May 15, 2024 Last Updated 11:59 PM, May 14, 2024

El gobierno está enviando una ley ómnibus al Congreso denominada “ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva”. Una ley de emergencia con plenos poderes para afrontar, dicen, la delicada situación social. Dicha ley contaría con el aval de los gobernadores de Cambiemos y de sus diputados y senadores, salvo en cuestiones parciales como los plenos poderes para el Poder Ejecutivo. También la apoyarían los parlamentarios de Lavagna y tendría un tratamiento ultra exprés para aprobarlo esta semana.

La ley está presentada por el gobierno como que va a combatir los graves problemas sociales dejados por Macri.
Muchas de las medidas previstas causan simpatía entre el pueblo trabajador (bono a jubilados, tarjeta alimentaria a madres con hijos, rebaja parcial de los medicamentos, etcétera). ¿Pero qué esconde la ley? ¿Va a solucionar los graves males sociales? Opinamos que no. Porque mientras dispone paliativos parciales como son los bonos o plus para jubilados que cobran la mínima o a beneficiarios de la asignación por hijo, o va a restituir los medicamentos gratis a los abuelos que cobran la mínima, la ley tiene como centro el reconocimiento del endeudamiento de Macri (disponiendo la renegociación y pago de la usurera y fraudulenta deuda externa) y el mantenimiento del robo de las privatizaciones, entre otras disposiciones.

La ley dispone autorizar al Ejecutivo a “renegociar” la deuda externa con el objetivo de “tener un programa de deuda a 20 años con sustentabilidad en los vencimientos”. Con esto le quieren hacer pagar al pueblo trabajador por décadas una deuda que no contrajo, algo que el Frente de Izquierda Unidad siempre se opuso. Como dijimos en la campaña electoral, hay que hacer lo opuesto, desconocer el pacto con el FMI y que Argentina deje de pagar esa deuda usurera e ilegítima para que la plata vaya a salario y trabajo, no a los usureros internacionales.

La ley toca aspectos muy sentidos (jubilaciones, emergencia en salud, impuestos, etcétera), pero en muchos casos son medias tintas que no resuelven ningún problema de fondo. Los bonos de $5.000 para los jubilados que cobran la mínima para diciembre y enero y el cambio en la fórmula para indexar sus ingresos (para no dar el aumento por inflación del año pasado que llegó al 55%) implica que no se les está dando a los jubilados un aumento sustancial hasta cubrir por lo menos la pérdida del 20% que se produjo en la era Macri y recuperar lo perdido ante la inflación. Tampoco se reestablece el 82% móvil.
En relación a los salarios se habla de que se podría otorgar una suma fija de entre 6.000 y 8.000 pesos a cuenta de futuros aumentos y con paritarias que se suspenderían por 6 meses (como anunció la CGT), lo cual está lejos de recuperar lo perdido.

Sobre las tarifas de los servicios públicos la ley dispondría congelarlas hasta junio, pero no retrotrae los tarifazos siderales que impuso Macri de la mano de las patronales del sector, generándoles siderales ganancias. Y mantiene el robo de las privatizaciones, es decir, el saqueo privado de nuestros servicios públicos esenciales por parte de multinacionales saqueadoras. Al contrario, consideramos que lo que hace falta es anular los tarifazos y recuperar las empresas privatizadas para que pasen a manos del Estado, quien brinde un servicio eficiente y accesible para millones bajo control de sus trabajadores y organizaciones de usuarios.
Lo mismo pasa con los medicamentos. Si bien se rebajarían los mismos en un 8% (cuando en muchos casos aumentaron hasta un 5.000 por ciento), lo que hace falta es retrotraerlos al valor de 2015, castigar a los remarcadores (laboratorios y grandes farmacias) y disponer que el Estado empiece a fabricar medicamentos gratuitos para millones.

La emergencia económica dispondría una fuerte suba de impuestos, ¿A quién y a qué sectores? ¿Qué se dice de los tremendos impuestos que paga el pueblo? No solo se van a mantener, sino que se van a eliminar hasta la rebaja del IVA de la canasta familiar y/u otros que el gobierno de Macri estuvo obligado a dar ante la extrema gravedad social y su crisis política. Se habla de una moratoria impositiva para las medianas y pequeñas empresas; "Bienes Personales" (el llamado “impuesto a la riqueza”) volvería a las alícuotas de 2015 (que eran mínimas comparadas con otros países) y las retenciones al campo no significaron un mayor impuesto, sino una actualización, ni se dispone diferenciarlas, según se trate de grandes terratenientes (para que paguen más) y pequeños productores (paguen menos). Lo que hace falta son impuestos progresivos a multinacionales, terratenientes y grandes empresarios que se la llevaron en pala en todos estos años.

A esto hay que agregar que el gobierno implementó un decreto que no prohíbe los despidos y suspensiones sino que fija una doble indemnización, permitiendo que siga la desocupación.

Sobre los “poderes especiales” para uso discrecional del gobierno, si bien dicen que sería para eliminar trabas que permitan implementar “medidas sociales”, sabemos que siempre terminan en contra del pueblo trabajador.

Además de los términos de la presente ley, el gobierno prepara una ley especial para beneficiar a las multinacionales expoliadoras de nuestro petróleo y el gas en Vaca Muerta y la burocracia del Smata acaba de anunciar el impulso de una ley para la industria automotriz que, seguramente, brindará nuevas disposiciones beneficiosas para las multinacionales del sector y más sacrificios para sus trabajadores. Asimismo, el gobierno ya manifestó que la flexibilización laboral va a avanzar por gremio.

Esta ley se enmarca en un plan más global del gobierno, que es impulsar un pacto social de la mano de la UIA, las grandes patronales, la burocracia sindical y la Iglesia, para llamar a los trabajadores a esperar, mientras las ganancias capitalistas siguen su curso.

En definitiva, si se va a pagar la deuda, mantener las privatizaciones, nada se dice de cómo frenar la fuga de capitales y se exime de impuestos a los empresarios, entre otras medidas, mientras se disponen solo paliativos para los que menos tienen, no habrá solución a los males sociales. Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad llama a luchar por una salida de fondo para que la crisis la paguen los capitalistas, no los trabajadores.

Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad, 17/12/2019.



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Alberto Fernández y Cristina Kirchner prometen que si son gobierno vamos a salir de la crisis. Pero no dicen cómo. En los spot de campaña hablan de “esperanza”, que las cosas “van a mejorar” y que “otra vez nos vamos a levantar de las cenizas”. Se postulan como salvadores. Pero lo único concreto es que van a respetar el acuerdo con el FMI y pagar la deuda. De esa forma no habrá solución a las urgentes necesidades populares.

Escribe Juan Carlos Giordano, Candidato a Diputado Nacional Provincia Buenos Aires

La campaña del Frente de Todos apela a un masivo sentimiento entre los trabajadores de terminar cuanto antes con este gobierno del ajuste, los tarifazos y la pulverización de los salarios y jubilaciones. Pero no dice ni una palabra cómo lo hará.

Alberto Fernández argumenta que, como jefe de gabinete de Néstor Kirchner, tiene experiencia y que “con creatividad lo haremos como lo hicimos en 2003”. Una frase hueca que juega con la ilusión de millones.

¿Alberto y Cristina van a dar un aumento generalizado de salarios y jubilaciones hasta cubrir la canasta familiar? No lo han dicho. ¿Van a prohibir los despidos y suspensiones? No lo proponen. ¿Van a retrotraer los tarifazos de Macri? Han dicho que no. ¿Van a recuperar las empresas privatizadas? Tampoco.

Hablan contra Macri pero van a dejar intacto todo su ajuste y las medidas antiobreras y antipopulares que vino aplicando durante todos estos años. Hablan del “caos” de Macri pero van avalar todas sus barbaridades.

La barbaridad mayor es el pacto que acordó Macri con el FMI. ¿Cómo puede ser que Alberto Fernández va a reconocer este acuerdo firmado a espaldas del pueblo trabajador? ¿Por qué Alberto Fernández va a pagar una deuda que el pueblo no contrajo ni se benefició?

Los Fernández mienten cuando dicen que van a pagar la deuda y a su vez Argentina va a crecer, se va a terminar la recesión y va a salir adelante. En ningún país del mundo ocurrió esto. Nadie salió delante de la mano del FMI. Por eso le escapan como a la peste explicar cómo van a hacer para pagar los 150.000 millones de dólares en los próximos años y a la vez garantizar un futuro mejor, como prometen.

Ellos saben que no habrá mejores salarios, ni más trabajo, ni “asadito los domingos” si seguimos con el Fondo Monetario y los pagos de la deuda.

El verso de un FMI bueno

Alberto y Cristina nos quieren vender que hay un “FMI bueno”. Kicillof acaba de negar el carácter imperialista y ajustador de ese organismo: “El Fondo fue creado después de la Segunda Guerra Mundial para evitar las crisis financieras, los ataques especulativos y las guerras comerciales. Surge para garantizar el crecimiento, el desarrollo de los países”. Y explica que el problema no es el Fondo, sino el programa que Macri le habría “vendido” al FMI. (Perfil 21/07, reportaje con Jorge Fontevecchia).

Los Fernández, mientras encubren que van a aplicar un nuevo ajuste si sigue el FMI, le dicen la verdad a los representantes del Fondo y al establishment financiero mundial. Ahí les aseguran que bajo ningún punto de vista van a romper el acuerdo con el FMI y que a lo sumo van a “renegociarlo”. Pero el FMI ya ha señalado cuáles son las condiciones para cualquier postergación de los pagos: más ajuste, reforma jubilatoria y reforma laboral. Por eso los propios economistas que asesoran a Alberto Fernández están diciendo que “hay que modernizar las relaciones laborales” (eufemismo para aceptar la flexibilización laboral”) o que “tenemos que pasar a un sistema jubilatorio sustentable” (lo mismo que está pasando en Brasil).

Los Fernández esconden que si ellos llegan al gobierno, al seguir el FMI y los pagos de deuda, no van a hacer otra cosa que aplicar un nuevo ajuste.

Compañera o compañero lector, se lo decimos con todas las letras. Con el Frente de Todos “no hay esperanza” de que vamos a estar mejor. Seguirán los bajos salarios, la desocupación y la decadencia de la educación y la salud pública. Todo se sacrificará bajo la consigna de que hay que “honrar los pagos al FMI”. ¿Qué utilidad tiene votarlo? Van a usar su voto para ratificar el ajuste de Macri y pagar una deuda usurera, ilegítima y fraudulenta. El Frente de Izquierda-Unidad, en cambio, le dice No al FMI y a los pagos de la deuda, poniendo esos recursos para salario, trabajo, salud, educación y vivienda.

Escribe Juan Carlos Giordano, Candidato a Diputado Nacional Provincia Buenos Aires

El candidato de Cristina dijo que va a subsidiar los medicamentos gratis para los jubilados. Busca desesperadamente el voto de ese sector. ¿Te acordás de la promesa de la “reparación histórica” de Macri? ¿O las fotos de campaña de Carrió con abuelos? Alberto está en lo mismo.

Fue el gobierno anterior el que metió la mano en el Anses para pagar deuda externa con plata de los jubilados. Le preguntamos a Alberto Fernández: ¿Y el 82% móvil? ¿Y el inmediato aumento para cubrir la canasta familiar?

No se deje engañar. El único que dice plata para los jubilados y no para el FMI, es el Frente de Izquierda-Unidad.

Escribe Juan Carlos Giordano, Candidato a Diputado Nacional Provincia Buenos Aires

Sectores kirchneristas están diciendo que el FIT-Unidad “divide el voto contra Macri”. Intentan hacer creer que el voto a Alberto Fernández va a terminar con el desastre macrista. Veamos lo que dicen los propios candidatos del Frente de Todos.

El domingo pasado, Axel Kicillof respondió un extensísimo reportaje en el diario Perfil. Le preguntan sobre la posibilidad de reestatizar Edelap después del apagón de días pasados. Kicillof fue categórico: “No, nunca dije eso. Los medios dicen “la quiere estatizar” como para generar un fantasma. Pero si no lo hice cuando fui ministro de Economía, ¿por qué lo haría ahora?”. Kicillof continúa: “no creo que la mejor forma de propiedad o de gestión de las empresas sea la estatal. No lo creo y no lo hice. En el caso de YPF se hizo lo mínimo, el 51% […] se recuperó Vaca Muerta, no YPF.”

Kicillof avanza más, dejando entrever que en un futuro gobierno peronista kirchnerista se puede privatizar lo ya estatizado. Refiriéndose a Aerolíneas, responde: “La propiedad no necesita ser estatal. Pueden ser mixtas o privadas.”

La semana anterior, en el mismo diario Perfil, fue entrevistado Guillermo Nielsen, economista de Alberto Fernández. Nielsen llegó a elogiar a economistas ultraliberales como Javier Milei, que corre a Macri por derecha reclamando un mega-ajuste, privatizando todo y echando a millones de trabajadores estatales.

Está claro. Si votás a la “unidad” Alberto-Cristina Massa seguirán el saqueo de las privatizadas y los apagones. Si votás por la unidad de la izquierda del FIT-Unidad, votás para terminar con este robo.

Se acercan las PASO y muchos trabajadores y jóvenes tal vez no recuerdan todo lo que pasó en los doce años de gobierno anterior. Comparan el actual desastre de Macri y dicen “no podemos estar peor”. Compartimos el repudio a Macri, pero alertamos que votar a Alberto Fernández y a Cristina no será ninguna solución para el pueblo trabajador. Para aquellos que dicen “los trabajadores estábamos bien con Cristina”, es bueno recordar algunas cosas.

Escribe Juan Carlos Giordano, Candidato a Diputado Nacional por Provincia de Buenos Aires

“Con cualquiera que gane vamos a estar mejor”, “por lo menos antes teníamos algo para comer”, “robaban pero algo hacían”, son algunos de los argumentos que esgrimen miles ante el brutal ajuste de Macri y el FMI. Tienen la ilusión de que con Alberto y Cristina algo va a mejorar.

Desde hace tiempo venimos señalando que si se reconoce el pacto con el FMI y van a pagar la deuda, como dice la fórmula kirchnerista, no habrá margen para “estar bien”. Aunque cruda, esta es la pura verdad.

No hay país en el mundo que de la mano del FMI y pagando una deuda que el pueblo no eligió, los trabajadores hayan mejorado su nivel de vida. A este argumento, le agregamos que no es salida volver a votar por quienes nos gobernaron durante doce años para los de arriba, donde el pueblo trabajador no la pasó bien.

Un gobierno de doble discurso

Néstor y Cristina Kirchner intentaron hacer creer que con ellos Argentina tenía el mejor gobierno de los últimos 200 años. Dijeron que en Argentina se redistribuía la riqueza, se combatía a las corporaciones y nos estábamos liberando del imperialismo y los organismos financieros de crédito. Pero ese mismo gobierno terminó repudiado por un sector de las masas. Millones de trabajadores y sectores populares le dieron la espalda y votaron a Macri, hubo huelgas generales, paros docentes y el #NiUnaMenos del movimiento de mujeres. ¿A qué se debió?

El kirchnerismo, lejos de lo que predicaba, aplicó un “modelo” económico al servicio de las multinacionales, bancos y usureros internacionales. En el medio dio algunas concesiones (asignación por hijo, jubilación para las amas de casa), aconsejadas por el Banco Mundial para evitar estallidos sociales y ganar apoyo para un gobierno que solo había ganado con el 20% de los votos.

Cristina, a pesar de que hubo crecimiento económico, dejó un país con un 33% de trabajadores tercerizados y casi un 40% en negro, dándose la escandalosa situación que el Estado fuera uno de los principales precarizadores. Y la pobreza llegó al 30% después de doce años de gobierno (Aníbal Fernández decía que teníamos menos pobres que Alemania). Un millón de trabajadores siguieron pagando el impuesto a las ganancias y solo con el fruto de grandes luchas, en algunos gremios, los salarios alcanzaron a la inflación.

¿Dónde fue la plata que generaron millones de trabajadores? A subsidiar millonariamente a las privatizadas y empresarios mafiosos. El caso extremo fue la patronal Cirigliano-TBA, que por no invertir un peso en el ferrocarril llevó a la masacre de Once.

También la plata fue para pagar la deuda externa (200.000 millones de dólares), bajo la excusa de que nos estábamos desendeudando. El Fondo de Garantía de Sustentabilidad de los jubilados se utilizó para pagar vencimientos de deuda, por eso Cristina vetó el 82% móvil con la excusa de que “no había fondos suficientes”.

Ganadores y perdedores

Los grandes ganadores bajo el gobierno anterior fueron los empresarios amigos del gobierno (Lázaro Báez y compañía), los bancos y las multinacionales (Barrick Gold, Odebrecht, Repsol, Benetton y Chevron, con un pacto secreto incluido).
Por eso hubo huelgas generales durante el kirchnerismo y grandes paros docentes (entre otros).

Hoy saltó que con Vidal hay escuelas sin gas. ¿Y con Scioli? Los maestros no cobraban los sueldos, había 163 villas y 463 asentamientos precarios en la provincia de Buenos Aires, y 700.000 adolescentes no estudiaban ni trabajaban. Por eso no es cierto que bajo los gobiernos kirchneristas “no hubo ajuste”.

Además, la corrupción capitalista fue una constante en el gobierno kirchnerista. Esto mismo pasó con Lula en Brasil, el chavismo en Venezuela y otros gobiernos del doble discurso. El caso de corrupción explícita de José López no fue ninguna “manzana podrida”. Era el número dos de De Vido (ambos presos), quienes adjudicaban obras millonarias a cambio de coimas en beneficio de “empresarios nacionales” como Lázaro Báez, constructoras como Oderbretch -cuyos directivos están presos-, Cristóbal López, etcétera.

Con el peronismo seguirá el FMI

Con Alberto Fernández van a volver al gobierno los Aníbal Fernández, Sergio Massa, Scioli, los Guillermo Moreno, DElía, con el apoyo de burócratas como Daer de la CGT, o los Moyano. ¿Cuál es la utilidad de darles el voto? Lo mismo les decimos al movimiento de mujeres, ¿qué utilidad tiene votar a los Fernández si están negando el aborto legal?

Desde hace décadas el PJ no es ninguna herramienta de transformación para los desposeídos. El peronismo no es ningún “salvador”. En los ‘90 Menem privatizó todo y la deuda creció el doble. Y durante los doce años kirchneristas, después de la crisis de 2001, lo único que hizo fue recomponer las ganancias capitalistas y terminó entregándole el poder a Macri.

Con la lógica de Cristina (“nosotros practicamos el verdadero capitalismo, el que consume”) y la premisa de que “si a los empresarios les va bien también les va a ir bien a los trabajadores”, no tocó ninguno de los males estructurales. Mantuvo las privatizadas, pagó puntualmente la deuda, dejó intacta la ley de inversiones extranjeras de la dictadura, la tierra siguió en manos de Benetton (con casi un millón de hectáreas y los pooles de siembra), de las diez primeras empresas de mejor rentabilidad, cinco fueron bancos, las multinacionales petroleras y gasíferas se siguieron llevando los recursos naturales. Es decir, Argentina sigue siendo una semi colonia dominada por el imperialismo y las multinacionales.

Esta es la razón profunda de por qué en los doce años de gobierno kirchnerista ganaron los de arriba. Y por que, si gana Alberto Fernández, no habrá “heladera llena”, como se cree. Su prioridad es pagar la deuda que deja Macri. De esa manera, no habrá salario, trabajo, salud ni educación. Por todo esto decimos que el voto útil es al Frente de Izquierda-Unidad.


Cristina y las mineras

En el año 2006 la participación de filiales de transnacionales en el total de la producción minera era del 100%, estando Argentina en una situación similar a países como Gabón, Ghana, Guinea, Malí y algún país asiático periférico. En Brasil, la participación extranjera en la gran minería es poco más del 10%.

Recordemos también que Cristina vetó la ley de glaciares a pedido de la Barrick y que el pacto que celebró Menem y Monsanto, se mantuvo en los años K.


Nielsen, Vaca Muerta y la flexibilización

“Los de facilidades extendidas vienen acompañados de una cantidad de requisitos sobre reformas estructurales. Vos hablabas de la reforma previsional en Brasil, el Fondo también la pedirá para Argentina. Y seguramente haya una reforma laboral. Todos sabemos que hay leyes obsoletas. El mundo no funciona más así” (Guillermo Nielsen, quien está en la lista de posibles ministros de Economía de Fernández, en una entrevista en Perfil, 14/07).

Sobre Vaca Muerta, Nielsen agregó: “Cristina, con el acuerdo con Chevron, abrió la puerta política a lo que está sucediendo en Vaca Muerta. Hoy, el pozo más productivo de YPF viene de estos acuerdos con Chevron” (Idem). Recordemos que el pacto secreto YPF-Chevron contiene cláusulas secretas de saqueo, y la ley fue votada por el kirchnerismo y el MPN en Neuquén, con una fuerte represión.


El verso de la “redistribución de la riqueza”

La mejor distribución de la riqueza en la Argentina se alcanzó durante el primer gobierno peronista. Fue del 56% en 1950, el 46% en 1973 y del 31% en el 2003. En 2011 la participación de los trabajadores en el reparto de la torta fue del 37,6% (contradiciendo el casi 50% proclamado por Cristina), un nivel similar al del año 1998 (36,7%) y muy por detrás del 48,5% de 1974 o del 42,8% de 1993.

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