Escribe Federico Wagner

A quince años del asesinato del maestro Carlos Fuentealba, organizaciones docentes opositoras a la conducción Celeste de Monserrat y diferentes colectivos de conflictos educativos que recorren la provincia, marchamos de forma unitaria bajo la consigna “La lucha es una sola. Carlos Fuentealba presente”.

Schiaretti y su ministro Grahovac venden que tienen como prioridad la educación, pero la realidad es lo contraria. A los problemas que existían y fueron agravados con la virtualidad, se suma las consecuencias del mayor ajuste que implican el robo salarial, el avance precarizador y la escasez de presupuesto. Todo bajo la complicidad de la burocracia. Tal es así que la miserable propuesta salarial, hoy ya superada por la galopante inflación, fue aprobada por ellos con muy escaso márgen, mostrando que la traición va acompañada de su propio desgaste. Otro tanto sucede con las condiciones de trabajo: pelean las docentes de inicial por el recupero de su jornada de pre pandemia, los de adultos contra el intento de cierre de cursos y distintos sectores fuertemente afectados por el recorte en el alcance de títulos.

La marcha del 4 de abril fue la primera expresión de la unificación que debemos seguir desarrollando, con otros problemas existentes, e incorporando con fuerza la necesidad de un aumento salarial de emergencia.