Print this page

Ecuador: en las calles se respira la tragedia

Escribe Adolfo Santos

“Mi papá se murió hace cuatro días, está hinchado, está apestando, no se puede aguantar a mi papá aquí”, así suplicaba Verónica Bone a las autoridades sanitarias de Guayaquil. Como en un escenario de guerra, los cadáveres se agolpan en las morgues de los hospitales y cementerios, que están abarrotados y sin capacidad para recibir más cuerpos. Es posible, incluso, encontrar muertos abandonados por los familiares en las calles, tapados con sábanas o plásticos.

En esta importante ciudad portuaria sobre la costa del Pacífico, de más de 2,5 millones de habitantes, la tragedia parece más desoladora. La situación se torna desesperante por las largas filas de los familiares que solicitan el retiro de los cuerpos de sus hogares, o cuando tienen que reconocerlos. Cementerios que normalmente recibían treinta muertos por día ahora deben encargarse de enterrar a más de cien y no dan abasto.

Se comenta que el contagio masivo se debe a la vuelta de gran cantidad de migrantes que en esta época regresan de Europa, principalmente de España. Sin duda esto es parte del problema. Pero, según médicos y sanitaristas, los estragos que está causando la pandemia en Ecuador se deben a la falta de disponibilidad del test para detectar el Covid-19, lo que dificulta la toma de medidas preventivas. Son falencias propias de un país con gobiernos patronales que vienen vaciando la salud pública para atender las exigencias del FMI y de los grandes empresarios.

En 2019 los campesinos, indígenas y trabajadores, en una potente demostración de fuerza, doblaron el brazo del gobierno y el FMI. En estos días se han retomado las protestas contra las autoridades exigiendo medidas contra la pandemia. Apostamos a esa movilización para obligar al gobierno a colocar todos los recursos al servicio de la salud pública y superar esta tragedia.