May 07, 2024 Last Updated 11:20 PM, May 6, 2024

Escribe Miguel Ángel Hernández, dirigente del PSL-Venezuela y la UIT-CI

22/3/2024. El pasado domingo 17 de marzo estallaron protestas en Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país, las cuales se reprodujeron en otras localidades como Granma y Bayamo.

Miles de cubanos salieron a las calles en las protestas más importantes desde las que se produjeron el 11 de julio de 2021; después que se comenzara a aplicar un plan de ajuste que el gobierno de partido único de Cuba llamara “Tarea de Ordenamiento”. Durante los años 2022 y 2023 también se dieron protestas en algunas zonas del país, pero sin el alcance que tuvieron las que se registraron hace una semana.

Al grito de “corriente y comida”, cientos de mujeres con sus niños se volcaron a las calles de Santiago, ante el hartazgo por la falta de comida en las bodegas, y largos períodos sin luz eléctrica. Progresivamente se fueron sumando muchos jóvenes y otras personas de las comunidades, mientras las protestas se extendían a otras zonas del país.

En las últimas semanas se agravó la crisis eléctrica que ya es un problema endémico en Cuba, y a esto se sumó una gran escasez de alimentos, medicinas y otros bienes básicos. En el caso de la electricidad, la situación se profundizó debido a la falta de combustible para abastecer las termoeléctricas, produciéndose apagones de hasta 8 y 10 horas en casi toda la isla. A todo esto se suma una inflación desbordada que ha destruido el poder adquisitivo del pueblo cubano.

El sistema eléctrico de Cuba está colapsado desde hace años. De las 8 plantas termoeléctricas terrestres, 7 tienen más de 40 años, encontrándose severamente deterioradas, no solo como consecuencia del bloqueo imperialista, fundamentalmente por la falta de inversión y mantenimiento, ya que el régimen cubano ha privilegiado la construcción de lujosos hoteles y la inversión en turismo al servicio de los negocios con las multinacionales, en detrimento de los servicios públicos y los salarios de las trabajadoras y trabajadores.

Ante las protestas, el gobierno tomó policialmente la ciudad de La Habana como medida preventiva ante la posibilidad que la protesta se extendiera a la capital. Asimismo, cortó la conectividad de internet, lo cual no evitó que se difundieran imágenes y vídeos de las protestas.

Las verdaderas causas de la crisis social

El presidente Miguel Díaz Canel a través de la red social X (antes twitter), achacó a “terroristas” radicados en Miami la responsabilidad de las protestas. Y afirmó, restándole significación a las mismas que: “Varias personas han expresado su inconformidad con la situación del servicio eléctrico y la distribución de alimentos. Este contexto se intenta aprovechar por los enemigos de la Revolución, con fines desestabilizadores”.

Esto es completamente falso y alejado de la realidad. Lo cierto es que las protestas son expresión genuina del hartazgo del pueblo cubano ante el hambre, los altos precios de los bienes de primera necesidad, las tremendas carencias y la represión del gobierno de partido único.

El régimen cubano también suele achacar los males sociales y económicos que aquejan al pueblo al bloqueo impuesto por el imperialismo norteamericano desde la década del 60. Ese bloqueo criminal ha tenido consecuencias severas en la economía del país, pero no es la causa única de los problemas que afronta Cuba.

La causa fundamental del malestar social y de las protestas que se produjeron tienen que ver con que desde hace más de 30 años el régimen cubano avanzó en la apertura de la economía a la inversión extranjera privada, especialmente a grandes transnacionales en el turismo y otros sectores, restaurándose de esta forma la explotación capitalista en Cuba.

Esto lo oculta el régimen del Partido Comunista cubano; pero también la prensa mundial patronal para de esa forma decir que a esta situación “es a lo que lleva el socialismo”. Así lo repiten hasta el cansancio Trump, Milei, Bolsonaro y cía.

Muchas luchadoras o luchadores todavía pueden creer que Cuba es un país socialista, pero ya no es así. En Cuba no hay ningún socialismo. Se trata de un régimen de partido único represivo que al estilo de China, gobierna para los nuevos ricos y sus alianzas con las transnacionales.

En Cuba la economía está dominada por las llamadas empresas mixtas, en las cuales el gobierno cubano está asociado a transnacionales y permite que se trabaje con salarios de 20 a 30 dólares.

En la producción del ron existe la Corporación Cuba Ron S.A., formada por empresarios cubanos y la francesa Ricard Pernod (dueña del whisky Chivas Regal). En turismo intervienen las multinacionales españolas Sol-Meliá y Barceló, asociadas con las corporaciones Cubacan y Gaviota, capitales cubanos privados y estatales (en particular de las fuerzas armadas). En níquel y cobalto opera desde 1992 la cubana canadiense Metalúrgica de Moa, con la multinacional Sherrit. En tabaco existe desde 1994 Habanos S.A., asociada a la estatal Cubatabaco y la española Altadis, la cual es propiedad de un grupo inglés, manejando el 80% del mercado mundial de puros. Esta es la realidad capitalista de Cuba.

Todo esto ha traído nefastas consecuencias en el terreno social, profundizándose la pobreza y la desigualdad. Trabajadores con salarios miserables, servicios públicos cada vez más deteriorados, en un contexto general de restricción a las libertades democráticas. Mientras que los militares y altos jerarcas del gobierno y el partido disfrutan de toda clase de privilegios. Altos salarios, viviendas de lujo en barrios exclusivos, acceso a dólares, y a las llamadas tiendas de Mercado de Libre Convertibilidad (MLC), donde adquieren toda clase de productos, muchos de ellos importados, y a los cuales tienen escaso acceso la mayoría de las trabajadoras y trabajadores cubanos. Solo los que reciben remesas de parientes o amigos del exterior.

Un típico ajuste capitalista

En Cuba se anunció para este año un durísimo ajuste, el más severo en décadas, que incluye medidas como un incremento del 25% en la tarifa eléctrica residencial, la triplicación del costo de abastecimiento de agua y un aumento del 25% del precio del cilindro de gas licuado doméstico, y un incremento del 500% del combustible. Se aumentarán las tarifas del transporte público, se eliminarán los subsidios a los alimentos básicos incluidos en la cartilla de abastecimiento; un sistema de distribución de alimentos que existe en Cuba desde la década del 60, cada vez más exiguo. Por ejemplo, en 2003, le daban a la ciudadanía cada mes 207 gramos de café, y el año pasado fueron solo 20 gramos. Mientras el azúcar refinado pasó de 1,6 kilos en 2003 a menos de un kilo en 2023.

Por otra parte, se producirá una nueva devaluación del peso respecto al dólar; además se congelará el ingreso de trabajadoras y trabajadores a la planta del Estado, y se aumentará el impuesto a la compra-venta de bienes, una especie de IVA, que afecta a los que menos tienen pegando directamente en el precio de los productos de consumo popular.

Esto no es más que un típico ajuste capitalista, similar a los aplicados en otros países de América Latina. Cuyas consecuencias son un deterioro profundo del nivel de vida del pueblo cubano, con el trasfondo de un régimen represivo y autoritario, sin derecho a la protesta, a la huelga, ni a la organización autónoma del pueblo y los trabajadores.

El pueblo cubano de nuevo salió a la calle porque no aguanta más la miseria, no soporta más el alto costo de los alimentos, la escasez de medicamentos, los apagones, y las restricciones impuestas por el régimen de partido único a su legítimo derecho a protestar.

Lo ocurrido en Cuba se asemeja a las movilizaciones que se dan en otros países latinoamericanos contra los planes de ajuste al pueblo trabajador.

Como socialistas revolucionarios, que siempre hemos estado en la primera fila contra el bloqueo yanqui y contra cualquier tipo de agresión a Cuba, hacemos un llamado a la solidaridad con los trabajadores, la juventud y todo el pueblo cubano.

Defendemos su derecho a organizarse, tener libertad para hacer huelgas y manifestarse. En el camino de terminar con el régimen de partido único y lograr un verdadero socialismo, con democracia para las y los trabajadores, la juventud y el pueblo cubano.

Desde la UIT-CI damos todo nuestro respaldo a las protestas que siguen desarrollándose en Cuba. Planteamos que al calor de las protestas los jóvenes, los trabajadores, las mujeres, se organicen para seguir enfrentando el ajuste y se vaya conformando una alternativa de izquierda revolucionaria que enfrente al gobierno y se distinga de los sectores de derecha y proimperialistas.


Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI

La violencia entre las bandas de pandillas armadas y la policía en Haití se ha agravado en las últimas semanas. Renunció su primer ministro, el dictador Ariel Henry, y Estados Unidos intentó enviar tropas de ocupación de países subordinados. Las principales pandillas del país controlan más del 80% de la capital.

Reproducimos extracto de la declaración del 6 de marzo de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI) llamando a la solidaridad con la lucha del pueblo trabajador haitiano.

El ex primer ministro, Ariel Henry, estaba en el poder desde 2021, cuando fue asesinado el presidente Jovenel Moïse. Y fue designado por el “Core Group”, integrado por los embajadores de los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Francia, Brasil, Estado Español y Alemania, y representantes de la Unión Europea, la ONU y la OEA. Bajo su mandato ha continuado acelerado el deterioro del país que caracterizó a los gobiernos derechistas de Martelly y Moïse, del Partido Haitiano Tét Kale (PHTK), también apuntalados por el imperialismo estadounidense y europeo.

Entre el 2004 y el 2017 Haití estuvo nuevamente ocupado por tropas extranjeras, muchas de supuestos gobiernos progresistas, pero al servicio del imperialismo: tropas brasileñas enviadas por Lula da Silva, tropas de Argentina, Ecuador, Bolivia, Uruguay y Chile. Estas tropas cometieron graves crímenes contra el pueblo haitiano, generaron una epidemia de cólera que mató a miles de personas y fueron corresponsables en la generación de las condiciones en las cuales han prosperado las mafias criminales, sosteniendo al régimen surgido del golpe de Estado de 2004 y sus antipopulares gobiernos al servicio de la burguesía haitiana.

Como las pandillas centroamericanas o los cárteles del narcotráfico de México, las pandillas haitianas se abastecen con armamento proveniente de Estado Unidos y se financian mediante el narcotráfico y la extorsión, llegando a acuerdos con políticos y empresarios. Como consecuencia de los enfrentamientos entre bandas y sus acciones contra la población, en el 2023 murieron alrededor de cuatro mil personas y tres mil fueron secuestradas, mientras que más de 300 mil resultaron desplazadas forzosamente. La producción agrícola ha sido perjudicada por los ataques de las bandas al campesinado.

Ahora se planifica otra invasión con gobiernos sobornados por el imperialismo. Con fuerzas armadas africanas de Kenia, Senegal, Benin, Chad, Burundí, y latinoamericanas de Jamaica, Bahamas y Bélice. El imperialismo pretende así perpetuar el sometimiento del pueblo haitiano a gobiernos ilegítimos, corruptos y serviles ante los intereses de Estados Unidos y las potencias europeas.

La cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que reunió en marzo a los gobiernos de América Latina y el Caribe, también emitió una declaración apoyando la ocupación militar de Haití.

Pese a las terribles dificultades, hubo importantes movilizaciones del pueblo haitiano contra el gobierno opresor, recientemente en defensa del canal de riego en Ouanaminthe, muestra que persiste un gran potencial en el movimiento de masas. También ha habido intentos de autoorganización comunitaria para enfrentar y expulsar a las pandillas de los barrios populares. El desafío es, en medio de las enormes dificultades que presenta la situación, dar pasos hacia la unidad de quienes desde la izquierda apuestan por un gobierno de la clase trabajadora y las comunidades populares y campesinas, así como la juventud, para visibilizar una alternativa política a las organizaciones de la burguesía y las mafias, tanto en el terreno de la movilización como en el de un eventual proceso electoral.

Desde UIT-CI llamamos a movilizarnos en Latinoamérica y el Caribe, en solidaridad con el pueblo haitiano. En los países caribeños y africanos cuyos gobiernos están preparando el envío de tropas, oponernos a estos planes al servicio del imperialismo estadounidense y europeo. En los países cuyos gobiernos integran el Core Group, exigir la disolución de ese instrumento de sometimiento político que viola el derecho del pueblo haitiano a la autodeterminación. Apoyamos la lucha contra las bandas criminales que pretenden aterrorizar a las comunidades urbanas y rurales. Ni tropas de ocupación ni pandillas. Que se anule toda la deuda externa y que Estados Unidos y Francia paguen reparaciones por sus crímenes históricos contra Haití. Por la unidad del pueblo trabajador haitiano para que tome su destino en sus propias manos y pueda superar la actual crisis.


Primer país libertador de esclavos afros, hoy esclavizado

a de las principales fuentes de riqueza de Francia en el siglo XVIII. Haití inició su gran rebelión de esclavos africanos en 1791, logró su independencia después de larga lucha en 1804 como república formada por los antiguos esclavos y luchó por la libertad de los esclavos afros en toda América. Eso llevó a decenas de intervenciones armadas imperialistas: Francia, España y Gran Bretaña. ¡Francia lo obligó a indemnizar a los ex dueños de esclavos por haberse liberado! Después Estados Unidos lo ocupó militarmente desde 1915 hasta 1934 y prosiguió con otras intervenciones militares directas y también a través de ejércitos de otros países, de dictaduras o mafias agentes del imperialismo. No se restableció formalmente la esclavitud, pero los haitianos fueron condenados a la miseria total, hambre y trabajos con salarios míseros. Es el país más pobre de América, con una minoría oligárquica y un 80% de pobres. Hoy asalariados haitianos que ganan 120 dólares al mes, producen ropa para exportar a Estados Unidos con empresarios yanquis.

Miguel Lamas

Escribe Laura Marrone

Este 12 de marzo se hizo efectiva la libertad de Cristian Díaz, preso por orden de la Embajada de Israel en Buenos Aires. Una delegación del Comité de Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino, del cual Izquierda Socialista es parte, nos hicimos presentes en la cárcel de Marcos Paz para acompañarlo hasta su casa y expresarle nuestra alegría por su libertad luego de ocho meses de encarcelamiento. Durante el trayecto nos relató infinidad de anécdotas de su paso por ese penal de máxima seguridad donde compartió la vida con presos acusados de crímenes de todo color. “Todas historias de vida originadas en las mismas causas: pobreza, marginalidad, abandono” nos decía, no sin un dejo de dolor por quienes perdieron su juventud sin oportunidad de una vida digna.

Cristian continúa bajo proceso acusado de odio racial por una publicación en Facebook que realizó en 2022 repudiando el bombardeo de campos de refugiados en Gaza por parte de las fuerzas armadas de Israel. Una acusación insólita que evidencia el grado de dependencia del poder judicial y policial de nuestro país respecto del estado sionista de Israel. Al mismo tiempo que lograba su excarcelación, fue ordenada la prisión domiciliaria de Nicolás Escudero, joven detenido desde hacía varios meses por un hecho similar en el penal de Mendoza.

Sin duda, los servicios de inteligencia de la Mossad que actúan en nuestro país conocían las actividades de ambos, “un cuatro de copas al que el sionismo agrandó” según las palabras del propio Cristian. Las dos detenciones tuvieron como propósito amedrentar a quienes activan en solidaridad con el pueblo palestino en nuestro país. Pero no lo lograron. A medida que la solidaridad internacional con el pueblo palestino se extiende por todos los confines del planeta, es cada vez más condenado el accionar criminal del estado genocida de Israel y cada vez más difícil justificar injusticias como las que vivió Cristian.

Por su absolución definitiva, el alto el fuego y la condena de Israel por este genocidio, seguiremos luchando.

 


Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI

La gran actriz y productora norteamericana de teatro, cine y televisión, es una de las personalidades públicas que se solidarizó con Palestina. Su clara posición ya le costó anulación de contratos, pero sigue adelante. En un acto realizado en Manhattan, Nueva York, realizado bajo la lluvia, conmovió a los participantes con su discurso.

“Gracias y bienvenidos todos los empapados […] Nuestro enemigo es el odio, el racismo, la colonización, la codicia, el silencio de quienes miran para otro lado cuando ven niños aplastados, bebes hambrientos, madres llorando, padres escarbando entre los escombros tratando de encontrar a sus familias. ¡Esto es inaceptable! [...]

“Alterar la narrativa de los poderosos, luchar por la justicia, puede ser un trabajo solitario, puede ser agotador, puede hacerte perder amigos o familia, Pero nada con respecto a lo que está sucediendo en Gaza, en Rafah. Para el pueblo palestino que lleva pasando por esto durante 75 años.”

“Quiero que miréis ahora al mar de paraguas y gente aquí, porque nosotros somos tu familia. No estás solo. Hay cientos de miles en Estados Unidos, millones de personas en todo el mundo, que defienden a Palestina, a la justicia, al alto el fuego, que seguirán apareciendo, que seguirán organizándose […] Y debemos abrazarnos, agradecernos unos a otros y alentar a otras personas a ser valientes […] Nadie es libre, hasta que todos seamos libres. Palestina libre”.

 


Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

El experimento libertario en un pequeño pueblo del noreste de Estados Unidos, de 1.000 habitantes, terminó en un fiasco. Un grupo de libertarios se instaló allí y puso en marcha sus ideas, reduciendo las regulaciones e impuestos con el propósito de probar que la intervención gubernamental es opresiva. Sin embargo, a la vuelta de pocos años, la localidad del estado de New Hampshire, fronterizo a Canadá, es conocida por el drástico deterioro de sus servicios públicos, el aumento de la violencia y el ataque de osos.



 ¿Qué pasó?

“En 2004 cientos de personas se trasladaron a Grafton para fundar lo que llamaron el Free Town Project (Proyecto del Pueblo Libre) para demostrar la factibilidad del libertarismo creando una comunidad utópica”, explicó el periodista estadounidense Matthew Hongoltz-Hetling, quien en 2020 escribió el libro A Libertarian Walks into a Bear (“Un libertario se cruza con un oso”). Para los anarcocapitalistas el Estado es el enemigo y hay que liquidarlo, recuerda la nota (BBC News Mundo, 29/8/2023).

Aunque fracasaron en sus intentos de sacar al pueblo del Distrito Escolar o declarar a la localidad como “zona libre de Naciones Unidas”, convencieron a sus vecinos de que recortaran en un 30% el ya pequeño presupuesto municipal. Grafton comenzó a tener muchos problemas.

Para 2011 las calles de Grafton se llenaron de baches, el alumbrado y la recolección de basura casi desaparecieron, la biblioteca pública redujo la atención a tres horas diarias y la vigilancia policial mermó. La reducción del patrullaje, junto a la llegada de más pobladores armados y convencidos de que tenían derecho a hacer lo que quisieran, provocó un alza del 12% en el número de delitos violentos.

La mezcla entre desregulación, recortes impositivos e ideas libertarias resultó un cóctel peligroso. Muchos de los libertarios que vivían en el bosque no seguían las recomendaciones sobre la eliminación de residuos, lo que creó una fuente de alimento fácil para los osos. Los osos comenzaron a recorrer las calles de Grafton y en 2012 atacaron a dos residentes, un hecho no visto en un siglo.

En 2016 el experimento naufragó y muchos de los libertarios se fueron. Hoy el ambiente en el pueblito es más tranquilo. ¡A tener en cuenta! Milei se declara “libertario” y “anarcocapitalista.”


                                              

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