Jun 01, 2024 Last Updated 6:27 PM, May 31, 2024


Escribe Mercedes de Mendieta, diputada nacional electa por Izquierda Socialista/ FIT Unidad

Se cumple un nuevo aniversario del 3J, fecha dónde se inició bajo la consigna #NiUnaMenos una ola de luchas en todo el mundo contra la violencia de género. En el medio de la bronca e indignación por la masacre de Barracas, mujeres y disidencias saldremos nuevamente a las calles contra un gobierno que impulsa un discurso de odio y habilita ataques lesboodiantes, niega la violencia de género y nos somete a mayor precarización, hambre y miseria.

Luego de un 8M unitario y masivo, dónde la #mareaverde volvió a las calles contra el plan motosierra y en defensa de nuestros derechos conquistados, se prepara una nueva pulseada del movimiento feminista contra el gobierno ultraderechista de Milei. Es que la violencia machista no da tregua, llevándose la vida de una víctima cada treinta y siete horas en el país según el observatorio “Ahora que si nos ven”. A nueve años del primer #NiUnaMenos hoy las mujeres y disidencias nos encontramos en extrema precariedad: desde que asumió Milei se desmanteló el Ministerio de Mujeres, género y diversidad y se recortaron, los ya  insuficientes, planes y políticas para víctimas de violencia de género.

En asambleas masivas, el movimiento feminista debate sus principales demandas. El odio es promovido desde todas las instituciones del Estado y el gobierno. Empezando por Milei, pasando por el Secretario de Culto, diputados y diputadas de LLA como Lilia Lemoine y Benegas Lynch o el vocero presidencial Adorni, no dejan pasar oportunidad para atacar el aborto legal, la ESI, el Matrimonio Igualitario, el cupo Laboral Travesti-Trans y plantear una visión negacionista de las consecuencias del sistema heterocispatriarcal. Por eso, este 3J exigimos justicia por Pamela, Roxana y Andrea víctimas del triple lesbicidio en Barracas, que denunciamos como una masacre habilitada por los discursos de odio y por lo que decimos que el gobierno de Milei es responsable.

También decimos que somos mujeres y disidencias las más afectadas por el ajuste de Milei. Somos la mayoría entre la docencia misionera y trabajadores de la salud que pelean contra los salarios de indigencia contra el gobierno del Frente para la Concordia, ligado al peronismo. El ataque a las referentas de los movimientos sociales y los comedores tiene como principal eje a mujeres que llenan la olla para dar de comer ante el hambre en los barrios populares.

Pero además, la asamblea por el 3J llama a movilizarse y rodear el Congreso el día que se quiera tratar la Ley Bases en el Senado, porque sabemos que la reforma laboral nos afectará porque somos las más precarizadas entre los precarizados y porque la eliminación de la moratoria jubilatoria perjudicará a nueve de cada diez mujeres.

Vamos por un #3J unitario, masivo y de lucha

Desde Isadora sabemos que la pelea para derrotar el plan integral de Milei y defender nuestros derechos, tiene que ser con masividad en las calles y que las convocatorias unitarias fortalecen la fuerza del movimiento feminista, como lo demostró el 8M. Por eso, este 3J reivindicamos una nueva acción en unidad de todes aquelles que creemos que hay que luchar contra este gobierno para derrotarlo. Esta unidad, se da en el marco de los debates y diferencias que tenemos dentro del feminismo, en particular con las organizaciones peronistas-kirchneristas y la burocracia sindical de la CGT y las CTA a quiénes les exigimos que llamen a un cese de tareas y movilización el día que se intente votar la Ley Bases en el Senado y un paro de 36 horas  y plan de lucha para derrotar todo el plan de Milei.
Este 3J seamos ese tsunami verde que conquistó  en las calles el aborto legal, que venció el protocolo represivo de Bullrich el 8M, pidamos justicia contra el triple lesbicidio de Barracas y la violencia patriarcal. Vamos por una gran jornada de lucha unitaria en todo el país para frenar los ataques de Milei. Sumate a dar esta pelea con Isadora y Disidencias en lucha e Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad.


Escribe Mercedes de Mendieta, diputada nacional electa Izquierda Socialista/FIT Unidad

El proyecto de Ley Bases que se está discutiendo en el Senado, incluye una reforma jubilatoria que afecta particularmente a las mujeres, mostrando nuevamente por qué el gobierno de Milei representa la reacción patriarcal.

De aprobarse este proyecto, se derogaría la moratoria previsional y se la reemplazaría por una Prestación de Retiro Proporcional (PUAM), destinada a personas que cumplieron 65 años y no completaron los 30 años de aportes necesarios para jubilarse. Pero además se pasaría a cobrar, a partir de esa edad, un haber que equivale al 80% de una jubilación mínima: una prestación de indigencia que ni siquiera permite a las y los beneficiarios acceder a una canasta básica de consumo. En los hechos, este proyecto eleva la edad jubilatoria para la mayoría de las mujeres que solo logran acceder a una jubilación a través de estos regímenes especiales: si la reforma pasa, nueve de cada diez mujeres solo cobrarán la PUAM, y recién a sus 65 años.

 Según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) el 75% de quienes acceden a una jubilación por moratoria somos mujeres. Esto es así debido a que el sistema capitalista patriarcal consolidó históricamente una división sexual del trabajo que feminizó las tareas domésticas no remuneradas (el 75% son realizadas por mujeres versus el 25% por varones) y que produce una inserción de las mujeres en las ramas productivas más precarizadas como el empleo doméstico, arrojando al 39% de las trabajadoras a la informalidad. Esta combinación, hace que muchas mujeres no tengan aportes jubilatorios suficientes y que sólo puedan acceder a una jubilación con regímenes especiales. De aprobarse la Ley Bases de Milei, la mayoría de las adultas mayores llegarán, con suerte, a jubilaciones de indigencia a una edad mayor, obligándolas a trabajar más años y sometiéndolas a condiciones de vida totalmente deshumanizantes.

 Desde Isadora Mujeres en Lucha, rechazamos este proyecto de ley, y llamamos al conjunto de les trabajadores, y en particular a las mujeres, a salir a las calles a defender los derechos conquistados y movilizarnos el día que este proyecto se vote en el Senado para que caiga.

 
 


Escribe Mercedes de Mendieta, docente UBA y diputada nacional electa Izquierda Socialista/FIT Unidad

Nuestro país es reconocido en el mundo por su sistema universitario público, gratuito, de libre acceso y destacado por su calidad educativa. Científicos, médicos, profesores, ingenieros, artistas y tantas otras y otros profesionales se forman en las Universidades Nacionales de todo el país. Un sistema que es el resultado de luchas y resistencias de estudiantes y docentes que durante más de un siglo han peleado en defensa de la educación pública y contra los intentos privatistas de los gobiernos. Hoy estamos ante una parada histórica, que definirá el rumbo del derecho a la educación universitaria frente al gobierno de Milei.    

Si algo distingue a la Argentina es su sistema universitario público compuesto por 57 universidades nacionales gratuitas con más de 2 millones de estudiantes (81% de todo el estudiantado del nivel superior),150.000 docentes y miles de no-docentes. La educación pública es parte de la identidad y la cultura nacional y la producción científica. Algo distintivo, algo de lo que tener “orgullo”.
Las universidades nacionales no son “concesiones” de algún gobierno, sino resultado de un proceso histórico de luchas y resistencias. Hace más de un siglo, estudiantes y docentes defienden la educación pública y luchan por más inclusión. Desde la reforma universitaria de 1918 que permitió la autonomía universitaria, el cogobierno y la libertad de cátedra, el movimiento estudiantil ha conquistado la gratuidad y la democratización, recibiendo a la primera generación de profesionales de las familias trabajadoras. Además, las universidades han sido cuna del pensamiento crítico y de la lucha contra las dictaduras, como lo demuestran hechos como la Noche de los Bastones Largos (1966), el Cordobazo (1969) y la resistencia a la dictadura genocida de Videla.

Después de la caída de la dictadura genocida, estudiantes, docentes y no-docentes han peleado contra los ajustes presupuestarios y los intentos privatistas por parte de todos los gobiernos. Entre las luchas más destacadas encontramos las tomas de facultades y movilizaciones multitudinarias contra la Ley de Educación Superior (LES) menemista impulsada por el Banco Mundial en 1995. Si bien no se logró frenar su aprobación por culpa de la traición de la Franja Morada  (UCR) y del entonces Frepaso, gracias a la lucha a lo largo de los años se ha evitado que los aspectos aún más privatizadores de la ley en regla general no se apliquen, como la habilitación del cobro aranceles para cursar. Antes del estallido social del 2001, el movimiento estudiantil se hizo sentir ante el recorte presupuestario del 5% a las universidades que intentó López Murphy durante el gobierno radical de De La Rúa, que tuvo que renunciar a su cargo como ministro a los quince días.  

Durante los gobiernos peronista-kirchneristas, radicales y de PRO se han mantenido luchas contra el ahogo presupuestario, por condiciones edilicias y por el salario de las y los docentes. En la educación pública se aprende luchando. Resistiendo al ajuste de todos los gobiernos. Los avances privatizadores y la mercantilización, sin embargo, lograron, de a poco, abrirse camino a través de otras vías, como el arancelamiento de los posgrados y la firma de convenios con multinacionales a los que el movimiento estudiantil y docente se vienen oponiendo.

Por una educación gratuita, pública, autónoma, de libre ingreso, laica y de calidad

El sistema universitario se refleja en la producción de la filosofía, del arte, del pensamiento crítico y la pluralidad de voces. Una parte muy importante de la ciencia que se realiza en nuestro país depende de ellas. El importante desarrollo científico del país se refleja en el apoyo a través de más de 1.000 cartas de adhesiones de investigadores extranjeros en defensa a la ciencia, a la universidad argentina y al Conicet, que llegaron desde más de cincuenta naciones entre los que se encontraban las firmas de sesenta y ocho Premios Nobel. Las universidades han contribuido, por ejemplo, a la emergencia sanitaria del Dengue y la pandemia del Covid-19.

Su calidad educativa es indiscutible. De las Universidades Nacionales han salido cinco Premios Nobel. Mientras resistimos al ataque histórico de Milei, días atrás la UBA fue ubicada en el puesto 95 en el ranking QS de 1.500 universidades de todo el mundo. Entre las carreras de las universidades nacionales, se destacan Antropología e Historia de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y la carrera de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Sur, las tres dentro del top 150 mundial.

Las Universidades Nacionales junto a la cultura y la ciencia fueron elegidas como algunos de los blancos centrales por el gobierno de Milei. Tenemos la tarea histórica de frenar este atropello y pelear por más presupuesto para que la clase trabajadora y la juventud pueda acceder a una educación pública, científica, laica y de calidad al servicio de las necesidades populares. Para eso hay que luchar y movilizarse.



Escribe Mercedes de Mendieta, docente UBA y diputada nacional electa Izquierda Socialista/FIT Unidad

El jueves pasado miles de médicos y médicas, enfermeras, residentes, docentes, no-docentes, estudiantes junto a la comunidad educativa realizaron un abrazo simbólico, ante el peligro que hoy sufre esta institución emblemática del sistema de salud pública. El Hospital de clínicas es parte de la red de seis instituciones de la salud que dependen del presupuesto de la UBA y que se encuentran afectadas por el ataque histórico de Milei.

Este hospital público recibe la consulta de 365.000 personas y realiza 9.000 intervenciones quirúrgicas al año. Como consecuencia del congelamiento presupuestario, las autoridades decidieron bajar su funcionamiento al 40% de su capacidad y reducir las cirugías, afectando la atención de miles de personas. La realidad es crítica: con el presupuesto congelado y una inflación interanual del 276%, no hay plata para insumos, ni medicamentos, no hay para pagar la luz en un hospital vertical de dieciocho pisos, mientras se pagan salarios por debajo de la línea de pobreza.    

Con el presupuesto actual sólo podrá operar hasta finales de mayo, lo que podría dejar a miles de pacientes sin acceso al derecho a la salud, siendo que el 50% de sus pacientes son personas sin ninguna cobertura de salud y el 30% son jubiladas y jubilados con PAMI. Corren peligro cientos de puestos de trabajo y la formación de más de 1.500 estudiantes de la Facultad de Medicina que realizan prácticas y residencias para treinta y seis especialidades junto a la investigación médica y científica que allí se realiza.

Si hablamos de salud pública es imposible no referirnos al Hospital de Clínicas. Se trata del mejor hospital público nacional y uno de los más destacados de Latinoamérica, de acuerdo al ranking de Hospitank, gracias a su capacidad de diagnóstico e infraestructura quirúrgica. La historia del Hospital de Clínicas es, de algún modo, la de la medicina argentina. Se inauguró en 1.881 como hospital escuela de la Facultad de Medicina de la UBA. En él estudiaron tres premios Nobel (Bernardo Houssay, Luis Leloir y César Milstein), y pasaron los más destacados médicos, y se realizaron grandes aportes a la medicina como la primera aplicación de insulina en pacientes diabéticos, las primeras operaciones a corazón abierto, la instalación del primer aparato de rayos de la Argentina, entre otros.

La lucha por el presupuesto universitario es hoy también la defensa del funcionamiento del hospital de Clínicas, de cientos de puestos de trabajo, de la formación de nuestros futuros profesionales de la salud, es el mantenimiento de la investigación médica y  el derecho al acceso a la salud de miles de pacientes. La salud pública, no se vende, se defiende.
                                                                                      
 
 



Escribe Mechi de Mendieta, diputada nacional electa por Izquierda Socialista/FIT Unidad
 
El pasado martes 27 de febrero el vocero presidencial, Manuel Adorni,  anunció en su habitual conferencia de prensa que: “se eliminaba el lenguaje inclusivo y todo lo que esté vinculado a la perspectiva de género en documentos que se emanen de la administración pública” y declaró que: “la perspectiva de género se ha usado como negocio de la política”. Lo hizo en vísperas del 8M, jornada Internacional por el Día de las Mujeres Trabajadoras y prácticamente en simultáneo al anuncio del cierre del Inadi. Una provocación que merece todo nuestro repudio.

Organizaciones feministas, personalidades académicas, periodistas y lingüistas rápidamente cuestionaron lo ridículo de la medida, pues no se puede prohibir algo que en principio, es una sugerencia. Pero, más allá de la formalidad, no debemos subestimar la medida. Es un mensaje de odio a las disidencias y a las mujeres pues busca invisibilizar la lucha que venimos dando por la igualdad de derechos.

El ultraderechista de Milei, al igual que Donald Trump o Jair Bolsonaro, representan la reacción patriarcal y tiene especial saña contra las conquistas feministas. Está en contra del derecho al aborto y la educación sexual (ESI) en las escuelas, niega la brecha salarial y ahora prohibe el uso de la “e”, la “x” y el “@”. Como solemos decir, lo que no se nombra no existe y este es un nuevo intento del presidente de hacer desaparecer y borrar de un plumazo, nuestras conquistas.

Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad estamos comprometides en la lucha por defender cada uno de nuestros derechos, en unidad y en las calles. Por eso, este 8 de marzo nos movilizamos en todo el país junto a Isadora, Disidencias en Lucha y cientos de organizaciones contra todos los ataques del plan motosierra de Milei y el FMI. Te invitamos a sumarte a dar esta pelea juntes.  

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