancos!’. Y decidimos ir a tomar el banco”, ríe.

“Entramos con todos los bombos, éramos como 50, nos subíamos a los escritorios. Cierran el banco y cae la policía. Así que empecé a llamar a los medios porque un cana me decía ‘ahora sabés cómo les vamos a dar, pendejo de mierda, me hacés esto un 24 de diciembre’. Y llamé a los movileros porque nos la iban a dar. ‘Tomamos el banco, vengan, que no nos pagaron’. Y entonces empezaron a pagar. Yo estaba sentado en el escritorio de la gerenta e iba llamando a los compañeros a ver si cobraban. Cuando cobraron, nos fuimos”, narra.

- ¿Y cómo salieron?

- Estaba lleno de canas. Llamé a conferencia de prensa para que nos rodeen ustedes, los periodistas y salí a hablar pero mientras iba caminando y me alejé y me metí en el subte y zafé.

Rubén Sobrero estuvo detenido cinco días en 2011 sospechado de haber dado la orden para prender fuego vagones de la empresa TBA: diversos sectores de la izquierda se movilizaron para pedir su liberación y fue sobreseído de la causa en 2013Rubén Sobrero estuvo detenido cinco días en 2011 sospechado de haber dado la orden para prender fuego vagones de la empresa TBA: diversos sectores de la izquierda se movilizaron para pedir su liberación y fue sobreseído de la causa en 2013

Sin embargo, Sobrero sostiene que no fue la vez que peor la pasó. Recuerda dos “combates” con la Policía complicados: “Uno en 1982, en la CGT, y otro en 2002, en una protesta en la puerta de la fábrica recuperada Brukman, ese día quedé entre las piedras de los muchachos y los gases de la Policía y caí y me pisaban los mismos compañeros hasta que me salvó un compañero que me rescató tirándome de los pelos”.

También creyó que iba a morir un día de finales de septiembre de 2011 cuando la Justicia ordenó su detención, acusado de haber participado en la quema de vagones de la empresa TBA. Jamás olvidará el momento en que se le cruzaron los policías, de civil, armados con escopetas largas, en la puerta de su casa. Estaba en el auto a punto de llevar a una de sus hijas a la escuela cuando se le aparecieron los agentes y le apuntaron.

“Ya me habían pegado otra vez en la calle y nunca supimos quién fue. Habrá sido un minuto ‘quedate quieto que te fusilamos’. Y yo pensaba en mi hija. Al final me llevaron bien, me tuvieron un par de días sin decirme de qué se me acusaba y yo pensaba que me habían puesto falopa en el sindicato”, cuenta. Después se enteró las razones de su detención, hubo movilizaciones en la puerta de la sede policial donde estuvo “guardado” y salió. Casi dos años después, en enero de 2013, fue sobreseído por falta de pruebas en su contra. Él cree que fue un intento de domesticación del por entonces gobierno kirchnerista.

- ¿Cómo se lleva con la muerte? ¿Le tiene miedo?

- No quisiera morirme. La vida es hermosa y vale la pena. Amo la vida. Pero creo en la muerte digna si es necesaria. Soy un tipo afortunado. Tengo una familia bárbara, tengo cuatro hijos, uno mejor que el otro. Siempre trabajé de lo que me gustó. Nunca trabajé por descarte. Todas las parejas que tuve son divinas, excepto una o dos que me traen malos recuerdos (risas). Mi pareja actual es bárbara. Siempre milité y la militancia es vida. Creo que en el ser humano, aunque a veces me dan ganas de matarlo.

"Siempre milité y la militancia es vida" (Franco Fafasuli)"Siempre milité y la militancia es vida" (Franco Fafasuli)

- ¿Va al médico?

- La primera vez fui a los 50 años. Le tengo miedo. Le tengo mucho miedo a las inyecciones. Le tengo pánico. Voy a una sola enfermera, la única que le tengo confianza, si no me desmayo.

- ¿Hace terapia?

- Sí, pero mi terapeuta no me quiere.

- ¿Por qué?

- Dice que estoy para el alta, pero yo quiero seguir yendo. Me dice ‘pero si estás bien’. Pero yo necesito hacer terapia. ¿Cómo hago para descargar si no?

- ¿Tenés sueños recurrentes?

- Eh (piensa). Que no veo bien y que se me caen los dientes. No sé qué significa eso.

- ¿Cree que en algún momento va a terminarse el capitalismo y será el tiempo de los socialistas?

- Claro. ¿Pero por qué no ahora? ¿Tan poca fe me tenés? Veo que no me votaste.

Entrevistamos a Rubén “Pollo” Sobrero, precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires. Destacado dirigente del sindicalismo combativo. Su candidatura del FIT Unidad, es parte de la lista 136 A “Unir y Fortalecer la Izquierda” cuya fórmula presidencial encabezan Myriam Bregman y Nicolás del Caño.

Con Sobrero, conversamos en la sede de la Unión Ferroviaria de Haedo, donde es Secretario General. En medio de atender distintos reclamos sindicales, el “Pollo” nos dice: “Tenemos una oportunidad en estas elecciones.”

El Socialista- ¿Cómo recibiste la propuesta de ser candidato a Gobernador?
Rubén Sobrero- Con una enorme responsabilidad. Estoy acostumbrado a representar a mis compañeras y compañeros del ferrocarril, pero esto es distinto. Asumí este desafío como parte de la militancia de Izquierda Socialista y estoy muy contento.
 
ES- ¿Por qué es un desafío?
RS- Porque se trata de ser la cara visible para postular el programa de fondo que tenemos, junto a tantas luchadoras y luchadores que integramos las listas. Estoy orgulloso, porque van decenas de ferroviarias y ferroviarios, siendo Mónica Schlotthauer un ejemplo. Mónica es trabajadora, socialista, feminista, fue  noticia cuando dejó su banca y volvió a trabajar y recientemente viajó a Perú a apoyar la lucha de ese pueblo.
 
ES- ¿Por eso la izquierda es distinta?
RS- Claro. Cuando muchos candidatos patronales dicen que son “distintos”, les digo que lo único nuevo es la izquierda: estamos en las luchas, ganamos como un trabajador, combatimos a la burocracia sindical, enfrentamos a todos los gobiernos y postulamos la única salida para sacar al pueblo trabajador de la pobreza. ¿Cómo no vamos a tener la oportunidad de poder gobernar para terminar con tanta postración y dependencia?

ES- Tuvo amplia repercusión tu candidatura.
RS- Que me inviten a programas de televisión quiere decir que la izquierda viene ganando espacio, y en mi caso porque somos el sindicalismo combativo que no se vende, contra los burócratas traidores y millonarios. Pueden decir lo que quieran de nosotros, pero tienen que reconocer nuestra honestidad, coherencia y compromiso. Una jubilada me dijo el otro día, “estás distinto con el pelo corto pero seguís siendo el mismo”.

ES- ¿Cómo ves la provincia?
RS- Un desastre, fiel reflejo de cómo está el país. En estos cuarenta años de “democracia”, como se dice, treinta y dos los gobernó el peronismo. ¿Y cómo está la provincia de Buenos Aires? Acá vive gran parte de la clase trabajadora y los males sociales son aterradores. Hay más de 1.500 asentamientos y villas donde la gran mayoría no tiene cloacas o agua potable; que en La Matanza del peronista Espinoza la multinacional Klaukol contamina y mata; que un médico de un hospital público se tiene que ir porque cobra salarios de pobreza o un docente de inicial ni llega a eso.


Juan Carlos Giordano, precandidato a diputado nacional, Mónica Schlotthauer, precandidata a diputada nacional y Rubén Sobrero

 
ES- ¿Cómo ves la candidatura de Massa?
RS- Dije que es el candidato del FMI. Y fue bendecido por Cristina, aplaudido por la UIA y la CGT. Y ojo que a Grabois le permitieron que se presente para contener el descontento de un sector peronista que no se traga a Massa para que no vaya a izquierda, pero se les va a complicar.
 
ES- Piden el voto contra la derecha ¿Y?
RS- El peronismo pide el voto “contra la derecha” y pactó con el FMI aplicando un ajuste feroz. Se pagaron 25.000 millones de dólares de deuda externa. Si un trabajador y jubilado pierde todos los días con la inflación, el que gana es el capitalista. La derecha está en todos lados y también en este gobierno.
 
ES- ¿Y el resto qué dice?
RS- Todos están arrastrados al FMI. Por eso Massa, Larreta, Bullrich y Milei son más ajuste, saqueo y entrega al Fondo Monetario. Solo nosotros con el Frente de Izquierda decimos que hay que romper las cadenas de dependencia con el FMI y que la plata de esa deuda vaya a aumentar los salarios y jubilaciones y construir miles de viviendas para dar trabajo genuino.
 
ES- ¿Qué le decís a los decepcionados con el gobierno?
RS- Que hay que cambiar por la izquierda, que la salida es por izquierda. Juegan con que si gana Bullrich habrá más ajuste y represión, pero  todos están en la misma. Cualquiera que gane viene con más ajuste y represión. Pueden pintarse de lo que quieran, pero ya gobernaron todos.

ES- ¿Eso se vio en Jujuy?
RS- Pero claro. Ahí el peronismo le votó la reforma constitucional represiva a Gerardo Morales de la UCR que ahora es el vice de Larreta. Es la foto que se viene. Y eso nos hace optimistas sobre el futuro, porque la clase trabajadora y los sectores populares están dando una lucha enorme en esa provincia con la izquierda al lado, codo a codo. Fijate que los noticieros le hacen notas a Alejandro Vilca o a Natalia Morales del PTS, la diputada que fue detenida. Esa gran lucha que también fuimos a apoyar con nuestros dirigentes nacionales de Izquierda Socialista, Jorge Adaro, Mariana Scayola, Angélica Lagunas y el “Gringo” Giordano.

ES- ¿Dijiste que la izquierda tiene una oportunidad en estas elecciones?
RS- Sí. Vamos a dar pelea para que un trabajador, para que un joven desilusionado, vote a la izquierda. Hay muchos que me dicen que nos van a votar. Hay decenas de luchadoras que integran nuestras listas. Nos reciben los volantes cuando hacemos las recorridas, simpatizan con nuestras propuestas. A todas y a todos les decimos que apoyen a nuestra lista que es la que respeta los acuerdos y lleva a grandes luchadoras y luchadores. Para seguir fortaleciendo al Frente de Izquierda Unidad, para “Unir y Fortalecer la Izquierda” llamamos a que se sumen a la campaña de la que encabezan Myriam Bregman y Nicolás Del Caño.

ES- Por último “Pollo”, ¿por qué te cortaste el pelo?
Con una sonrisa terminamos el reportaje.
 
 
 
 
 

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