Denunciamos la responsabilidad por todo lo actuado de la cúpula mentirosa y corrupta de la Armada (propia de lo que nos tienen acostumbrados los militares), del ministro Aguad y del presidente Macri. El manejo de la cúpula de la Armada, que había sido nombrada directamente por el presidente al asumir, fue bochornoso. Durante las primeras 48 horas ocultó información. A pesar de que sabían desde el comienzo que hubo una explosión, no lo hicieron público hasta el miércoles siguiente, en una terrible manipulación hacia los familiares y la opinión pública.
Hubo una manifiesta irresponsabilidad, desprecio por la vida humana y burocratismo. Lo que debía ser una operación de rutina -como era el traslado de un submarino de Ushuaia al puerto de Mar del Plata- terminó en un desastre. El ARA San Juan fue lanzado sin las más mínimas condiciones de seguridad o mantenimiento. El entrenamiento de la tripulación estaba por debajo de los estándares internacionales. Trascendió que de los 190 días de práctica submarina obligatoria, en 2014 solo se habían cumplido 19 (Clarín, 24/11).
No se trató de un mero “accidente” ni de un caso aislado. Es una tragedia evitable. En 2012 tres buques argentinos habían experimentado problemas debido a falta de mantenimiento. En 2014 se había producido el encallamiento del submarino Santa Cruz (gemelo del San Juan) descubriéndose que el mantenimiento del casco era pobre. En 2007 se incendió el rompehielos Almirante Irizar (única nave argentina para navegar en hielos antárticos) y se tardó 10 años en repararlo.
Se ha puesto como excusa que el problema sería “la falta de presupuesto”. Es falso. El presupuesto militar ha aumentado a partir de 2002 y tuvo un incremento sustancial durante las gestiones de Cristina Kirchner y ahora con Mauricio Macri. Lo que sucede es que ese dinero fue utilizado para pagar sueldos de cargos jerárquicos y para la represión interna, no para la defensa nacional. Hubo un enorme crecimiento de oficiales de alta graduación en las Fuerzas Armadas, superior al que tenían en 1983. La Fuerza Aérea pasó de 211 comodoros (para una tropa de 21.903 en 1983), a 525 comodoros en 2014 (para 12.907 subordinados) (Idem, Clarín). Hay presupuesto pero fue y es utilizado para la represión de las luchas populares mediante el espionaje interno, con el Proyecto X, la “especialidad” del entonces jefe del Ejército General Milani y a comprar material para reprimir protestas populares, pertrechando a la Gendarmería Nacional para ello y a las policías provinciales. Esto sucedió tanto en la última etapa kirchnerista como en lo que va de la gestión macrista.
Gastando más de cinco mil millones de dólares en Defensa, Argentina tiene una capacidad operativa nula para tareas básicas de defensa de la soberanía nacional, con material aéreo inservible y barcos sin mantenimiento. Perú, con un presupuesto menor, tiene tres escuadrones de cazabombarderos de cuarta generación y una flota de un crucero, 6 submarinos y 7 fragatas. ¡Plata hay, pero se la llevan las cúpulas corruptas y privilegiadas militares y se usa para incrementar el aparato represivo, no para garantizar el correcto mantenimiento de los equipos de defensa y la vida de los que trabajan con ellos!
Esto lleva a ahondar en una cuestión más de fondo. ¿Por qué ocurre todo esto? El trasfondo es que la política de defensa que vienen aplicando los distintos gobiernos patronales argentinos coincide con su alineamiento al imperialismo yanqui, que plantea a los países bajo su órbita gastar para reprimir huelgas y protestas sociales y no en avanzar en cualquier desarrollo armamentístico o industrial independiente, que haga a la soberanía nacional, tarea que los yanquis (y la Unión Europea) tienen reservadas para negocios capitalistas de sus multinacionales. Por eso en Argentina hay un desguace y achicamiento de los astilleros (Tandanor, Río Santiago), de la Fábrica Militar de Aviones (Fadea), como ya había sucedido en décadas anteriores con otras industrias estratégicas como Altos Hornos Zapla, Somisa (privatizada y entregada a Techint) o Fabricaciones Militares. Gran Bretaña continua incrementando la presencia militar en Malvinas y ampliado a lo largo del tiempo la llamada “zona de exclusión” que utiliza no solamente con fines militares, sino también de saqueo económico de nuestro petróleo, centenares de buques extranjeros se dedican a la pesca clandestina en el Mar Argentino y los grandes carteles del narcotráfico traspasan como quieren nuestras fronteras con la complicidad de este gobierno (y los anteriores) y de las denominadas “fuerzas de seguridad”. Por eso Argentina se quedó sin aviones supersónicos para el control del espacio aéreo al salir de circulación los últimos Mirage y no tiene sistema de radares.
El gobierno dice ahora que hay que “reforzar estas Fuerzas Armadas” para la defensa nacional. ¡Macri habla de “defensa nacional” mientras paga puntualmente la deuda externa ilegítima y fraudulenta, entrega el petróleo a Chevron, el oro y los glaciares a la Barrick, y se apresta a votar leyes antiobreras y pro patronales al servicio de las multinacionales, bancos y grandes empresarios!
Exigimos que se sepa toda la verdad. Que se constituya una comisión investigadora independiente conformada por familiares de las víctimas, profesionales y peritos comprometidos en la defensa nacional. Macri dijo que no es hora de hablar “de culpables” ¡Que se castigue ya a todos los culpables de esta tragedia evitable! Empezando por la cúpulas corruptas y mafiosas de la Armada y todos los políticos patronales, como el ministro Aguad y el propio presidente Macri, y los gobiernos anteriores. ¡Justicia para los 44 tripulantes del ARA San Juan!