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Debate con el PTS sobre nuestras tareas en la coyuntura actual Destacado

Escribe Nicolás Núñez, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad

De forma confusa, expresando poca claridad del objetivo político, las y los compañeros del PTS intervinieron con dos debates en el Plenario Nacional del Sindicalismo Combativo, Movimiento Piquetero Independiente y las organizaciones de las y los jubilados en lucha. 

Uno de esos debates, a su vez, está reforzado por un artículo del dirigente Freddy Lizarrague (“Iniciativas políticas. Las vías para la construcción de un gran partido de la clase trabajadora”) donde expande como conclusión del último Congreso de su partido, que una de las tareas del momento sería apuntar hacia construir un “Partido de Trabajadores” (PT). El otro punto fue el planteo de la necesidad de intervenir electoralmente en apoyo al FIT-U como tarea primordial del sindicalismo combativo. 

Si bien ambas polémicas recibieron respuestas por parte de las y los compañeros de Izquierda Socialista en el mismo evento, dado que los intercambios continúan, nos proponemos ampliarlos fraternalmente, en el camino de seguir de forma unitaria construyendo este nuevo Plenario y desplegando la campaña electoral del Frente de Izquierda aprovechando la coyuntura de agravamiento de la crisis política del gobierno.

PTS: ¿hacer un PT con sectores de la burocracia sindical peronista?

Es un lugar común en un debate entre trotskistas señalar que “la cuestión del partido obrero nunca ha sido una cuestión de “principio” para los marxistas revolucionarios”, como fuera señalado por León Trotsky en “El problema del partido obrero” en 1938. Se trata de una cuestión táctica. Digamos, además, que dicho texto que el PTS hizo circular en los últimos días en sus redes de difusión, refleja una propuesta para una coyuntura profundamente distinta a la que atravesamos en la actualidad. Trotsky les proponía a los militantes del SWP (siglas en ingles del PST-Partido Socialista de Trabajadores)  estadounidense que intervengan en pos de la puesta en pie de un Labour Party, partiendo de reconocer la lentitud del proceso de construcción del propio SWP como partido revolucionario, pero sobre la base de que existía en ese momento un movimiento real, de sindicatos que agrupaban a millones de trabajadores que rompiendo con estructuras previas, tenían conducciones burocráticas/reformistas que se habían propuesto construir un partido de la clase a partir de esas organizaciones. De hecho, Trotsky comienza el intercambio ratificando como correcto haber rechazado la iniciativa del PT en los mismos Estados Unidos, años antes, cuando ese movimiento no existía. En la Argentina, hoy, por fuera de las ideas del PTS e “Ideas de Izquierda”, no existe ese proceso. 

El texto de Lizarrague especula con la posibilidad en abstracto de que puedan ir para ese lado desplazamientos dentro de la burocracia sindical peronista como el “Frente de Lucha por la Soberanía, el Trabajo Digno y los Salarios” que (siempre según Lizarrague y el PTS) tiene “el proyecto de construir un reagrupamiento más combativo que los ubique como interlocutores de los distintos gobiernos y partidos”. ¿De quién se trata? De personajes como Juan Carlos Schmid de Dragado y Señalamiento y presidente de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), uno de los principales garantes de la desmovilización durante el gobierno de Alberto Fernández, y de otros tantos como Hugo Yasky y “Cachorro” Godoy, cabecillas las CTA que vienen bloqueando y hasta atacando la lucha de estatales y docentes en todo el país, con fraudes electorales de por medio incluídos (Amsafe). Se trata, por si fuera necesario aclararlo, de experiencias sindicales y políticas que en ningún momento plantearon una ruptura con el peronismo y que hoy son parte de sus listas en todo el país. 

En realidad, respecto del PT, el PTS reconoce que “no hay aún no hay tendencias en los sindicatos que defiendan un proyecto de este tipo”. La diferencia entre si existe esa tendencia o si pudiera llegar a existir, parece un problema gramatical, pero es un problema político de primer orden para una definición táctica, para una política concreta, situada en la coyuntura actual. 

Para quienes aquí quieran adentrarse más en la dimensión teórica de esta distinción, las y los invitamos a leer la polémica de Nahuel Moreno con Ernest Mandel desarrollada en “El Partido y la Revolución” (1974, ver en www.nahuelmoreno.org), en particular el capítulo “Programas y consignas: su relación con las necesidades y conciencia presentes del movimiento de masas”. Moreno debatía con la propuesta mandelista de elaborar consignas acordes a una especulación sobre el “nivel futuro” de conciencia de la clase trabajadora, y no en base a sus necesidades políticas y nivel de conciencia en tiempo presente. Moreno en esa polémica recuperaba al Trotsky que afirmaba: “nuestra tarea no consiste en hacer predicciones mirando el calendario sino en movilizar a los obreros alrededor de consignas que surgen de la situación política. Nuestra estrategia es de acción revolucionaria, no de especulación abstracta” (Trotsky, “Por una estrategia para la acción, no para la especulación”, Carta a los amigos de Pekín, 3/10/1932). 

La propuesta del PTS de adaptarse a un potencial movimiento futuro en el nivel de conciencia de la clase trabajadora hacia la búsqueda de un PT, claramente invoca esa influencia en el mecanismo de razonamiento mandelista hacia la búsqueda del calendario de un porvenir incierto, en vez de basarse en las tareas concretas del presente. Agreguemos, en este caso, que dicho desplazamiento futuro resulta altamente improbable si nos basamos en los ejemplos de la burocracia peronista que proponen. 

Retomamos, si no existe ese proceso de ida hacia la construcción del PT y se trata, únicamente, de una intervención de propaganda, cosa que el PTS parece reconocer al decir que el objetivo es “ampliar el imaginario” de los trabajadores, en vez de embellecer y depositar expectativas en desprendimientos del PJ, ¿no es conveniente hacer propaganda, una intervención pedagógica, sistemática y paciente, por la necesidad de construir partidos revolucionarios y el FIT Unidad? 

Esto último es lo que le respondió nuestra compañera Mariana Scayola, secretaria general de Ademys en el cierre del Plenario Nacional. Porque existe otra diferencia fundamental entre la propuesta de Trotsky al SWP en Estados Unidos a fines de los ‘30 y nuestra coyuntura presente: la existencia del FIT Unidad y sus organizaciones, con presencia en todo el país, doce años de intervención parlamentaria y en las calles, y decenas de sindicatos, tal como demostró el Plenario Nacional del 16 de agosto. Desde ya que se trata de una experiencia aún minoritaria, ¿pero acaso la tarea del momento es dejar de impulsar la construcción de partidos revolucionarios con centralismo democrático para pasar a construir reagrupamientos con un programa mínimo junto a desprendimientos de la burocracia sindical peronista? 

En suma, creemos que la propuesta del PT va a contramano de la experiencia política que se está haciendo con una ultraderecha que se dedica diariamente a atacar al “socialismo” como origen de todos los males. El gobierno ultraderechista, ante la crisis de los partidos patronales de la Argentina y el desastroso gobierno peronista del Frente de Todos, trata de lograr correr el debate político e instalar en sectores de masas y populares una propuesta política reaccionaria que más temprano que tarde va a estallar. Más que nunca es necesario aprovechar el agravamiento de la crisis del peronismo para realizar una intervención sistemática que explique que el gobierno de las y los trabajadores en camino al Socialismo es la única alternativa posible ante la catástrofe a la que nos está empujando una seguidilla de gobiernos arrastrados al FMI. Algo que la campaña en abstracto por el PT rebaja y aleja.

Recordamos para las y los compañeros que se suman ahora a estas polémicas, que cíclicamente, en las últimas dos décadas, en el marco de su objetivo primordial de construir el PTS, el PTS lanza campañas políticas en torno a construcciones partidarias, sea en forma de campaña por un PT de tipo laborista o sea en forma de Partido Unificado de las organizaciones revolucionarias trotskistas. Suele tratarse de grandes anuncios, a veces acompañados por manifiestos, y luego falta de voluntad de profundizar los debates hasta el final. Tal como pasó ante nuestra respuesta de su última invocación a la unificación partidaria del FIT-U. 

En 2019, el último de estos eventos, el PTS lanzó una carta a los partidos del Frente de Izquierda Unidad con una propuesta que desde ya que puede sembrar expectativas en una gran franja de activistas: que los partidos que hace más de una década sostenemos en pie la unidad de la izquierda en el terreno electoral avancemos hacia una unificación política. Desde Izquierda Socialista respondimos afirmativamente, proponiendo pasos concretos hacia un Frente Único Revolucionario de las organizaciones del Frente de Izquierda, pero lamentablemente la iniciativa quedó en la nada (Carta de Izquierda Socialista en respuesta al PTS: Ratificamos nuestras propuestas para dar pasos hacia un partido unificado).

Desde ya que no discutimos que el PTS está en todo su derecho de impulsar las tácticas (aunque a veces parezcan más bien maniobras) que considere necesarias para construir su organización. Lo que queremos discutir es si lo que en este momento proponen responde a las necesidades actuales de la clase trabajadora y el socialismo revolucionario en nuestro país. En concreto, si se trata de las tareas que deben debatir el nuevo reagrupamiento del sindicalismo combativo junto a los movimientos piqueteros independientes y las y los jubilados en lucha y el Frente de izquierda.

La disputa electoral

Con insistencia, y como si no fuera contradictorio con su propuesta anterior, el PTS intervino en el Plenario Nacional del nuevo reagrupamiento para plantear que era importante definir en el programa del encuentro el voto al FIT-U en las próximas elecciones. Es decir, mientras se promueve un Partido de Trabajadores con un programa mínimo que no incluye pronunciarse por una alternativa de izquierda revolucionaria en las elecciones, si se le fue a pedir dicho requerimiento a un evento en el que la gran parte de sus referentes eran candidatas y candidatos del FIT Unidad, acusándolos de querer “atrasar el debate político” si dicha definición no se imponía. 

Correctamente, el Plenario Nacional resolvió no tener entre sus requisitos de integración pronunciarse por el voto al FIT-U manteniendo el programa que se votó, que es independiente de los gobiernos, las patronales y la burocracia sindical. Lo contrario le hubiese puesto un techo no solo a la convocatoria de este nuevo primer Plenario Nacional y la conformación de la mesa de Coordinación, sino a la posibilidad de que, justamente, nuevos sectores provenientes de otras experiencias políticas puedan sumarse a la lucha en común contra el ajuste, la represión y la motosierra en todas sus variantes y dar pasos para la construcción de una nueva dirección combativa y democrática para la clase trabajadora. Fueron, en ese sentido, muy importantes las participaciones en el encuentro de los compañeros de Adosac y el Sindicato Químico y Petroquímico de Río Tercero Córdoba, y en ese camino hay que seguir impulsando la ampliación del Plenario. 

Ahora bien, nos parece también importante señalar, que lo que “atrasa” en todo caso es la igualación entre “debatir política = debatir elecciones”. Para nosotras y nosotros, desde Izquierda Socialista, es profundamente político y estratégico apuntar la construcción de coordinadoras de este estilo no solo en un sentido “defensivo”, para enfrentar los ataques de los gobiernos de turno, sino también, en la perspectiva de la pelea por el propio gobierno de las y los trabajadores. 

Ante miles y miles en todo el país discutimos cotidianamente “¿y si se cae este gobierno, qué queremos que venga después?”. Y la respuesta no puede ser sólo: “la izquierda”. Peleamos porque agotada la experiencia con los partidos patronales podamos imponer un gobierno de la clase trabajadora que construya sus propios organismos para reorganizar la economía y la sociedad en su conjunto. Las coordinadoras democráticas y de lucha son una herramienta clave en ese camino, y en combinación por la pelea por una nueva dirección política y sindical para la clase trabajadora. Son estos organismos propios de la clase trabajadora desde donde van a poder surgir las instancias donde discutir cómo reorganizar la industria, la educación, la salud, el transporte, la relación con la naturaleza y los bienes comunes, etcétera. Por eso, hace más de cincuenta años que en nuestro país reivindicamos la pelea de la corriente trotskista morenista por las “coordinadoras”, y por eso instamos al conjunto de las organizaciones revolucionarias a desarrollarlas, respetar y cuidarlas cuando comienzan a ponerse en pie, sin hegemonismos ni ultimatismos de ningún tipo. 

Avancemos en unidad sobre las tareas concretas del presente

Queremos cerrar este artículo sí señalando un punto de acuerdo de caracterización, que de hecho es el que según plantean las y los compañeros del PTS motiva su propuesta: la crisis política del gobierno de Milei, en el marco del descalabro de la situación política a nivel mundial, avanza con mayor velocidad que la que tiene el crecimiento de nuestras organizaciones revolucionarias. Pero creemos que justamente por eso, confundir las tareas que plantea ante la profundización de la crisis del gobierno ultraderechista coimero y el crecimiento de las peleas contra la motosierra de Milei y el FMI, solo va a agravar ese desfasaje y llevarnos a desaprovechar las oportunidades que nos abren el actual debilitamiento tanto de la ultraderecha, como del peronismo en todas sus variantes y su burocracia sindical, también en todas sus variantes (CGT o CTA).

De allí que saludemos como muy positivo que en esta nueva etapa los cuatro partidos del Frente de izquierda (después de largos debates) estemos impulsando un nuevo reagrupamiento con el Plenario Nacional y su mesa de coordinación. Tenemos una gran herramienta para desarrollar y salir a acompañar las luchas en curso para que triunfen, pelear por romper el pacto de la CGT con el gobierno y reclamar un paro de 36 horas contra la Motosierra de Milei, los gobernadores y el FMI, postulando una nueva dirección combativa y democrática para la clase trabajadora. En la coyuntura inmediata, el gobierno ha recibido un golpe muy duro, no solo con las denuncias de corrupción, sino con los logros parciales que las peleas de discapacidad, Garrahan y universidades le impusieron al Congreso. La nueva coordinación puede ser un puntal importantísimo postulándose con la nueva jornada nacional del 12 de septiembre y en cada lucha. 

Una de las principales tareas es aprovechar al máximo la actual coyuntura política para fortalecer al Frente de Izquierda como alternativa política tanto en las calles como en las elecciones de la provincia de Buenos Aires del 7 de septiembre como en las generales del 26 de octubre. En ese camino, nuevamente señalar como debate pendiente, que el salto organizativo que corresponde a la actual etapa política no es un PT con desprendimientos de la burocracia sindical peronista, sino un Frente Único Revolucionario a partir de las organizaciones que componemos el FIT-U, tal como propusimos en la declaración citada anteriormente, hacia la posibilidad de un partido revolucionario unificado. 

Por último, pero no menos importante, con todo y en unidad, sigamos acompañando la lucha del pueblo palestino contra el genocidio que impulsa el Estado de Israel. Todo el apoyo a la Flotilla que buscará romper el bloqueo para poder ingresar ayuda humanitaria a Gaza. Ruptura de relaciones económicas, políticas y diplomáticas con el estado genocida. Fuera Mekorot de Argentina. Palestina libre, del río al mar.