May 09, 2024 Last Updated 10:30 PM, May 8, 2024

Milei contra la escuela pública / Defendamos el derecho a una educación pública, gratuita y de calidad

Publicado en El Socialista N° 567
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Escribe Guillermo Sánchez Porta

La educación pública fue uno de los grandes orgullos del país, de donde salieron mentes brillantes que hicieron honor a la ciencia, a la educación, el arte, premios Nobel. Pero hace décadas que los distintos gobiernos patronales la atacan y desfinancian. Ahora Milei, directamente quiere acabar con ella. ¿Cuál es la salida a la crisis educativa?
 
En 1884, impulsada por Sarmiento, se aprobó la Ley 1.420 que estableció la educación primaria obligatoria, pública y gratuita. Pondría las escuelas al alcance de todas y todos los niños del país para tener acceso a conocimientos estipulados por la Ley. Era un momento de crecimiento capitalista y la burguesía impulsaba la formación de todos los sectores sociales, al servicio de alfabetizarlos y formarlos para serles útil en el trabajo.

El país se llenó de escuelas públicas, garantizando este derecho social a la educación durante décadas. Esto generó la “movilidad social”, bien desarrollada en el libro “M´hijo el dotor” del uruguayo Florencio Sánchez: quienes estudiaban lograban mejorar socialmente. Y mostraba la importancia que las familias trabajadoras daban a la educación. Los grandes logros y avances educativos, tecnológicos, científicos, culturales, artísticos, literarios, que generó la escuela pública fue un orgullo nacional, que perdura, lo mismo el prestigio de la UBA y otras universidades públicas del país.

En nuestro país está muy arraigado el derecho a la educación pública. Los cambios fueron graduales, pero profundos. Se permitió el ingreso a la educación confesional, privada. Se la comenzó a subsidiar, quitando fondos a las estatales. Se traspasaron las escuelas a las provincias para reducir gastos. Se atacaron derechos laborales y cada provincia comenzó a pagar salarios diferenciados. Cualquiera podía poner un jardín, escuela o universidad privada y manejar sus propios contenidos educativos y títulos. Se privatizaron “servicios” educativos. Todo lo que pueda dar ganancias, se hace. Con esa política el peronismo, Juntos por el Cambio y los gobernadores de distinto signo político, están liquidando la escuela pública.

Los gobiernos, responsables de esta situación, culpan a la docencia. Pero si no fuera por las y los docentes y sus luchas permanentes, las escuelas se caerían a pedazos. Aunque muchas familias deciden llevar sus hijos a escuelas privadas, logrando los gobiernos su objetivo: liquidar el derecho social a la educación gratuita y pagar para estudiar en colegios privados.

Frente a esta crisis, aparece el ultraderechista de Milei proponiendo una “solución” que, de novedosa no tienen nada: entregar “vouchers” (bonos) a las familias para que, supuestamente, ellas decidan llevar a sus hijas e hijos a pagar la escuela que más les guste. Son propuestas que vienen desde 1955 (Milton Friedman) y fracasaron en cada lugar donde se las implementó (Estados Unidos, Canadá o Chile). Según el proyecto, los vouchers se podrían usar para pagar escuelas “estatales” que van a terminar siendo gestionadas por “gerenciadores” que reemplazarían a las directivas escolares. O para pagar privadas y si el valor de un vouchers no alcanza, deberán agregar dinero de la familia, que acabará endeudándose con bancos que cobran de por vida los préstamos para estudiar. Préstamos que, a nivel universitario, son enormes y endeudan al estudiante durante años de profesional, si se recibe.

Estas escuelas “vouchers” deben competir entre ellas para ver quién atrae a más estudiantes y las que bajan su matrícula, deben cerrar, dejando docentes y niños en la calle. Nada tiene que ver esta política con el derecho social a una educación pública, gratuita, laica y de calidad académica. Y en ningún país dio resultados, como no podía ser de otra manera. Más allá de los discursos tramposos, la única salida para retomar y sostener el derecho social a la educación pública y gratuita, es invertir el dinero necesario para tener nuevas aulas y escuelas, arreglar las que existen, para terminar con la sobrepoblación. Nombrar la docencia, gabinetes, auxiliares, necesarios, invertir en tecnología. Acabar con la sobrecarga y precarización laboral, tener docentes bien pagos y con cursos de formación gratuitos en contra turno. O sea, invertir en educación pública, y para eso quitar los subsidios al negocio de las escuelas privadas y suspender los pagos al FMI. Ese es el único camino.

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